sábado, 17 de mayo de 2014

ROSARIO ORREGO DE URIBE [11.706]


Rosario Orrego de Uribe

Rosario Orrego Castañeda -conocida también como Rosario Orrego de Uribe, Rosario Orrego de Chacón o su seudónimo Una madre (Copiapó, 1834 - Valparaíso, 21 de mayo de 1879) fue una novelista, poetisa, editora, periodista y educadora chilena, considerada la primera mujer novelista de Chile, una pionera en el campo poético femenino en dicho país y una de las precursoras de la literatura femenina a nivel de Hispanoamérica.

Cultivó la novela y poesía, e inició su carrera literaria en la La Semana; como editora, fundó en 1873 la revista Valparaíso, donde colaboraron además, tres de sus hijos.

Fue también, la primera mujer en integrar una academia de literatos: la Academia de las Bellas Letras en Santiago, conformada a mediados del siglo XIX por la élite intelectual chilena.

Hija de Manuel Andrés Orrego y Rosario Castañeda, nació en la ciudad de Copiapó en 1834, aunque la mayor parte de su vida residió en Valparaíso, ciudad donde emigró en 1853 tras la enfermedad de su primer esposo, el acaudalado industrial minero de Chañarcillo Juan José Uribe.

Contrajo primeras nupcias con Uribe el 6 de agosto de 1846 a la edad de catorce años y tuvo cinco hijos, entre ellos, los también escritores Ángela Uribe de Alcalde, Luis Orrego y Regina Orrego Uribe, que fue la primera mujer en recibir el título bachiller en humanidades en Chile.

Tras enviudar, se casó en 1874 con el jurista, periodista y también escritor Jacinto Chacón Barrios, tío de Arturo Prat.

Producción literaria

Tuvo una destacada participación en el campo de las letras chilenas durante la segunda mitad del siglo XIX, actividad que desarrolló casi en su totalidad en Valparaíso; además, participó en varias organizaciones literarias y filantrópicas en pro de los derechos de las mujeres. Al respecto, durante esta época «se destaca su vehemente propósito y campaña por ampliar la instrucción y educación de la mujer, como también un acentuado espíritu solidario hacia los más desvalidos de la sociedad».

Escribió en una serie de revistas y periódicos a lo largo de su vida, entre ellos La Revista del Público, Sud-América, Chilena, La Semana y la Revista del Pacífico —que fundó su segundo esposo, Jacinto Chacón—; además, en 1873 fundó y editó la revista Valparaíso.

En 1872, José Victorino Lastarria la nombra socia honoraria de la Academia de las Bellas Letras en Santiago, lo que la transformó en la primera mujer que integró una organización de este estatus en la historia de Chile, «dato que ilustra acerca de su valía e importancia en las las letras nacionales».

Novela

Debutó en el mundo de la novela con Alberto el jugador, un texto «de corte romántico y costumbrista donde se observa el ambiente de la burguesía y se confrontan los códigos morales y sociales del momento», que publicó por entregas a principios de la década de 1860 en la Revista del Pacífico.

Su segunda novela —probablemente inconclusa— se tituló Los busca vidas: novela de costumbres, apareció en 1862. En ella, muestra una mayor preocupación social y una mirada de la situación de las mujeres en los conflictos sociales de la época que reveló «un conocimiento profundo de un momento de auge en la vida nortina cuando llegaban personas de todas partes a buscar trabajo y riqueza, produciéndose de este modo el ascenso de una burguesía minera».

En 1870 publicó Teresa, una novela romántica con tintes políticos que se ambientó en los albores de la Independencia de Chile,14 y que «quiebra los parámetros convencionales del abordaje al sujeto mujer en la literatura» chilena del siglo XIX.14

Esta trilogía transformó a Rosario Orrego en una de las precursoras de la novela hispanoamericana junto a Juana Manso, Mercedes Marín, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Julia López de Almeida, Clorinda Matto de Turner, Manuela Gorriti y Mercedes Cabello de Carboneda, entre otras.

Poesía

Incursionó también en la poesía, género literario que abordó a través de varias colaboraciones en la revista La Semana, donde firmaba bajo el seudónimo «Una Madre». Durante esa época tuvo un sentido autocrítico de su trabajo: dijo «yo pude estimar lo poco que valían esos pobres versos, porque lo criticaban en mi presencia». Tal anonimato duró catorce años, hasta que en 1872, y a instancias de sus amigos y editores, optó por firmar sus trabajos con su nombre. Junto a las escritoras atacameñas Mercedes Marín del Solar y Nicolasa Montt de Marambio, es considerada como una de las pioneras en el campo de la poesía femenina de Chile.

Periodismo

Por otro lado, en 1873 fundó y editó la Revista Valparaíso, un medio de comunicación de periodicidad quincenal que se dedicó a las artes, letras y ciencias; aquí, además, colaboró con notas de prensa junto a sus hijos Regina, Luis y Laura. Fue en esta revista donde publica por entregas su tercera novela, titulada Teresa. Por su labor periodística, es considerada una de las primeras mujeres que cultivó el periodismo en Chile.

Obras

Alberto el jugador (Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2001; 1860).
Sus mejores poemas, artículos y su novela corta "Teresa" (Santiago: Editorial Nascimento, 1931).
Obra completa: Rosario Orrego 1831 - 1879 (Copiapó: [s.n.], 2003).


ASÍ QUIERO MORIR

¡Quién pudiera morir como esa nube
que miro evaporarse suavemente,
blanca y aérea al firmamento sube
en las ligeras alas del ambiente!

¡Quién pudiera morir como esa estrella,
eclipsarse no más unos momentos
y volver a brillar, feliz con ella,
en otros azulados firmamentos!

¡Quién pudiera ser rayo de la aurora
y, al declinar la tarde, confundirse
en medio del crepúsculo que dora
la moribunda luz al despedirse!

¡Quién pudiera ser flor, y al marchitarse,
el cálice doblar sin agonía,
y aun pálida e inerte al deshojarse
derramar en las auras la ambrosía!

Mas yo no soy ni flor ni nube errante,
ni astro de esos mundos destellados...
¡yo tengo un corazón, un alma amante,
que han de ser a pedazos arrancados!

Por eso quiero ser átomo leve,
aliento perfumado de la brisa,
para burlar el sufrimiento aleve
y morir exhalando una sonrisa.

Que en tu seno no más, Naturaleza,
la muerte es un desmayo voluptuoso,
un cambio de expresión y de belleza;
y nada se hunde en eternal reposo.


POEMA PARA SU HIJO LUIS

Ayer mecía tu inocente cuna
y te arrullaba plácida y feliz;
hoy te mece una nave, y la fortuna
de mí te arranca, idolatrado Luis.
Paréceme ayer, Luisito mío,
Juntas tus manos, te enseñaba a orar,
Hoy sobre la ropa de un navío,
Niño dominas el airado mar.
Ayer tus juegos, tu gentil viveza,
La dicha hicieron del paterno hogar;
Hoy de los quince el garbo y gentileza
Te dan el nombre la arrogante faz.
El uniforme del marino austero
Te ha despojado de tu blusa dril,
Y la espada, la insignia del guerrero,
Realza ti persona aún infantil.
Eres ya un hombre. En tu tostada frente
¡Cómo alboreando el patriotismo esta!
Ya brilla en tu pupila el fuego ardiente
del jefe osado, del marino audaz…
sigue ingratuelo, la brillante estrella
que al bravío guía al campo del honor;
mas mira la honra de la patria en ella…
¡que yo a solas oraré por vos!





Rosario Orrego en Parnaso chileno

En 1871, José Domingo Cortés (1839-1884), de quien ya hemos hablado en una entrada anterior, publicó Parnaso chileno, en donde incluyó la obra de quince autores: diez varones y cinco mujeres. Una de ellas fue Rosario Orrego Castañeda (1834-1879), novelista, periodista y poeta.

Perteneció a la Sociedad de "Amigos de la Ilustración". Con su novela Alberto, el jugador, publicada por entregas en la Revista del Pacífico en 1860, se convirtió en la primera mujer novelista de Chile, y también fue la primera académica, debido al título honorario que recibió de la Academia de Bellas Letras de Santiago. Colaboró en periódicos y revistas de la época, como la Revista del Pacífico, cuyo segundo director fue Chacón. Fundó y editó la Revista de Valparaíso, que circuló de 1873 a 1874. En esta publicación aparecieron muchos de los poemas de Orrego, que en otro momento daremos a conocer en este mismo blog. Utilizó el seudónimo “Una Madre”, y también firmó sus obras como Rosario Orrego de Uribe, Rosario Orrego de Chacón y R. O.


A continuación ofrecemos los poemas que Cortés incluyó en Parnaso chileno.














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