sábado, 3 de septiembre de 2016

MONJE IL-YEON [19.108]


El tesoro nacional surcoreano N° 428, la pagoda en el templo Ingak que da explicación sobre las producciones del monje Il-yeon.
Hasta el presente, Il-yeon se considera un gran historiador gracias por su producción de 《Samguk Yusa》 y ochenta libros budistas pero solamente se ha encontrado uno de sus libros budistas. Sobre su producción, los detalles se escriben en la pagoda del templo Ingak en Gunwi-gun, Gyeongsang del Norte que es el tesoro nacional surcoreano N°428.



MONJE IL-YEON

Il-yeon (o Iryeon) (1206–1289) fue un monje budista de la dinastía Goryeo. Su nombre real era Kim Gyeong-myeong (金景明) y su nombre de cortesía fue Hoe-yeon (晦然).

Nació en Jangsan (actualmente Gyeongsan, Corea del Sur), y comenzó sus estudios para ser monje en la edad de nueve. A los veintidós años aprobó el examen nacional Seon. Cuando tenía cincuenta y cuatro años los reyes de Goryeo lo invistieron como el gran monje. Dice que tuvo lugar gran entrevista antes de su muerto y después se murió en el verano de 1289.



Poema del niño que recuperó la vista

Al amigo de infancia que jugaba en la calle,
se le cegaron de pronto los ojos.
Sin la compasión de Buda,
¿cuántos años habría pasado sin ver los sauces?



Monje Il-yeon, incluido en Memorias de los Tres Reinos (siglo XIII), incluido a su vez en Manioshu. Colección para diez mil generaciones (Ediciones Hiperión, Madrid, 1980, ed. y trad. de Antonio Cabezas García).




Il-Yeon, el autor de 
“Memorias Históricas de los Tres Reinos”

Il-Yeon indaga en la historia a la edad de 75 años 

Una mujer dio a luz a un niño en el año 1206 en Gyeongsan, en la Provincia de Gyeongsang del norte. Esta mujer había mostrado indicios de embarazo después de haber soñado durante tres noches seguidas que un sol enorme y deslumbrante se posaba en su útero. Recordando este sueño, la mujer nombró al niño Gyeon Myeong que significa “Ví una luz deslumbrante”. 

En apariencia el niño era limpio y compuesto. Caminaba con pasos firmes como un toro y sus ojos centelleaban con fiereza como los de un tigre. El niño era extraordinario desde el momento en que llegó al mundo. El pequeño quería ser monje budista, así que ingresó al templo Muryangsa de la provincia de Jeolla en el año 1214, convirtiéndose en sacerdote budista en 1219. 

Posteriormente, el hombre se concentró en el aprendizaje de la doctrina budista, registrando con cuidado todo lo visto y oído en sus innumerables recorridos a todos los rincones de la península coreana. Así, a la edad de 75 años de edad, en 1281, el hombre tomó la pluma para escribir un libro de historia. 

El monje budista Il-Yeon dedicó así su vida y su alma en la creación de este libro titulado “Samguk Yusa” o “Memorias Históricas de los Tres Reinos”. Se trata de uno de los dos documentos históricos más representativos de la historia antigua de Corea, junto con el libro “Samguk Sagi” o “Historia de los Tres Reinos”. 


Los libros de historia y la revitalización de la identidad nacional

Il-Yeon ganó el primer puesto en los exámenes de monjes budistas y dejó como legado unos 100 escritos de la doctrina budista. Il-Yeon fue el estudioso budista más destacado de su momento y en 1283 fue asignado como el “preceptor nacional” para enseñar al rey, el puesto más honorable al que podía ascender un monje budista. 

“Memoria Histórica de los Tres Reinos” es una compilación de relatos no oficiales de los Tres reinos de la antigua península coreana. Se basa en la colección de materiales históricos reavivados de la memoria popular y de relatos que sobrevivieron al tiempo. Il-Yeon decidió escribir este libro en vista de la situación interna de su reino hacia el siglo XIII. 

En aquella época, el reino de Goryeo atravesaba un momento histórico doloroso tras haberse rendido ante las invasiones de los mongoles. Goryeo había resistido tenazmente por tres décadas al acecho de los pueblos de Mongolia a los que se veía como tribus bárbaras. La amarga experiencia de la derrota frente a un invasor al que consideraban inferior, influyó negativamente en el orgullo del pueblo de Goryeo. Ante esta crisis de autoestima, la gente de Goryeo volvió la mirada al pasado glorioso del pueblo coreano para retomar el aprecio por su cultura y su tradición, buscando las bases sobre las que afianzar la moral del reino. En estos tiempos difíciles, Il-Yeon buscó la manera de inspirar a la gente y reivindicar la dignidad y el orgullo de una nación que se ha mantenido soberana durante 5000 años. 

El libro “Historia de los Tres Reinos”, escrito en 1145 por Kim Bu Sik, es una recopilación simple de datos históricos de Silla, Goguryeo y Baekje. A diferencia de este libro, el texto “Memoria Histórica de los Tres Reinos” de Il-Yeon, apunta a crear un sentimiento de consenso y de unidad nacional. El libro comienza diciendo “Dangun erigió su capital en Asadal y fundó la nación de Gojoseon durante el mismo periodo del emperador Yao de China”. Al mencionar al padre fundador de Gojoseon, el primer reino de Corea, que trasciende tiempo y espacio para constituir la vértebra de los estados que reinaron la península coreana, el libro expone claramente un sentido de identidad nacional del pueblo coreano. 

Empezando con la historia de Dangun, el libro de Il Yeon registra los mitos fundacionales en torno al nacimiento de los reinos antiguos de la península coreana como Mahan, Jinhan, los Cinco Reinos Gaya, Goguryeo, Byeonhan, Baekje, Silla, Silla Unificada y los Tres Reinos Posteriores. Sin importar la longevidad de dichos reinos o la grandeza de uno u otro, Il-Yeon ilustra con detalle los procesos de creación de dichos reinos antiguos mediante leyendas misteriosas y fantásticas que contienen mensajes divinos para el ser humano. 


La historia como tesoro 

El libro “Memoria Histórica de los Tres Reinos” consiste en cinco volúmenes y nueve capítulos. El libro contiene cronología de los Tres Reinos, el reino de Gaya, Goguryeo Posterior y Baekje Posterior. Describe también el proceso de introducción del budismo a los Tres Reinos, así como varias historias de monjes budistas, pagodas y estatuas de Buda. El texto explica diversos aspectos sociales y culturales del tiempo, elemento que había sido omitido en libros de historia del pasado, ofreciendo nuevos datos y perspectivas renovadoras para una aproximación diferente de la historia y la cultura de la antigua península coreana. 

Il Yeon había viajado a todos los rincones de la península coreana desde muy temprana edad, y logró recabar leyendas interesantes y mitos extraordinarios de reyes, aristócratas, monjes, así como de la gente común del pueblo. Il-Yeon supo organizar y exponer esos materiales de modo vívido, dando un nuevo valor a relatos tradicionales, que nunca fueron incorporados a la historia oficial. 


El libro de Il-Yeon rebosa de historias inspiradoras y de anécdotas sorprendentes, y no es simplemente una crónica histórica de hechos reales, sino que es una constante repetición de preguntas fundamentales como ¿qué es el universo?, ¿quién soy yo? o ¿qué le da valor a la vida humana? A la vez que invita a considerar estas preguntas, sugiere también posibles respuestas a través de su material histórico y la sabiduría que transmite la reflexión del pasado. Leyendo este libro, la gente pudo materializar el encuentro con sus raíces nacionales, encontrando respuestas a las preocupaciones de su momento, así como inspiraciones para aventurarse hacia un futuro mejor. Il-Yeon se dedicó a la escritura minuciosa de su colección de historias de Corea hasta que entró en nirvana en el año 1289, y con esta labor de recopilación histórica, el monje budista permanece en el sentir del pueblo coreano a través de sus relatos fantásticos. 

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