jueves, 6 de junio de 2013

LUIS YÁÑEZ PACHECO {10.041]


LUIS YÁÑEZ PACHECO
(Arequipa, PERÚ 1931)
Poeta y profesor universitario de prestigio. Voz mayor reconocida internacionalmente. Es asesor académico de la Casa del Poeta Peruano. 

Ha publicado Nueva poesía arequipeña (1955), Ventana nuestra (1963), Cuentos peruanos (2 volúmenes-1970)  y otros libros más, además del CD "Clase de poesía".

Aparece en antologías internacionales. Ha sido jurado internacional en varios concursos convocados por CADELPO.

Luís quiere ser consciente, como Vivaldi, de que es su obra más intensa hasta el momento y la estructura como aquél, en cuatro partes, dedicándose con verticalidad a desplazarse por las Estaciones; y, horizontalmente, en la ternura tensada líricamente como si en cada «compás» tuviera el nervio pendiente del corazón titilante.

Como un concertista, la regularidad del ritmo existencial se advertirá a lo lejos, marcando el constante ritmo de la nostalgia en todas las estaciones y el poder de la sugerencia, a lo que ya nos tiene acostumbrados. Irá entonces taladrando los oídos para explicarnos que «la vida nos pide cambios, una alternancia» como las épocas estacionales. Pero, además de la nostalgia, cada temporada está imbricada en el poder del tiempo, danzando por los bordes de la intemporalidad, exigiendo dos y hasta tres lecturas impelidas por la sugerencia.








CAJAS DE POETAS

Por si acaso,
por si necesitáis
mi filiación
para que las teorías y la metafísica
no sean requisitorias
contra mi muerte,
voy a decir
cómo se escribe un verso.

Nacer a la vida
y ser apaleado.

Cruzar con urgencia la niñez
y ser apaleado.

Amar
y ser apaleado.

Estar en la verdad
y ser apaleado.
Una pausa,
porque el lomo del hombre
no es tan fuerte.







LA ÚLTIMA CENA

Asistiré a mi última cena,
acercaré a mi boca
un trozo de cerdo con nabos.

Le quitaré a mis versos
las proclamas,
sus airadas espinas,
su manía espontánea.

Mi sangre pulsará
aceleradamente,
lanzaré mi cuerpo en llamas
al seno de la tempestad
y llegará hasta el amor
entre deseos y milagros.







LA POESÍA

Poesía:
sonido límpido
y sin eco.

Te escucho a solas,
mi alma solitaria
busca tu ritmo.

Me asomo a la ventana
y toco el cielo,
percibo el color de tu sonido.

Tu música me envuelve
en una atmósfera dorada,
cuyo brillo reverbera
en el silencio.

Amo el sonido
y su color de fuego.













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