jueves, 30 de agosto de 2012

CHRISTIAN FORMOSO [7.633]




Christian Formoso 

(Punta Arenas, Chile, 1971): autor, entre otros poemarios, de: El Odio o la Ciudad Invertida (1997); Estaciones cercanas al sueño/Los coros desterrados (Ediciones U. de Magallanes, Chile, 2003) Puerto de Hambre (Ediciones U. de Magallanes, Chile, 2005), El Cementerio más Hermoso de Chile (Editorial Cuarto Propio, Chile, 2008) y Bellezaamericana (Editorial Cuarto Propio, 2014). 

Entre otros reconocimientos ha obtenido la “Beca de Creación Literaria” del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en 1999; y el “Premio Binacional Literario Chileno-Argentino de la Patagonia”, versiones 1998 y 2000. Con Puerto de Hambre obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional “25º Feria Internacional del Libro de Santiago – Sismo Nacional” del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. El Cementerio más Hermoso de Chile es actualmente finalista en el Segundo Certamen de poesía hispanoamericano “Festival de la Lira”, en Cuenca, Ecuador. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de poetas, siendo además gestor -como director de la Corporación Literaria “Patagonia Escrita”- de numerosas iniciativas de difusión de la literatura en la Región de Magallanes. Poemas suyos aparecen en: Al Tiro, Panorama de la Nueva Poesía Chilena (Ediciones Vox, Argentina, 2001) George Trakl; Homenaje desde Chile (Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2002) Antología de la Nueva Poesía Chilena (2ª Edición, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2003), Cantares: Nuevas Voces de la Poesía Chilena (LOM, Santiago de Chile, 2004) y Muestra de Poesía Chilena Contemporánea (Hofstra University, N. York, EE UU, 2007). Es Licenciado en Educación en la especialidad de Inglés por la Universidad de Magallanes, institución donde cursó estudios de post-grado en Educación. Acaba de concluir un Magíster en Estudios Hispánicos, mención literatura, en Villanova University, Philadelphia, EE UU. Y en 2008 obtuvo la “Beca de Perfeccionamiento” del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, para abocarse al estudio crítico y actualización del libro Historia de la Literatura de Magallanes.




DE “ESTACIONES CERCANAS AL SUEÑO”
(Ediciones Universidad de Magallanes, Punta Arenas, 2003)


ANTE EL VASO QUIETO DE SANGRE

el sonido de la soga, el disparo.
La tarde trina en las ramas de la tarde. 
Un ave huye en el soplo del hijo. 
Oh, la muerte, oración del nacimiento.

El aire que huye de él le recuerda 
al viejo Padre querías decirle 
que tu cadáver ha de adornar su casa.

Mas él se ha ido muy lejos.

Codiciado insomnio de la muerte.

Un muerto: un pozo donde beber
la burla, el Padre ausente, el silencio 
un convite de pasados festejos
cuando él olvida su oración bajo la almohada
y el viento escribe su nombre con las hojas.




II.- CANTOS FUNERARIOS – DE MUERTOS TRANSEÚNTES


LEONARDO GARCÍA
† 28 – III - 1953

La raza, la especie, la miseria 
el poder que bajó de los árboles 
de ramas hice mi aburrimiento 
lo feroz a una hora aún ahora.

Todos saben 
todos llevan hace tanto 
el corazón por los suelos.

Oh, lengua destructora 
ni poesía, mi dios 
no creo nada.

Moriría, para ensuciar el mundo.





ANGEL GÓMEZ
† 20 – X - 1986

Del hueso huye la carne 
y el agua huye del hueso.

Mi madre servía la sopa de días friolentos 
lavaba mi sombra las tardes de escuela 
caía yo en fiebre y temblaba.

De mis ropas huía mi alma.

Cómo odiaba las quijadas en el patio. 
Así, pensaba, será un día mi madre 
y caía la quijada sola 
sobre el frío de mis pies terrestres.

Ahora entiendo los pobres huesos 
la tibia, alfileres duros 
como piedras que rugen.

Porque los huesos duran algo más en tierra 
alejados del hombre 
que cosa que toca 
se pudre, mi dios.






GERARDA HERNÁNDEZ
† 6 – XII - 1982

Quien destruye lo que ama
como caída de horizonte rojo 
marcada, llena de tristeza.

Habla una moribunda
eso soy 
cuando duermo a la intemperie
a la sombra de quien nos corta la vida 
con un movimiento.

Pues, un imposible transforma mi boca 
y corta el aire, la llama de furia 
el curso rojo 
del río 
del sueño 
el alba 
de quien se duele y se ve.

La que habla y no debiera 
sé, eso soy
a eso vengo: 
a buscar lo que se destruye 
amando.




DE “LOS COROS DESTERRADOS” (2da. edición)
Ediciones Universidad de Magallanes, Punta Arenas, 2003.

De Los coros desterrados I

II

Sentado llego al fondo de la casa
donde viví los días que no podré recordar.
Hay olores hermosos que se confunden
y hay cosas hermosas – como un viento –
que vienen y hablan.

Pero mi voz descansa entre hojas de rosales
que como niños florecen y mueren.
Alguna vez este lugar fue mío
y en algún otro lugar del tiempo sigue siéndolo.
Hay países de los que nunca debiéramos irnos.

Sentado llego hasta el fondo de la misma casa
me acompañan tantos muertos asomando en mis orejas
saliendo uno a uno y dando gritos tremendos
señalando el lugar donde fueron sacrificados.

Hay un solo llanto en el tiempo
y un solo hombre que llora.
Hay cosas hermosas como un viento
en mitad del Estrecho
y cosas que no pueden nombrarse
sin que nos abran los huesos.

Sentado en el fondo de la casa
o tendido como un muerto
escucho la tarde despegándose de la mañana
mientras la lluvia increpa las casas
y en el patio aparecen charcas
como costras diáfanas en las heridas de la tierra.

Quién pudiera asegurarme
si me hubiese detenido, en el tiempo
que aún estaría allá.

Pero ahora llego sentado hasta el fondo de la casa
con un coro de muertos en las orejas
con la palabra a cuestas, como una ojera
a preguntar por mi voz
la que olvidé entre hojas de rosales
mientras me lleva la tarde y me presenta la casa
mientras vuelvo
sentado, al fondo de ella
tendido como un muerto
limpio, como un desconocido.




V

La debilidad vidente, o el cuerpo, o la caja sorda del tiempo
o la casa brusca en que el tiempo se detiene.

Tiempo en el polvo, somos
como el final de una bestia el dolor de un puñado.

Ved entonces los perros tendidos en la tierra
ved entonces por mí 
los dolores que entran a las casas 
a blanquear saludables paredes.

El tiempo no es lo que parece
ni nosotros
ni Dios se nos revela ninguna hora.

La enfermedad, debilidad vidente
cuando se quiere ser alguno distinto
y el día se multiplica saliendo 
con cada dolor desde uno mismo.

Podrida ventaja la de llevarnos
de parecernos tanto estando moribundos.

Presentimiento de fondo duro
la tabla larga
la tierra 
la finitud del espacio.







De Los coros desterrados II

III

Basta de nombrar la muerte
cuándo se hace tarde y por qué
en las alturas un niño tiembla y crece
y el tiempo, como un pan, se rebana y se parte.

Tanta angustia revuelta
mala cosa comer del tiempo.
Tal vez habré hecho de la palabra muerte
una casa muy ancha o manoseada.

Pero qué ganas de asomarme a la puerta 
ya no de la palabra
y asestarme un golpe 
con el revés de una mano estrepitosa
que repartiera mi sangre 
en un silencio vertical y desconocido.

Tanta pretensión me cansa
como me he cansado de nombrar la muerte
de ir con un diente falso entre casa y casa
saludando a quienes desprecio.

A qué nombrar la muerte entonces.
Un niño crece y crece
y un vino llega a mi lengua sin detenerse
como a una estación de paso.

En esto debieran irse las tardes
a dormir arrojadas como un trompo
por la mano del tiempo.



De Los coros desterrados IV

II

Quién recorre los años ahorcados en la tierra. 
Quién mide la furia de días entregados a los enemigos.
Yo veo lo oscuro desde los pies del mundo
lo caliente desde la llama del polvo
imposible negarse después de llamar a la infancia:
la leche del miedo
imposible comer de esta boca 
como si tratara del dolor de uno distinto.

Tiemblan las cosas sorprendidas en sus actos
de mí salen muertos mis anchos enemigos.

Madre, sé que esa leche te habitaba las venas
los miedos eran más altos alrededor de tu casa
el patio me miraba furioso y hacía ladrar sus perros.

Tal vez por eso fui quedándome hecho un ovillo
y se desprendieron de mí 
todos los niños que añoraban otros pulsos.

Madre, sé que esa leche te habitaba
y que llamabas a Dios cuando creías verme muerto
pero yo estaba en un patio oscuro
Dios no podía verme
yo miraba un animal muerto a la orilla del río
tú llamabas a Dios 
Dios no podía verme.

Y pensar que de piedras fueron armándose las tardes
de piedras torcidas en boca de los niños
piedras que llamaban al asombro
el temor de los rosales sorprendido en sus espinas.

De esas piedras y del río se hicieron las tardes
y del patio en su congoja redonda
y de animales que atravesaron ese trecho caliente
para caer tontamente dormidos a los precipicios.

Yo miraba mi lengua avizorando la lluvia
yo veía mi madre muerta y después no me veía.

“Madre tallada a hachazos” ¡qué es eso de Dios?
¿Es tan cierta la rama arrancada por tu mano furibunda?
¿Sigue siendo rama aún echada en sus escombros?

Madre viva, ahora escucho ese río hecho de tantos ríos
pero son todos los niños una oreja distinta.
Algunos, es cierto, oyen a Dios.
Yo no podía sino escuchar los corderos prendidos por la muerte
las piedras del terror agitándose de miedo.

Rondan las abejas sus sitios predilectos
y extraen cantando de ellos el oro de sus canciones.

Pero Madre
cómo saber que temblaba de miedo al conocer que temblaba
cómo entender que ese miedo era yo mismo 
sonando en tu mano.

Yo miro un enfrentamiento terrible
yo veo morir un niño, lentamente, enfrentando una palabra. 
Si no conociera su estertor, su ruego quieto, desorbitado
su miedo mudo.
Si no me hubiese visto yo mismo matando ese niño.
Yo vivo un enfrentamiento terrible.
Yo muero lentamente enfrentando una palabra.

Aguja destemplada del vértigo, abeja negra, agua del desorden
decid:
¿No son las caras que miran aquellas que contemplaban?
¿No son? ¿Aún cuando carguen sus nombres 
la misma cítara de la muerte?

Dónde aúllan ahora esos rostros despedidos
dónde la penumbra en que se pierden 
para ir y entrar en ella
aullando, como un fruto, celoso.

Madre, no eres la misma entonces
ni soy el mismo después de haber hablado.
Pero ahí estoy yo enfermo de celos en esa penumbra tuerta
dejad alguna vez que se detengan los partos
con qué gusto evitaría esa hora
y en qué placer espantaría esa aguja venenosa
que nos hizo así de tristes.

Yo quería cantar para quedar descubierto.
Yo, campo del océano, furor del relámpago
he mirado atrás para llorar con los matorrales
he visto días ahorcados y la furia de enemigos.
Me basta ahora saber que cantan
me basta el triste instrumento de su sentido.

Adiós, adiós
Nadie canta mejor que ellos mismos.
Adiós Madre
nadie canta mejor que tú y ellos:
- El hombre es el fracaso








EL CEMENTERIO MÁS HERMOSO DE CHILE
Poesía
(Ed. Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2008)


PRIMEROS MORADORES
REGISTROS ANTROPOLÓGICOS

NIÑOS CANOEROS, FOSA ABRIGO PINTADO

Se da cuenta de enterratorio de niños de la etnia kaweskar. Sector del cementerio: Costa del Fiordo de Última Esperanza. También de la primera manifestación de arte rupestre de los canoeros de la Patagonia.

LOS HECHOS

- En 1989 pobladores de Última Esperanza informaron de una cueva en que encontraron un “conjunto de cosas de indios”.
- La cueva es en realidad un simple alero rocoso en la costa norte de la península Antonio Varas.
- El fondo del alero está cubierto de pinturas rojas hasta una altura de dos metros.
- Sobre los escombros situados delante, aparecieron los huesos de dos niños arrojados por los que descubrieron la cueva.
- Es posible que una buena cantidad de huesos hayan sido arrojados hacia la abrupta pendiente delante del abrigo, y que muchos de esos huesos aún se encuentren dispersos entre las rocas.




SECTOR FOSAS COMUNES
FOSAS PAINE

Constatación: En Instituto Médico Legal. Restos: catorce personas inhumadas. Sector cementerio: Cuesta de Chada. Hallazgo 16 años antes.
Antecedentes: trece detenidos–desaparecidos; un ejecutado. Sector cementerio: Huelquén. Fueron sepultos.

FOSA CONSTITUCIÓN

1

Restos de, al menos, ocho personas. Se estableció existencia de exhumación anterior. Osamentas sin identificación.

2

Osamentas de dos mujeres y tres hombres. Causa de muerte indeterminada. Enviadas de regreso al Juzgado del Crimen de Constitución.
Acompañaban los restos una vaina de proyectil, una moneda de un peso.




EN PUERTO DE HAMBRE
AÚN ESPERAN LA LLEGADA
DE “NUESTRA SEÑORA ESPERANZA”:

JUAN MARTÍN, SOLDADO, NATURAL DE ESTEPA

Estos navíos me han devorado la lengua, con su disparo rojo en la cabeza de los mares, en las banderas que sisaron mis nombres y les ahogaron sin piedad entre sus barcos, con una vela quebrada en un oasis marino, con oraciones mortuorias y legiones mortuorias, con la ciencia de la estrella perdida que yo amaba.
Yo era una rama entre los ríos de mi patria, y me vestía con el agua de sus rastros, con el follaje de la brisa perfumada, con la humedad de un cielo de raíces. Y pasaba entre otros con orgullo, con pabellones de hermosas rendidas en la noche y una mirada de fuego entre los labios. Porque se hacía más grande en mí la sangre, más fuerte en cada copa de la aurora, más dura en la montaña de mis ojos, con tranco de guerrero y residencia.  Más no pedía oír y no escuchaba.
Entonces vine a dar con los navíos, por dar un pie enredado en la marea, por dar con otras bocas en los mares y en islas donde el sol se hace mujer.
Yo sería capitán en la derrota, pero un señuelo seco me llamaba, haciendo a mi medida la fosa de la tierra, haciendo un reguero de cenizas y de lágrimas. Yo caminé entre jarcias - mucho antes de ver el fondo de los mares - y levanté el pendón de la batalla y de los besos, y una substancia de roca corrió en mis venas al entrar en otra sangre: Yo imité los ríos perdiéndose en la mar.
Tan cierta y natural fue mi cobija, que nada mortal me parecía, hasta que vine a dar con los navíos.
Así, me despojaron de mi lengua, la llevaron peces río arriba, en la geografía blanca de su especie,  hasta dar con la boca de la muerte, por donde ahora hablo.




UN NIÑO PIDE ENCONTRAR
LA ESPERANZA

Detrás de la pared de la iglesia
yo pinté el ese barco que yo pido
para Navidad, yo pido cien barcos
entrando en el Puerto antes
que yo sea grande quiero
y también cien barcos de juguete
y un árbol lleno
de cosquillas, de terror.
Pero mejor los barcos y no
más lágrima para mi hermano, ni palabra
de mi madre, sino barcos
ese barco, uno, por favor
te prometo, portarme
bien yo quiero
que los barcos
me lleven hasta el sol.
Muchos más barcos quiero
cien más barcos, mejor
que sean mil. 



EL NIÑO QUE PIDE ENCONTRAR LA
ESPERANZA EN LA CIUDAD DEL REY DON FELIPE
DICE QUE LA ENCONTRÓ EN VILLA ALFREDO LORCA

Yo estaba la casa vieja, jugando la orilla del río, y llegaba señor me decía ahora sí que te va morir, ahora no te escapa sí, y yo sentía muy feliz porque él quería me dar moneda, y moneda era brillante de oro pero parecía, que la moneda era bolsa llena de ojo y estaba toda rota, y con el Claudio iba comprarme yo Poett, y yo se echaba todo la nariz y se Claudio ponía azul, y me daba beso la boca Claudio, le yo decía yo soy y él me seguía da beso, era beso largo, y mí se me empezaba y yo decía le no porque seguía, porque el Claudio era cabeza del hombre moneda, que me daba tarro y me decía, bájate pantalón y date vuelta, te doy otro y te traigo mañana, te das vuelta te doy tarro todo día, cien más Poett lo día dijo, mil más dijo.





PANTEÓN SUCURSALES

INAUGURACIÓN DE LA PRIMERA SUCURSAL DEL LÍDER Y DEL MCDONALD’S
DENTRO DEL CAMPOSANTO

“MCDONALD’S TUVO SU PROPIA AVALANCHA”
Extracto de Nota – Diario La Prensa Austral, diciembre de 2004
“Punta Arenas es una tremenda
oportunidad de negocios
porque se trata del cementerio
más hermoso de Chile”.

El ejecutivo local
señaló que McDonald’s
Cementerio garantiza
calidad y servicio
como en otros países.

En total, el local
de comida cuenta
con 35 trabajadores
todos de la zona.

“Este año proyectamos
45 millones
de dólares de ventas
en Chile y las metas
se van a cumplir”.

Agregó que esperan
durante el próximo año
llegar hasta los 50
millones de dólares.

En estos días, el presidente
de McDonald’s Chile
resaltó las utilidades
alcanzadas el 2004.

“Después de Puerto Rico
Chile es la plaza
con mayor intensidad
competitiva del mundo”.

Por ello, la empresa
tiene presencia
en el 97,7%
de los grandes
cementerios chilenos.




ORO COLORADO EN CONFERENCIA DE PRENSA ANUNCIANDO
EL GRAN REALITY EN EL CEMENTERIO DE LA PATAGONIA

El reality será estilo pionero
al estilo de las grandes radionovelas
de obreros y pioneros
en los años 20
en la Patagonia.

La idea es encontrar la pareja
ganadora, la merecedora
de ser enterrada a orillas
de este Estrecho.

El asunto es portarse como cadáveres
que todas las parejas se porten
como cadáveres, compartiendo
sepulcro, sin salir, durante toda
su vida.

El premio final será una gran tumba
con vista al Estrecho, y visitas
de turistas al sepulcro, amarradas
a todos los paquetes
promocionales de la Patagonia.

Se suma a esto el nombre de alguna calle
y la conmemoración del ardor de la pareja
bautizando con su nombre un concurso
de poemas a la reina del invierno.

La pareja ganadora
como en todos los realities
será elegida por el público.





TODOS ESOS NOMBRES SON MIS NOMBRES

Ch. F.
†20/06/1995

Hijitos, míos perdonen/que me lo haya hecho, que/ ustedes sabían que el papá estaba/ viejito, ustedes/ mismos decían Christian/ estás viejito, tienes/ 35 y estás viejito/ y no crean que no/ los amé, es más, es/ porque los amo aún, más/ que mi sangre que/ se escapa, más/ que la sangre que/ lo hice, no/ quise gritar ayer/ pero quise ser/ otro cada mañana/ a ver si salgo/ en otra planta ahora hijos, a ver/ si alcanzan esa planta antes/ de nacer / y la cortan.

Ch. F.
†23/10/2006

Óyeme Señor, en este mundo contaminado de pecados y radiactividad, Tú no culparás tan solo a un poetucho  provinciano, que como todo poetucho provinciano soñó volarse la cabeza, y bla, bla, bla


La patria, un testimonio de muerte

El cementerio más hermoso de Chile. Christian Formoso.
Cuarto Propio, 2008, 357 pp.

Por Felipe Moncada 
Revista GRIFO, Escuela de Literatura Creativa Universidad Diego Portales. 
Diciembre. 2008: 14. 

La piratería, la sedición, los fusilamientos preceden a una pacificación social que no es más que un extenso lapidario. Cito una Expropiación de Sepultura: “Yo no sabía leer y había que leer/ el diario para ir a firmar la escritura/ así me dijeron, que no fui/ cuando debía haber ido, que no fui/ y por eso perdí la tumba/ y los huesos que me quedaron/ allá enterrados.”

El cementerio más hermoso de Chile es, en una pequeña patria marcada por la inclemencia, la naturaleza despiadada, el hambre y la soledad.

El libro comienza con un extracto apócrifo de La Araucana, como si Ercilla hubiese olvidado fundar con su poesía la última región del territorio, dando comienzo, desde su no-fundación, a una historia de marginalidad: “Sobre sus islas o en tierras bañadas/ por cielos más hondos, o en su silencio/ o en las planicies que lloran calladas/ el luto sin pausa hermano del viento/ se llega a la tierra no cortejada/ por ningún vivo, guardada a los muertos”. Y la presencia de la muerte en el territorio es, precisamente, el norte que sigue este poemario. Un norte señalado por la brújula de los naufragios que pueblan el Estrecho de Magallanes.

Destacable es el continuo cambio de registros desarrollado en los capítulos: el autor hace uno de la prosa poética, de breves poemas con formas de epitafio, otros que parecen ser unas “tumbas parlantes”, pasa por la descripción, el relato alucinado, la crónica al estilo de los navegantes renacentistas o el registro antropológico y los relatos de pobladores de las tomas.

“El cementerio” se edifica, a medida que la historia avanza, por inmigrantes muertos, literalmente de hambre, que esperan barcos de la última esperanza, o por restos óseos de indígenas canoeros que se confunden con los detenidos desaparecidos, cerrando una centenaria tradición de violencia y cobardía. La piratería, la sedición, los fusilamientos preceden a una pacificación social que no es más que un extenso lapidario. Cito una Expropiación de Sepultura: “Yo no sabía leer y había que leer/ el diario para ir a firmar la escritura/ así me dijeron, que no fui/ cuando debía haber ido, que no fui/ y por eso perdí la tumba/ y los huesos que me quedaron/ allá enterrados.”

Los momentos culmines de la obra se logran al coincidir el desarrollo temático con un hallazgo en el lenguaje. Por ejemplo, en el capítulo “Panteón Sucursales”, donde la filosofía del Reality Show se incorpora a la trama, o en “Canción Para los Niños Muertos en los Basurales”, donde se puede leer la voz de Carlos Nahuelpán: “Al tiro cuando entramos/ me mandó una patada, y después otras para/ que no sea maricón, dijo, para que no llore/ como maricón. Al final me dijo comemierda/ mejor no hubieras sido mi hijo, pero/ ya vas a ver”.   

Y si provoca desazón leer el texto, más la debiera provocar el hecho que la violencia, la marginalidad y el hambre siguen siendo una tradición familiar chilena, más allá de la literatura. El cementerio más hermoso de Chile de Christian Formoso –sin caer en un realismo socialista-, resulta un acabado testimonio de aquellas tradiciones patrias, invitándonos a repensarlas.


  



de bellezaamericana

en “rondas (1971)”


hola
hola, soy un hombre feliz
de abrigo y nariz grande.

hola hombre de abrigo feliz
y nariz grande

yo me siento
tú me quitas
la cabeza y él
la pone en un cajón.

y me sientas a comerte un pescado

carne no. tú sabes
porque la oveja se enoja
conmigo si como carne y paso
conmigo y me dice
come tu pescado

mejor, toma tu vino
mejor, abre tu mano
mejor y toma esta caja
en tu teta.

en la caja, tú sabes, está siempre
su teta.
yo la ordeño y de su teta sale
mi cabeza
que pongo en el culo
de la oveja
y luego la ubre me la atornillo
al cuello.

y al fin mi nariz respira
por donde sale la leche
y a la oveja la ordeñan
por el culo

y a mi se me olvidan mis cosas         
que se van en el balde de la leche
y aparecen en las tazas y en los platos
y en la salsa blanca del pescado.




colores

azul
la cabeza de azul es una bomba
se levanta la pobre concha
su madre le dice espía
espía al superhéroe
que se metió en tu zapato.

y azul tira un puntapié que va seco
al fondo de la pelota. y la pelota
queda tres cuartos azul. y esa
es su cabeza ahora.

rojo
rojo tiene hambre cuando se saca
la polera. su hermana le dice
deja la lengua adentro oye
no saques la lengua oye
que no te has lavado las manos.

y rojo como es un buen muchacho
decide lavarse los pies
y se va caminando patas arriba
hasta que llega a un arrollo
donde lo espera su patria y él dice

ahora llora con tu nombre no más
con tu nombre porque con tu apellido
me río y con la polera
me seco el hambre

y después todos jugamos
a subir el palo encebado.

blanco
blanco es un hombre
con la fiebre del sueño

vive en la punta de un cigarrillo
y en la boca lleva un anillo
con el nombre de su país.

la raya blanca
del camino
es su poto.





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