jueves, 16 de octubre de 2014

JOSÉ CARLOS CORONEL [13.702]



José Carlos "Tucu" Coronel, un militante Montoneros que fue víctima de la represión militar durante la década nefasta



José Carlos Coronel 

Nació en Tucumán, Argentina en 1944 y murió en septiembre de 1975.

Acusado de pertenecer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (F.A.R.) es condenado a cinco años y seis meses de prisión y amnistiado el 25 de mayo de 1973. Dos años más tarde es muerto en combate como integrante de Montoneros.

Publicó Gestos y algo más.




TOTALMENTE INCOMUNICADO

Totalmente incomunicado
la frase procesal se retuerce y avanza
como un gusano helado por mis huesos.
Tiemblo. Es el silencio.
                              La oscuridad.
                                                   El frío.
Las manos contra la pared las piernas bien abiertas
quiénes son sus compañeros dice una voz y los golpes
suenan en mi espalda como las tormentas
calientes del verano de Tucumán.
La sangre en los labios las calles inundadas
los barquitos de papel el jadeo entrecortado
(las risas de los torturadores me bañan
en un aceite grueso y asfixiante)

Totalmente incomunicado
se repiten unos a otros los soldados
que me guardan
sus ojos negros a veces inocentes
se clavan en mí con curiosidad
me apuntan con sus armas si me muevo
pero les hablo y se acercan a mí
y comprueban que somos idénticos
pero se hace otra vez la noche
y vienen a buscarme. ¿Tienes frío?
Preguntan y me desnudan a tirones.
El frío. Tiemblo. El frío atroz y amarillo
de sentirme impotente en un presente
constante y opresivo.
Este momento. Este golpe. Este sacudón
la pregunta lanzada como un ácido
sobre la piel
ellos y yo el aullido y el cuerpo
retorcido de dolor y asco

Totalmente incomunicado
¿de quién? ¿de vos? ¿de mis hermanos
oprimidos? Ilusos pequeños hombrecitos
juegan a que no saben nada de su muerte
como si mis muertos no vinieran
a darme aliento entre golpe y golpe
como si no escucharan los pasos decididos
de mis compañeros cuando el estallido blanco
de mi cerebro electrificado
y me alzan entre dos y me dejan

Totalmente incomunicado
¿de quién? ¿de Dios?
¿de la victoria inevitable?
Pobres hombrecitos temblorosos.
Hemos decidido anunciarles
que la obscena liturgia que practican
es estéril y también suicida
pues el tiempo vendrá como la lluvia
con el estallido verde de los límites finales.



PRIMER REGRESO

Todas las cuerdas del amor fueron pulsadas
y sólo un extraño silencio cayó a tierra
húmeda de lágrimas

hoy cede el suelo bajo mis pies
buscaré apoyo entonces con las manos en el aire
en una hoja cayendo por los otoños implacables
mas no lloraré

porque en mí se forjarán los alaridos del mundo
yo crearé el odio y los pecados
y volveré a ustedes que me llamarán hermano
eres la otra mitad ¡abrázanos!

nunca nadie después
podrá detener mis carcajadas
que nos lanzarán hacia la primera palabra
para formar el círculo (de perdición)
donde me hallaré conmigo mismo
hasta un tiempo más lejano que el silencio



DE DONDE SON 
LAS VERDADERAS PROPOSICIONES

Creo que es necesario descender
hasta el silencio
para encontrar las proposiciones

así el silencio sería el primero
de los términos
por ejemplo el silencio terrible
de la sequía

o el silencio de la pasión
y la piedra

entonces podrán oírse las canciones
que cuentan cosas
de hombres y vigilantes y sus sueños
que no se ven pero que uno intuye
en el estremecimiento que perdura
cuando las canciones cesan y otras vez
se hace el silencio que buscamos pero
que es duro y es bueno que así sea puesto
que se trata sólo de la primera batalla
que libramos

más tarde inventaremos las palabra
que no sirvan realmente
y descubran aquello que no existe
todavía



EL QUE ESTÉ SEGURO QUE LEVANTE LA MANO

No estoy seguro de mi nombre
y mis mañanas no son iguales
a las mañanas
claro que no podría afirmar
que sean diferentes
ni tampoco aquello de mi nombre

pero quien en este planeta
puede decir algo cierto de los nombres
o mañanas
de aquello que no ve


José Carlos Coronel nació en Tucumán el 27 de diciembre de 1944. Se casó con Cristina Bustos(detenida desaparecida desde 1977). Tuvieron dos hijas: Lucía y María. Murió combatiendo a la dictadura cívico-militar el 29 de septiembre de 1976.



José Carlos Coronel -Otro salvaje anónimo-

De José Carlos conocí hace unos años los versos que siguen a continuación (por regalo de un entrañable amigo argentino) y que me maravillaron por su contundencia, quise hacer una reseña del poeta y el hombre revolucionario pero la falta de información acerca de ciertos poetas en la red es sospechosísima por escasa e incompleta, los datos que encontré fueron los siguientes: nació en Tucumán (Argentina) en 1944 y murió en septiembre de 1975. Acusado de pertenecer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (F.A.R.) es condenado a cinco años y seis meses de prisión y amnistiado el 25 de mayo de 1973. Dos años más tarde es muerto en combate como integrante de Montoneros en un enfrentamiento con el ejército argentino. Publicó un único libro “Gestos y algo más.” Si alguien conoce más información o poemas de este hombre ruego los haga llegar a “Letras Salvajes”




MONÓLOGO DEL BUEN CIEGO

Tu dolor es tuyo y puedes flagelarte con él si lo prefieres
tiembla si te abruma el horror contemporáneo
reniega de las paredes que reducen los espacios
finge adaptarte si ya no puedes más y odia
pero no te rindas

también -¿recuerdas?- existen otras cosas
el amor por ejemplo de una mano inesperada sobre el hombro
el tiempo que tarda nueve meses en madurar naranjas
la cerveza lenta generando los planes increíbles
en las tardes
y todos esos días

no no recuerdas nada y gritas tanto que aturdes
no me digas que hay ciertas sombras
no las veo
que existe el odio el resentimiento
la salvaje y brutal batalla
que nada quedará para mis manos
y diques y barricas de pena y hambre
en las veredas

no me digas nada pues nada veo
y sueño tanto de ese modo.





JOSÉ CARLOS CORONEL aquello que no existe todavía


José Carlos Coronel nació en Tucumán el 27 de diciembre de 1944. Se casó con Cristina Bustos (detenida desaparecida desde 1977). Tuvieron dos hijas: Lucía y María. Murió combatiendo a la dictadura cívico-militar el 29 de septiembre de 1976.


 “Creo que una de las primeras características que conocimos mi hermana (Lucía) y yo de mi viejo es que escribía, que era poeta, aunque no hayamos tenido mucha idea de lo que significaba. Al describirlo, dos palabras venían a la cabeza: poeta y montonero. No dimensionábamos el peso ni el significado real de ninguna de las dos.

Mi abuela en su afán de acercarnos a él (para tenerlo ella un poquito más cerca me parece) insistió en enseñarnos a leer y a escribir desde los 4 años porque mi papá había aprendido a los 3 (siempre contaba cómo lo veía a los 4, 5 años, sentado leyendo la biografía de San Martín). Lucía se resistió dignamente y se dedicó a mostrarme las letras a mí. Debo confesar que encontré una pasión. Ya a los 4 años, cuando entré al jardín, me dedicaba a leerle cuentos a mis compañeritos y a eso de los 6 escribí mi primer poema.

A medida que fui creciendo la escritura se transformó en un escape, en una vía para ser libre de las diferentes y siempre complicadas situaciones que tuvimos que atravesar con Lucía.

El primer encuentro con la historia y la personalidad de mi papá la tuvimos cuando teníamos 14 y 13 años respectivamente. Conocimos a sus amigos de la época donde fue "sólo" poeta. Y conocimos por fin esas famosas poesías. Nos regalaron su libro Gestos y algo más. Fue realmente como encontrarlo. Sentí que las palabras, todas, eran de él, le pertenecían; empecé yo a esconder lo que escribía.

En este rompecabezas llamado “padre”, también descubrimos que su amor por la poesía estuvo ligado directamente a su amor por la militancia. Todos sus momentos vividos fueron retratados en sus textos pero, al igual que él, muchos de esos registros se perdieron en manos de la dictadura. Nos contaron que cuando entró a Montoneros escribió un poema titulado "Me voy de la fiesta". Tenía también uno para mi madre ("María") y otro para nosotras; nada de eso hemos podido encontrar.

Cada escrito o poesía que rescatamos fue sentida como su legado afectivo e ideológico para sus hijas. Cuando Juan y Julián se contactaron con nosotras para publicar este trabajo consideramos que era el momento justo y pudimos entrever en ellos a dos compañeros que iban a tratar esta herencia de mi padre como lo hubiésemos hecho nosotras.

Ojalá aquel que lea los poemas de mi padre, José Carlos Coronel, pueda reconocer en ellos el ser humano comprometido, sensible, dotado de humor negro e ironía deliciosos, y el militante que fue nuestro papá”. MARÍA CORONEL, Tucumán, 2013.


Libros de la talita dorada,
Colección Los detectives salvajes / 16
City Bell: De la talita dorada, 2013. 56 p.
ISBN 978-987-1918-07-2






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