martes, 27 de mayo de 2014

EDWIN SALAS RUSSO [11.840]


EDWIN SALAS RUSSO

(Casarabe, Beni, Bolivia, 1954 - Estocolmo, Suecia, 1992)

Poeta y traductor.
Exiliado hacia 1971, radicó desde sus 17 años en Europa. Se titulo como ingeniero civil en la Universidad Real de Estudios Técnicos de Estocolmo. Impulsó varios proyectos a favor de las etnias bolivianas. Ha traducido el libro ‘Indios y Blancos’ del investigador sueco Erland Nordskiöld.
Pedro Shimose -su amigo-, tras conocer la noticia del fallecimiento del poeta, escribió: “La poesía de Edwin era como él. Lo retrataba de cuerpo entero, Sencilla esperanzada, jubilosa, solidaria, preocupada por la preservación del medio ambiente. Es lo menos que puedo decir al recordar al amigo que nos legó su fe en la humanidad y en lo mejor que tiene el hombre: la esperanza”.
Unos versos, rescatados por Jorge F. Catalana, dice: “No hay agosto seco / sin su diciembre mojado. / La realidad nos dice, / hoy caminamos lentos”. Otro: “Todo está vacío, / ya no queda humanidad, / tantos se han marchado / sin retorno”.

LIBROS

Poesía: Conversación con personas extrañas (1983); Dos en uno (1983); Del olvido (1986); Ardicia / Del tiempo (1990); La brisa de cada día (1993).   







Conversando con una tortuga

me dijo
por cien años
mis pasos arrasarán
la faz de la tierra

un grillo saltarín
de pecho verde encendido
el mundo es tan pequeño
que me lo camino
saltando 

pero la golondrina
cortadora de aire
rasgando con sus alas
en el viento
trajo la conversación 

Maidana sigue sentado
las murallas en silencio
hablan por él
y Salvador
el del bigote pajizo
mira
contempla
la aguda silueta de su larguísimo dolor

un paso hacia adelante
mi tortuga hace un año
retrocede el tiempo
y la Higuera tiembla
para quejarse
en un abrazo mortal 

el perfil con barba negra
estrella fulgiente
quedó tranquilo
para que esta tierra
se convulsione
en su propia agonía
y Walt
roble encaramado en mi tortuga
un paso grande atrás
que ser más extraño
y hermoso
para haber nacido tan temprano 

pero qué velocidad de grillo
cuatro saltos y vuelta al firmamento
a su retorno trajo a Pablo
voz en trino
dulce canto.







la tierra…

La tierra
preñada de amargura
hizo rodar al errante
para que éste
caminara
toda su vida
mano en arma
viento cortante
vagamundo de ojo parchado
de las naciones te valiste
para aplastar
a otros humanos
y hoy prepotente
sonrisa austera
y lúgubre
tu arsenal
destruye vientres
los grandes del mundo
miran
se esconden
se empequeñecen
ofrecen dinero
lanzan flores
sobre el campo de batalla
dicen que allí
Jesucristo
gimió con la luz
y que esa misma noche
abrazó con su languidez
la punta de una lanza
más hoy
gime el mesías
para morir crucificado
con una bomba
teledirigida
y la sonrisa del errante
convence a todos
y el mundo.







decías Tú…

Decías Tú
que las caras carcomidas
de las piedras
son los lamentos
de la tierra enternecida
cuando con su eje
da una vuelta
al invierno
ladeada de dolores
y qué importa
Beirutdestruida
si las paredes arenosas
serán levantadas
con puntas de proyectiles
y muchas dádivas
muchas
para comparar
una vuelta más de la tierra
y que su eje
no se vuelva
Venecia sumergida
o Pisa inclinada
si los dolores
del universo
comienzan aquí
y en todas partes
con ojos grandes
y cuerpos pequeños
asustados
entre cedros
de tamaño gigantesco
destruidos
talados
con las raíces incipientes
pero qué importa
Beirut destruida.






cómo puedo yo…

Cómo puedo yo
camino plano
y polvoriento
carreta de ruedas trilladas
y noches fugaces
revolotear
en la esquina del mundo?
embebido
vacilante
cuando de mi piel
gotea una chispa
agria
de lluvia y de sal
y el sol
se esconde
busca
revienta en remolinos
explosiones
son gases
me envían
calor
vida
suspiros
para que yo…

no mueras
y la mariposa
aquella de truenos encendidos
se bambolee
sobre tu angustia
y cante
a tu esperanza.








y cómo poder…

Y cómo poder
entrelazar
la brisa suave de una oda
pulsante de vida
y de esperanza
con el sonido
ensordecedory volátil
de ciento veinte caballos de fuerza
para magnificar
las revoluciones
sociales y metálicas
no me siento inmenso
alma y corazón
caminan espacios distintos
la rimera tiembla
el segundo sangra
mi cerebro se vuelve
matemático
mis manos
dedos de versos
y Yo
estoy aquí
inerme
disperso entre montañas
enpantanos
lagos inmensos
me circundan
y la faz de tu vientre
aullante
de pupilas encendidas
vuelca su inmortalidad
al cosmos
para posarse
sobre la intranquilidad
de una revolución social
de una revolución industrial
y el entendimiento
no ha extendido su manto
me encuentro en su mitad. 





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