lunes, 17 de marzo de 2014

NÉMER IBN EL BARUD [11.254]


Némer Ibn el Barud 

Escritor y poeta de origen libanés, nació en la provincia de San Juan, Argentina en 1925 y murió en 2010 a los ochenta y cinco años. Luego se mudaría a Buenos Aires, donde se dedicaría a la especialización de ciencias de la comunicación y en San Juan trabajaría en la facultad de Ciencias Sociales.

El escritor sanjuanino, de origen libanés, también incursionó en el periodismo. Estuvo ligado desde muy joven a las letras y a la docencia, actividades que nunca abandonaría y que profesó con pasión.

Como escritor abordó géneros como la poesía, el ensayo, el cuento, el teatro y los relatos; llegando a publicar más de una treintena de trabajos que trascendieron las fronteras de San Juan y del país, logrando un merecido reconocimiento entre sus pares.

Como docente se desempeñó en la Escuela de Periodismo y posteriormente en la Universidad Nacional de San Juan, siempre en cargos obtenidos por concurso. Fue director de prensa del Departamento de Ciencias de la

Comunicación de la Universidad Provincial Sarmiento y profesor investigador de la UNSJ. Ejerció como periodista profesional con título de nivel internacional expedido por la UNESCO, la Universidad Central de Ecuador y CIESPAL.

Obtuvo becas de la UNESCO y distinciones como el Premio Provincial de Poesía "Canto a San Juan", el Premio Nacional de Teatro María Guerrero (con su obra "Deolinda Correa"), el Premio de Teatro Leído de la Municipalidad de Buenos Aires, y resultó finalista del Premio Internacional de Novela Centenario Pío Baroja-Editorial Alfaguara, Madrid, con su obra "Buenos días, Monseñor". Asimismo obtuvo premios y menciones del Club Sirio-Libanés de Buenos Aires por su labor poética.

Además, Némer Barud brindó memorables conferencias en la Feria del Libro de Buenos Aires, en el auditorio Jorge Luís Borges de la Biblioteca Nacional, en el Club Sirio-Libanés de San Juan y en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ.





TIEMPO

Y aquí estoy.
En ti.
En una misma carne inerme
y repetido
hasta el cansancio de los siglos.
Soy el Hombre.
El astronauta de su propio
desengaño
sin otro Juicio Final
ni Apocalipsis
que aquel de tu sentencia.
El del instante en que distraes
en otro ser tu mano.
Soy el abandonado
de altares y penumbras.
El que dejó la rosa,
su cráter incesante;
su viva geometría.
El que se ríe de su llanto y llora.
Aquel
que ruega a Dios
y deja su limosna
de átomos y pólvora





POEMAS del libro ASTROLIKEN (Torres Aguero Editor)

    

POEMAS
    
I

PORQUE NADA NUEVO
puede sucedernos.
Presos en los días,
en la continua y misma marcha.
Rodeados de silencio
hacia el silencio.
En tierra envueltos
rumbo a la tierra.
Encanecidos desde siempre
con un globo de color y una cruz.
Saltando zanjas,
eludiendo torres;
árboles de miedo.
Cayendo en la ilusión
y levantándonos.
Mordidos de planetas y cohetes
vamos.
Abajo.
Mucho más abajo,
en el polvo,
alguien teje.
Donde todo comienza
con nuestra cal blanquean
las galaxias.



     
III 

SU MANANTIAL

Su voz crece en las sombras.
Ronda frío.
En nuestros pies;
en los pies se esconde.
A cada paso suma una sonrisa.
Por eso el aire abre su metal.
Nos deja hollar su canto,
sus vocales
y en música resuelve el llanto
que con nosotros viene
inderramable.

 

    
IV

EN LA PIEDRA

En la piedra está.
Coágulo nono.
Forma primera
bajo el escalofrío de la noche.
En la piedra adventicia
     y mineral
 está el fuego
 detenido allí,
 inerte
 mientras rodaban los astros
 con nosotros
 procurando el diseño inicial.
 El contorno.



     
VI

NEBULOSA de ayer,
 de hoy.
 De siempre.
 Ignea razón desconocida.
 Razón de ser esto.
 Esto, nada más.
 Imponderable flujo,
 marea planetaria.
 Órbita,
 ciclo.
 Verde y azul
 y luego
 tránsito
 al verde y al azul
 sin nada



    
VIII

VIENE DE DÓNDE
 Nadie pregunta con otra voz
 que la que tiene.
 La que aprendió.
 La que escuchara
 plagiario de estaturas
 músculos y sexos.
 Dice, sí.
 Habla y dice, repitiendo.
 No es esa la palabra.
 El oido del tiempo no se elige.
 Es sólo una ventana
 abierta en un átomo
 simple y solo
 por donde pasa toda
     la humanidad.

   


XIV
   
QUÉ DEL AMOR
  
Qué de la vida
  y de la muerte queda
  después de tí.
  Sólo nosotros nos lloramos.
  En hambre, frío, 
lujuria y compasión
  buscamos el eco.
  Matar la soledad
  este pan de hielo
  que tu incesante mano nos da
  miga por miga
  - día por día -
  en tanto cae
  a la luz
  y a la sombra
  el hueso vertical
  articulado,
  queriendo horadar
  la niebla que te cubre
  a pesar del buen sol
  la enferma luna
  y los dioses
  después de ti
  inventados.
  
    


XIX

 SABEMOS DE TI

 Sabemos porque germinas
 y sepultas.
 La luz es sólo tu ademán
 más lento.
 Por ti los astros echaron raíces
 en el cielo
 y vagan sonámbulos,
 absortos aún en tu misterio.
 Vibras y receptas,
 callas.
 En el espacio flota tu piel.
 Sordo y mudo.
 Un ojo solo
 abierto.
 Mirada ilímite y celeste.
 Polífemo inmaterial
 con cintura de astros,
 todo sexo.
 Las vírgenes son tuyas.
 La tierra virgen
 y la tierra hollada.
 A qué rincón no llega
 tu abrazo semental,
 la fiebre de tu cuerpo
 y qué matriz no siente
 tu empuje.
 Tu penetrante rito
 descendiendo del laurel
 y de la escarcha.
 Señor de la cohetería,
 astro- liquen soy.
 Te busco
 desde la rueda
 y la palanca.

     


XI

 GOZA

 y gózate con pulpas
 y pantanos.
 Hunde y húndete.
 Germina.
 Labra caminos en el aire.
 Deja tus manos
 y con los pies aplasta
 el infinito.
 Es todo lo por hacer;
 lo reservado.
 Siempre habrá un espejo
 que refleje tu soledad.
 Tu sola y única soledad,
 hermano.

    




Monosílabos: En la Mañana

Contigo conocí el amor
porque sólo me diste de él
la forma imposible.

¡Que dulce es la palabra del amor 
cuando no habla!

Juntos o separados
el amor es siempre
una distancia a cubrir.

¿A quién amas?
¿A mí o a mi amor por ti?

Temo que la distancia
que me separa de ti
se acorte tanto que ya no te vea.

Cuando creábamos el amor
creíamos en el amor.

No te quiero por imposible,
sino porque eres posible, en mí.

Nunca le requieras al amor
una razón de amor,
porque está hecho de interrogantes.

Si me rechazas,
te condenas al remordimiento.
Si me amas,
te condenas al remordimiento.

Como la playa a la ola,
yo puedo contenerte;
y esperarte.

Acompáñame a conocernos, 
acompáñame a interrogarnos. 
Acompáñame a olvidarnos.

Que no disputen tu imagen en mí,
es la imagen perfecta
que imaginas de mí.

No tengo secretos para mi corazón,
pero mi corazón es un gran secreto.

¡Llenar la soledad
con tantos nombres
y no tener un sólo nombre
para nombrar la soledad!

¿Sólo porque transporto tu imagen
cuidas que no tropiece?

Cuéntame tu historia:
hoy tengo deseos de escucharme.

¿Por qué he de agradecerle
a Dios el don de la vida
si no puedo agradecerle
el de la muerte?

Tu ausencia ha servido para definirte: 
eres ausencia.

¿Porque me amo puedo amar?

Hoy compuse una canción para mí. 
Escribí la palabra tú.

Ya no te amo a ti ni al tiempo,
y todo por obra del tiempo.

Quiero conocerme con amor.
Préstame el que por mi sientes.

Comete muchos errores
y tendrás experiencia:
en el error.

Tu temor de mí
es tu amor por mí.

Un delicado muro nos separa.
Por ser delicado nos separa.

Con el tiempo te amé,
con el tiempo te olvidé.

Aún la raíz más profunda
aguarda a un leñador.

Los astros tienen la libertad de su órbita.

¿Creo en Dios o creo a Dios?

El moralista repite su doctrina
como el glotón su hartazgo.

La pureza de las estrellas
es sólo cuestión de distancia.

“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
¿Y si yo me odio, prójimo?

En la punta de las bayonetas
la razón tiembla: de miedo.

La profunda verdad de la superficie 
oculta la superficial profundidad
de la verdad.

En la era del átomo todavía
un fusil es un himno.

El hombre no disfraza
la verdad por error,
sino por horror a su desnudez.

¿Por qué lloras su muerte
si jamás podrás amar
su cadáver?

¡Siempre! ¡Nunca! ¡Jamás!
¿Y los cementerios?

Créeme.
En lo único que creo
es en el fervor
con que quiero creer.

No le pidas al cuervo
que distinga los colores.

De la nada que soy hice un todo.

Primero, me llorarán,
luego me pensarán.
Después, me olvidarán.

Estamos acostumbrados a llorar
la pérdida de cosas
que no hemos tenido nunca.

¿Podrás decirme una palabra,
una tan sola
que no sea palabra solamente?

Siempre somos algo como algo.

Únicamente puede abogar por mi alma, 
mi alma.

¡Pobre moral aquella que está hecha sólo de desilusiones!

Aún amurallado
el bosque será siempre bosque.

¿Tú crees que no lucho
porque no hiero ni ofendo?

“Padre nuestro que estas en los cielos”.
¡Que lejos estás, Padre Nuestro,
para ser padre nuestro!

En el instante supremo
seré lo mismo que soy ahora:
un supremo instante.

¿Por qué la medida de la copa
 tiene que ser la medida de mi sed?

“Ser o no ser”
¿Qué es ser, querido Hamlet?

Si todo está en mí
¿por qué necesitas de mí?

En la región de las sombras
no existe una sombra
más que otra.

Y el drama es ése:
que mi todo no quiere
regresar a la nada.

Peco por todo, menos por pecar.

Como el otoño, como la llovizna,
como la tristeza.







Monosílabos: En la Tarde

Un tiempo siempre joven
vendrá a traernos la vejez.

Supe que habitabas en mí
cuando interrogué tu ausencia.

Te amo con pasión.
Entonces, no te amo, te busco.

¿Mi última voluntad aquí?
Tener algo para llevarme de aquí.

¿Nada nuevo te sucede?
¡Eso es lo nuevo!

No quiero cambiar
para que Dios no me desconozca.

Soñemos juntos con la dicha
de estar alguna vez, juntos.

El oro y el poder,
no te transforman; te delatan.

Soy tu amigo, no tu recipiente.

La cortes o no la cortes,
lo mismo la flor se marchita.
Entonces, ¡córtala!

Aprende a nombrar las cosas
en tu nombre,
no por su nombre.

Me has dado lo mejor de ti;
dejar que me aleje hacia ti.

¿Y si la tierra no fuera otra cosa
que un espejo sobre el que se refleja 
todo lo que ocurre en el cielo?

Es imperdonable tropezar siempre
en la misma piedra, pero ocurre
que no nos han puesto otra piedra.

Te quiero cerca para no olvidarte.
Te quiero lejos para no olvidarte.

Existen hombres
que por llegar a un oasis
talan todo el bosque.

Lo más odioso del odio 
es su inutilidad.

La nostalgia de lo perdido
es lo único recuperable
de lo perdido.

Encontré sentado al olvido
al final de un largo camino
de sepulcros.

No supliques un solo favor de los dioses 
y verás cuan poderosos son.

Un cataclismo sepulta una montaña 
y levanta otra montaña.

No puedo ser la causa
de tu infelicidad
sin antes haber sido
la causa de tu felicidad.

Amo en ti
tu frustrada posibilidad de ángel.

¿Sabes que me hace
visible a tus ojos?:
Esa luz con que me miras.

¿No es una herejía pedir perdón a Dios 
por la vida que nos ha dado Dios?

Por momentos
es tan convincente la duda
que es una pena desairarla.

Corrí tras las ilusiones;
hoy las ilusiones me corren.

Pecamos, los unos en los otros,
por obra de nosotros y
por culpa de los otros.

Algo comienza a morir
cuando lo creemos eterno.

Si al martirizar tu cuerpo
para purificar tu alma,
tu alma se martiriza, desconfía.

Nada tan abierto y generoso
como una cruz;
y sin embargo, nada más doloroso.

“Errar es humano”.
Acertar, no.

Que dulce paz trae comprender, al final, 
que nada se comprende.

Para afirmar que algo existe fuera de ti, 
prueba primero si resiste dentro de ti.

Y el rocío y la nube y la lluvia, 
fueron río una vez, y otra vez y otra vez.

¿Qué he de mostrarle a Dios,
cuando llegue a Dios,
que no me haya dado Dios?

Muero en la vida.
Resucito en el sueño.

Cuando tus lágrimas lloran por ti,
son verdaderamente lágrimas de ti.

Es difícil olvidar que ya te olvidé.

Si pudieras oír todo lo que callo
me suplicarías silencio.

No insistas en irritar a Dios 
pretendiendo ser ángel.

Nadie deja un vacío 
donde antes no hubo un vacío.

Es una pena que se pierda
el pudor por falta de pudor.

Ayer, encontraba
sin saber qué.
Hoy no encuentro 
y sé qué.

Por más que me arrodillo
y me arrodillo,
no logro saber qué quiere
mi alma 
cuando me arrodillo.

Por alguna razón
los hombres represan el agua 
y no la arena.

Yo pregunto: ¿Por qué?;
y una voz me responde: ¿Para qué?

Háblame de ti,
no de lo que crees de ti.

Si “El hombre es el lobo del hombre”, 
entonces, ¿qué es el lobo?

Procura acumular cosas de tal peso
que te aligeren de todo peso.

Una respuesta es, generalmente,
una pregunta compartida.

Puedo darte
una concluyente prueba de amor:
¡Me dueles!

Perdonar es un acto de soberbia.

No existe diferencia alguna
entre un error perfecto
y una verdad perfecta.

Hoy he ganado una rosa.
Entonces: ¡Corté una rosa!

A partir del hombre,
la eternidad recién
comienza a creer en si misma.

Si nadie es capaz de morir por ti,
¿cómo es que pretenden
vivir por ti?

De todas las verdades,
la del amor es la más vulnerable.

El contorno de la rosa
lo diseñó la espina.

Entre cuatro paredes 
puedo soñar
un mundo sin paredes.







Monosílabos: En la Noche

El amor es un río inagotable:
sigue volcando en él tu cántaro.

Soñé que el ciervo ileso 
pedía perdón
al cazador frustrado.

Tengo días ensordecidos
por el grito de mis silencios.

Gota a gota la tristeza 
vacía mi tristeza.

Se viven amores que están hechos
de infiernos y miedos cotidianos.

La cicatriz es
la resignación de la herida.

El pasado es la alegría
de las almas tristes.

Por sobre el polvo y la ceniza,
nuestra perduración es polvo
y es ceniza.

Si amándote como te amo
aún no lo presientes,
no mereces ser amada.

Para celebrar la belleza de tu cuerpo
no tengo más palabras que mi cuerpo.

Con un susurro azul y creciendo,
el árbol prepara tu cuna,
tu mesa y tu ataúd.

Por no encontrarte en lo de siempre
es que te busco desde siempre.

Agotado el caudal de la fuente,
la sed ya no la recuerda como fuente.

El día que no seas capaz
de adivinar el azul en tus sombras,
arráncate los ojos.

El desierto no es
sin la sed de la caravana.

Callemos nuestras verdades.
El silencio es más justo.

Tú, tan suntuoso y sin aroma,
como un diamante,
también eres mi hermano.

Cada vez que quiero perder,
apuesto por mí.

No te colma tu capacidad
de sufrimiento;
te colma el sufrimiento.

¿Qué es la perla
sino la suntuosa forma de la soledad?

Los remos, a su modo,
también navegan.

Te doy todo lo que me falta,
así compartimos la alegría
de encontrarlo juntos.

Te han echado del Paraíso y
pretenden que vivas en un paraíso.

He gastado tanto tiempo en esperarte 
que ya no me queda tiempo para encontrarte.

Me han prometido un mundo celestial 
tan agobiado de promesas
como este mundo terrenal.

Hay pedidos de perdón
que son un insulto.

No quiero que limpies mi camino.
¡Me lo borrarías!

Sin el calor que te daba
ya soy todo frío.

Son tan escasas mis alegrías
que debo reír constantemente
para aumentarlas.

Te amo por sobre todas las cosas,
que no amo.

¿Bajo qué luz hará sombra mi alma?

Un mundo habitado sólo por ángeles
no tiene porvenir.

El sol, a pesar de las nubes;
las nubes, a pesar del sol.
Inquieto por mi futuro 
he resuelto regalar 
todas mis sonrisas.

Yo he visto reír de gozo al dolor
cada vez que se encuentra
con mi alegría.

Como todo,
la libertad 
también se gasta con el uso.

No ames a tal punto
que tengas que cambiar tu alma
por la del ser que amas.

No puedo recordar
todos mis pecados de omisión.

Sólo te acuerdas del silencio
cuando ya no te queda voz.

“Gloria a Dios en las alturas…”
Insiste hombre, insiste.

No resisto la tentación
de desear la tentación.

Únicamente tropezando en ti 
puedo derramar toda mi ternura.

Enigma de la luz. ¡Descíframe!

¡Como embellecen la realidad
los ojos de los ciegos!

No comprendo a los pájaros.
¿Por qué, si viven en el aire,
no se alimentan del aire?

Tu desnudez total
te ha vestido de mujer total.

Como ser humano lo mereces todo. 
Entiéndelo bien. ¡Todo!

Con infinita paciencia, día a día, 
voy abrigando 
mi desnudez final.

He consumido todo mi amor
tratando de comprender al odio.

La noche me sirve para encontrar
todo lo que extravié por culpa de la luz.

¡Oh dulce ilusión,
no te conviertas nunca en realidad!

¿Lloro sin razón o por la razón?

Existen quienes no pueden
 ver un pájaro
 sin pensar en la jaula.

No te sientas pura;
 todo lo que me niegas ya me lo diste.

Hoy me he vestido de esperanza
para esperar a la esperanza.

Por más que me ames
jamás podrás beber por mi sed.

Corta tus amarras de un solo tajo,
pero no sigas aferrado al puñal.

La verdad, dicha a destiempo,
sabe a mentira.

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