miércoles, 16 de noviembre de 2016

MARUJA FALENA [19.564]


Autor: Federico Comps, Maruja Falena, 1935, publicado en Rumbo

MARUJA FALENA

Poeta zaragozana, nacida en 1905, pseudónimo de María Ferrer. 
Colaboró en 1935 en un número de la revista "Noreste", exclusivamente femenino. Colaboró en la revista vallisoletana "Meseta" en 1935, un año antes de la publicación de su libro "Rumbo", (Zaragoza, 1936), prácticamente inencontrable hoy.


¿Qué importan lejanías
si mi tacto florece en tí?

[De "Rumbo". Maruja Falena. Periódico Altozano, Albacete, 1936]

Hasta 1936, la poetisa Maruja Falena, compartió estudio en Zaragoza con Dionisia Masdeu, con la que nace la cerámica creativa aragonesa al mismo tiempo que la revela en el contexto español donde se la puede considerar entre las muy escasas escultoras de la vanguardia del siglo veinte.

Colaboró en Ágora: Revista de Ensayos, revista que nació en el invierno de 1934 en Albacete, truncada después de dos números como tantas otras, por la Guerra Civil.

Maruja fue publicada asimismo, en la revista gaditana "Isla", en el nº 5 del año 1934, poema "Ansias".

Otro gran mecenas y enamorado del arte y las letras al que conoció fue Tomás Seral y Casas.  La actividad en vísperas de la Guerra Civil de Tomás Seral y Casas fue constante: codirigió con Ildefonso-Manuel Gil y Antonio Cano catorce números de la revista ‘Noreste’, desde 1932 a 1936, publicó manifiestos poéticos y creó una colección, ‘Cuadernos de poesía’, donde editará a Gil Comín Gargallo, Juan Eduardo Cirlot, Maruja Falena, Juan Gil-Albert, una antología de Pierre Reverdy y ‘Violento idílico’ de Miguel Labordeta, en 1949. 

De Maruja Falena, cuyo verdadero nombre era María Ferrer, apenas se sabe nada más allá de la relación cómplice que mantuvo con Tomás Seral y Casas, y con el grupo de amigos que estrecharon su amistad en torno a iniciativas culturales que Seral alentó en Zaragoza, como la revista Noreste. De cualquier modo, el poema “¡Soy… lo que no soy!” es su mejor autorretrato:


¡Soy… lo que no soy!

Soy pobre falena con el ala rota,
que inestable y feble, por el aire flota.
Caña sin azúcar, colmena sin miel;
soy de jugo amargo, de exprimida hiel.
Zarzal espinoso que no tiene flores,
nido del que huyeron greguescos cantores.
Soy árbol sin savia, que no cría fruta;
invernada triste, que todo lo enluta.
Campana sin voz, arpa sin cordaje,
surtidor sin linfa, mar sin oleaje.
Amustiada rosa que perdió fragancia,
candela apagada de fúnebre estancia.
¡Soy lo que no soy!
porque soy incierta,
soy arcilla viva con el alma muerta.



Nuevos poemas de Maruja Falena, “Ingerencia”, “Punto y aparte”, y “Rumbos”, se publican, respectivamente, en el Segundo, Tercer y Cuarto Cartel lírico del Noreste, aparecidos con las estaciones de invierno, primavera, y verano-otoño de 1933. Junto a la participación activa de Falena en el proyecto de Noreste, el núm. 3 de la revista incluye el artículo de Marín Sancho sobre la poesía popular de dos poetisas del Bajo Aragón, de finales del XIX: “la tía Chorla” y “la tía Candila”; naturales ambas de Alborge, pueblo cerca de Sástago, rivalizaban en la escritura de coplas para las rondas y en inventar dichos que las gentes repetían y los ciegos difundían entre sus romances. En la sección de revistas recibidas del Cuarto Cartel, Seral comenta Mundo femenino que, aunque tiene mucho por hacer, está exenta del tono cursi que suele caracterizar a las revistas colectivas de mujeres de entonces. “Aun no siendo todo, ya es algo”, sostiene.




La vuelta

a Tomás Seral y Casas


Llegaba cuando moría
la tarde malva y grosella,
llegaba sola, muy sola,
sin que nadie la trajera.
Sombras traen sus ojos tristes
--sus ojos de agua de niebla--.
Afilaba sus cuchillos
un viento de indiferencias.
Y, con las niñas, la luna
bordaba circunferencias.
Ella, con miedo y amor,
se acercó a la más pequeña.
¡Aquellos ojos! ¡la voz!
y los labios... ¡eran... eran...!
Nada dijo. Se perdió
con su pena en la calleja.
Un sollozo se enroscaba
en la torre de la iglesia.
Afilaba los cuchillos
un viento de indiferencias
para matar otras tardes,
tardes de malva y grosella.

de Rumbo (Zaragoza, 1935)







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