miércoles, 27 de agosto de 2014

MIGUEL MARTÍNEZ LÓPEZ [13.056]



Miguel Martínez López

(Madrid, 1982). Profesor de Filosofía en Bachillerato. Ha participado en antologías y festivales como la del III Día Internacional de la poesía en Segovia o Voces del extremo 2014 Poesía y Resistencia. MIS PIES DE MONO (Tenerife, 2014) es su primer poemario. Reside en Madrid e intenta, como usted, ser feliz un rato largo. Si es posible. Blog personal de poesía: http://mispiesdemono.blogspot.com.es/




Las muelas del juicio final

Nos encerraron en un círculo cuadrado
y nos pusieron a pensar en el futuro
Nos regalaron una zanahoria de plástico
nos llenaron el tiempo de peajes 
 y resistimos con tres muelas del juicio.

Nos pusieron a vivir en la afueras de la vida
en las afueras del amor
en las afueras…

Nos regalaban las sábanas
para que pariéramos tornillos.
Nos alimentaron  con pienso
nos explicaron
la  mecánica del éxito
y resistimos con dos muelas del juicio.

Nos redujeron la alegría y la llamaron hobby
nos ensancharon el deseo
y lo llamaron grandes almacenes
nos precintaron las lágrimas
las más nuestras y tremendas…
Nos indicaron , nos contraindicaron
y resistía el juicio de una sola muela.

Brindaron con  nosotros
por la fugacidad del tiempo
nos forraron el útero de hielo
Nos ordenaron  los sueños
y a cambio nos devolvieron
un catálogo de muebles
Nos ocultaron  la vida
pero nos compraron un poni
Nos sacaron los ojos y los echaron al cesto
nos sonrieron
en el idioma de las hienas
nos acariciaron
en el idioma de los perros

Nos dejaron, al cabo
provistos de todo
 y desprovistos de muelas.

Cuando quisimos salir corriendo
ya era tarde
caminábamos tristes y correctos
desdentados 
con el estómago lleno de todos los escombros
y nadie mordió a nadie
y nadie mordió nada
y todos mordimos el estúpido polvo
de la nada.






Pequeño consejo de convivencia felina

Hay un tigre debajo de tu almohada
hay un tigre azul océano
que salta a tu pijama desde fuera de las cosas
hay un tigre colmillo de pregunta.

Apagadas las luces de la casa
una vez hecho el repaso cotidiano
de facturas con el mundo.
cuando ya has pensado en fulanito
cuando has pintado de trece colores  el techo
entonces te quedas solo
muy solo
y piensas en eso
que yo no sé lo que es
que tú no sabes lo que es
que nadie sabe.

Hay un tigre debajo de tu almohada
Hay un tigre de ternura sin retorno
Hay un tigre salvajemente humano
debajo de tu almohada y de la mía.

Es para siempre
puedes conversar con él
aprende a soportarlo
 no lo domestiques. 





El amor es un terrorista suicida

El amor es un niño, 
el amor es un niño …deforme
un tomate que habla
un engendro.

Con todo lo que cuesta  alimentarlo
mantenerlo en equilibrio,
y de repente sin venir a cuento
se hunde, se hunde…
y uno ve salir las ratas por debajo de la cama
despaciosas
con un cigarro de hielo entre los dientes
Y se te pasan la horas y las nubes
buscando un trozo de pan al que agarrarte,
buscando las gafas o una monda de palabra
que lo vuelva a pegar todo.
Pero sólo  vienen escapadas rurales y toses y cojines.

El amor es subnormal,
de repente sin venir a cuento
se jubila anticipadamente
y a vuestro sábado le crece ese tumor de los domingos
compras el periódico y te descubres llorando los deportes
y sus labios…
que eran canela  y cocaína,
-antes-,
ahora  la estación de servicio de una autovía de peaje.

El amor es imbécil,
de repente sin venir a cuento
se  larga, no te dice dónde
pero  te deja arrasado y luminoso
lleno de fantasmas
como una aldea indígena cuando el imperio ha pasado
como un  caimán en el desierto más desierto
y sus verdes y tus rojos y tus casas incendiadas
y  tus mujeres violadas en la luna.

El amor es un terrorista suicida
que un buen día  busca el mando de la bomba…
Y en este restaurante nadie sabe nada de nosotros
nadie nos mira,
los dos hincamos la cabeza
en la estúpida carta de los postres
como quien lee los planos de evacuación
en el centro mismo del incendio.
Mientras el amor pulsa el botón
y nadie alrededor escucha la bomba...

Salvo nosotros
porque después de la explosión cambia el silencio
y de pronto ya no nos miramos a los ojos
y ahora  nos queremos mucho
pero nos evitamos  los ojos
como se evitan siempre
los ojos de los muertos.

Voces del Extremo. Poesía y resistencia. Ed. Amargord, 2013






Mis pies de mono




CALABAZA

Huye de la gente que tiene las cosas claras
si en algún momento tiene que elegir entre
sentarse a aclarar las cosas contigo
o meterte una calabaza por el culo
elegirán lo segundo
lo digo sin tenerlo demasiado claro.



SIN GANAS DE PENSAR EN NADA MÁS ALLÁ DE NADA 

Hoy el cielo limpio como un portal
recién fregado.
Como una plaza fría donde la gente
sueña globos transparentes

Hoy el cielo intacto
como si de un momento a otro
fuéramos a ver
su leve esqueleto de pájaro

Hoy el cielo es solo eso
cielo
como un niño sonriendo en la bañera .
como el mecanismo sincero
de un  vaso de agua.

Como si no  importase tanto.
Como si fuera verdad.




LAS PALABRAS Y LAS COSAS

Yo no lo recuerdo
pero mi madre me cargaba en brazos
cogía entre las suyas
mis dos pequeñas manos
que no eran manos todavía
que eran ruiseñores mudos y ni eso
que eran cabos sueltos
y me obligaba a tocar los objetos de la casa
uno a uno.
Me presentaba el mundo,
consciente supongo,
de que el mundo se conquista con las manos.
Naranja, cuchara, libro, nariz, hermana,
inaugurando los sonidos
 me ofrecía sus texturas y sus formas,
para que yo ensamblara mentalmente
las palabras y las cosas,
para que yo tendiera esa cuerda necesaria
entre vivir y pensar,
para enseñarme en fin…
la piel de las palabras.
Mi madre, al final nunca lo supo,
logró lo que quería
yo  terminé más o menos
llamando a las naranjas por su nombre.
Pero aunque el mundo hasta hoy
me siga pareciendo incomprensible
y  aquella cuerda se deshaga con la lluvia
lo que de verdad le agradezco
en noches inflamadas como ésta
desde aquí
desde el oro azul de sus palabras
es este afán incorregible
por tocarlo         
todo.




Libro de Miguel Martínez López, Mis pies de mono

Por Jorge García Torrego

La primera vez que vi a Miguel Martínez López fue un martes cualquiera, hace ya unos años, en los Diablos Azules. Recuerdo que no es que me gustara su poesía, es que me sorprendió. Fue rápido el paso de la risa de alguno de sus poemas al frío de la angustia existencial y luego alguna de sus imágenes poéticas me remató. Joder. Le pedí su nombre y lo busqué por Internet. Descubrí que tenía un blog, Mis pies de mono, donde publicaba sus poemas. Ahí quedó la cosa porque tampoco le volví a ver, o si le vi no lo recuerdo. Y hace unos meses, en este zoco digital que es facebook, descubrí que alguien iba a ir a la presentación del libro Mis pies de mono, de Miguel, en esa semana. No pude ir, pero sabía que ese poemario iba a ser un atlas del dolor, de la alegría, de la angustia humana.

Y no me equivocaba porque en este libro publicado por Bailedel sol encuentras la agujeta enorme que supone hacerse mayor, como en el poema que inaugura el libro Cambio de asiento,

(...)
Guapos y valientes,
en el futuro atravesaremos
los campos, las ciudades,
sujetos a las crines de nuestro
caballo de acero.
(...)
Cómo imaginar
el asiento de delante
las mañanas de clínex y bostezos
la primavera gris de los semáforos.
(...)

Se puede decir que Miguel, desde la rutina y lo más opaco que te venga a la cabeza (hacer la compra, filosofar en la taza del váter, las axilas, los mosquitos del verano, el deambular mirando una manzana o al cielo) sabe desenrollar y multiplicar un paisaje rico y exacto. Digamos que pone la cantidad exacta de cocodrilo y de despertador, de risa y de muerte.

¿Y cómo no se va a admirar la poesía de un tío que escribe el poema Las palabras y las cosas? Ese poema que por supuesto quise, quiero y querré escribir porque consigue la magia de los poemas buenos y venenosos, que al leerlos crees que te han salido de dentro, que lo de fuera solo ha vuelto:

Yo no lo recuerdo
pero mi madre cargaba en brazos
cogía entre las suyas
mis dos pequeñas manos
que no eran manos todavía
que eran ruiseñores mudos y ni eso
que eran cabos sueltos
y me obligaba a tocar los objetos de la casa
uno a uno.
(...)

http://mispiesdemono.blogspot.com.es/


Y así te quedas, con cara de tonto y solo llevas treinta páginas del libro. La verdad es que es un libro currado, en el que aparece todo el mundo, incluido el currela (en el poema El extraordinario caso del hombre normal) que toma el café a tu lado cualquier mañana y que no leerá (creo) ningún libro de poesía porque no se siente identificado. (Pero en este si). También Miguel Martínez tiene la precisión o la alquimia o yo que sé de poder hacer imágenes poéticas como estas,

Llueve y es una catedral gótica/puesta boca abajo,
era tiernamente difícil/como el centro de un sudoku
Hoy el cielo limpio/como un portal recién fregado

Y ya veis, qué ojo tan normal y tan extraño tiene Miguel, qué dualidad (de puta madre) para seguir madrugando, desayunando, comiendo y viviendo y por otro lado, todo lo demás. El libro publicado por Baile del sol vale mucho menos dinero de lo que debería así que, antes de que alguien se de cuenta y se chive y suban el precio y a Miguel Martínez López lo pongan en altares y esas cosas y le regalen bolígrafos y cuadernos por las calles, id a comprarlo. Si no os gusta, leedlo de nuevo.

Aquí os dejo mi poema favorito de este librazo, que además me recuerda a mi poema preferido de tooooodos, el de La masa de Vallejo:

El poeta impuntual

El poeta vio una
puesta de sol
dulcemente hemorrágica
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

El poeta vio
a una mujer desnuda
siniestramente blanca
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

El poeta vio
a un niño devorando una chocolatina
despiadadamente puro
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirlo.

Por más que lo intentase
siempre llegaba tarde,
Siempre tarde
y la poesía de allí
se marchaba antes.

Cansado
el poeta se miró al espejo
afiló sus lápices
muy rápido
y se sentó a escribirnos.





No hay comentarios:

Publicar un comentario