domingo, 22 de julio de 2012

7310.- MARLENY MEJÍA JARAMILLO






Marleny Mejía Jaramillo nació en Medellín en 1975. Estudia Historia en la Universidad Nacional de Colombia. Hizo parte de “Poetas del Apocalipsis”, colectivo poético que nació a raíz del Concurso de Poesía Ciudad Vivida, interviniendo la ciudad desde lo poético con lecturas, intervención de espacio y transporte público y talleres de poesía en diversas entidades y colegios del área metropolitana. Ha publicado sus poemas en la revista Punto Seguido; en las publicaciones del Concurso Ciudad Vivida en los años 1999, 2000 y 2001; y en el libro Manantial de Palabra -antología poética-, una publicación del Consejo Municipal de la Juventud. Actualmente hace parte de Taller de Luna, grupo de poesía de la Universidad Nacional, el cual busca generar espacios poéticos, literarios y culturales por medio de lecturas, encuentros poéticos y la realización de un programa de radio, Taller de Luna.




Poemas

(Tomados de El lado Azul)

La visión del resplandor
Dará comienzo a la hecatombe.
Como el nabí lo predijo
El reloj se detendrá
Y reptarás sobre la tierra.
La brisa de octubre
Esparcirá su opio
Sobre tu república de sueños.
Las ranas
Beberán tu sangre,
Ovularán
Y parirán nuevos habitantes
El código será descifrado
Las nubes laceradas por el sol
Llevarán la lluvia roja hasta el sur,
Donde las larvas engullirán
Las hojas muertas del otoño.






La plateada huella del caracol
Tatúa en mi cuerpo
El trayecto del deseo,
Mi piel brilla
Bajo la tenue luz de la luciérnaga.
Extraña sensación la que deja tu saliva,
Opaca y excitante
Compite inútilmente
Contra el vómito sagrado
De mi lascivo amante,
Sólo él
Sabe recorrer
Mi sendero infinito.






Suicida. 

Éxtasis.
Ya la muerte
está cansada
de que sólo
la masturbes.
No quiere
que la lamas,
que la beses,
ni mucho menos que la saborees;
aunque esto
le excita
y la hace hundirse
en un orgasmo sepulcral,
Ella espera aún más
pero la aburres
con tus simulacros.
Y en tu próximo
intento por buscarla
te obligará
a que le hagas
el amor.







Tu execrable incoherencia
Cercena
la poca lucidez
Que me exime.
Mi ánfora carnal
Está rota,
Gotea el almíbar de mi deseo.
Tac
Tac
Tac
Vacía y
Estéril
Devoro sus pedazos nacarados
Y los paso con saliva.
Mi apetito caníbal
No ha sido saciado.
Tendré que buscar
Un nuevo cuerpo,
Ha llegado la hora
Del dulce banquete.






El viejo itinerario
Marca
Un redescubrimiento.

El esqueleto del espantapájaros
Saluda.
El hombre
Que camina a mi lado
Deja caer su dignidad;
La recoge,
La desempolva un poco
Y se la vuelve a poner.
Me adelanto,
No quiero
Que se me prenda
La alegría.
Me asfixia
Tener una
Conciencia que no me
Golpee cuando sea necesario.
Camino un poco más,
Me volteo y observo
Que se han perdido
Mi conciencia y él.
Continúo entonces
Tratando de encontrar
El retorno al sur.







Espero al fabricante de la lluvia
Para que se lleve a mis fantasmas
Y sus cuerpos de humo,

Espero a las luciérnagas
Para que transluciden
Mi miedo.
Pero Céfiro
Envía a sus demonios
A saltar entre mis ramas
Y no me queda más
Que vender
Los pocas presencias
Que me habitan
Para comprar
Un último momento de valor.







Cuando
El viento pida
Su deseo,
El diente de león
Se esparcirá
Como una nube
Y tratará de alcanzar
Las estrellas.






La señal fecunda
Mi prodigio ante
La absorta mirada
De los no creyentes.
Ya se les había advertido
Del advenimiento
De la olorosa vainilla.
Los dolores azules
Ya no son redimidos
Por la caracola.
El resplandor termina,
Me voy, ya es tarde.






Ariadna teje
Con su hilo dorado una mortaja.
El minotauro está a la espera
De su encuentro con Teseo.
La muerte es inevitable.
Ariadna conduce
Al rojo minotauro al final
Del laberinto.
El exilio ha terminado.
La barca espera a los amantes,
Mientras,
La cabeza de Teseo
Sangra entre las piernas de
La tejedora.






POEMA DE INVIERNO

En Abril llegan las lágrimas .
El canto de los grillos
Ya no anunciará
La llegada de mis duendes.
El Hechicero ha dejado
De conjurar a mis dragones,
Y lentamente se destila
La azulidad de mis manos.
¿Cómo explicarle al unicornio
qué es tan sólo un mito?
Regresaré al mar tus caracolas,
Y cosecharé mi imagen en el
Espejo roto.
Tal vez invite al cadáver
De mi mariposa a volar de nuevo,
O sólo le lea mis poemas en invierno.










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