domingo, 2 de junio de 2013

ANA MARÍA PONCE [9968]


Ana María Ponce

Desaparecida el 18 de Julio de 1977
Tenía 26 años

Ana María Ponce, nació en San Luis en 1952. Comenzó su militancia en la Juventud Peronista y allí conoció a su marido, Godoberto Luis Fernández, quien fue detenido-desaparecido antes que ella. La pareja tuvo un hijo, Luis Andrés.

Fue secuestrada en el jardín zoológico.

Fue vista en la ESMA en 1978 por Graciela Daleo, a quien le llegaron versiones de que fue ahorcada o muerta por descargas eléctricas en el dorado. En la ESMA la obligaban a trabajar, y ella escribía a las escondidas, antes de que la mataran le dejó sus poemas a Graciela.

Poemas escondidos en la ESMA

Loli Ponce escribía a escondidas en el campo de concentración. 

Por Victoria Ginzberg

Cuando el guardia de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) le dijo que Rubén “Delfín” Chamorro la quería ver, Ana María Ponce (“la Loli”) supo que la iban a matar. Se las arregló para encontrarse en el sótano con Graciela Daleo y sacar del armario un sobre naranja. “Guardalos”, le dijo. Eran los poemas que había escrito durante su cautiverio. Quince años después, Luis Andrés Macagno Fernández se decidió a pedirle a su abuela que le mostrara aquellos papeles que conservaba como un tesoro. La mujer siempre le había dicho que estaban allí para él, para cuando se sintiera preparado para verlos. Luis no encuentra las palabras para explicar lo que le pasó en el momento en que leyó por primera vez esos versos. Pero cada vez que los repasa se sacude por dentro. El 24 de marzo los poemas de la Loli –a quien el presidente Néstor Kirchner conoció mientras estudiaba y militaba en La Plata– serán leídos y repartidos en el acto de repudio del último golpe de Estado que se realizará en la Esma. 
En la pared del cuartito del sótano de la ESMA la Loli había pegado un poema. “He resurgido muchas veces/ desde el fondo de las estrellas derrotadas.” Al lado tenía la foto de su hijo. La atormentaba no saber qué había pasado con él. Luis (Piri, por Pirincho, apodo que debe a los rulos que lo caracterizaron desde chico) estaba con ella cuando la secuestraron en el zoológico. Fue el 18 de julio de 1977 y Luis, que cumplía dos años ese día, había logrado pasar poco antes a manos de otra compañera. Su papá, Godoberto Luis Fernández, había desaparecido el 11 de enero de ese año y el Piri fue a vivir a un casa en Las Flores, con amigos de sus padres, y después a San Luis, con su abuela Elba.
Mientras estuvo cautiva en la ESMA, La Loli buscó un escape, una forma de resistir al horror que la rodeaba. Y escribió. 
“Quiero saber cómo se ve el mundo/ me olvidé de su forma/ de su insaciable boca/ de sus destructoras manos/ me olvidé de la noche y el día/ me olvidé de las calles recorridas” (...) “y estoy, a pesar de todo esto/ a pesar de no creerlo/ estoy juntando unas palabras/ unas infieles palabras/ que me dejen recordar/ cómo podría verse el mundo”, dice uno de sus poemas.
Daleo conoció a la Loli en la ESMA. Cuando a ella la secuestraron, Ana María ya estaba allí y ya escribía. Ambas trabajaban en el sótano tipeando papeles en las viejas máquinas Lexington Olivetti o en una Composer, antecesora de la computadora. 
El lunes de carnaval de 1978 Daleo recibió un mensaje de su compañera: que inventara una excusa para encontrarse con ella en el sótano. Era urgente. “No recuerdo cómo, pero logré que me bajaran. Me contó que Federico –el represor oficial de la policía Roberto González– le había dicho que la iban a llevar con Chamorro, el director de la EAMA, quien, en última instancia, levantaba o bajaba el pulgar de la muerte y la vida. Esa vida que en los planteles del grupo de tareas debía ser una forma de muerte, sólo que leída en un espejo”, recordó Daleo. 
Según el policía, Chamorro quería que Loli diera una conferencia de prensa en la que dijera que estaba arrepentida de haber sido montonera. Para ambas era raro que el mensaje llegara a través de un simple “operativo”. “Se abrió la puerta del sótano, siempre su ruido de cerrojo. El Pedro Cacho anunció Loli, prepárese que va para La Plata’. Ya no era ver al Delfín. No hubo palabras que dijeran lo que había que decir. La Loli abrió el armario del cuartito del sótano, sacó un canasto y se lo colgó al hombro. Antes, agarró un sobre color naranja. ‘Guardalos’, me dijo. El Pedro Cacho se la llevó”, relató su compañera.
Parte de esta historia apareció hace más de seis años en este diario, en una contratapa escrita por Juan Gelman. El relato contribuyó a que Piri se animara a saber más sobre sus padres. Para Luis no fue fácil crecer en San Luis. Lo envolvía el clima de pueblo chico y las miradas de los otros, que a veces lo hacían sentir diferente, raro o depositario de lástima. En el jardín tuvo que convivir con los nietos del dictador Jorge Rafael Videla. En una ocasión, el amigo de su abuela que lo pasaba a buscar todos los días por el lugar se demoró. Frente a la casa de Elba estacionó un Falcon Verde y la mujer se sintió descubierta. Pero no era más (ni menos) que la familia Videla y su custodia trayendo al niño.
Saldar una deuda 
Este verano Piri se enteró de que su tío iba a ver al presidente Néstor Kirchner. Sabía vagamente que ambos se habían conocido en La Plata y que habían militado juntos. Le recordó los poemas de su madre. Tal vez le interesarían a alguien en la secretaría de Derechos Humanos o en Cultura. El hombre le mencionó los versos a Kirchner, quien se enteró en ese momento de que Ana María estaba desaparecida y pidió que le enviaran una copia de todos los poemas. Menos de una semana después –hace unos diez días– sonó el teléfono en la casa de Piri en Córdoba y del otro lado estaba el Presidente. “Me pareció muy raro y fuerte a la vez, pero cuando empecé a hablar no sentía que hablaba con el Presidente, parecía alguien cercano, no sentía la autoridad. Me habló de mis padres, que eran muy buena gente y me dijo que iban a publicar los poemas. Fue muy afectuoso. me invitó para que fuera con mi abuela al acto del 24... Estuve temblando todo el día, en mi casa no lo podían creer”, contó Luis a Página/12.
En abril del año pasado Piri, a quien le falta muy poco para recibirse de abogado, votó a Kirchner sin convicción, un poco influenciado por aquella vaga relación que lo unía con su tío. “Si hubiese sabido un par de las medidas que iba a tomar lo hubiera votado con confianza”, confesó.
Pero aquel vínculo era más concreto de lo que Piri sospechaba y no era sólo con su tío. Kirchner había conocido a sus Ana María y Godoberto mientras militaban en la Federación Universitaria de Revolución Nacional en La Plata. Los poemas de Ana María conmovieron al Presidente, que en estos días recordaba cuando juntos tuvieron que escaparse de la masacre de Ezeiza. Kirchner era el responsable del grupo y juntó a todos en un auto, empezó a manejar y terminó medio perdido pero fuera del alcance de la derecha peronista. 
A pesar de que Ana María escribía desde chica, los poemas rescatados por Daleo de la ESMA son los únicos que sobrevivieron. El resto fue quemado junto con libros y documentos por miedo a los militares. La edición de los versos será para Piri “como saldar una deuda”: “Que estén publicados me hace sentir orgulloso, porque más allá de que los haya escrito mi mamá, son muy buenos y hablan de la esperanza y las ganas de vivir”.



Poema de Ana

Espero
que no me preguntes que espero
Atrás el silencio no quiere
contestarme
las preguntas de la vida 
que le hago cada día
Vivo, 
vivo y espero
no me preguntes que espero
que tento el alma tan dolida,
que me duele el cuerpo
encerrado
que los ojos se cansan
mirando una [...]
que cayó en el suelo
con una taza de café
con un cigarrillo
mirando pasar las horas
vivo,
vivo pensando
y no quiero,
no quiero más el dolor,
ni [...] tiempo detenido,
ni [...] lágrimas
que [...] entrego
pero vivo,
vivo
y espero.




Poema


Aún espero
Que el silencio me devuelva
tu vos
que tu sombra me entregue
tu cuerpo
. Que el aire me haga
respirarte,
que esta muerte demorada
me de tu vida,
que la lluvie enfríe
mi cuerpo
para sentir tu calor
de nuevo
Que la noche te traiga,
para amarme
Que mis palabras te enciendan
los ojos
Que mis pensamientos te busquen
donde estuviste
y ya no estás
Que el tiempo se mude de planeta
para quedarnos los dos
como antes
Que haya una esperanza
eso es lo que quiero
en definitiva decir
que quedó algo para decirme
que estás vivo
pero no estás.






otro poema


Quisiera dejar detrás de los ojos 
el dolor
pero inquietamente aparece
dibujandose en mi rostro
y la pequeña cicatriz ignorada
vuelve a ser la permanente herida,
la muerte dilatada.

Quisiera dejar detrás; de los ojos
el dolor
pero allí está mordiendome insaciable
con el persistente ruido de cadenas,
con la incerta costumbre
del hastío.

Quisiera dejar tras de los ojos
el dolor,
no llamar más a tu recuerdo,
terminar dormida mansamente
casi sin sentilo
para de repente hallarte
vivo.

Poemas escondidos en la ESMA




Necesito un verso

Un verso
que tenga
el color claro
de los ojos,
un verso que
hile finamente
los pensamientos recónditos,
un verso
que apriete el dolor,
y las palabras contra la boca,
un verso
que endurezca los músculos
reblandecidos,
un verso que
alcance a penetrar el cuerpo
mientras mis manos
apretadas y frías
sientan fluir suavemente
la vida.

Septiembre de 1977






Aquí,
estamos,
estás
estamos,
vos, yo,
todos.
Mientras mis manos
puedan escribir
mientras mi cerebro
pueda pensar,
estaremos
vos, yo, todos.
y habrá un mañana.

1 de enero de 1978





Qué puedo decirte,
en esta Navidad tan diferente;
me siento tan sin nada,
tan sin vos, tan sin esa vida
que fui entregando,
no tengo ya ni el nombre
de las cosas que quise,
sólo las sombras desdibujadas
de lo que alguna vez fue y ya no existe.
Qué puedo decirte, amor
en esta Navidad tan diferente,
en que no podemos regalarnos
ni siquiera una caricia,
en que no podemos robarnos los besos
ni revivir los recuerdos.
Qué puedo decirte, amor.
Parece como si se me hubieran terminado
de un solo golpe las palabras
y un vacío inmenso me habitara.
Busco tus ojos,
busco la señal de antes, de siempre,
la inconfundible señal del amor
para esta Navidad tan sola,
y aunque estás siento que ya no estamos,
que de repente me has abandonado.

2 comentarios:

  1. exquisitos poemas, lástima que se perdieran tantos otros. Duelen los versos, pero en ellos Ana María está viva.

    ResponderEliminar
  2. exquisitos poemas, lástima que se perdieran tantos otros. Duelen los versos, pero en ellos Ana María está viva.

    ResponderEliminar