lunes, 30 de junio de 2014

JORGE LABAÑINO LEGRÁ [12.114]


Jorge Labañino Legrá

Baracoa,Guantánamo, CUBA  1970. Narrador y poeta. Lic. en Educación. Reside en Baire. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Finalista del Premio Vértice de cuentos cortos, 2005.Fue Ganador del Premio Nacional de Poesía “Medalla del Soneto Clásico”, 2003. Ha publicado por Edic. Santiago dos libros de poesía: Oración del que traicionan, 2003 y Rumor de Higuera, 2005. Su obra aparece publicada en diferentes revista de Cuba y el extranjero. Aparece antologado en Aduanas de Aire, 2001, La Patria de la Luz, 2002. La Poesía Contemporánea en Santiago de Cuba, 2007.





Las doce. El gato mira a la luna, la respira sin esfuerzo. La cola en movimiento lo congrega. Presiento en el animal la infinitud que desbordan sus ojos, donde apenas ese leve respiro divide la carne, el cielo.

Doce y cinco. Trazo un círculo alrededor. En el centro mi mesa es un tectángulo sordo, imponente. Pienso en el gato, su virtud de ignorar lo que he trazado.
Doce y veinte. La puerta pudiera abrirse. Afuera o adentro no define.Una en punto. Nada significa. Miro al gato, a la luna. Aspiro hondo. El fin, no la norma.






CLARIDAD

Sobre la verja la mano se reconoce
busca la gracia un estado en la certidumbre
que trasciende el hábito minucioso de ir
por enésima vez contra el hierro y su dominio.
Sopesa la vertical dictadura
va sondeando todos los quiciales
hasta encontrar salvación
donde el chillido herrumbroso cede
es decir
la mano se desoculta
evoluciona
hace clarear el cuerpo que cruza al fin la verja.






Hasta loco no terminas

Las deja así palabras dichas junto al plato vacío. La luz está encendida. Luz encendiendo una oscuridad que no se palpa pero está como el libro en mi mano. “Va a llover” dice y cruza el ojo sobre el texto a punto de reventar, a punto de nuevo destino. “Deja eso ya” ella contra el oído del poeta ya cuerpo en lo escrito en la ropa recuperada. Soy libre en lo que pierdo y suspira porque los demonios del texto suspira porque Dios y la carne que es carne aun después de la mesa. Suspira llora y sostiene la vista la rabia que la perturba. El bulto de ropas oscurecía su cara. Yo estaba recogiendo mis libros. “porquerías que nada ofrecen” dijo.





RODEADO IN SITU

Creo en la muerte
su puerta extensísima.
Rodeado como estoy
donde duele eso que bordea
discurro en la amenaza.
Que nadie desconozca el labio con que resisto
a fin de esquivar las palabras
escapar de las apariencias hacia el peso propio.
Se abre la puerta
voces hacen un cuenco bajo mis pies.
Rodeado como estoy
el cuerpo es un arco
y algo he de tirar
que no sea la sustancia en que soy.







CATEQUISMO

Ya sé escapar con las yerbas
sé enmudecer el ajenjo.
Uno dice caer y redunda
en algo definitivo y altruista
se redime en amuletos
en cartas de corsos.
Sé blandir el matorral
la luminosidad de los desertores.
Experimentado en indultos celestes
invoco lo no perceptible
–cordón al cuello relativar-.
Voy tras nuevas cartas
nuevas paredes escritas.
Uno dice y no entiende la propia extensión.







REVERENCIA

Sueno fiel como un busto
condenado a preceder las formas
contornos persuasivos redundan por doquier.
Sueno insular
distante en el miedo y el vacío que no se nombra.
Cada silencio me deshabita hacia la ruptura o el signo
asciende sobre la paz de los términos inmanentes
cae al agua a su maldición.
Puedo pensar los estados
los cursos que se exponen y que se prestan a definir.
Pero me niego suspicaz
uno mi brazo al tumulto
me mantengo así
inmóvil
como un busto condenado a preceder las formas.







historia vs. HISTORIA

Sigilosa mi mujer recoge los paños telas turbias que también ondean y que también.
Bello ese cable estirado que tiembla como una criatura que despojan o se hunde con el peso de los paños ya lavados ya secos
y sin embargo turbios
porque han sobrepasado su tiempo y su función y mi mujer mira a las nubes en su rabia las presiente capaces de cualquier cosa.









No hay comentarios:

Publicar un comentario