jueves, 9 de abril de 2015

ZHUANGZI [15.530] Poeta de China




Zhuangzi

Zhuangzi (chino tradicional: 莊子, chino simplificado: 庄子, pinyin: Zhuāngzǐ, Wade-Giles: Chuang Tzu o Chuang Tse, literalmente "Maestro Zhuang") fue un famoso filósofo de la antigua China que vivió alrededor del siglo IV a. C. durante el período de los Reinos combatientes, y que corresponde a la cumbre del pensamiento filosófico chino de las Cien escuelas del pensamiento. Nacido en el reino Song, vivió aproximadamente entre los años 369 y 290 a. C., y se le considera el segundo taoísta más importante, por detrás tan sólo de Laozi, y heredero del pensamiento de este último. También es considerado un precursor, mucho más explícito que su maestro, de lo que se llamaría con el tiempo anarquismo.

Se dice que Zhuangzi vivió durante los mandatos del Rey Hui de Wei y el Rey Xuan de Qi, entre 370 y 301 a. C. Zhuangzi era del pueblo de Meng (蒙城 Méng Chéng) en el estado de Song (actual Shāngqiū 商邱, Henan). Su nombre de pila era 周 Zhōu. También se le conoció como 蒙吏, Oficial Méng, 蒙莊 Méng Zhuāng y 蒙叟 Anciano Méng.


Una página del Zhuangzi.

Al libro taoísta Zhuangzi (莊子) se le conoce con el nombre de su autor. Desde 742, cuando el Emperador Xuanzong de Tang decretó títulos honoríficos para los textos taoístas, también se conoce como el Nan hua zhen jing ((南華真經), que literalmente significa el "Verdadero Clásico de la Florescencia (Cultural) del Sur", haciendo alusión a la idea tradicional de que Zhuangzi procedía del sur de China.

El texto es una amalgama de escritos de varias fuentes. Tradicionalmente se cree que Zhuangzi escribió los primeros siete capítulos (los "capítulos internos") y sus estudiantes y pensadores afines fueron los responsables de escribir las otras partes (los capítulos "externos" y "misceláneos"). Es difícil encontrar pruebas concretas de la autoría directa de Zhuangzi en alguna parte del texto.

Sin embargo, los capítulos internos tienen una gran coherencia conceptual y gramatical. Se puede estar bastante seguro de que fueron escritos por la misma mano, aún si no fue la de Zhuangzi en persona. También hay que mencionar que Zhuangzi ha sido categorizado como taoísta por la tradición China pero según los confucianistas (quienes supuestamente se basaron en los capítulos internos), él destaca de los demás: escribe relativamente poco acerca del Tao en los capítulos internos de la obra, incluso menos que Mencio y otros confucionistas. A. C. Graham incluso afirmó, "Zhuangzi nunca supo que era taoísta".

Las creencias

En general, la filosofía de Zhuangzi es similar al antinomianismo (aunque dicha corriente es muy posterior a él), bajo el argumento de que la vida es limitada y las cosas por saber son ilimitadas. Decía que el usar lo limitado para buscar lo ilimitado era una necedad. Nuestro lenguaje, cognición, etcétera, están condicionados por nuestra propia perspectiva y debemos tener cuidado al concluir que nuestras conclusiones son igualmente ciertas para todas las cosas (wanwu). El pensamiento de Zhuangzi también se puede considerar como un precursor del multiculturalismo y relatividad de los sistemas de valores. Su relatividad frente al pensamiento sistemático lo lleva incluso al punto de dudar de la base de los argumentos pragmáticos (que un tren de acción conserva nuestras vidas) pues esto presupone que la vida es buena y la muerte es mala. En la cuarta sección de "La Gran Felicidad" (至樂 zhìlè, el décimo octavo capítulo del libro), Zhuangzi le expresa lástima a un cráneo que ve tirado al lado del camino. Zhuangzi lamenta que el cráneo esté ya muerto, pero el cráneo le contesta, "¿Y cómo sabes que es malo estar muerto?"

Otro ejemplo señala que no hay un estándar universal de belleza. Esto se toma del capítulo "Sobre el Arreglo de las Cosas", también llamado "Discurso sobre el ordenamiento de las cosas" o, en la traducción de Burton Watson (traducido a su vez al castellano por Alex Ferrara, "Discurso acerca de la igualdad de las cosas" (齊物論 qí wù lùn, el segundo capítulo del libro):

Mao Qiang y Li Ji [dos hermosas cortesanas] son lo que la gente considera belleza, pero si los peces las ven se hunden en las profundidades; si las aves las ven, se van volando en el aire; si los venados las ven, se van galopando. De los cuatro, ¿quién sabe lo que es verdaderamente bello en el mundo?

Utopía social

En el capítulo 9 recoge la tradición taoísta que condena las diferencias sociales, el poder Estado y el interés privado y propugna la ayuda mutua, apelando a una perdida edad de virtud perfecta basada en la cooperación:1

En la Antigüedad la condición humana era idéntica. Los hombres tejían todos sus propios vestidos y todos cultivaban la tierra para subsistir. Era la Virtud de la vida llevada por todos del mismo modo (tongde). Estaban unidos en un solo grupo social; eso es lo que llamamos libertad concedida de forma natural por el Cielo. En esa edad de virtud perfecta, los hombres vivían en común con los pájaros y las bestias salvajes, y toda la creación no formaba más que una sola familia ¿Cómo podrían conocer la diferencia entre príncipe y súbdito?




Zhuang Zi   -   Los Capítulos interiores de Zhuang Zi
Traducción de Pilar González España, Jean Claude Pastor-Ferrer


Los Capítulos Interiores representan la parte esencial de la obra de Zhuang Zi, fechada hacia el siglo IV a. C. Según los bibliógrafos chinos, estos siete primeros capítulos son los únicos que pueden atribuirse al propio Zhuang Zi (Chuangtzu).

Con un estilo heterogéneo, que evoca en cierto modo la idea del Caos original, Zhuang Zi nos pasea voluntariamente tanto por los laberintos lógicos del discurso filosófico como por los espacios abiertos y liberadores de la poesía y la mística. Podría decirse que, incluso en los aspectos formales de su obra, el autor sigue su propio Tao. De ahí ese ritmo tan personal, lleno de vacíos y oquedades, que funciona como un mantra, alternando su yin y su yang en un perfecto equilibrio musical, semántico y sintáctico. El soplo de esta obra es, en definitiva, el de un largo poema. Por ello, en esta traducción se ofrece por primera vez al lector en lengua castellana una versión de Los Capítulos Interiores en la que, sin dejar en ningún momento de ser fieles al original, los traductores han hecho una apuesta por la belleza.



IDENTIDAD DE LAS COSAS Y LOS DISCURSOS (齊物論)

El hombre se conforma a lo prefijado por su mente
 y lo toma por maestro.
 ¿Quién es el hombre extraordinario que se priva de ello?
¿O sólo el hombre que penetra la alternancia de las cosas lo toma por maestro?
 Así también el necio,
 cuando admite que afirmación y negación
 preceden a lo fijado por su mente.

 Tan ilógico como partir hoy para Yue y llegar ayer,
 o afirmar que es visible lo invisible.
 Y aunque ello fuera cierto,
 si ni siquiera Yu el divino podría entender ese misterio,
 ¡cómo iba a entenderlo yo!

La palabra no está hecha sólo de aire,
 la palabra tiene un decir,
 pero lo que dice no es nunca fijo.

 ¿En verdad existen las palabras?
 ¿En verdad se diferencian del piar de los pájaros?
¿Quién ha ensombrecido el Tao,
 distinguiendo la verdad de la mentira?
 ¿Quién ha confundido a las palabras
 distinguiendo afirmación de negación?
 ¿Dónde se encuentra el Tao ausente?
 ¿Dónde las palabras imposibles?
 Tras los mínimos acontecimientos
 el Tao se esconde.
 Tras su máximo esplendor
 las palabras se ocultan.






NUTRIR EL PRINCIPIO VITAL


I

Mi vida tiene límites.
El saber no los tiene.
Si nosotros, limitados,
perseguimos lo ilimitado,
corremos un peligro: detenernos.
Si nosotros, detenidos,
anhelamos aún sabiduría,
corremos un peligro mayor.
El que obre el bien, que rechace el éxito.
El que obre el mal, que evite el castigo.
Sigue tu centro y haz de eso tu ley.
Tu cuerpo estará a salvo,
tu vida será plena,
tu vitalidad preservada
y tus años agotados.



II

Ding el cocinero
descuartizó un buey para Wen Hui.
Primero golpeó la carne con las manos,
enderezó la espalda,
y pisando fuerte contra el suelo
hincó una rodilla sobre el buey,
y entonces su cuchillo hendía ¡zum!,
cortaba ¡zas!, partía ¡crac!,
danzando al ritmo de la canción
"sang-lin", danzando al ritmo
de la canción "jing-shou".
"¡Qué maestría!
¡Has llegado a la cima de tu arte!", exclamó Wen Hui.

El cocinero Ding, dejando el cuchillo, replicó:
"Más allá de toda habilidad,
sólo existe el Tao para tu humilde servidor.
Al comienzo de mi trabajo sólo veía el buey.
Tres años más tarde ya casi no lo veía.
Ahora, trabajo con mi espíritu
y no con mis ojos.
Allá donde el conocimiento
y los sentidos se detienen,
el espíritu es el que actúa.
Sigo la estructura corporal de la res,
penetro en las articulaciones,
no toco ni una arteria ni un tendón
y menos aún los grandes huesos.
Un buen cocinero
cambia de cuchillo una vez al año,
porque corta con él.
Un mal cocinero
cambia de cuchillo una vez al mes,
porque desgarra con él.
Con este cuchillo,
desde hace diecinueve años,
he descuartizado mil bueyes
y su hoja está como recién afilada.
Entre las junturas: un intersticio,
el espacio suficiente para que la finísima hoja
penetre y se deslice.
Por eso, tras diecinueve años de uso,
mi cuchillo tiene una hoja perfecta.
Pero si me encuentro con un nudo complicado,
con una juntura difícil,
me pongo en guardia y tomo mis precauciones.
Muevo la hoja del cuchillo lentamente
hasta que...¡zas!,
de un solo corte la juntura se separa;
el animal se descuartiza, se desploma
como un montón de tierra.
Entonces, de pie con mi cuchillo, me yergo,
miro a mi alrededor satisfecho de mí mismo;
limpio la hoja y lo guardo".

"¡Excelente! -exclamó Wen Hui-.
Escuchando tus palabras,
he aprendido a nutrir el Principio vital".


III

Gongwen Xuan, viendo al Comendador de Derecha,
dijo sorprendido:
"¿Qué clase de hombre eres
que sólo tienes un pie?
¿Es causa del Cielo o de los hombres?".

"Es obra del Cielo y no de los hombres -contestó-.
Es el Cielo quien ha hecho
que nazca con un solo pie.
La forma le es dada a los hombres.
Por eso sé que es causa del Cielo,
y de nadie más".

El faisán de los pantanos,
cada diez pasos, picotea,
cada cien pasos, toma un sorbo de agua.
No desearía nunca estar encerrado en una jaula
aunque le trataran como a un rey.
Jamás sería feliz.

Cuando Lao Dan murió,
Quin Shi fue a presentar sus condolencias,
suspiró tres veces y partió.
Un discípulo le preguntó:
"¿No eras tú amigo del Maestro?".
"Sí", contestó.
"¿Y es ésta la manera apropiada de condolerse?".
"Sí. Antes le consideraba un hombre Supremo,
pero ahora ya no lo es.
Acabo de entrar para rendirle homenaje,
y he visto que los viejos le lloraban
como si lloraran a sus hijos,
he visto que los jóvenes le lloraban
como si lloraran a su madre.
Algunos de entre los reunidos,
aunque no deseaban hablar, hablaban,
aunque no deseaban llorar, lloraban.
Eso es huir del Cielo y la Verdad,
desdeñar sus dones.
"Huir del Cielo es una ofensa", decían los Antiguos.
En su momento el Maestro llegó.
Siguiendo su rumbo, el Maestro se fue.
Si te conformas al tiempo
y continúas el rumbo marcado,
ni el dolor ni la alegría podrán penetrarte.
Esto es: "deshacer el nudo que nos ata",
como decían los Antiguos.

Aunque la antorcha se apagó,
el fuego continúa propagándose.
Mas nadie sabe cuándo acabará
de consumirse.











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