viernes, 21 de diciembre de 2012

STEPHEN CRANE [8908]



Stephen Crane



Stephen Crane
Stephen Crane (Newark (Nueva Jersey), 1 de noviembre de 1871 - Badenweiler (Alemania), 5 de junio de 1900), fue un escritor y periodista estadounidense, influyente en la literarura del siglo XX.

Crane fue el decimocuarto y último hijo de un matrimonio perteneciente a la Iglesia Metodista. En 1890 se trasladó a Nueva York para trabajar por su cuenta como reportero de los barrios bajos, trabajo que junto a su pobreza le proporcionaría material para su primera novela.
Maggie: una chica de la calle (1893) fue su novela inicial, que publicó con seudónimo y tuvo que costear él mismo; mereció los elogios de varios escritores, pero no tuvo éxito comercial (hoy es un clásico).
A ella la siguió El rojo emblema del valor (1896), un relato fuertemente lírico y realista sobre la guerra civil estadounidense, que sigue siendo reconocida internacionalmente como un estudio psicológico, certero y profundo de un soldado joven. Pues cierto episodio de la guerra civil está descrito desde su interioridad (la obra, de constantes reediciones, fue llevada excelente al cine por John Huston).
A pesar de que nunca vivió experiencias militares, la descripción de las duras pruebas de combate que revelaba en su obra (basada en documentación e imaginación), indujo a varios periodistas estadounidenses y extranjeros a contratarle como corresponsal en la Guerra de los Treinta Días (guerra greco-turca de 1897) y en la Guerra Hispano-Estadounidense (1898).
En 1896 el barco en el que acompañaba a una expedición de Estados Unidos a Cuba, naufragó y estuvo cuatro días a la deriva, lo que a la larga le ocasionó una tuberculosis. Estas experiencias las plasmó en el libro de cuentos The Open Boat and Other Tales (1898). En 1897, se estableció en Inglaterra, donde hizo amistad con los escritores Henry James y Joseph Conrad, quien alabó su gran novela.
Poco antes de su muerte, apareció probablemente su libro más popular, Whilomville Stories (1900). El naturalismo de Crane no es tan desesperado como el de Émile Zola y se halla además transido de un fuerte lirismo.
Escribió un total de doce libros hasta morir de tuberculosis, a los 28 años, en Badenweiler (Alemania). Una sátira del temperamento romántico que dejó inacabada, The O'Ruddy, fue concluida por Robert Barr y se dio a conocer en 1903.

Traducciones recientes

El monstruo, Alba, 1997 ISBN 978-84-88730-29-9, relatos: "Un experimento sobre la miseria", "Un experimento sobre el lujo", "El bote salvavidas", "La novia llega a Yellow Sky", "El hotel azul", "El monstruo", La navaja", "Un episodio de guerra".
Heridas bajo la lluvia: un relato de la guerra de Cuba, Rey Lear, 2006 ISBN 978-84-935245-0-0
Los jinetes negros, Hiperión, 2005 ISBN 978-84-7517-831-8
El hotel azul, Navona Editorial, 2009 ISBN 978-84-92840-00-7, relato
Historias de Nueva York, El Olivo Azul, 2010 ISBN 978-84-92698-03-5, cuentos
Maggie: una chica de la calle, Navona, 2010 ISBN 978-84-92840-08-3
El bote abierto, Veintisiete Letras, 2011 ISBN 978-84-92720-13-2, cuentos
La Roja insignia del valor, Nuevas Ed. Bolsillo, 2012; y Rey Lear, 2011 ISBN 978-84-92403-66-0




UN HOMBRE VIO EN EL CIELO UNA BOLA DE ORO

Un hombre vio en el cielo una bola de oro
se subió a cogerla
y al fin la logró—
era de barro.

Y ahora viene lo más extraño:
cuando el hombre volvió a la tierra
y miró otra vez,
ay, allí estaba la bola de oro.
Y ahora viene lo más extraño:
era una bola de oro.
Ah, por quién, que era una bola de oro.







YO VI A UN HOMBRE PERSIGUIENDO AL
HORIZONTE

Yo vi a un hombre persiguiendo al horizonte;
corrían y corrían dando vueltas.
Yo me quedé pasmado.
Lo increpé al hombre.
“Es inútil”, le dije,
“nunca podrás—”
“Mentira”, gritó,
y siguió corriendo.







HABÍA UN HOMBRE CON UNA LENGUA DE PALO

Había un hombre con una lengua de palo
que ensayó cantar,
y en verdad fue lamentable.
Pero hubo uno que oyó
el matraquear de su lengua de palo
y entendió lo que el hombre
quería cantar,
y con ello el cantor se fue contento.







UN SABIO

Un sabio se me acercó una vez.
Dijo: “Yo conozco el camino —ven”.
Y yo me llené de gozo.
Nos apresuramos los dos.
Pronto, muy pronto nos encontramos
donde los ojos no me valían para nada,
y desconocía el rumbo de mis pies.
Me aferré a la mano de mi amigo;
pero al fin él gritó: “Estoy perdido.”

Traducciones: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal






"Behold, the grave of a wicked man"

Behold, the grave of a wicked man,
And near it, a stern spirit.
There came a drooping maid with violets,
But the spirit grasped her arm.
“No flowers for him,” he said.
The maid wept:
“Ah, I loved him.”
But the spirit, grim and frowning:
“No flowers for him.”

Now, this is it —
If the spirit was just,
Why did the maid weep?





"I saw a man pursuing the horizon"

I saw a man pursuing the horizon;
Round and round they sped.
I was disturbed at this;   
I accosted the man.
“It is futile,” I said,
“You can never —”

“You lie,” he cried,   
And ran on.






"Once there came a man"

Once there came a man
Who said:   
“Range me all men of the world in rows.”
And instantly   
There was a terrific clamor among the people
Against being ranged in rows.
There was a loud quarrel, world-wide.
It endured for ages;
And blood was shed
By those who would not stand in rows,
And by those who pined to stand in rows.
Eventually, the man went to death, weeping.
And those who stayed in the bloody scuffle
Knew not the great simplicity.





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