miércoles, 3 de diciembre de 2014

ALICIA REYES [14.172] Poeta de México


ALICIA REYES

Nació en la ciudad de México el 13 de junio de 1940. Poeta, narradora y ensayista. Estudió el doctorado en letras francesas en La Sorbona y en la Alianza Francesa de París. Ha sido directora de la Capilla Alfonsina, de la Biblioteca de Alfonso Reyes y del Grupo de Amigos de Alfonso Reyes. El Gobierno de Francia le otorgó en 1977 la condecoración de Caballero de la Orden de Artes y Letras. Miembro de Número del Colegio de Literatura del IMC (1984) y de la Unión Cultural Americana de Buenos Aires, Argentina. Miembro fundador de la Academia de Ciencias y Humanísticas, A. C. y de la Sociedad de Literatura mexicana. Fundadora de la Asociación del Café Helénico (Maestro Antonio P. Rivas). Parte de su obra ha sido traducida al francés, inglés y portugués. Traductora de la poesía de Blaise Cendrars. En 2013, el Fondo de Cultura Económica publicó su Antología poética que contiene los libros: Poesías I; Poésies II; Y en la sombra viva; A solas… Diario poético; ¿Qué paso con las parcas?; Ambartú; América mía y Poemas sueltos.
Como especialista y principal promotora de la obra de Alfonso Reyes ha publicado "Genio y figura de Alfonso Reyes" (1976) y "Cómo apreciar a Alfonso Reyes: cuentos de Alfonso Reyes" (2000), entre otros.
Entre sus cuentos está "Sólo un perfume tenue" (1995), entre las novelas figuran "Fetiche" (1984), "El almacén de Coyoacán" (1990) y "Aniversario número 13" (2004). Su poesía se encuentra reunida en los volúmenes "Poesías" (1965), "Y en la sombra viva" (1968), "¿Qué pasó con las parcas?" (1976) y "Ambartú" (1984).

Es directora de la Capilla Alfonsina de la Biblioteca de Alfonso Reyes; jurado del Premio Internacional Alfonso Reyes; vocal de la Sociedad Alfonsina Internacional y miembro fundador de la misma.



La poesía transparente de Alicia Reyes

Por Nadia Contreras

La poesía de Alicia Reyes, nieta de Alfonso Reyes, es una poesía íntima, personal y única. En ella vemos la labor del orfebre que, desde las formas tradicionales hasta el verso libre, ha sabido crear con perfección cada una de sus piezas.


Los primeros poemas de Alicia se centran en la obra extraordinaria de Alfonso Reyes; agradece y a la vez se deslinda; ella, la poeta, tomará otra ruta hacia las palabras. No se separará de Reyes, de Homero, de Valéry, Sor Juana, como tampoco de Alfonsina y de la luz de los poetas aztecas. Alicia es orfebre, las cosas del mundo, aun las del caos, se redescubren luminosas, vitales. La esperanza está puesta en el poema:



[…]

quiero cortar de tajo
el caos tembloroso.

Que florezcan jardines
de belleza
donde la arena hueca
se almacena incolora.

Suenes los tambores
a la luz
de la luna.


La poesía de Alicia, insiste en lo que el hombre deja a su paso. Se trata de mirar la tierra destruida, partida, quemada. El hombre, en su ambición desmedida, la ha fracturado. La naturaleza reclama:



Se han despertado los árboles
que ya se sienten atados
prisioneros en sus
aros de hierro.

Ya no beben
la humedad profunda
de la tierra
su círculo trazado por
el hombre mezquino
desata la furia.

Y los bosques se incendian
y sube, cunde la protesta.

Sigue el galgo en su carrera
desbocada
sigue el humo de la hierba
sigue la búsqueda del paraíso
de los necios.


Los necios olvidan que el tiempo se lleva todo, incluso la existencia. La existencia es efímera, la poeta lo afirma una y otra vez.  Su poema “ América mía” dedicado al poeta Ramón López Velarde es un himno que pone de manifiesto el antagonismo permanente. Desde siempre, un sistema fundado en la explotación del trabajo y en el reparto desigual de la riqueza. No hay héroes y quienes deben salvaguardar la nación (los gobiernos, los políticos, los medios de comunicación) están cada vez más lejos:



Estamos ciegos
y los héroes
derramaron, tal vez,
una sangre ociosa.


Otro tema importante de la poesía de Alicia es el amor. El amor culmina las emociones, los sueños; es intensidad, inmensidad. El amor es baile entre espejismos y árboles; se volverá sólido. Veamos dos ejemplos:



[…]
un árbol quería acariciarme,
la lluvia cayó en mi cara.

Venus bailaba también.

*

Te amo así,
silencioso y sonriente
en tu cama hecha de marfil
y de melancolía.

¡El amor moldeado
en el barro de este siglo
se volverá poco a poco
sólido como la piedra!


Alicia Reyes juega con el poema, se divierte tanto como el lector y ambos ríen, se arrancan lo serio. Los “Tikismas”, son para la autora “poemas en prosa con toques de reflexión y humanismo inagotables; las “tikanjáforas”, hermanas de los tikismas e hijas de las jitanjáforas alfonsinas, “herederas a su vez de los juegos del cubano Mario Brull y tataranietas de todo juego poético de la antiguedad”, son sus herramientas para esta experiencia lúdica. Los títulos de los “Tikismas”recuerdan ciertos capítulos de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: “De cómo salieron con su intención el cura y el barbero, con otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia”;  “De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar”, por citar dos ejemplos. Y así, comenta Fernando Corona en el prólogo de la antología, Alicia Reyes refiere en cuatro textos una microhistoria de sí misma, “precedido cada uno con la añeja manía de las novelas germinales de comenzar un título con la preposición y el adverbio que en común refieren la forma en que cierto personaje emprenderá un suceso o será víctima de ello: De cómo Tikis cayó en postración; De cómo se enfrentó a los tigres; De cómo no pudo protegerse y De cómo conoció a Don Quijote y a Sancho.” Microhistorias que son sueños, pesadillas; desgarran no sólo las sábanas de la cama deshecha:


De cómo se enfrentó a los tigres

Y en las pesadillas vi al lobo de los cuentos,
al tigre de Borges y de Lizalde. Los vi destruir una jaula
de barrotes espesos… Comerse a cien niños que
lloraban y todo por mandato de Herodes… pensé; qué
pesadilla tan común, pero luego el tigre más grande
se alzó majestuoso sobre las patas traseras… afuera
llovía, la luna y el cometa platicaban… mis sábanas…
al despertar… estaban desgarradas.


Para André Breton, el hombre cumple la voluntad de los sueños: “Los sueños son la nieve que adora” o “los espléndidos carriles / que se elevan muy alto sobre las caracolas de sus vestidos.” Alicia parte de este principio y se deja llevar:

De cómo conoció 
a Don Quijote y a Sancho

Estaba Don Quijote sentado sobre el yelmo,
sobre la bacía del barbero, y lloraba de cólera…
Sancho, ¡panza y piernas!, lo consolaban en vano….
Las astas de los molinos rotas y feas seguían su
movimiento, como péndulos infernales. Caía la
tarde… el río se detuvo un minuto… salió
una estrella…
Caminamos, y al llegar al albergue, se escaparon por
la chimenea espirales de humo y nos fuimos tras ellos.


La poesía salva, alivia, refunda. Czezlaw Milosz, escribió: “…¿Qué es la poesía si no salva naciones ni hombres? / Complicidad de mentiras oficiales /Canción de los ebrios antes de caer degollados /Lectura de una quinceañera”. Es esta la poesía de Alicia, una poesía que mira curiosa dentro de la historia. El poeta Hölderlin decía: “Siempre que el hombre ha querido hacer del Estado su cielo, lo ha convertido en infierno”. El poema si se mira de frente, nos devolverá el cielo y la humanidad será otra como el viento, la casa, la patria. En la parte última de la Antología poética, Alicia se vuelve mirada e imaginación de los niños:



Domingo

Los niños me contaron
otra historia de Ulises
que Homero no narró…

Mezclaron en un cuadro
a la ballena gris
a un castor melancólico
a una sirena, con ganas de volar
[…]


¿Qué es el poema, cómo surge? Si le preguntan a Alicia, respondería con dos textos que a manera de confesión destacan una vida dedicada plenamente a las letras, éstas “como el recuento de su identidad”.


*
el poeta está triste
le falta la sonrisa
de sus seres amados
o bien la caricia rebelde
de la espuma, del mar…

Una sombra aparece
¡Apolo da la orden!
el poeta se atreve.


*

Por él, a él —ayer—
me entregué toda entera
fue tan fuerte esa entrega
que —hoy—  heme aquí
convertida en poema




Si al viento, alegre, canta
nunca su voz apaga, ni ve
la hondonada
eterno sufrimiento ahí se anida:
si el amor inquieta mis sentidos
cuando la luz es plena como un dulce
suspiro.

El lago se deja acariciar
en su oleaje lento
y el árbol de follaje perfecto
se retrata en el fondo...
Qué es de las aves todas
la cuna preferida.





Si no fuera por el temor
de oírme llamar cursi
pintaría corazones sangrientos
dolientes de amor
sufridos, callados
temerosos...

Aquellos que
              hacen una ronda
                            la ronda del amor
la ronda silenciosa
la ronda de
esperanza plena.

Tu perfil se dibuja
               y soy toda como
sol a mediodía
viene la noche, el
               hueco llamado otra vez, realidad.

(De: Alicia Reyes. A solas... Diario poético de Alicia Reyes. México, 1975).







América mía

A Ramón López Velarde

Alicia Reyes

Las serranías de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, la Tarahumara, los desiertos del norte de México, los majestuosos paisajes argentinos, las nieves del Aconcagua, el paisaje humano, la piel-desierto, los ojos-manantial, las manos-árbol de esta América nuestra.



Por esta América mía
que está triste,
triste en sus abismos
más profundos...
triste de llevar a cuestas
hambre y llanto.

Si en el monte escarpado
de silencio
se reúnen los jóvenes-niños
si el silencio
se rasga de repente
es porque
en la pradera el venado
afila sus cuernos
contra un árbol.

Las liebres corren
y se esconden
un bandoneón gime
la guitarra canta.

(La naturaleza se ha puesto
de manteles largos
y el reloj me recuerda
la monotonía de la vida diaria)

En mi extravío:
¡el polvo de los conquistadores!
¡la mano y la mirada de Juárez,
esperanza y coraje!



Y las enredaderas trepan
hasta las copas frondosas,
ya el peso vence al ahuehuete
y al ombú.

Por esta América mía
que está triste...
Desde las nieves eternas
hasta las otras nieves.
Desde la selva
hasta el desierto.

Porque llevamos escondidas
las antenas.
Porque la voz se apaga
porque el viento
apenas se atrave a entrar
por las rendijas.

¡Por ese polvo denso
en que se asfixia
la serenidad de los sentidos!

Al pie del monte sereno
o en medio de los jardines,
van él y ella
tomados de la mano.

Porque amor es mundo
mundo-amor
pisoteado y herido
como antaño.

¡Se rasgará el silencio
a base de metralla!
¡Qué importa este amor
que llena las entrañas!



Los valientes van perdiendo
a cada paso
la fe en el mañana.
Ese mañana
que no será todavía...

Bajarán los indios
de la montaña
para depositar al pie
de la misma imagen cansada
su resignación de siglos.

Y en la colina,
más allá del puente,
jugarán los niños.
Ellos no comprenden.

¡Los caballos revientan los cinchos,
la soldadera se ajusta las cananas:
y entre nubes de vapor
se pone la locomotora en marcha!

América lleva en las pupilas
una lágrima,
aquella de sus hijos
que implora la paz inútilmente.
Aquella que se funde
con la tierra.

Porque
en las campiñas
las chozas se deshacen...



Y continúa el poeta
en su extravío:

Resbalará la vida por la cuesta
se acallarán los gritos
y bailaremos juntos
un tango, una cueca,
una samba o un son tamaulipeco.

¡Amor es mundo!
¡Mundo-Amor!
¡Ay, pisoteado y herido
como antaño!

Estamos ciegos
y los héroes
derramaron, tal vez,
una sangre ociosa.

Ves:
las almas nacientes
se envuelven en la droga.

¡Oh Baudelaire!
¡Oh paraísos artificiales!

Por esta América mía
que está triste
y padece...

Asisto y callo
porque, a veces
hasta el más pequeño gusano
se siente solitario.

Se van secando los ríos.
Se van secando los montes
y de estas ruinas
van naciendo otras ruinas.

¡Por esta América mía
que está triste!

¡Por este polvo denso
en que se asfixia
la serenidad de los sentidos!

El Amazonas se desbordará
y cubrirá la tierra toda
y nadarán las pirañas
y arrasarán a su paso
con bestias y ganado.

Ves:
resbalará la vida
por la cuesta
no bailaremos más...

¡Calla!

que América entera
soy yo.

Y mientras haya
al menos una flor
un germen de flor
una semilla que transporte el viento,
una gota de lluvia que la riegue
un pedazo de tierra que la acoja
América renacerá poderosa.

Lucharé sin desmayo
por esta América mía
que está triste.


1 comentario:

  1. Gracias Fernando Sabido Sanchez por publicar esto que es riqueza para todos, me guto mucho la poesia de Alicia Reyes, felicidades.
    Ana G Orozco

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