jueves, 19 de julio de 2012

7290.- FRANCISCO BITAR


FRANCISCO BITAR
Nació en la ciudad de Santa Fe, ARGENTINA en 1981, donde reside. Publicó plaquetas con poemas propios y traducciones y los libros Negativos (2007), El olimpo (2010) y Ropa vieja: la muerte de una estrella (2011). Tradujo a Jack Spicer (Quince proposiciones falsas contra dios, 2008). Editó, junto a Sergio Delgado, la obra poética completa de Juan Manuel Inchauspe.


DESPERTAR EN ALGÚN PUNTO

Despertar en algún punto del año 
en que todas las cuerdas del cuerpo están tensadas
bajo la luz sin temperatura que viene de la calle

torcido en el colchón

confundido con una noche larga de viaje 
en la que el frío se filtraba 
por los agujeros del auto

o es un sueño oscuro 
con la respiración por única imagen 
o sueño que mis ojos son ventanas 
cubiertas por bolsas de consorcio 
que se hinchan con el viento

Al prender la luz
la habitación se corta detrás de la lámpara
y hace pensar en todo lo que falta
para recibir el cuadro completo:
del suspiro en el teléfono,
el viaje de una respiración por la línea
sin demoras por encima
de paradas de taxi, farmacias de turno;
de los ladrillos cargados al sol durante la tarde,
el aura roja de la noche
depositada en el centro de los cuartos
Calle larga con luna y antenas
de televisión brillando en lo alto
Bajan hilos plateados de las constelaciones

La mitad de una bolsa de carbón 
es suficiente para hacer la noche

para que empiece a brotar la corriente 
de agua negra que baña las piedras 
en los pasillos dejados por los objetos.

(el olimpo, Segunda Parte,
Colección Chapita,2009)





(la remera)

La remera puesta a secar
vuelve al cuerpo
polinizada estos días
y cuando la cabeza
se mete como serpiente
en esto que por un segundo
es un túnel opaco
y hace fuerza para salir
y sale por el cuello,
queda flotando el polen
de mi lado de la cama
bajo la luz de la lámpara

- Llegué tarde, perdoname, es el reloj

Hay poemas impagos, mi amor 
y un cajón lleno de medicamentos 
en general no más de un paso entre los objetos 
y un frizer oxidado donde todo 
lo sólido
se deshiela.





BLIND LOVE MOVIE

Imaginate un ciego
arriba de un colectivo
sus lentes de ciego te reflejan
de fondo un cartel con tres ciudades
y los kilómetros que faltan quedan atrás
el ciego -inexplicablemente- se relaja

¿Para qué viaja el ciego?
comprendés con creciente entusiasmo
que cada ciudad tiene su propia música, su propio acento;
el movimiento - la velocidad al cubrir las distancias -
aparece como un asunto importante en este sentido:
no son lo mismo capitales y provincias
el centro y los suburbios
el derrumbe de estos últimos años
el estado actual del observador:
todo es un matiz al lado de la sordera del viaje

El ciego baja del colectivo; 
abrió su camisa hasta el tercer botón 
para agrandar al máximo de lo permitido 
las partes desnudas entre la ropa. 
Ahora pensás que sí te quedaras ciego 
también vos te dedicarías a viajar 
(solamente luego de superar 
toda ¡dea de suicidio).
Después de todo: qué es la muerte para un ciego? 
que sea un taxi con los faros apagados 
que viaja hasta el brazo extendido de una chica 
y que, por favor, termine de una vez esta película 
que se me hizo larga, larguísima.

Pero también nos dejamos ver. 
Desde las partes del cuerpo 
que no tienen nombre 
(lápiz de laca blanca 
que, letra por letra, borra las palabras) 
nos sumamos al mundo al tocarlas. 
Estuvimos drogados y al abierto 
todo aquel viaje y cuando nos fuimos 
no quedó otra cosa de nosotros 
que el pasto seco abajo de la carpa 
y el espacio sin llenar en la mochila 
que llevamos atestada.





PELIGRO CONSTRUCCIÓN

Arriesgamos un proyecto de nuestra casa,
nada tan real
como para que fuera cierto
nada tan hipotético
como para que no sea posible;
desde el cartón laminado
en la base de la maqueta,
las manos escamadas
del pegamento sobrante,
la forma es: improvisar como chicos
llegar bien lejos y de ahí para acá
cortar lo que no sirve
total todo lo que se muere
vuelve a crecer en alguna parte

Con las sobras del ferrocarril
probamos nuestra resistencia:
rieles por vigas, en los paneles
la lista de los viajes que ya no haremos
el pasillo entre andenes
donde trenes que van y vienen
nos dejan sin apoyo

Vos te dormiste
y lo que queda es mi diseño:
una conversación al azar termina revelando
que ambos dudábamos al principio;
el desprendimiento de una plancha
de revoque pintado sin que el perro
deje de humedecer el piso con su aliento
y a lo lejos la sensación de lo encontrado
al buscar otra cosa, el miedo súbito
de que si te sigo mirando fijo
podría hacer que despiertes.







Un domingo

Un domingo de porrón
extinguiéndose de a poco
minuto a minuto en el cuerpo.

Las nubes están listas para el uso
Las nubes se pueden contar
Las nubes son ideas
que llegan desde las casas altas
y se pierden por el lado del río
para aparecer camino de la costa
en su orden original.

Cuando el día haya pasado
quedará la sensación
de haber cerrado de la misma forma
todas las noches del verano:
rodeando un incendio
para llegar a la casa.

No hay remate.

La muerte de una estrella, Ediciones Stanton, 
Buenos Aires, 2011





SI ESTÁS solo en tu casa
una ciudad crece en el patio
el té tiene gusto a una frase bien hecha
en los objetos resplandece el último uso:
la sábana trabajada de dormir vestido
la alfombra del baño
donde juntaron los pies descalzos
mujeres sin amor

Si estás solo en la casa
y se viene la noche, cuidado:
nunca vi un gato
caer de otra forma que parado
en cambio vi a muchos hombres
caer de cabeza
lo que obliga a saber con precisión
si uno está solo como un gato
o solo como muchos hombres

Un cambio de estación
es un viento nocturno
que agita el altillo
de todos los amores superados

Si tu casa quedó sola
no te acerques a las puertas

Hay más frío cerca de las puertas.

El Olimpo. Segunda parte, Colección Chapita, Buenos Aires, 2009




De las fuerzas supremas a las fuerzas elementales

Día ventoso, nubes dóciles
perdiéndose hacia el oeste
por la zona de los hospitales
donde a último momento se las confunde
con la cama vacía de alguien
que se recuperó de una enfermedad
o de otro que usó la suya
hasta las últimas consecuencias.
Es un aire donde una chica
podría apoyar su vestido y hacerlo flotar,
sopla para nosotros, oh dios de las bombachas.
En la puerta de las lavanderías
se siente al pasar
el vapor tibio de las planchas
al contacto con la tela
y el efluvio te arrastra a pensar
en los méritos necesarios
para ganarse la ropa limpia,
una mujer, una cuerda donde secarla,
sobre todo un caudal suficiente
para mezclarlo con jabón.
Como ocurre con el cuerpo
el 70% es agua,
con el 30 real
he arruinado mi vida.





El cielo es uno solo pero está en movimiento

Puedo ver tu edificio desde acá,
los pasillos oscuros por donde anda el viento
y la fila de matafuegos rojos
que aparecen uno encima del otro
cuando alguien activa la luz.
En tu departamento
un plato y un vaso puestos a secar
brillan con la luna
que entra por la ventana,
dos guantes celestes de lavar
cuelgan sin aire de la canilla
y desde la cocina se escuchan
las paletas del ventilador
mientras tus oídos están vueltos
a lo que se dice en sueños.
Puedo perderme en todo esto,
pensar: mañana, cuando encuentres
las sillas separadas de la mesa,
pero ahí está tu edificio
uno de los más altos 
de toda la ciudad
y si quisiera volver al mismo lugar
podría guiarme por el cielo
donde siempre a esta hora
dos aviones que vienen
de océanos opuestos
trazan una curva al fondo
y se cruzan en la noche.





Recordando a los clásicos

Llegan las noticias
sobre el fracaso de la cosecha
desde la radio del vecino;
las vacas se miran con ojos asesinos,
los cereales perdieron a su divinidad.
El servicio meteorológico pida disculpas
por las falsas expectativas
que despertó en las colonias
pero se excusa también
ante la fe de los ciudadanos.
Prometen para esta noche
un viento del sur pasando
entre los autos que al cabo de la jornada
saben perfectamente adónde dirigirse
y para los que están en la cama
oliendo la humedad
que llega de sus calzoncillos,
se terminaron las preocupaciones:
la cortina va a hincharse en un rato
y va a rozar con esa curva 
del estante de los clásicos,
desde el lomo despellejado de Homero
al único tomo 
que hay de la Comedia,
un poco de viento
que devuelve a casa
las naves de Odiseo,
un poco de aire fresco
para Dante
en el infierno.

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