miércoles, 19 de marzo de 2014

GIUSEPPE GIOACHINO BELLI [11.287]


Giuseppe Gioachino Belli

Giuseppe Francesco Antonio Maria Gioachino Belli (Roma, 7 de septiembre de 1791 - 21 de diciembre de 1863), poeta italiano.

Hijo de un contable, fue él mismo contable y empleado del gobierno pontificio y, responsable de la censura artística en 1850, hizo prohibir la difusión de las obras de William Shakespeare en Italia. Vivió una existencia tranquila y retirada. En sus últimos años renegó de su poesía por irreligiosa. Aunque escribió en la lengua oficial itialiana bastantes obras, sobre todo adaptaciones de textos sagrados, el descubrimiento de la obra del poeta en dialecto milanés Carlo Porta le resolvió a emprender la parte más interesante y considerada de su obra está escrita en dialecto romanesco y se agrupa en un volumen que nunca fue publicado en vida de su autor, los Sonetos romanescos, dos mil doscientos elaborados en dos lapsos relativamente breves, entre 1830 y 1839 y entre 1843 y 1847. Describen la vida, acontecimientos y rincones de Roma como un vasto diario, con frecuencia satírico, de un mundo corrompido. Su estilo es fogoso, violento y desesperado, e intenta recuperar la lengua popular, el lenguaje vivo de las gentes de Roma, escapando del rígido formalismo clásico.






LA SANTÍSIMA TRINIDAD

«Cá cosa tié en el mundo su porqué,
hermano» ayer me dijo fray Simón:
«a un becerro en Judea daban fe:
aquí, a un viejo, un borrego y un pichón.

El viejo es Padrediós con su tupé,
que es uno, cuando dos o tres no son;
Cristo figura de cordero fue,
que se dejó apiolar de mansurrón;

y el pichón quié decirnos que, si un tanto
la jaula de la fe se le destapa,
adiós pichón, y allá Espiritusanto;

y luego esos doztrinos de la trapa
corren tras él, a ver si con un canto
le atinan al cogote y no se escapa»

Tomado de 47 sonetos romanescos (Giuseppe-Gioachino Belli), con las versiones de Agustín García Calvo. Editorial Lucina, Zamora, 2006.


LA SANTISSIMA TRINITÀ

«’Gni cosa ar monno ha er zu’ perché, ffratello»,
me disse marteddí Ffrà Ppascualone:
«li ggiudii adoraveno un vitello,
noi un boccio,una pecora e un piccione.

Er boccio è ’r Padreterno cor cappello,
che nnascé avanti all’antre du’ perzone;
e Ccristo è la figura de l’agnello,
che sse fesce scannà ccome un cojjone.

E ’r piccione vò ddí che ttanto cuanto
che la gabbia der crede ce se schioda,
addio piccione, addio Spiritossanto.

E allora sti dottori de la bbroda
currino appresso a mmetteje cor guanto
un pizzico de sale in zu la coda»




Los gatos de la inquilina

Pero en serio, en serio, eh, seora Nina,
¿No podemos terminarla con los gatos?
Anoche me rompieron cuatro platos
Y hoy me han cascado una terrina.

Mientras uno se carga la gallina,
Otro emporca la cama recién hecha...
Y siempre es preciso que acometa
Para echarlos a escobazos de la cocina.

Hoy, el más chico me ha arañado,
¿Y por qué debo sufrir todos estos daños?
¿Por su altillo de par en par abierto?

Cuando las cosas se dicen una, dos
Tres, cuatro veces, parece demasiado.
Téngase usted en su casa a los gatos.

Tutti i sonetti romaneschi, a cura di Marcello Teodonio, Roma, 1998
Versión: Jorge Aulicino




Li gatti dell'appigionante

Ma ddavero ddavero, eh sora Nina
Nun volemo finilla co sti gatti?
Jerzera me sfassciorno quattro piatti:
Oggi m' hanno scocciato una terrina:

Uno me te dà addosso a la gallina:
L'antro me sporca li letti arifatti...
E oggnisempre bbisoggna che commatti
A ccaccialli a scopate da cuscina.

Ecco, er pupo oggi ha er gruggno sgraffiggnato,
E pperché ho da soffrì ttutti sti guasti?
P' er vostro luscernario spalancato?

Quanno le cose sò ddette una, dua
Tre e cquattro vorte, me pare c' abbasti.
Lei se tienghi li gatti a ccasa sua.



de Luigi Giuliani. Edición bilingüe.
poesía Hiperión, 640. 
248 páginas. 
ISBN: 978-84-9002-09-8
1.ª edición, 2013. 248 páginas.

En el clima de cerrazón cultural de la Roma del Papa, Giuseppe Gioachino Belli (1791-1863), un oscuro empleado de la administración pontificia frecuentador de polvorientas academias literarias, escribe de forma semiclandestina 2.279 sorprendentes sonetos en romanesco, el dialecto de su ciudad. En cada uno, un narrador en primera persona nos habla de sexo, violencia, religión, y de la miseria, la muerte y los abusos del poder, ejecutando una vasta diversidad de registros, desde la comicidad más desenfrenada a la más intensa meditación filosófica.
El conjunto de sus versos constituye una obra polifónica, impactante, atemporal, de altísima calidad poética, un caso muy peculiar de uso literario de una lengua subalterna que nos da una visión “desde abajo” de las grandezas y miserias de una ciudad y nos revela los impulsos más íntimos y ocultos de nuestras conciencias. Estamos, en fin de cuentas, ante una obra cumbre de la poesía europea de todos los tiempos, que aquí presentamos por primera vez en una antología anotada para el lector español.




LOS HERMAFRODITOS

  Hermafroditos son (puesto que quieres
ya devanarte el seso en este asunto)
como mitades de hombres y mujeres
que alguna encantadora pegó juntos.

  Ellos son macho y hembra al mismo tiempo       
y cuando entran en celo entonces tienen
coño y polla dispuestos para el uso
y pueden recibir y dar el semen.

  Poder pegarse y hacer el amor
con cualquiera que tengas por delante                 
¿no te parece un don que da el Señor?

  Es al revés de lo que pasa a tantos
que, aunque honestos, legales y decentes,
no consiguen follar ni con los santos.



Desde el mismo corazón de la fe cristiana salió una de las obras más satíricas, irónicas, críticas, sarcásticas y cómicas sobre el mundo católico y fustigadoras del poder. La escribió el gran poeta italiano Giuseppe Gioachino Belli: 2.279 sonetos en romanesco, el dialecto de Roma en el siglo XIX. La editorial Hiperión ha hecho una edición bilingüe bajo el título de 99 sonetos romanescos.
Belli (1791-1863), considerado uno de los mejores poetas italianos del XIX junto a Giacomo Leopardi, era un empleado del Vaticano amante de la escritura y que además creó este acercamiento literario al mundo católico y su poder pontificio de manera semiclandestina.
A cargo de Luigi Giuliani, el libro no sólo resulta placentero en su lectura, por la gracia e ingenio de Belli, sino que también es una breve y excelente clase de historia sobre la cultura, la política y el poder de la época para entender mejor el contexto en que fueron creados los sonetos. Además, cada uno de ellos va acompañado de anotaciones que aclaran o amplían intenciones o significados de la obra. En la escritura de Belli, dice Giuliani en la introducción, "el romanesco se configura como una lengua dotada de un poder liberatorio de las inhibiciones personales y de las convenciones sociales"
Religión, fe, violencia, sexo, poder, abusos, vejez, pecados, son algunos de los temas de Belli en este registro.
Winston Manrique Sabogal, El País, 26 de marzo de 2013.
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/26/actualidad/1364314200_501272.html

Giuseppe Gioachino Belli, heterodoxo y prolífico poeta decimonónico italiano, un punto filipino capaz de desvalorizar y desmitificar todo, salvo la muerte niveladora, a tenor de los '99 sonetos romanescos' (Hiperión) seleccionados entre los más de dos mil que escribió en secreto, donde no deja títere con cabeza de la Roma reaccionaria de los papas reyes, se apunto incluso a sí mismo ("la soberbia engorda a los poetas / cuando escriben sonetos sin recato") y 'portavoz de la conciencia colectiva', toma la voz de aquellos a quienes se les sustrae, del pueblo oprimido. Se trata de una obra harto curiosa y original, escrita en el dialecto de la ciudad del Tíber, apenas traducida al español (unos pocos poemas por Agustín García Calvo en Lucina). Tal vez la cercanía idiomática ayude, pero la versión parece, en cuanto a contenido y ritmo, magnífica, tiene una retranca muy castellana, con medida ironía, de media sonrisa y ajustadas notas, que apuntalan el sentido de los textos, no aptos para beatos.
Los poemas bordean el epigrama, la invectiva, la sátira, hasta el absurdo, en su afán de crítica social contra el Antiguo Régimen y la situación política, en la que primaban las falsas apariencias y la corrupción, en fin, lo de siempre, lo de hoy mismo. Y siempre desde el humor, ligero y no exento con frecuencia de moraleja, a veces descacharrante; desenfadado y obsceno en su lectura, a menudo cómica de la 'Biblia'. Lo que se agradece, por lo inusual en la lírica en español.

Fermín Herrero, "La Sombra del Ciprés", El Norte de Castilla,  Valladolid, 13.04.2013

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