sábado, 16 de mayo de 2015

MARÍA GÓMEZ LARA [15.986] Poeta de Colombia


MARÍA GÓMEZ LARA

(Bogotá, Colombia 1989). 

Estudió Literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá donde recibió el grado Summa Cum Laude por una tesis sobre el poeta venezolano Eugenio Montejo. Poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones como la revista de poesía Golpe de dados y el periódico El Espectador. Actualmente cursa un doctorado en Literatura en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Harvard.

Además de su tesis de grado, algunos ensayos y artículos se han publicado en revistas culturales y académicas, entre ellos “La escritura del yo en La Nieve del Almirante”, (2011); “Pessoa, ¿el anti-Whitman?: una lectura de dos poemas de Fernando Pessoa a la luz del “Canto a mí mismo”” (2011) y “De vuelta a lo sagrado” en Revista Vendimia: Bogotá, 2011. Ha ganado, entre otros premios, el concurso nacional Contrababel: La poesía en los oficios, Casa de Poesía Silva, en 2007. 

Ha publicado: Preguntas para el azar, en 2007, Después del horizonte (2012) y Contratono (2015), libro con el que mereció el XXVII Premio Loewe a la Creación Joven, publicado por la editorial Visor. 



ANTIQUIETUD

y puede que la vida
           nos inquiete

pues quedamos aquí
tan de la tierra

anclados en el suelo materiales

llevados por el tacto
como a tientas

luego
nos deshacemos

nuestra miseria es ínfima es de arena

caemos
como piedritas
contra el río

¿y cómo era
ser polvo piel o hueso?

después nos recogemos
precarios deslucidos

cubriéndonos de aire o de ceniza

salimos
a la calle

despacio
a pesar de estar pausados casi
hechos reposo

negamos la quietud nos tropezamos
un paso luego otro el pavimento

andamos en puntillas

y de tanto no estar
vamos estando




Contratono (Visor, 2015), libro con el que mereció el XXVII Premio Loewe a la Creación Joven, publicado por la editorial Visor. 

Contratono muestra la necesaria conjunción de una voluntad poética y de una expresión que asume —no podía ser de otro modo— las múltiples fuentes que el aluvión humano venido de tantos puntos hizo coexistir en Latinoamérica. Y, por supuesto, la tradición clásica española que tenemos legítimamente como nuestra. A esto se suma lo que proviene de otras lenguas, en una apertura a lo diverso que quizás sea la expresión más visible de la modernidad literaria en esas tierras a las que también a veces la reducción exclusiva a lo propio empobrece.

 «El nombre de este libro, Contratono, alude, pienso, a un modo de relación con el mundo, a una forma sobria de expresar el desconcierto en que se vive. Su expresión lírica es, por ahora, la obvia, auténtica respuesta que el poeta da a un estado espiritual. Donde podía haber un poema de amor, ya al comienzo del libro, encontramos restos de fuego, vacío, ceniza y todos los vaciados, los negativos que el lenguaje ofrece para dar cabida al hueco, para rodearlo y expresarlo como tal. Su forma es su coraza y su nutriente. Espero que sea recibido también como su lección de humildad y su forma de, generosamente, inventar el mundo.»

Ida Vitale




Astillas

Los verdaderos poemas son incendios
                                 Vicente Huidobro

voy frotando una astilla contra otra
y es inútil

no habrá fuego
en mis restos de madera

pude rescatar del naufragio
un trozo de leña

hueco de tormenta
atravesado por tanta agua salada

lo quebré
para inventar dos trizas que se juntan
dos chispas
que no estaban
el revés de un vacío un agujero

aquí sigo todavía estrellando mis astillas

nada que encender
y te haces humo
nada que apagar
y eres ceniza



La luz inútil

La soledad es estar ahora entero
                           Arturo Carrera

qué extraña completud
ya sin relojes
ni calles cerradas

qué extraña completud el aire abierto

la sola luz
la luz inútil

al fin sin nudo ciego

para qué ver si nada que alumbrar
de este equilibrio hueco

ningún nombre
ningún árbol

ningún edificio torpe que vaya a derrumbarse

para qué el estupor suspendido
si no hay dónde caer




La otra muerte

no habíamos visto antes
la mano amenazante
el arma
y otra muerte

que no
se entreveía

no habíamos intuido
el ruido del viento contra los cristales
la ruptura

no sabíamos cómo
cubrirnos del estruendo
cómo esquivar las balas
en el aire no

creíamos
que fuera a ser así tan inmediato

mirar a todos lados
temiendo al asesino y no
veíamos aún esta otra muerte dibujada

no escuchábamos sus pasos
acercándose
no contábamos con la sombra
nos estaba velado
el monstruo tras la puerta

caminábamos tranquilos sin saber
que hace ya tanto llevábamos a cuestas
una muerte otra más antes del miedo




Variaciones sobre la muerte

I.

Si es por la muerte, su peso es doble y ya no nos suelta.
No es por las puertas donde se asoma nuestro abandono.
José Lezama Lima

será por las ventanas
cuando quedan entreabiertas en la noche
la muerte se va acercando
no abandono sino brisa
tras los vidrios

los empuja
casi imperceptible
van cediendo

no hace falta quebrarlos
ellos mismos son la llave
sin puerta

mientras nosotros
esperamos


II.

golfo de sombras anunciando el puerto
                                      Luis de Góngora

pero es agua todavía es tormenta

vemos una forma cóncava
apenas dibujada entre la bruma

y nos vamos anudando sin la tierra
para zarpar después donde no hay barcos




Mudanza

Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas
como mover los muebles,
cargar las maletas,
o recorrer caminos con zapatos apretados
Wislawa Szymborska, “Algo sobre el alma”


Dice Szymborska que al alma
le aburren los trasteos
no corre armarios
no empuja cajas

Ojalá sea esta vez la rara vez

Ahora
que moví ciudades
y libros
y maletas

y atravesé la tierra
cargada de equipaje

y llegué a este país de extranjeros

no estaría demás
un alma
que me echara una mano
llevando algunas cosas

Mi alma
si la tengo
si la tuve

está perdida en estos huesos torpes
que no levantan
ni una mesa                ni una silla

está atascada en este cuerpo enclenque y distraído

que     poco sabe
poco entiende
poco carga

y hasta se lleva a sí mismo a duras penas:

un día
por ejemplo
le sobran las manos
no ve dónde ponerlas

otro
en cambio
tiene unos pies
que se despiertan
extraños a la tierra

se creen alas
pero no vuelan
lo intentan y tropiezan

y al otro
la espalda se le tuerce
aunque no lleve nada
quizás le pesa el aire

tal vez en esos días
el alma se aparece:

le endereza la espalda
le entrelaza las manos
le empuja los pies para que avancen

Convendría
entonces
mudarme
un día de esos

(no antes
ni después)

cuando pueda caminar
con los zapatos apretados




Octubre

Naciste
en otoño como yo
decías
y es de nuevo octubre

querías arrastrarme
con tus hojas secas

querías convertirme en caída
y yo habría sido abismo
para que te quedaras

contestaba siempre
que diciembre es otoño
aunque los árboles sean ramas
y el aire nos congele

a fuerza de palabras me abría espacio
entre los tiempos medios

asentías complacido
inmóvil todavía contra el suelo
pero hecho ya huella     ya huida

Llega otra vez octubre
y no queda ni tu sombra

camino para borrarte ante todo no me detengo
y sé que voy a estar bien mientras los pies aguanten

esquivo a zancadas esta ciudad que era mía
la que fuiste derrumbando con las manos

me aferro entonces
a la nieve que no tuve:

yo nací en invierno
yo nací en invierno
yo nací en invierno



Para borrar tu ciudad

para borrar tu ciudad fantasma
tuve que trazarle pasos a tus pasos

cruzar caminos
aparecer surcos

y había que cavar hondo
para aplacar la maleza

me aferraba a los rastrillos a las palas

cargaba herramientas de hierro
como un niño recoge sus crayolas

luchaba contra el cemento
decía que era tierra:

a fuerza de palabras lo ablandaba

para borrar tu ciudad
fui construyendo la mía





Contratono

                   único tono
el agua contra el agua
             Blanca Varela


aprendimos
a despertar en medio de la noche
con el ruido del agua

conocíamos la errancia
de hace años                     nuestro sueño era frágil

los ojos entrecerrados casi abiertos dormíamos
como quien vela

atentos al derrumbe
las manos en la cabeza
por si los escombros
y los pies alzados
ya para correr

pero una madrugada gota
a gota
lo intuimos

oímos resonar
el nuevo escape

algo nos cantaba
en contratono

que esta vez huir
sería quedarse




Un pozo

Quiero no recordar lo que no hemos olvidado,
  arrojar una piedra en el pozo de la ausencia
 y escuchar cómo suena a agua y a oscuridad
                                               Nikola Madzirov


quién sabe cómo suenas
pero digo que el agua cura

y eres un pozo vacío
que se llena

de a poco menos hondo cada vez

todos los días
camino sobre el cemento

huyo
de las esquinas que derrumbaste con las manos

esta vez no hay líneas ni relojes
no hay caminos

una tarea sin tiempo      redundante

una materia extraña que moldeo
con las horas
con los dedos    con los codos

puede ser agua barro arcilla

ya no se trata de ganar una carrera
es apenas cubrirte con algo





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