miércoles, 6 de agosto de 2014

MARTA DE MUNITA [12.696]



Marta de Munita

Marta de Munita (1929). Poeta, autora de los libros: “Árbol del silencio” (1964) y “Árbol de Sangre” (1970).



JUEVES

Fue jueves
como todos los otros
con el peso de tres dìas sin jornal.

Pude ver su cara
antes de arreglarse
para esperar el sol que no llegò.

Pocas horas antes de su muerte
sonriò el àlamo.

Fue jueves
y hoy es jueves,
y el àlamo muere un dìa antes del viernes.





Árbol del silencio
Autor: Marta de Munita
Santiago de Chile: Del Pacífico, 1964



CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 1964-09-20. 
AUTOR: AGUSTÍN BILLA GARRIDO

Marta de Munita ha publicado en la Editorial del Pacífico una colección de poemas tras el título de “Árbol del silencio”, con un prefacio original de un poeta de alto vuelo como es Miguel Arteche.

La mayor parte de los poemas son brevísimos, con una gran carga emocional, aun cuando ella solamente podría apreciarse a cabalidad si se conociera la intimidad vital de la poetisa, como acontece con “Como un día”, en donde solamente expresa:


“Como un día cualquiera
vino el trece a las cuatro de la tarde”.


El contexto de los demás poemas entrega algunas luces y permite atisbar la raíz emotiva de estos dos versos constitutivos de “Como un día”, especialmente la composición anterior, titulada: “Vendrás como la lluvia en primavera”, un soneto de corte clásico y de moderna expresión.

La brevedad es, sin embargo, el signo característico de las composiciones integrantes de este libro. Hay poemas de un solo verso, como “El cielo quedó”, en donde dice escuetamente: “El cielo quedó dos meses azul”.

Decir en pocas palabras, algunas de ellas de gran intensidad, lo que otros escriben en interminables versos –en malos versos libres- es una virtud que pocos poetas alcanzan en su primer libro, dice Arteche. Nosotros estamos de acuerdo, porque ello se conforma a la sentencia de Baltazar Gracián (1)(1) “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. (N. Ed.); pero, también hay proverbios muy sabios en donde se estrablece: “ni tanto ni tan poco”, a fin de lograr una justa medida.


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1964-10-03. 
AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS

Marta de Munita escribe en “Árbol del silencio” (Editorial del Pacífico, Stgo., 1964) unos poemas tan, tan breves, que el título parece estrictamente apropiado: el libro es casi puro silencio, un silencio apenas interrumpido por unas líneas armoniosas que expresan más con lo que no dicen: como un desnudo árbol –también el título- en el que solo podemos intuir el esplendor primaveral. La medida más amplia, en todo el libro, es un soneto. Pero no está, ciertamente, por ahí la veta de la autora; según agrega versos, su gracia va disminuyendo por el ritmo pesado de los metros cortos y las rimas elementales. Ahora, cuajar en veinte o treinta palabras –a veces en una línea- una idea poética productora de resonancias que persisten más allá de la lectura, es una tarea en que solo son maestros los poetas japoneses (recuérdense los “Hai-Kai”) y Juan Ramón Jiménez, el lírico más seco de nuestra habla, y en esta tarea Marta de Munita se empeña con resolución y gracia.


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