martes, 19 de marzo de 2013

PEDRO J. DE LA PEÑA [9489]


«Todos tenemos un paraíso perdido al que volver»
Foto: TXEMA RODRÍGUEZ


PEDRO J. DE LA PEÑA  
Pedro Jesús De la Peña De la Peña
(Reinosa, Cantabria, 1944) es un escritor y profesor universitario español. Es doctor en Filología y licenciado en Ciencias de la Información. Desde 1982 es profesor del Departamento de Filología Española de la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia, donde imparte asignaturas referentes a la literatura española de los siglos XVIII y XIX. Es también coordinador del departamento de literatura de la escuela privada católica CEU-San Pablo (Moncada, Valencia).
Es autor de varias novelas y libros de poemas, así como de trabajos académicos sobre literatura. Ha recibido distintos premios por su obra literaria. Como historiador de la literatura, ha trabajado particularmente la poesía de los siglos XIX y XX y la obra de diversos escritores valencianos en lengua castellana: Vicente Blasco Ibáñez, Miguel Hernández, Azorín, Juan Gil-Albert, entre otros. También ha estudiado la obra de José Hierro.
Obtuvo el Premio Valencia de Poesía. Pertenece por fecha de nacimiento al grupo poético de los Novísimos.



PUBLICACIONES 

Aparte de la labor de crítica e investigación, el profesor Dr. Pedro J. de la Peña ha realizado una extensa tarea en el terreno de la literatura creativa que se ha sustanciado en las siguientes publicaciones:

Poesía:

1.Fabulación del Tiempo. Ed Hontanar. Valencia 1971.
2.Círculo del Amor. Premio “Ausias March”. Ed. vives Mora. Exmo. Ayuntamiento de Gandía 1972 .
3.Ciudad del Horizonte. Accésit del “Premio Panero”. Premio Valencia de Poesía 1973. Ed. Exma. Diputación de Valencia 1973.
4.Teatro del Sueño. Accésit del Premio “Adonais” 1979. Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana 1980. Ed. Rialp. S.A. Madrid 1980.
5.Ojo de Pez. Ed. Prometeo. Valencia 1981.
6.Pentalogía (antología personal de su obra poética). Beca del Exmo. Ayuntamiento de Valencia. Ed. Fernando Torres. Valencia 1983.
7.Hibernaciones. nº6. Colección “La Pluma del Aguila”. Valencia 1987.
8.Poesía Hípica. Ed. Canente. Málaga l989.
9.Mar y Poeta. Ed.Corona al Sur. Málaga l99l.
10.El Soplo de los Dioses. Premio Ciutat de Valencia l99l. Ed. Aguaclara. Alicante l992.
11.De(s)apariciones. Ediciones Libertarias. Madrid. 1994.
12.Corpus Ecológico , Premio Ciudad de Irún 1997, Fundación Kutxa de San Sebastián 1998.
13.Los Dioses Derrotados. Accésit del Premio “Jaime Gil de Biedma”. Ed. Visor. Madrid 2.000.
14.Los Iconos Perfectos. Premio Alfonso el Magnánimo. Ed. Hiperión, Madrid (2002).
15.Femenino Plural. Ed. Corona del Sur. Málaga, 2003.
16.Suspiros del Viento. Ed. Fundació Jaume II El Just. Valencia, 2006.
17.La Zarza de Moisés. Premio Nacional de poesía “José Hierro”. Ayto.San Sebastián de los Reyes, (Madrid, diciembre 2007)
18.La Zarza de Moisés. Antología 1970-2008. Huerga&Fierro. Madrid. 2009

Narrativa:

1.Lobo Leal. Premio  “Ciudad de Palma” 1974. Valencia 1974.
2.Dublín Mosaikon. Ed. Prometeo. Valencia 1977.
3.El Vacío Vacío. Premio “Blasco Ibáñez” 1979. 1a. ed. Abril 1979. 2a. edición Marzo 1980.
4.Los Años del Fuego. Premio Ateneo de Santander l988. Ed. Plaza Janés. Barcelona l989.
5.Las Dichosas Selvas. Ed.Juventud. Barcelona l992.
6.La Rosa de los Vientos Ed. Juventud, Barcelona, 1996.
7.Ayer, las golondrinas Premio de Narrativa en castellano, Alfonso el Magnánimo de la Diputación de Valencia, diciembre de 1997.
8.Los Primeros de Filipinas Premio Ciudad de Salamanca. Ed. Algaida. 2004.
9.El Reino de la Osa. Ed Tantin. 2011
10.Otro 98 es necesario. Ed Huerga y Fierro. 2012.

Ensayo:

1.El Maestro Rodrigo. Un siglo de Cultura. Prólogo de Rita Barberá. Alcaldesa de Valencia. Ed. Ayuntamiento de Valencia. Pag 211, Valencia, 2002
2.Espacio Hierro. VVAA. “La influencia de los viajes en la obra de José Hierro”. Páginas 87 – 111.  Ed. Fundación Marcelino Botín – Universidad de Cantabria. Santander, 2001.
3.“Un escritor, un pueblo”, editado por la Biblioteca Valenciana (Generalitat Valenciana), Valencia, 2006.
4.“Mito y realidad de Gustavo Adolfo Bécquer: las Rimas”. Tirant lo Blanch, Valencia, 2008
5.“José Hierro. Vida, Obra y Actitudes Poéticas”, editado por la Universidad Popular José Hierro. San Sebastián de los Reyes, Madrid, 2009
Relatos:
1.La Selva-Jardín, en Manifiesto Español o Una Antología de Narradores. Ed. Marte. Barcelona 1973.
2.Cartomancia, en Motín de Cuenteros/varios autores/Ed. Prometeo. Valencia 1979.
3.Abdoul Ibn Kentafi el Arabí, en Un Purgatorio (Antología de Narradores Valencianos, de Ricardo Bellveser. Col. Politécnica. Institución Alfonso el Magnánimo. Valencia 1984.
4.“El Caballo del Jeque” en la 2ª Antología de Narraciones Marroquíes” de Jacinto López Gorgé,  Ed. Port-Royal, 1999.





NORMAS NOVÍSIMAS

Ejércitos de sombras en la tierra irredenta
vagaban por las calles dolientes de la tarde.
    LORENZO MARTÍN DEL BURGO


La fiel caballería fue invitada,
casi en bloque, al gran baile de la duquesa rusa.

Al repicar del alba, los húsares y ulanos
se armaron confiados para la cruenta lucha.
Coraceros y dragones los envolvieron por sorpresa
en una escaramuza sagaz como la niebla.

Relinchaban los potros, y en la extensa llanura
retumbaba el zumbido de cascos y metralla.

Entrechocaban los aceros, los sables relucían,
y el cornetín, sangrante, llamó a la retirada
cuando murió el alférez portando el necio trapo.

Un montón de gusanos quedó sobre el terreno
de uniformes raídos y empapados de barro.





La Zarza de Moisés




PRIMER DOLOR

Alégrate de las heridas hondas:
Si la pala penetra 
profundamente
en las aguas,
mayor es el impulso

Fabulación del Tiempo (1970)






RECUERDO DE LA AMADA REFLEJADO EN LA ALBERCA 

Pudieras melancólico en esta larga hora 
dejar lacio el cristal, las venas azulencas 
un sosegado estanque, la transparencia, el rostro 
de un desteñido tono, conmovedoramente 
mirada sobre el hielo de las aguas marchitas, 
deshojar los rumores de un pálpito, su pálpito, 
el tenue contrapunto de esta nada tan triste.

Pudieras cultivar, como si aún fueses niño, 
la ausencia de la madre, nostalgias preteridas 
sobre un tapiz mohoso de tinaja y de miedos, 
y ser como esos muebles que gotean el polvo, 
que arañan en el alma con su erosión de siglos 
o mirar en el péndulo cuántos minutos quedan 
para sentir un eco de persistencias triste. 

Porque aunque fuese ingrata como una luna hermosa
tuvo siempre en el seno suaves notas, jazmines, 
donde todos recuerdan ese inmenso gemido 
de su frente, tan fría para rozar los olmos, 
tan escasa otra mano para cercar la suya, 
y cómo no, evocándola, sentir el reto henchido 
de una piedra muy triste, todavía más triste. 

Pues si perlas lloraba ahora en perlas se anega, 
en la orilla escotada de una mar sin dulzura 
que abrasa el corazón, ya la copa vacía, 
ya sangrante nenúfar acariciar sus hombros, 
sonreír, pues es tierna la piel en ciertos sitios, 
y deshacerte amando, todo tu pecho de agua, 
mientras miras sus ojos donde un zafiro brilla. 

Círculo de Amor (1972).





HOMENAJE SENCILLO A LA BELLEZA

A nada se parece la belleza: 
su mundo es raro y propio.
Es la escama de un pez sobre la piedra,
es la sedienta ortiga:
un despertar de párpados hinchados.

Deja siempre los dedos en la niebla,
marca hondamente el barro.
Es única y desnuda.
Nunca se queda donde estoy.
La reconozco cada vez que pasa.

Teatro del sueño (1979)







Punto de partida

Fertilmente agoniza la lluvia sobre el bosque
que fue no ha mucho de hojas amarillas
y en los añiles de la tarde parda
que fue no ha mucho de hojas amarillas
sigue soñando el zueco sobre el gris nevado
que fue no ha mucho de hojas amarillas.

No rumor hondo ni apagada vela
sobre el cairel, ni acompasado gesto
desbrozad del otoño, que si antes
se han visto amores muertos retoñando
se han visto retoñando frescos silvos
en los fraguares secos y encinados
tras de la falda fiel de las colinas.

Los tiernos brotes de la amarga espiga
que no fue no ha mucho de hojas amarillas,
los altos aires, las solemnes notas,
languideciendo irán, como rodados
cantos al margen de los ríos;
y ventanal se hará vuestra mirada
que no fue no ha mucho de hojas amarillas
para iniciar el viaje hacia el desnudo.

(Arboles ancestrales, siemprevivas
y eternas mariposas de aquel día
en que el verano en juegos arrullaba
la luz que amanecía y escapaban
las alas fugacísimas del árbol
que arrebató el otoño con su viento).

Igual que vuestra exhausta primavera
pasan como alfileres por el trillo
los gránulos de nieve... El monigote
hierático consume una débil sonrisa
detrás de su bufanda y el mudo campanario,
que fue no ha mucho de hojas amarillas,
sorbe carámbanos o juega en su pizarra
al llanto de abrevar flacos rocines
que lamen el azul de las estrellas
y las deshojan de hojas amarillas.







Tell - Ell - Amarna

Menfis había muerto y fue preciso
crear una ciudad con muchos templos
que adoraran a Dios, que era ya único,
y se fijó por ello el horizonte
allá donde entre el sol y las arenas
hubiera poco más de una rendija
con que cruzar el paso a otro destino.

Y así naciste tú, ciudad que nunca
podré encontrar y que resides
en el pliegue final de mi esperanza
porque tu mismo manto son mis sueños.

Te busco cada hora desvelada
con los ojos brillantes de infinito
por el bálsamo fino de los muertos
y sé que es espejismo a cada paso
y me acrecienta el pecho noche y día
la duda de saberte sepultada...
Pero sin ti la vida es sin objeto.

Te busco por los valles del milagro
y quedas a la diestra del camino
y más lejos aún y más distante,
Ciudad del Horizonte en donde el hombre
ha puesto el gran enigma de la Vida.






Habana Vieja

Son los seguros trazos de este patio
quienes marcaron el ajedrez antiguo
de las baldosas desgastadas. Pórticos
columnarios, farolas que iluminan
arecas y poncianas, palmiches, guanos,
crotos... Ellos los vieron conversar
intercambiando hipérboles y asmas,
fingir jaquecas, componer danzones,
levantar los sombreros del quintrín
saludando a las damas, encender Partagás
camino de O’Reilly o la Plaza de Armas.

Si desbordó su fuerza esta ilusión
de orden cerrado, fue a causa de la vida
no regular, rectangular, perfecta,
que la norma la imponía. Y así, lenteja
mal trazada, La Habana fue creciendo,
vivificando sus bordes marineros:
y cayó la muralla bajo el taller
de platería, al lado del convento,
en la calleja que sale al malecón
tras viviendas hermosas e insalubres.

Como el calor derrite y evapora
parecen esfumarse estos recuerdos
que tantos, tantos ojos percibieron.
Y es todo como un baile, un carnaval,
como candela que encendida sigue,
que se acelera, se arritmia, se recorta
iluminando sombras mulatas a la tarde
en agonía lenta y borra, mientras bebe
los últimos aceites, absorbe interminable
falaz sustitución: Asume, con gesto,
el conflicto de todos con la Historia.





Hotel

Sepamos que estos días, estas noches felices
son un engaño breve.

Y el amor un hotel donde nos hospedamos.






Nieve en el Valle

A César Simón

Vuelvo mis pasos sobre el ángel muerto
que extiende yerta capa en sus brazos desnudos
y dejo huellas rojas, rastros de brusquedad,
pruebas contra el espíritu.

Cuerpos inmotivados, fantasmales
amigos: vuelvo a vosotros huérfano
de humanidad, retirado y ajeno
a la esperanza: ¡en verano salí;
vuelvo en invierno!







Cerca del Paraiso

 (Río Flores, Guatemala)

Recuerdo la montaña, un tejado armonioso
poblado de verdura, cabañas, tierras ocres...
El gran río escondido. Caballistas ajenos
que bañaban sus cuerpos untados en la lluvia.
Vivas flores silvestres crecieron a los lados.
Un buitre hermosamente meditaba el sombrío
gesto de su garganta. Negras hojas sumían
todo el color del mundo a una intacta negrura.

Entonces ví que el río era un árbol sonoro,
un gigante caído de una cascada turbia
que agitaba sus ramas con un vuelo de pájaros
y llevaba en sus frutos reflejos tornadizos...
Los perros que ladraban en un sol muy lejano
parecían estrellas de voces cautivadas...
Supe que todo aquello condenaba aquel beso
a ser rumor del agua camino de un olvido.




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