miércoles, 30 de julio de 2014

RODRIGO VÉLIZ LOBOS [12.581]


Rodrigo Véliz Lobos

1980, Buin, Chile. 
Profesor de Educación General Básica con mención en Educación Rural y Desarrollo, especialista en lenguaje y comunicación entre otros logros en materia de formación. Ha sido reconocido como escritor con algunos reconocimientos como año 2010, el Primer Lugar Regional en el Concurso Pablo Neruda- San Fernando, Región de O’Higgins, el año 2007 fue Becario de la Fundación Pablo Neruda, además de recibir el Primer Lugar Nacional, Concurso Poesía del Mundo Rural, organizado por el Ministerio de Agricultura y FUCOA, el año 2003 recibió la Beca de Creación Literaria Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Ha publicado Recuerdo de Provincia (Poemas, Ediciones Casa de Barro, 2001), publicado con el aporte de la División Cultura del Ministerio de Educación y la Universidad de Playa Ancha. “Treinta Jóvenes Poetas”, Compilador (Antología, Ediciones Punta de Ángel, Universidad de Playa Ancha, 2003), Maldita Gracia (2004, Reedición Julio de 2008), publicado con el aporte del Consejo Nacional del Libro.

Entre otras cosas fue Gestor del Primer y Segundo Encuentro Latinoamericano de Poetas Emergentes, Rancagua- Coltauco. Consejo de la Cultura y la Artes, VI Región.




Maldita Claridad de la Casa de Barro

Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad.
Derek Walcott.

1

Los almendros han florecido.
Tras cada pelotazo desaparecerá la primavera.

2

El perro odia al cartero
le debe recordar al asesino
de su madre, ese que la atropello
y la dejo tirada agonizando
frente a las miradas
de los niños que no jugaron
ese día la pichanga.

3

Una mujer vende sus
manos
Cien peso cada pan amasado.

4

Ha recorrido toda la feria
sólo encontró un tomate
igual al que comía hace
60 años.

5

Aquí los santos
han de cumplir todas las peticiones.
Nunca los han colgado de cabeza
tras las miseria que ha golpeado
las ventanas.


8

La niebla a limpiado las calles.
Las micros comienzan
a desafiar el silencio.

9

“Pinpinito fue a la guerra
Pin- pon- fuera”
Es lo único que odio mi infancia.
Y hasta hoy los niños lo cantan
a viva voz en sus juegos
impidiéndome encontrarme
con los “Recuerdos de Provincia”

10

Generalmente me llegan encomiendas
de libros
Ya no es sorpresa ni para el cartero
el contenido de los sobres.

11

Aún los ratones son dueño de la plaza.
He visto pasar dieciocho
mientras un joven se declara
a una muchacha que esta más
atenta de la brisa que golpea su falda
que a las promesas de amor que él
declara.

12

Sobre la calle pasean hojas secas,
un perro sin nombre, un borracho
que todos conocemos.

14

Silencioso como la entrada
del cura al velorio,
ha sido el almuerzo
después del funeral
del único boxeador
que ha tenido el pueblo.







De su libro Cuzco Vivo

CUZCO VIVO

I

Vuelvo a casa con la eternidad desvanecida
frente al rostro que se vislumbra en el metro.

La casa no tiene más lugar para el silencio.
Emigrantes golpean la puerta 
pidiéndome  que abandone las ventanas.
Soy tan extranjero entre los míos
ocultando los nombres para engañar a las cortinas.

No me ha reconocido nadie.

La madre sólo sabe recordar el rosario,
el padre repite “nombre sea Dios”  
cada vez que se retira de casa.

Tengo la frente ceñida y la boca en los pies, 
para que el dolor del abandono muerda la tierra.

Cae el llanto regando la sequedad de las cartas.

Ella cruza la puerta,            mira.
Mira a los codos luchar contra los brazos
y como los ojos proyectan el “Cuzco Vivo”
en una pared de Santiago.




IV

Soy la nanita de los niños,
regalona del patrón.

Trabajo de lunes a lunes
De 8:00 a 24:00 hrs.
Caricias a las 6:00.
Yo sólo intento dormir
y dejo que sus manos recorran mi cuerpo.
Estoy puertas adentro,
y no podré contarle a nadie
de la puerta hacia fuera. 

Despertador, las 7:00.

Los niños a las 8:00 me preguntan
qué me pasa,
respondo que de 6:00 a 7:00
 lloro
junto al padre vuestro.

Ellos corrigen
Padre Nuestro, Padre Nuestro.




VI

Mi madre ya no zurce calcetines,
teme que la aguja revele su sangre.
La sangre es el crucifijo
                      la condena
                      el destino
Le enseñaron a guardar silencio
bajar la cabeza 
tratar de usted.

Ella, mi madre, no es Marilyn Monroe
No es  Jane Seymour Fonda,
pero tiene una belleza que cubre el dolor,
dolor que  la Virgen de las Mercedes 
 ni todos los Padres Nuestros pueden quitar.

Ella que es un cerezo en flor,
Hoy no zurcirá calcetines
No rezará el rosario 
Dejará que su vida se levante 
como cruces sobre Chile.




VIII

La tierra no es zapato en suela
calendarios sobran entre las cartas
 mujeres barren los pasos no dados 

ser huacho no es gracia

ser huacho no es gracia
cuando el padres borró el apellido del vientre.




X

La mano come al forastero
el rostro delata a los padres
la bandera muerde los ojos

El sin tierra dibuja una casa
sobre un certificado 
que tiene otro escudo. 





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