jueves, 20 de diciembre de 2012

PIERO DE VICARI [8.883]



Piero De Vicari

Nació en San Nicolás de los Arroyos (provincia de Buenos Aires, ARGENTINA) en 1963, lugar donde reside. Es Profesor de Historia y Empleado Judicial. Fue Director de la Escuela Municipal de Lengua y Literatura Andrés del Pozo dependiente de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Nicolás de los Arroyos, entre los años 1991/2001. En ella coordinó el Taller de Expresión Poética, fruto de esa experiencia fueron las antologías editadas Al filo de los nombres; Perfiles del fuego; Tijeras en el viento y Ángeles de sobremesa. Desde 1994 a la actualidad es codirector del sello Yaguarón Ediciones, que cuenta con más de 100 libros editados. Desde 1991 a la fecha es coordinador de talleres literarios, tanto en San Nicolás de los Arroyos (Taller de Narrativa Roberto Arlt y Taller de poesía Oliverio Girando, como en las ciudades bonaerenses de Ramallo (Taller Literario Rafael Obligado) y Campana (Campana Amanecer Literario). Producto de esa experiencia son las antologías Nueva narrativa de San Nicolás; Los caminos del día e Identidad de agua. Desde marzo de 2006, edita la Hoja Virtual de Literatura POEMANIA…la manía del poema, que se difunde en Latinoamérica, Europa y Asia. En el año 2008, ideó, organizó y llevó a cabo la PRIMER ANTOLOGÍA DE POETAS DE SAN NICOLÁS. Su obra, tanto poética como narrativa, ha sido recogida por numerosas antologías, revistas, diarios y páginas web del país y el extranjero. Sus poemas han sido parcialmente traducidos al italiano, francés, inglés, alemán, servio, croata, ruso, guarany, italiano, catalán y portugués. Publicó los libros Poemas del caballo azul (1989), Gato de piel lunar (1996), Vicio de manos (1999), Palabra Lázaro (2002), Texturas posibles (2010) , Al temblor de la hoguera (2012) y “Pasaporte para náufragos” (editorial Velarde, México, 2015.


LA PIEDAD FRENTE AL ESPEJO

Pobrecito el hombre, tan pequeñito,
tan poca cosa, un granito de arena,
una ameba sin tiempo, un abrir y
cerrar de párpados, el canto aluvional
de la cigarra.

Pobrecita la poesía, tan pequeñita,
tan poca cosa, una letra en el
océano del idioma, una gota de lluvia,
la mudanza de la piel sobre la piel,
aleteo de colibrí.

Pobrecitos el hombre y la poesía,
tan pequeñitos, tan poca cosa,
el mismo destino, una sola voz,
la desolación del ser, el canto
que busca el canto,
los oídos sordos.



HALLADO DENTRO DE UNA CARAMAÑOLA HECHA DE CUERO DE ALPACA

Le saco punta a la noche
y dibujo con sus uñas
el puma sediento
del poema.

No me salven los hombres
que su maldición es pájaro,
es tinta, es adobe,
la cruz donde la lengua
resucitará mañana…



LA INDEPENDENCIA Y SU JINETE

En la llanura cubana de Dos Ríos
las gotas de lluvia
parecen dibujar el sudor del verde.
Un caballo recorre su espesura
sin percibir que las balas entran en un cuerpo
para restarle vida a la vida.
Soy el amor, soy el verso
dirá su jinete.
El animal vuelve al campamento
pero el jinete, que es poeta, queda
en la tierra que lo vio nacer
como esa rosa cultivada en las antípodas…

La poesía es la lengua
de lo subjetivo permanente, dirá Martí
y cada vez que lo dice,
las balas florecen en su pecho
como florece la libertad
en el corazón de los hombres.



REGRESO A ÍTACA

En realidad, la poesía
es el albaceas de un dios escrupuloso.
Da a cada quien su porción de cielo,
su cuota de piedras y racimos,
las zonas oscuras donde mitigar
los incendios.

Odiseo apresado en sus oídos,
el poeta, junta palabritas en el mar,
náufrago de sí mismo
a merced de las sirenas.



LA BIBLIA, AL REVÉS

diseñada así
con esta manera injusta de barajar los naipes
la humanidad
es solo un temblor
una amarilla edad
para los marginados


RED CONCEPTUAL

tomemos la visión del poeta:
un río no es un río
sino un dromedario cuantioso
de lomos cimarrones

tomemos la visión del geógrafo:
un río no es un río
sino el cartográfico desplazamiento
de afluentes hídricos

tomemos la visión del biólogo:
un río no es un río
sino el habitat acuoso
de entidades bióticas y abióticas

tomemos la visión del matemático:
un río no es un río
sino el coeficiente que resulta
de restar la abstracción de ciertos números

tomemos la visión del filósofo:
un río no es un río
sino la especulación basada en un elemento líquido
en el cual jamás nos bañaremos dos veces

ahora bien, y en resumen:
un río no es un río
sino un dromedario que en su cartográfica habitat
deambula especulando
entre coeficientes imaginarios
ergo: el río no existe

inquietud final:
¿entenderá el hombre
que esa agüita que moja sus pies en la ribera
en realidad, es sólo una ilusión óptica?


SAND CLOCK

montado sobre el televisor de la pieza
un diminuto reloj de arena
deja fluir las horas
grano a grano
como un traidor al acecho

a pesar de sus ínfimas proporciones
se yergue sobre mis días
con la moral del victimario
regodeándose
en la escena del crimen

dudo que este poema amerite
el desagravio a su odiosa tarea
pero igual escribo, piedra a piedra
estas palabras
no sea que la parca se disfrace de tiempo
y afile su guadaña entre mis dientes
justo en el umbral
en el mismísimo umbral
del último grano por caer


BIBLIOTHEKAI ALEXANDRIA

seguro de sí mismo
Calímaco de Cirene
posa sus ojos en un universo errante

no lo apabulla el contenido
lo desvela esa necesidad de tenerlo a mano
de darle un orden
una alfabética forma de registrar la memoria

con sus dedos
acaricia –metafóricamente- cada estantería
cada pinakoi
y lo conmueve el murmullo de nombres
de creencias y ritos
huellas ancestrales que depuran
los guijarros de una raza alejándose del simio

luego, reordena con paciencia los rollos
y del catálogo
navegan a sus anchas
las voces del hombre nuevo

para él no es utópico pensar que el mundo
quede reducido a esas tablas
para él no hay idiomas, lengua o balbuceo
que detenga la comprensión de lo vivido

satisfecho, exhausto pero íntegro
Calímaco descansa al terminar el día
sabiendo que la luz no solo proviene de los astros
sino que cada lámpara estalla
seminalmente en la escritura

entonces, el bibliotecario duerme...
y en su sueño, el fuego lo desborda
condena a la ceniza, toda pretensión del saber
una historia que, por humana, merece ser habida

lejos de las premoniciones,
el hombre de Cirene despierta:
la mañana le devuelve la algarabía de los pájaros
y el mar (eterno, imponente)
se cuela nuevamente en su nariz
con ese mismo olor
de las cosas perdurables...


LA RESURRECCION ES POSIBLE

El poema cae de la mesa
cuando la migaja no sirve
y es la noche.

Ahí es donde vuelvo
al disparo de la sangre,
al verso que arremete la moneda transitora,
al oído que retiene
minúsculas razones:
grillos monocordes
en la opacidad de los ojos.

El poema cae de la mesa
y caigo con él,
muerto como un muerto
en la levedad que lo sostiene.


AXOLOTL

Desde hace siglos está en mi pecera.
Deambula ciego por pasillos húmedos,
deja rastros que obedecen
a milenarias formas.
Va, viene, regresa
es como un reflejo anclado
en el centro de la nada.
Camina, palpa,
modela su reducido territorio.
Sabe que el agua es un telón,
una cárcel teatral que exhibirá su máscara.
Igualmente va, viene, regresa,
indaga cacharros arrojados al abismo,
monedas que entre piedras
simulan en los ojos, tesoros extraviados.
Es un fantasma más,
un fantasma único,
inquieto e inmóvil
como un dios
en su séptimo día.


LEYENDO A UNGARETTI

La síntesis
bien podría ser esa semilla pugnando
por volverse espiga.

En ese orden de cosas,
la poesía enciende la palabra
cuando los labios devuelven el sonido.

A mi entender
la discrepancia recae en la imagen:
cuanto más incomprensible,
muere de muerte metafórica.



TEMPLO DE APOLO

(Roy Lichtenstein, 1964)

Apenas siete columnas
en un trazo excesivamente geométrico.
La mirada
estrellándose en abismo,
meticulosa y febril
es un milagro que no llega
pero llega finalmente.
No es difícil imaginarse Sócrates
en medio de tanta obsecuencia de formas y mitos,
no es difícil estar allí
esperando la nave que regresa de Delos
horas antes de beber
el líquido que hiere.

Aún así
cuesta creer que el mundo
en esos días, era un pañuelo
y que Dios no era Dios
sino varios dioses
gozando humanamente de su atributos.

Del ocio al pensamiento,
de la especulación a la palabra sin sentido:
más de dos mil años no han borrado
la roja levedad de la ceniza.

(Critón, corre desesperado hacia la cárcel.
Dicen que la nave ha llegado.)







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