viernes, 16 de mayo de 2014

JAIME ANTONIO GUZMÁN [11.692]



JAIME ANTONIO GUZMÁN

Poeta y Dramaturgo. Nace en Concepción, Chile en 1972, viviendo su adolescencia y juventud en la comuna de La Granja en la Región Metropolitana de Santiago, experiencia geográfica que reubicaría para siempre su visión de Chile. 

La impresión sobre el espacio y el tiempo son factores cruciales en la obra de este poeta, urbanizando su prosa y remontándolo inevitablemente a escribir desde y no para los excluidos, según sus propias apreciaciones. Licenciado en Trabajo Social, en su época universitaria funda el Colectivo de la Noche, agrupación de estudiantes que entre otras acciones, promueve el reconocimiento Constitucional a los Pueblos Originarios y organiza acciones de defensa para los Mineros de Lota en la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH). 

En 1997, es electo vicepresidente del Centro de Alumnos de la carrera de Trabajo Social. Militante Demócrata Cristiano desde 1987, perteneciendo al ala izquierdista de su partido y participando activamente del Movimiento Intenso (el sector más progresista de la DC), siendo electo Presidente de la juventud de la comuna de La Granja en dos periodos consecutivos, vicepresidente provincial del distrito 25 y electo Consejero Nacional de la JDC en 2002 con la primera mayoría, donde preside la Comisión de Derechos Indígenas. 

Entre los años 2008 y 2010, es miembro de la Comisión de Cultura de su partido. Reconoce sus versos como una herramienta personal para sensibilizar y como una invitación abierta a la defensa de los derechos de las personas. La esencia de sus trabajos poéticos evidencia la necesidad de mirarse así mismo y a su entorno como un todo cambiante, unido y distanciado al mismo tiempo, pero con posibilidad constante de transformación. 

Desde su primera publicación, el libro de Poesía Versos y Adversos del Corazón a la Conciencia (2007), esa visión crítica sobre la sociedad chilena y su aguda percepción sobre las desigualdades sociales, convierten los trabajos de Guzmán en una poesía irónica, militante y fuertemente escénica. Produjo el Libro de Antología Poetas en la Ciudad, que prologado por el Maestro Patricio Manns, compartió la publicación con los poetas Christian González Díaz, Damaris Arriagada y Sebastián Navarro Arcoverde, libro que fue presentado en el marco de la XXVII Feria del Libro de Viña del Mar, en enero del año 2009. Publica Corazón Verde Oliva (o épica sobre dolores mientras pare la mamá de la Mariana” en Mayo 2009, posicionándolo como referencia de la poesía temática, con la Violencia Intrafamiliar y el Femicidio como ejes de sensibilización en esta producción. 

Promotor de la integración con Bolivia y confeso activista por una salida pacífica al mar, manifiesta admiración por Rimbaud, se autodefine como Poeta Maldito. Entre las creaciones dramatúrgicas de su autoría se encuentran La Mary y sus Boys, La Poesía de un Mismo Final, La Culpa la tuvo Adán, Se Llamaba Miguel, En la Ciudad y la que sería su creación más conocida: La Alianza de la Mamushka. El año 1997 adapta el libro de José Donoso “El Lugar sin Límites” a teatro, bajo el título Más allá de la Noche, obteniendo galardones en Festival ETI en 1998.





Me gritó desde la cama que me fuera de su puerta

Me gritó desde la cama que me fuera de su puerta
que alejara mi sonrisa de su cuerpo irritado
no dejó que le explicara que las rosas eran de ella
sólo tuve que enojarme y alejarme de su lado
Escuché de la escalera su llorona compostura
que su rabia derramaba en la ventana de su pieza
quebraba el sentimiento de su insólita esperanza
cuando el aire al que clamó la parecía dejar tiesa
Entonces debí plantear a mi manera la situación
debí pensar que es en invierno cuando el sol se apaga
y lloran las estrellas sus penares veraniegos
sobre nubes competentes que a las lágrimas halaga.

Calló mi frente en agonía como árbol en otoño
que promete su desnudo al ladronzuelo suspendido
me enfrenté a mi propio espanto sin pensarlo ni iniciarlo
despojado de la gracia que el destino ha corrompido.

Fui alegría cuando quiso y cuando quise fui tristeza
cuando quiso, quiso amarme y cuando no se vio afligida
dicha culpa yo quisiera compartirla con mi enojo
aun sabiendo que su enojo fue la causa de mi ida.

Como nada resulta fácil le pido a mis caricias
despedirse de la cara y de las piernas del calor
sé, por excelencia, que el mendigo morirá vendido
al siniestro clandestino de la imagen del valor
Y me siento confundido el corazón con los rencores
los bolsillos sedientos por mi vasta valentía
no quisiera olvidar jamás el largo trecho de mi faz
si siempre morí de noche y resucitaba de día
Más ahora que se acaban los silencios amorosos
el triste enjuague mental que tiene todo pobre
esperaré la primavera atando al catre la espera
para que nadie rompa el trato, me maltrate ni me cobre.








Padre Nuestro que estás flotando en los cielos

Padre Nuestro que estás flotando en los cielos
santifico tu nombre ante toda ira
que venga a mí tu reino con oro y todo
para hacer la voluntad que tu ojo admira

Dame el pan que me fue quitado de día
también el que de noche me fue negado
quizás así perdone la mano rabiosa
que me quitó el sustento que he llorado

No me dejes solo en esta inmensidad
perdona mis ofensas y mis lujurias
la mucha tentación me está jugando mal
no puedo despojarme de estas furias

Soy civil tentado y como tal dormiré
conoces las espinas que mi piel tocó
suavízame en el sueño las heridas
que dejara la corona que en mi chocó

Ponte la mano en la conciencia pareja
en toda extremidad que dudo careces
la estúpida agonía concibe mi verdad
achica la existencia que no padeces

Flota libre en todo que yo en prisión estoy
por una sola vez la paz quiero estimar
con tu liberación podría haber honor
sin ella habrá temor que no podré limar

Me atrevo sobornar tu manto de piedad
perdona si ofendo tu buena integridad
yo te he perdonado ¡Perdóname por Ti!
que sólo estoy hablando con mi sinceridad

Excusa pues mi gracia que aun estoy a oscuras
excúsame la ira que tu ojo observa
los días han pasado burlándose de mí
no me hagas saber que sólo soy reserva

Te vuelvo a perdonar la carga implantada
sé que soy cobarde en el aire y en la arena
mientras el reloj va fundiéndome la luz
tu cruz queda en veda hasta la última cena


Todos mis problemas son parte del tiempo
la carga que queda el silencio la quita
líbrame del mal que me has encomendado
todo mi defecto en la carga medita

Fue a Ti mi cansancio y jamás descansó
si esto te justifica ¿Qué dejaré?
es que ya han pasado casi dos mil años
y si esto estaba escrito ¿Donde quedaré?

Pese a todo esto pongo mi alma en agua
me hago el infalible frente al vendedor
Padre Nuestro que estás flotando en los cielos
no dejes pudrir mi fe de vencedor

Tú que estás en la cima no dejes de amar
que yo no estoy lanzándote un rezo formal
líbrame del mal que me has encomendado
quiero que te embriagues para ser normal.
  








Cuando los ojos del cansancio me acomoden

Cuando los ojos del cansancio me acomoden
los sutiles pasos que amando tanto
me griten la ignorancia
de ser camino en la victoria
y un simple transeúnte en la batalla ardida
mis manos no serán lo que han creído
sino fugaces rayos
de miel y canto erguido
cuando los vicios del secreto
a viva voz me clamen
la gracia de dejar la voz a sombra linda.

Y es que estoy a punto de mirar
cómo los árboles tiritan la pena
de no poder almacenar entre sus ramas dolidas
a tanto dolor pasando
junto al camino
que es sólo un cuento
que no se altera sin el recuento
sublime que dan
los mismos insensatos que por él se arrastran
para pedirle al destino un poco de pasión
o un poco de verdad
en medio de sus propios sosiegos.

Me sentí camino aun sabiendo
que era mi voz la que pasaba junto a otras
y el sacrilegio de creerme un poco a pasos
me hace andar, ahora
sin cobijar a la razón ni a los recuerdos.

Y es que estoy apunto de observar
cómo mis manos desmenuzan mi clamor
mi llanto y mis sueños
para sentir
que a veces los dolores no se pagan
y siempre se termina por borrar
los fríos roces de las piedras que arañan los pies descalzos
que valientes azotan el hambre
el frío
el sueño y los llantos.











Con la vehemencia del Padre Sol un suelo estridente

Con la vehemencia del Padre Sol un suelo estridente
se encuentra en la mar latinoamericana emergiendo
juntando las poesías de náufragos vivientes
un suelo en estruendos fugaces está naciendo
con los muertos creyentes y con los esforzados
también con los despiertos que durmieron en la cueva
reviven con las olas que los aires desarmaron
con los vivos cantores y con esa carne nueva
borrando a cuánta línea se atreviera don Sol trazar
se encuentran los pintores, actuales Renacentistas
confundiéndose en las brochas y en silbidos al armar
con los muchachos castos que entrelazan los artistas

Se peinan y se abrazan como hijos del mismo piso
se peinan y se miran y se besan en la boca
y corren como locos, perdón, como bebidos
como bebida está en norte la bella loca
porque ella sí que corre como loca en libertad
como cabra en cerro se impone la rubia edad
pero es preferible levantar nuestra verdad
para seguir con el son son que nos trae la novedad
son son de raza fina que en la mar se durmieron
que ahora despiertan como finos resucitados
de hermanos se tratan ellos, los finos que estuvieron
finitamente quietos, mutilados o amarrados

Que pintando buenas la paz que pintando sin cesar
van aprovechando la única oportunidad
de sentirse en aras libre de sentirse en libertad
de saber aprovechar la oportuna unidad
y si piensan olvidar los trazos del Sol con borrar
saben que en noción de arte jamás cederán
y si saben que deben mantener el recuerdo el mal pasar
sabrán que los vientos a la calma no sucederán
más aun sabiendo que en la nueva tierra emergida
en medio de rayos y bermellones artificios
el trabajo es triple para los finos de esta vida
pues en arte la dramaturgia es uno de sus oficios
Es que todos son tan puros, todos actores y amigos
son los entusiastas de la creación son tan finos
son del Sur, son del Nuevo Suelo amigos del trigo
son la esperanza y la voz del eco, son latinos.







Mi vieja, si ya estoy grande

Mi vieja, si ya estoy grande
no me prepares para mañana
que todo se ha vuelto tan confuso.

No me recalques el error
ahora que estoy desnudo para ti
y mi segunda vez te fatigue.

De repente hablas bajito
y tu voz de señora perdida
no se atreve a cantarme al oído.

Qué pasa mi belleza azul
que tiembla tu mentón como el miedo
de mis muchos encuentros perdidos.

Estoy a punto de echarme
por mi propia cuenta de aquí fugaz
si tu sonrisa vuelve a esquivarme.

Entiendo, creo que entiendo
aunque tu boca muerda las ganas
de besar mi inexperiencia otra vez.

Todo gira en mi cabeza
porque has volteado mezquina y sutil
escondiendo tus dolores de mí.

No quieres oler mi espalda
por no clavarte en ella como ayer
o dejarme para siempre arañas.

Porque no me tocas así
supongo que lo que escondes me hará
llorar por quince años más tus manos.

Ya no me miras cuando hablas
ni te atreves a decir que me amas
cuando tus ojitos en mí se pierden.

Y porque sé que se pierden
es que mi frente no se fruncirá
para que no pienses que estoy mal.

Ya no me miras ni me hablas
aun cuando espero como un loco frío
detrás de ti un solo gesto de amor.








Mira, cómo te sorprendo

Mira, cómo te sorprendo
desnuda sobre el sillón del cura
cuando todos suponíamos que sensata tu fe
yacías sobre los pies del Cristo Redentor
besándole los clavos ensangrentados
besándole el dolor
o al menos besándote a ti misma tus bobinas
de presuntuosa abadía.

Pero no, porque no yacías desnuda ante la Santa Cruz
ni la sombra del calvario cubría tu espalda
empapada del aire reñido
o del vicio de la tensión por la falta de ventilación.

Porque morías de placer
maldito placer
mojada como una bendita perra de sacristía
mientras esa espalda
sureña espalda sudada
encorvada como rezando
se espantaba cuando mi entrada, así
irrumpía sobre la imagen sagrada de una mujer amando.

Pero no rezabas, mi hermana
sucumbías encuclillas sobre la cadera del hombre
que sentado como un ídolo egipcio
en su era exodoidiana
no lamentó que subieras y bajaras
como una persignación
por la bienaventurada gracia del nieto del hijo del Padre.

Pese a tu desnudes de novata adolescente
advertí que él no te miraba
como sintiéndote en un lejano recuerdo preclerical
a voluntad, a conciente voluntad
sin pretenderse al pecado
y saberse recordando simplemente dentro de ti.

Aun cuando su rancio potencial se estremeciera, creo
en la matriz de tu fortaleza
procuró dejarte llegar al cielo en su don
justo cuando su semen corroyó tu vientre
como Santo Grial Penquista, supuse.

Y me miraste en él mismada
mientras sus manos no te tocaban
ni sus ojos se extasiaban en la belleza de tu cintura
Por ser sánscrito
cuando sólo tú, mi morena frustración
sin el ímpetu de su control
con su debilidad
le seguías coqueteando en la pelvis como una serpiente
en plena intención de constricción
a las orillas de un ratón atormentado.

Y me miraste perpleja desde el tálamo cuerino
roído por el ritual
me miraron
y no fui capaz de celebrarte en tu muerte
(o en la resurrección de tu primera vez)
resintiéndome en mis propias oraciones
de banal espectador.









A Verónica Vergara Escalona

Todo se ha vuelto lento de repente
Todo torpe y trivial como las piernas mías
Cuando el asalto en Santa Rosa, el silbato
El atropello del taxi y el cabro chico con la bolsa
Ocurrían al unísono lánguido y borroso
Como una película en cámara lenta
Advirtiéndome tu llegada.

Era la negra que venía
Y ya nada importaba porque todo pasaba
Calmo por el zigzagueo de esas caderas
- ¡Las tuyas, negra, las tuyas! -
Esas incandescentes ancas
De cosmopolita atrevida
Que me emborrachaban sin misericordia.

Venías leyendo La Última Niebla, ondulada cabellera
Soberbia como heroína bombaleana
Y en tu morral antisistémico
Escondías el presente de mil mujeres analfabetas
Y el boceto de tus pechos gritando al grafito
Junto a la amortajada manía de escudarte feminista.

Negra, mi negra, nuestra mujer
Cómo puedes permitirme en esta oda
Esperarte del otro lado de la calle
Y sonreírme para seguir leyendo y pasar de largo
Como suponiéndome en el momento, en esta hora
A una Huilliche porfiada camino al norte
Altanera, intacta, sugerente, profesora de historia
En medio de tantos aromas inmediatos
Y yo desierto en las brumas estelas de tu camino.


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