martes, 13 de enero de 2015

MARLENE DURÁN ZULETA [14.462] Poeta de Bolivia


Marlene Durán Zuleta

Nació en Oruro, Bolivia  en 1956
Poeta, escritora, compositora, investigadora de la cultura orureña. Graduada de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Técnica de Oruro.

Libros: “Grises” (Poesía) 1977. “El otoño de la almohada” (Poesía), 1ra. edición 1984, 2da. Edición 1985.  “Salmos” (Poesía mística) 2001. Incluída en Antologías locales y nacionales Unión de Poetas y Escritores filial Oruro, 1996 al 2011, PEN, Noche de Arawikus.   Ensayo: Antología de 10 Pintores orureños 1987, Mujeres Orureñas, 1ra. Edición 1999 2da. Edición 2006, Diccionario de Autores orureños edición compartida 2006. 

Mención Honrosa Concurso Nacional “Franz Tamayo” 1978, Segundo Premio Concurso Nacional “Franz Tamayo” 1981. Tercer Premio Concurso Nacional Universidad “Tomás Frías” de Potosí, con el poema “Sobrevivirán los últimos niños del Ande?.

Otros premios y muchas distinciones.

Diserta temas relacionados a la literatura, historia e investigación.
Colaboró en el Suplemento cultural “Presencia”, en los Cuadernos de Cultura de la Revista “Signo”. 

Escribe para la Revista Dominical del diario “La Patria” y en la publicación mensual “Nace la Luz”. 

Figura en los libros: “Enciclopedia Gesta de autores de la literatura boliviana” 2005, “Orureños en la Cultura Boliviana” 2006  y Diccionario de Poetas Bolivianos” 2011 de Elías Blanco Mamani.  Guardianes de la Memoria “Diccionario Bibliográfico de la Vicepresidencia del Estado y el Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional Año 2013,  de Luís Oporto Ordoñez. Incluida en el Calendario 2014 “Oruro en la Historia”.

CD grabado con 11 composiciones de letra y música de MDZ, canta  la artista Lilia Magne 2014.

GRISES (1977) prologa el Poeta y escritor Carlos Condarco Santillán: La primera obra de Marlene Durán Zuleta, no es solo un libro preciso y eficaz, allí se advierten los signos que habrán de configurar su peculiar tratamiento de la lírica. Otoño: Me quedo trémula,/ al pensar que me llenas con tu silencio,/sé que estás ahito de cansancio/pero te quiero, así como eres.

Alberto Guerra Gutiérrez señala: Poesía diáfana la de Marlene en el Otoño de la almohada, cuyos capítulos Apuntes de  insomnio, Destellos de Dios, En el silencio y En el meridiano, reflejan la honda sensibilidad de la autora, en una poesía plena de exquisitas metáforas y giros que le dan una estructura de las composiciones el sello de personalidad que implica toda obra de jerarquía artística. 

TARDE: Vuelve el crepúsculo desteñido/ a mis vertebras/ y dorsos, rejuvenecen/ los otoños al conjuro de mis bostezos/ y mis dedos sonámbulos se abaten/ en la piel amarilla/ que destila agonía/ lágrimas y tristeza.

Salmos (Libro de Poemas místicos), 1998  Edwin Guzmán Ortiz, prologa: …la poesía de Marlene Durán recupera la tensión de otras vates piadosas como Sor Juana Inés de la Cruz o Santa Teresa más, no dejan de percibirse secretamente las nervaduras luminosas de una Emily Dickindon. Salmos de Marlene Durán, es una invitación al recogimiento poético y la escucha de lo inefable –mysterium tremendum- por intermedio del poema.


AMOR

Hermano Jesús
Cómo no he de prodigarte
o limitarte a oír los sonidos
del silencio
si despiertas ternura 
aun en el hombre torvo.


LUZ

Afuera llueve
parecen lidiar entre vientos y truenos,
cierro los ojos
y viene a esta fontana
Jesús el astro
el eterno horizonte.


DESDE LA PENUMBRA

Esta noche de bruma y silencio
caigo de rodillas
frente al Cristo crucificado
y contemplo las huellas
de sus manos perforadas
su frente ceñida por la corona
de espinas
y sus ojos dilatados de tristeza.


SACRIFICIO

Jesús
diste tu vida por la mía…
mi oquedad por tu luz
y me concediste
la sombra de un jacarandá,
una herida endeleble
de saberte prodigio
desde vientre.



1999-2000

CARTAS A ROSS

MISTERIO

Te cantan los mirlos,
la lluvia,
el otoño
porque en la caverna de tu corazón
los retoños son el tesoro mayor.
Está ausente de ti
el sueño, el cansancio,
tus ojos transparentes al alma
se muestran alertas para dar calor.

Eres pozo de ternura,
tus brazos al ritmo del tiempo
nunca desfallecen
cuando el hijo está en tus brazos
y las estaciones parecen darte más vigor.
Todo es nada
para tanto desvelo
para tanto amor.
Madre
eres  salmo de vida,
en torno a ti gira
la luz del hogar,
no hay naufragio,
herida
dolor,
eres misteriosa
dejas huellas profundas
en el tránsito de los días,
por eso Dios te ha hecho ángel sin alas
fuego latente en la piel
alfabeto de estrellas.


LUZ

Eres musa que se detuvo en el surco de la vida,
aunque tu camino ha terminado
en otra pradera mágica,
con seres invisibles a los ojos del hombre,
la muerte
no ha de apagarte
porque Dios te ha hecho inefable
para la eternidad.


2001-2002

ANALECTAS DE MEMORIAS

EN LA FONTANA DEL CORAZÓN

Vuelvo siempre a ti
por el mismo camino que tiene aroma a vino,
vuelvo a sentarme en tus rodillas
y a leerte una y otra vez el significado del tarot,
los árboles y su altura.
Es posible,  en los signos de la llovizna
se hayan borrado con el día 
y los cristales empañados de madrugada.
No importa,
si  consagras el fuego,
el viento,
los sentidos,
la palabra .
Vuelvo siempre a ti
me transtornas
con tus gestos y 
con esa lucidez que rememora
tu dulce niñez
del paseo de la Alameda
de la irremplazable Chabuca Granda
de los olores de hierbas frescas
de la salvia, la albahaca,
la infaltable canela
y los tamales frescos.
No podría compartir el espejo de tus ojos
para verme en otros
porque soy de ti.
Ayer di un paso para estar en la misma línea
de tu existencia
con una dimensión de avanzar juntos
el mismo sendero.
Un día habremos de separarnos
quizás yo sea que camine primero
y esa ruptura de mi luz  con la sombra
supere nuestra historia,
esta metafísica
que me articula
que me hace sonreír
que me hace cerrar los ojos
y que me hace pensar en la Ley de Dios
cuando me retorne al infinito
desde mi nocturno neón
desintegrada de mis huesos
y de mi piel
te susurre al oído
vuelvo siempre a ti.


CONVERSACIONES DE LA TARDE

A Silvia Mercedes Ávila

Conservo en el alma
tu figura abierta
a la llovisna
al tiempo que no prolonga
los viajes
al ocaso.
Esta necesidad
de conversar
noche a noche me vence,
me ausento
me desvelo
me quedo en el silencio.
Despierto
y recobro la grieta
de tu corazón.


INVOCACIÓN ANGUSTIOSA

Para  Hilda Mundy

El holocausto
nos acercaba a la misma franja,
qué decir de un desborde de agua
si el Mar eternamente
se nos negó,
aun inmolándote 
estaría lo telúrico,
la caverna oscura,
el oído sordo y prolongado,
la epidermis ensangrentada
de ese errante
que retrasa nuestro sueño
que demora
y nos avergüenza haciéndonos
caer hasta el fondo
de otra conversación vacía.



POEMAS DE FUEGO

2004

Porque el amor es tan fuerte
Como la muerte.
Fray San Felipe de Jesús

A ti
latido,
vértigo que me apasiona,
que me diluye como la lluvia.
Has invadido mi silencio
que tenía nombre
no te detuvo la frontera
ni el Mar,
caminante nocturno
de la estepa del Inca.
Atrás quedaron la hoguera de tu casa,
las lágrimas de tu Madre
y sin saber del invierno,
de la tierra árida,
ni del viento
me trajiste el cofre
el tesoro de tu corazón.


II

Veinte menguantes que andamos juntos
enrollando tempestades
para iluminar nuestros días,
para detener la palabra
en un desvarío
en un romance
donde la verdad
vive cada mañana.
Es punto por punto
donde tejemos el beso,
la memoria
el horizonte
ser indelebles en nuestra historia
para la eternidad de nuestras almas.


III

Amor mío
cuando me envuelves
con la piel de tu cuerpo,
siento que el destino está en las palabras
en la ventana que vigila
el faro de la calle,
en el signo del amor que nos une


IV

Caminábamos taciturnos,
desvelados
con la canción de cuna
por el insomnio de nuestros hijos.
Teníamos que aumentar la dosis de ternura,
prometimos escalar sin temblar
todos los contornos 
de las piedras,
de las sombras
a pesar del invierno,
porque el amor 
amor son ellos
marineros que navegan
en el Mar de nuestros ojos
y que arden en la luz
del medio día.


SENTIMIENTOS

2005
Para Agnes Sanz de Franck


Son las veladas del insomnio
que me vuelven a la luz
cierro los ojos 
para no recordar nada
para no sufrir
por la lluvia que cae.
Hay un cielo gris
fugazmente encendido por los relámpagos
que se pierden en la sombra.
¿Sabes?
Odio las visiones
las premoniciones
y el destino reducido en las ojeras.
Siento ese abismo
que nos separa
fiel amiga
pintora del alba,
me doblas en memoria
y no hay murallas
en tiempo limitado
sobrevivimos
con nuestras confidencias
con las lunas de los sueños,
con los signos del silencio.
Sabemos
Que las ventanas se van cerrando
tú estás afuera como la golondrina
que debe alzar vuelo
y yo aquí dentro de este acento
con la extraña melancolía
de sentir que te quedas dentro de tu obra
visible, como la vida.
Lloro sin rencor
por la hoz
que se amotina,
tu voz un tanto ronca, inconfundible
como el agua de la fuente
me habla de los murmullos del alma
de los dolores de la piel,
de la rotonda
y de tu ojo abierto.
Y aunque pasen brumas
o aves sin nombre
dejas huella
tus pinturas frescas
las hojas verdes de la coca
tu mirada libre,
libre del ruido de los huesos,
que renacerán con la corola
intacta en el alero
en el vértigo de otro sendero.



EN EL TIEMPO

A Juan Siles Guevara


I

Está aquí, gigante en la palabra
vivo en la historia de tus alegatos,
con el adagio de
la Balada del Agua del Mar.


II

Tu hálito se fue apagando,
Y no hubo desazón
en tu corazón
que estaba hecho para la remembranza.



EVOCACIÓN PARA CONSAGRARTE 
EN EL COSMOS

Naciste de pie
Antigua Villa de San Felipe de Austria
Hoy “Oruro Inmortal”.


Me abrumas, me conmueves
noble ciudad, 
desde la turba que se rebela
levantando el blasón,
desde los surcos expuestos al sol,
desde los muros del camposanto.
La mitología de los granitos de arena,
los guardianes pétreos
y los cráteres sin frontera
se encallan en el tiempo,
en tus vigilias,
en tus aguaceros,
en esta amalgama de telares.
Tierra de vientos
tu geografía es el horizonte,
la carroza de fuego
enciende la historia.
Dicen que algunas ciudades son únicas
que se parecen a las madres,
eso eres para mí
centinela que me agosta en esta puna.
Ciudad como mi Madre,
fuiste testigo
de Juan Vélez de Córdova el precursor,
no pensó en el polvo del olvido
que en domingo de invierno,
día gris,
una zanja fuera espacio para su cuerpo inerte
después de haber sido colgado,
y rota la débil cuerda
mártir de haber sido abatido
sin ninguna resistencia y defensa,
todo por la libertad,
Cobijas a Sebastían Pagador
que honró su lealtad.
Ciudad como mi Madre
aquí habito respirando tu silencio,
recontando los árboles de pino
que lentamente se van muriendo,
aprendí de las atalayas
que el Faro de Conchupata
ilumina en las noches
al cielo constelado
de este pequeño mundo.
Tu nombre arde en el alma,
eres himno de alabanza
de los que habitamos
y de los que se desterraron.
-Es dolor saberte ignorada-
La diferencia se remonta
cuando ya se habían apoderado
de todos tus veneros,
Sé que aún guardas en tus entrañas
metales escondidos al hombre
que no tiene miedo
a lo telúrico ni a la bruma.
Todavía existen quirquinchos,
armadillos que otean desde sus dunas,
y esbeltas llamas
que desfilan en día de feria.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      
Ciudad como mi Madre
a tus pies se arrastra
el lago Uru Uru,
sigiloso te cerca el Puente Español
aunque no encalle ningún barco
ni los peces murmullen en el agua.
Abundan las tholas, las yaretas,
la paja brava que grita tu grama amarillenta.
desde el alma veo tu luz,
siento tu cruz,
enmudece resignada
a ser penumbra de la Patria
que te empolva hasta los resquicios.
El templo de la Iglesia de San Miguel
donde los lienzos de nuestro Dios
y de los antepasados
cubren las paredes
como testimonio de identidad y de historia.
Los orfebres han esculpido tu morada
hasta trasnocharte, adormecerte
nunca se rindieron hasta terminar
y dejar como monumento
la caverna del Socavón,
es ahí donde narran la mirada
de unos ojos tristes,
la sed del caminante que empezó en lamento
y terminó en sosiego.
Ciudad mía
el campanario de mi corazón repica
y se alborota,
eres incontenible en la yerma de tus campos,
infinita en tus altivas montañas,
me anclas,
me cautivas.
Desde los ventanales
se descubren tus torres,
la fuente de la Ranchería,
donde están tus huellas
y el estandarte de tu sino,
por eso el Creador bendito
trajo hombres a este suelo desértico
para poblar y llenar de aves,
de peces y de granos.
A ti que eres mi regazo
ciudad como mi Madre
cuando llegue mi hora
cúbreme entre tus brazos.



COMO SIEMPRE

Qué más puedo darte
si eres el iris de mis ojos,
si en la lluvia
has escrito mis memorias.
Arcano,
has aclamado desde el torso
hasta la greda de mis dedos
para moldear mi cintura
y yo te amo.




MOTIVACIÓN         2007

Para Carlos Condarco Santillán

Usted es saeta, es un buen hombre, lee y relee todo lo que está escrito en lengua castellana. A veces se queda en silencio como si las palabras se fundieran en un signo, como si las luces de “Los Sherzos, la Prometheida o los Epigramas Griegos”, anotaran otro verso en su memoria.
Una ternura, una mujer llamada Musa selló en su pecho un horizonte  y un beso infinito, ese que sólo las madres suelen dar e hizo que fuera árbol sabio, primigenio, pristino en escribir los nácares de “Agraz”.
Reconozco su cofre de poemas, sus cuentos, su acentuado estilo de poeta, escritor e investigador, gran conocedor de la obra del parnaso boliviano don Franz Tamayo y del historiador Gabriel René Moreno.
Su oficio lo ha llevado a descubrir deidades andinas, la cosmovisión de los cerros y estrellas de nuestro altiplano que han abierto en el otoño de la noche un mundo celeste y sin sombras.
Comprenderá que estas líneas son rayos verticales de verdad, como la teología que profesamos al mismo Dios, y tiene sentido el verbo, “La esencia y la existencia”.

Oruro, agosto 2008





PINCELADAS DEL ATARDECER


I

La tierra me muestra
el rescoldo
las tardes brumosas y frías.
Un ovillo de siemprevivas
marca mi silencio,
he anudado mi canción a la vida.


VI

Profunda, eterna y honda
siento a la vida, madreselvas,
ríos cristalinos
geografía
que amanece en mi corazón.









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