miércoles, 17 de junio de 2015

JULIO VERNE [16.290]


Julio Verne

Jules Gabriel Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828 - Amiens, 24 de marzo de 1905), conocido en los países de lengua española como Julio Verne, fue un escritor, poeta y dramaturgo francés célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción.

Nacido en el seno de una familia burguesa en la ciudad portuaria de Nantes, Verne recibió formación para continuar los pasos de su padre como abogado, pero muy joven decidió abandonar ese camino para dedicarse a escribir. Su colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel dio como fruto la creación de Viajes extraordinarios, una popular serie de novelas de aventuras escrupulosamente documentadas y visionarias entre las que se incluían las famosas Viaje al centro de la Tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino y La vuelta al mundo en ochenta días. Estas novelas, junto con las de Wells, fueron la inspiración del que sería considerado Padre de la NASA y de la Aeronáutica, Wernher von Braun.

Julio Verne es uno de los más importantes escritores de Francia y de toda Europa gracias a la evidente influencia de sus libros en la literatura vanguardista y el surrealismo, y desde 1979 es el segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha Christie. Es considerado, junto con H. G. Wells, el «padre de la ciencia ficción». Fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportes a la educación y a la ciencia.

Nació en el barrio Île Feydeau de Nantes, Francia, el 8 de febrero de 1828. Era el mayor de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por Pierre Verne, que procedía de una familia vinculada a la jurisprudencia (su abuelo fue consejero notario de Luis XV y presidente del Colegio de Abogados de Nantes), y de Sophie Allotte de la Fuÿe, perteneciente a una familia de militares. Su hermano Paul nació un año después de él, y sus tres hermanas, años más tarde: Anna, en 1837; Mathilde, en 1839, y Marie, en 1842. En 1839 ingresa en el colegio Saint-Stanislas donde demuestra su talento en geografía, griego, latín y canto. Cuando terminó su primer ciclo de estudios su padre, Pierre Verne, le regaló a él y a su hermano, Paul, un foque de vela con el que planearon descender por el Loira hasta el mar; sin embargo, Julio declinó al momento de emprender la aventura ya que no había sido suficiente la planificación del viaje.

Muchos biógrafos afirman que en 1839, a los once años, se escapó de casa para ser grumete en un mercante que viajaba a India llamado Coralie, con la intención de comprar un collar de perlas para su prima Caroline (de quien estaba enamorado), pero su padre alcanzó el barco y bajó a Julio. Y desde allí empezó a escribir historias, pero realmente el interés por escribir se le da cuando una maestra le cuenta anécdotas de su marido marinero. Verne estaba interesado en la poesía y la ciencia. Leía y coleccionaba artículos científicos, demostrando una curiosidad casi enfermiza que le duraría toda la vida. En 1846 regresa del Liceo Real de Nantes con un alto promedio; probablemente gana un premio de geografía. Comienza a escribir prosa.

En 1847 comenzó sus estudios de derecho en París. Su prima Caroline se compromete. Escribe una obra de teatro: Alejandro VI. En 1848 fue introducido por su tío Châteaubourg en los círculos literarios, donde conoció a los Dumas, padre e hijo; el primero tendrá gran influencia personal y literaria en Verne. En 1849 se recibe de abogado y su padre le permite permanecer en París. Sigue escribiendo teatro. Su padre quiso que se dedicara a su carrera de abogacía, pero él no estaba por la labor y su padre, enfadado con él, dejó de financiarle. Además, todos sus ahorros los gastó en libros y pasó largas horas en las bibliotecas de París queriendo saberlo todo. A Verne apenas le alcanzaba para comer, lo que le ocasionó tantos trastornos digestivos (ocasionándole desarreglos estomacales e incontinencia fecal) como trastornos nerviosos que acabarían por desfigurarle la cara y parálisis facial.

Trabajo de la mañana a la noche sin parar, y así todos los días (...) El estómago sigue bien, pero los tirones de la cara me molestan mucho; además, como tengo que tomar siempre algo, ya no duermo absolutamente nada. (...) Todas estas molestias proceden de los nervios que tengo siempre en extrema tensión.
Mayor Orguillés, David, Grandes Biografías: Jules Verne

Así escribe, pues, una carta a su madre, hablando de los problemas surgidos por la falta de alimentación:

Una vida que limita al norte con el estreñimiento, al sur con la descomposición, al este con las lavativas exageradas, al oeste con las lavativas astringentes (...) Es probable que estés enterada, mi querida madre, de que existe un hiato que separa a ambas posaderas y no es sino el remate del intestino. (...) Ahora bien, en mi caso el recto, presa de una impaciencia muy natural, tiene tendencia a salirse y, por consiguiente, a no retener tan herméticamente como sería deseable su gratísimo contenido. (...) graves inconvenientes para un joven cuya intención es alternar en sociedad y no en suciedad. ¿Por qué por decirlo de una vez?

Mayor Orguillés, David, 'Grandes Biografías: Jules Verne'

En 1850, a los 22 años de edad, escribe una comedia ligera, Las pajas rotas que logra estrenar en París gracias a Dumas, con modesto éxito. Al año siguiente publica en la revista ilustrada El museo de las Familias dos relatos: «Martín Paz» (una fantasía inspirada en las pinturas del artista peruano Ignacio Merino) y «Un drama en México» (un cuento histórico inspirado por el Viaje al equinoccio americano, del naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt) y varias obras teatrales, libretos para operetas de moda y novelas cortas. Durante esta época es secretario del Teatro Nacional de París, recomendado por Dumas. El poco dinero que puede reunir lo invierte en un piano.

En mayo de 1856 conoce a quien será su futura esposa, una mujer llamada Honorine Deviane Morel, que es viuda de Morel y madre de dos hijas (Valentine y Suzanne). Se casa (traicionando la causa de su misógino grupo de amigos Los once sin mujer) con Honorine el 10 de enero de 1857, creyendo que encontrará la estabilidad emocional que le falta. Le pide a su padre 50 000 francos para invertir en la bolsa y su padre accede tras una larga discusión.

El matrimonio le desespera rápidamente en vez de ayudarle. Cada vez que se le presentaba la oportunidad escapaba de sus deberes de cónyuge. Una vez que fueron a Esomes a pasar un tiempo con la hermana de Honorine, toma un barco a Escocia, obligando a su mujer a regresar sola a París sin saber nada de Julio hasta que regresa del viaje (ésta fue la primera vez que viajó en barco). Después emprende otro viaje hacia Noruega y Dinamarca.

Cuatro años después de contraer matrimonio, Julio planea un viaje, que se traduciría después en abandonar a Honorine mientras daba a luz al único hijo fruto del matrimonio, Michel Verne.

Los Viajes extraordinarios

En 1859 viaja a Escocia con su amigo Hignard. Su primera obra de ficción científica es también la primera novela que escribió, París en el siglo XX, y una de las pocas que no publicó en vida —se imprimió en 1994—; Pierre-Jules Hetzel, su editor, rechazó la novela por el pesimismo que encerraba, pues presagiaba una sociedad en que la gente vive obsesionada con el dinero y con los faxes. Julio Verne publicó en 1863 el primero de sus 60 Viajes extraordinarios, Cinco semanas en globo. La serie, prolongada durante casi 40 años, habría de incluir entregas de la talla de Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del capitán Grant (1867). En el año 1869 aparece publicada en España —antes incluso que en Francia, posiblemente debido a la amistad entre Hetzel y V. Guimerá —el traductor español de algunas de sus obras— Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) a la que seguirían La isla misteriosa (1874), La vuelta al mundo en 80 días (1873), Miguel Strogoff (1876) —la mejor coartada para quienes le consideran un reaccionario—, La esfinge de los hielos, (1897) o El soberbio Orinoco, (1898). Trabajador infatigable, paralelamente a sus viajes, cultivó su primera vocación, el teatro, escribiendo y adaptando algunas piezas para la escena.

En 1861 logra juntar el suficiente dinero para viajar a Noruega e Islandia con su mujer, pero ella no puede viajar por encontrarse embarazada. A su vuelta le recibe con su recién nacido hijo Michel Verne, único fruto del matrimonio.

En 1863 traba amistad con el aventurero, periodista y fotógrafo Felix Tournachon. Con él investiga los adelantos que se les podría hacer a estos aparatos volantes, los que describe en Cinco semanas en globo. Nadar lo recomienda a Hetzel, dueño del Magasin d’Éducation et de Récréation (’magazín de ilustración y recreo’), quien le publica la primera entrega del folletín. Debido al éxito de esta obra el dueño de la revista le ofrece un contrato por veinte años a veinte mil francos anuales (una pequeña fortuna para esa época). En 1863, a raíz del éxito de su tercera novela, viaja a Estados Unidos en un ciclo de conferencias con su hermano Paul Verne. Dos años después publica la historia de un viaje a la Luna en dos partes: De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna. Uno de los personajes, el intrépido francés Michel Ardán —anagrama de Nadar— es un vivo retrato de su querido amigo. El otro, Impey Barbicane, está basado en el carácter del presidente estadounidense Abraham Lincoln, asesinado a principios de ese mismo año.

Existen varios parecidos con el primer verdadero viaje a la Luna, del Apolo 8 en 1968: en la nave viajan tres astronautas, Estados Unidos es el promotor y productor de la hazaña, despegan desde el estado de Florida, escapan de la gravedad terrestre a 11 km por segundo, requieren de 150 horas de viaje para llegar a la Luna, no aterrizan allí sino que dan varias órbitas alrededor y regresan a la Tierra.

El día del estreno de su adaptación al teatro de La vuelta al mundo en ochenta días, Verne vivió la única experiencia de su existencia digna de sus personajes: insistió en revisar personalmente la canastilla que conduciría a Phileas Fogg y a su inseparable Passepartout a grupas de un elefante verdadero. La caída de una parte del escenario asustó al animal, que salió despavorido del teatro con el autor a cuestas, para recorrer el Boulevard des Capuchins hasta que el domador los alcanzó en las Tullerías.

Verne poseyó tres barcos, el Saint Michel, el Saint Michel II y el Saint Michel III. De 1868 a 1886 realizó muchos viajes navegando conociendo diversas ciudades.

En 1869 publica Veinte mil leguas de viaje submarino. En dicha novela se menciona en un momento dado a la ría de Vigo, en concreto a la Batalla de Rande, librada entre españoles e ingleses durante la Guerra de Sucesión en el siglo XVIII. En 1878 Julio Verne quiso conocer en persona este lugar y, a bordo de su yate Saint Michel III, puso rumbo a Vigo, donde estuvo del 1 al 4 de junio. Durante su estancia acudió a la procesión de la Victoria y a las fiestas de la Reconquista.

Tras visitar esta ciudad gallega se dirigió a Lisboa. En una carta a su amigo y editor Jules Hetzer escribió:

ya hablaré con usted de los lugares que visitamos: todo es verdaderamente hermoso. Vigo y Lisboa muy hermosas, de verdad, y nos acogieron muy bien en todas partes

Tras visitar Lisboa hará escala en Cádiz, en Tánger, en Gibraltar, en Málaga, en Tetuán y en Argel.

A su regreso marcha a residir a la ciudad de Amiens. Durante los dos años siguientes continúa viajando: recorre Irlanda, Escocia y Noruega (1880) Inglaterra, el Mar del Norte y el Báltico (1881).

Verne volvería a visitar Vigo en mayo de 1884 y reparó su yate en el puerto.

Su hijo Michel Verne fue muy rebelde y fue recluido en un manicomio a petición de Julio. Después de algunos años Michel salió, pero llevó siempre muy mal que su padre hubiera hecho esto con él. De pequeño, Michel también estuvo en un correccional.

Sus últimos años

El 9 de marzo de 1886, a la edad de 58 años, caminando de regreso a su casa, su sobrino Gastón, de 25 años, con quien llevaba una cordial relación, le disparó con un revólver, sin razones claras. La primera bala le erró, pero la segunda le hirió en la pierna izquierda, provocándole una cojera de la que no se recuperaría. El incidente fue ocultado por la prensa y Gastón pasó el resto de su vida en un manicomio.

Tras las muertes de Hetzel y de su madre en 1887, Julio comenzó a escribir obras más sombrías. En parte esto pudo deberse a cambios en su personalidad, pero un factor importante es el hecho de que el hijo de Hetzel, que continuó la empresa de su padre, no era tan riguroso en las correcciones como lo había sido aquel. Se dice que algunas veces, de tantas horas trabajando para sus obras, tuvo parálisis faciales. En 1888 Verne ingresó en la política y fue elegido concejal de Amiens, donde abogó por una serie de mejoras en la ciudad, labor que desarrolló durante quince años.

Dos años antes de su muerte, Verne aceptó la presidencia del grupo de esperanto de Amiens y se comprometió a escribir un libro, en el que este idioma jugara un papel importante. El libro en cuestión, La impresionante aventura de la misión Barsac, no pudo ser terminado por él y cuando se publicó, se había eliminado toda referencia al esperanto.

El 24 de marzo de 1905, enfermo de diabetes desde hacía años, Verne murió en su hogar, sita en el bulevar Longueville 44 (actualmente bulevar Julio Verne). Fue enterrado en el cementerio de La Madeleine, ubicado al noroeste de Amiens, en cuya tumba se representa a Verne emergiendo del sepulcro, obra del escultor Albert Roze. Su hijo Michel Verne supervisó la publicación de sus últimas novelas La invasión del mar y El faro del fin del mundo. La serie Viajes extraordinarios continuó durante un lapso prolongado al mismo ritmo de dos volúmenes al año. Posteriormente se descubrió que Michel había realizado extensos cambios (El secreto de Wilhelm Storitz, Los náufragos del Jonathan) o versiones completamente nuevas de estas historias (El eterno Adán (1910) y La impresionante aventura de la misión Barsac (1919)), cuyas versiones originales no se publicaron sino a finales del siglo XX.

En 1863, Verne había escrito una novela llamada París en el siglo XX acerca de un joven que vive en un mundo de rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, automóviles de gas, calculadores y una red mundial de comunicaciones, pero que no puede alcanzar la felicidad y se dirige a un trágico fin. Hetzel pensó que el pesimismo de esta novela dañaría la promisoria carrera de Verne y sugirió que esperase veinte años para publicarla. Éste puso el manuscrito en una caja fuerte, donde fue «descubierta» por su bisnieto en 1989 y publicada en 1994.

Obra

Fue precursor de la ciencia ficción y de la moderna novela de aventuras. Fue un estudioso de la ciencia y la tecnología de su época, lo que —unido a su gran imaginación y a su capacidad de anticipación lógica— le permitió adelantarse a su tiempo, describiendo entre otras cosas los submarinos (el «Nautilus» del capitán Nemo, de su famosa Veinte mil leguas de viaje submarino), el helicóptero (un yate que en la punta de sus mástiles tiene hélices que lo sostienen, en Robur el conquistador).

Sus personajes siempre fueron héroes, hombres buenos en la escala social. Frente al Verne conservador impuesto por su editor Hetzel y por su educación como hijo de un abogado católico y de un tiempo en que el antiguo régimen se tambalea, no es de extrañar su inicial defensa del statu quo, postura que con el tiempo se irá atemperando hasta dar paso a concepciones radicalmente opuestas a las sugeridas en sus primeras páginas, merced a sus contactos con círculos socialistas y anarquistas. El Verne filorevolucionario se deja ver en una de sus obras menos difundidas, quizás por su simpatía por la causa revolucionaria, Matías Sandorf (1885), donde narra la experiencia de un rebelde ante la tiranía austrohúngara.

Además de sus novelas y sus obras de teatro, realizó veinte relatos cortos.

Clasificación de su obra

Las obras de Verne suelen dividirse en tres partes: Descubrimientos, Madurez y Desencanto.

Descubrimiento

La pluma de Verne presenta rasgos de innovación, con ideas frescas y héroes progresistas que sueñan con descubrir nuevos mundos y llegar a donde nadie ha llegado en beneficio de la humanidad, desde los polos en Las aventuras del capitán Hatteras, el centro de la Tierra (Viaje al centro de la tierra) e incluso hasta la Luna (De la Tierra a la Luna).

Madurez

Verne comienza a escribir de una manera más seria, con héroes más humanos (Strogoff, Sinclair, Fogg), siendo capaz de escribir su mayor éxito literario en una novela llena de vida como La vuelta al mundo en 80 días, pero también parece que algunas ideas se agotan retomando las anteriores (El país de las pieles) e incluso llevándolo a escribir (quizá por presión de sus editores) obras no del todo propias (Los quinientos millones de la begún).

Desencanto

Los problemas en la vida del autor (su nunca feliz matrimonio, la enfermedad de su sobrino, su mala relación con su hijo), la derrota de Francia en la Guerra franco-prusiana, la Comuna de Paris y el imperialismo francés llevan a un Verne cansado, a escribir relatos fríos y sombríos, cambiando su idea de que el ser humano iba a progresar con base en la ciencia, a una donde ve a los seres humanos consumidos por ella y por el capitalismo, como en El eterno Adán, criticando fuertemente el imperialismo (La impresionante aventura de la misión Barsac) y llegando incluso a exponer fuertemente sus ideas políticas en Los náufragos del Jonathan, se dio tiempo también de reflejar su desencanto por las riquezas de nueva cuenta en El volcán de oro. En este periodo tiene su inclusión más de lleno en la ciencia ficción con El secreto de Wilhelm Storitz, y también tiene tiempo de escribir agradables continuaciones de sus historias El secreto de Maston y las de otros autores La esfinge de los hielos, continuación de Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe.

Anticipaciones

Aunque muchos consideran a Julio Verne como el padre de la ciencia ficción, realmente Verne nunca quiso escribir en este género, más bien Verne era un escritor de literatura científica, que deseaba acercar los conocimientos recién descubiertos a la juventud; sin embargo, ese conocimiento lo llevó a anticipar muchos de los inventos que asombrarían al mundo posteriormente. Estas son algunas de las anticipaciones de Verne en algunos de sus libros:

Ante la bandera, Los quinientos millones de la Begún: armas de destrucción masiva.
Robur el Conquistador: helicóptero.
De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna: naves espaciales.
Una ciudad flotante: grandes transatlánticos, muñecas parlantes.
París en el siglo XX: internet, motores de explosión.
20.000 leguas de viaje submarino, La isla misteriosa: submarino, motores eléctricos.
La isla misteriosa: ascensor.
En En el siglo XXIX: La jornada de un periodista americano en el 2889, Julio Verne habló de cosas a las que todavía no ha llegado nuestra tecnología,15 como por ejemplo, medios para transportarse a 1500 kilómetros por hora.

También se reconoce su visión de anticipar futuros descubrimientos y eventos históricos, como por ejemplo:

El descubrimiento de las fuentes del Nilo (Cinco semanas en globo)
La conquista de los polos (Las aventuras del capitán Hatteras, La esfinge de los hielos, 20.000 leguas de viaje submarino)
Gobiernos totalitarios (Los quinientos millones de la Begún).
Viaje a la Luna (De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna)

Adaptaciones

De las novelas de Julio Verne, 33 han sido llevadas al cine, dando lugar a un total de 95 películas, sin contar las series de televisión. La obra más veces adaptada ha sido Miguel Strogoff (16 veces), seguida de Veinte mil leguas de viaje submarino (9 veces) y Viaje al centro de la Tierra (6 veces).

Principales películas

El fotograma más famoso de Viaje a la luna (1902), dirigida por Georges Méliès. Este filme se realizó aún en vida del escritor.
Viaje a la luna de 1902, dirigida por Georges Méliès.
La isla misteriosa de 1951, dirigida por Spencer Gordon Benet y protagonizada por Richard Crane.
20.000 leguas de viaje submarino de 1954, dirigida por Richard Fleischer con Kirk Douglas en el papel de Ned y James Mason como el capitán Nemo.
Miguel Strogoff de 1956, dirigida por Carmine Gallone y con Curd Jurgens como Miguel Strogoff.
La vuelta al mundo en 80 días de 1956, dirigida por Michael Anderson con David Niven como Phileas Fogg y Cantinflas como Picaporte.
De la Tierra a la Luna de 1958, dirigida por Byron Haskin con Joseph Cotten, Debra Paget y George Sanders.
Viaje al centro de la Tierra de 1959, dirigida por Henry Levin y protagonizada por James Mason.
Dueño del mundo de 1961, dirigida por William Witney y protagonizada por Vincent Price.
La isla misteriosa de 1961, dirigida por Cy Endfield con Michael Craig como protagonista.
Los hijos del capitán Grant de 1962, dirigida por Robert Stevenson y con Maurice Chevalier, George Sanders y Hayley Mills como protagonistas.
Cinco semanas en globo de 1962, dirigida por Irwin Allen con Red Buttons.
La luz del fin del mundo de 1971, dirigida por Kevin Billington e interpretada por Kirk Douglas, Yul Brynner y Fernando Rey.
20.000 leguas de viaje submarino de 1997, dirigida por Rod Hardy e interpretada por Michael Caine, Bryan Brown, Patrick Dempsey y Mía Sara.
La vuelta al mundo en 80 días de 2004, dirigida por Frank Coraci, producida por Disney con Jackie Chan.
La isla misteriosa de Julio Verne de 2005, dirigida por Russell Mulcahy e interpretada por Kyle MacLachlan, Patrick Stewart y Gabrielle Anwar.
Viaje al Centro de la Tierra de 2008, dirigida por Eric Brevig e interpretada por Brendan Fraser, Josh Hutcherson y Anita Briem.
La isla misteriosa de 2012, dirigida por Brad Peyton y protagonizada por Dwayne Johnson, Josh Hutcherson y Vanessa Hudgens.

Tributos y homenajes

Monumento en Redondela, Pontevedra que muestra al capitán Nemo y a dos buzos. Fue realizado en 2004 por Sergio Portela.
En 1870, Ferdinand de Lesseps, en la cúspide de la fama por la reciente inauguración del Canal de Suez, llevado de su entusiasmo por la obra verniana, había pedido para Verne la condecoración de caballero de Legión de Honor, la cual recibe finalmente en 1892.
Desde la difusión de su obra, se pueden contar por cientos la lista de personajes célebres que, de una manera u otra, han reconocido la impronta que la obra de Verne dejó en sus vidas (por ejemplo, Yuri Gagarin dijo: «Fue Julio Verne quien me decidió a la astronáutica»).
La Unión Soviética rindió homenaje al escritor al dar el nombre de Verne a una de las montañas de la faz oculta de la Luna.
En honor a este escritor, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó el domingo 9 de marzo de 2008 desde el puerto espacial de Kourou (Guayana Francesa), con el cohete Ariane, un carguero espacial con su nombre (Jules Verne), un cilindro de 4,5 metros de diámetro y 9,8 metros de altura y con un peso de una veintena de toneladas con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS).
La universidad pública de la región Picardía, en donde habitó durante más de 25 años, recibió su nombre como homenaje en 1991.




La Muerte

Soneto, diciembre de 1847

En esta pobre aldea donde la vida es amarga,
El triste campo de muerte, de aspecto maldito,
Viene a mostrar las lágrimas del ciprés y del tejo
¡Al alma del caminante que palidece y se oprime!
Allá, a la vista de esas tumbas, en el lastimoso capitel,
Donde los ricos se duermen bajo la engañosa gloria,
Pero en frágiles cruces, indicación tan natural
¡Del sitio donde el pobre ha terminado la miseria!
En la ciudad donde siempre se desborda el placer,
Donde la abundancia suple el deseo más simple,
¡La muerte no es el fin de la esclavitud!
Pero en la triste aldea, donde duerme el desánimo,
¡Oh! ¡la muerte no sabría cómo venir tan rápidamente!...
¡Y por tanto en la ciudad, se muere como en la aldea!


                                                          
Vacilación
                                   
Esa que amo tiene grandes ojos                                     
bajo las castañas pupilas;                                  
Esa que amo bajo los Cielos
es bella entre las bellas.
Ella brilla, embellece mis días,                                       
¡Oh! si estuviera allá,
mi Dios, me gustaría verla siempre                                   
Esa que amo.
                                  
Esa que amo, es muy dulce verla,                                 
es dulce escucharla;                             
Su mirada fija en el corazón la esperanza                                   
que su voz hace comprender.                                 
¿Será para mi todo su amor,                                 
para mi solo, para mi mismo?                                  
Si amo, es que la veo                                  
esa que amo.                          
                                 
Cerca de ella, ¡ay! siento                               
una dulce emoción                                
Ausente, hacia ella en mis sentidos                                 
algo me empuja.                                
Para mi en el fondo de su corazón                                
si fuese de la misma manera                               
¿Le daría una mirada extraviada?                              
Esa que amo
                              
Esa que amo, ¡ay! ¡ay!                          
cuando sea su turno, ¿me amará?                           
No lo sé; no le he dicho                           
que su ojo brilla.                       
¿Es para mi que brilla así?                         
¡Felicidad suprema!...                        
Además, ¿lo enciende ella también?                         
Esa que amo                      
si burlando mi inocencia                       
por su hipocresía,                     
¡Se sirve de su belleza                      
Para quitarme mi vida!                    
¿Su corazón podrá ser así de negro?                       
¡Oh! ¡no, esa es una blasfemia                     
¡Un blasfemo!... no hace falta más que ver                     
Esa que amo.
                     
No, no, amor, amor en nosotros                     
porque al hacerte mujer,                       
Dios, le doy mi agradecimiento de rodillas,                    
te di mi alma.                   
¡Corre! me uno a tus pasos                    
En mi extremo ardor...                   
Quizás, no me ame,                     
Esa que amo.
                                           
Traducido: © Ariel Pérez

                                                        

La espera
                                                              
Estoy en la dulce espera                                                       
en la cita nocturna                                                    
observo a mi bella amante
                                                         
La Luna amorosa argenta                                                       
el césped flexible y dulce                                                         
Estoy en la dulce espera.
                                                        
La sombra tibia y temblorosa                                                      
se prepara para nosotros                                                      
observo a mi bella amante.

De su belleza encantadora
ya me siento celoso
Estoy en la dulce espera.

¡Será necesario abandonar a tía,
padre, madre, hermana, esposo!
Observo a mi bella amante.

Bien cubierta con su manta,
debe engañarlos a todos
Estoy en la dulce espera.

En este bosquecillo de amaranto,
¡No hace falta cerrojos!
Observo a mi bella amante.

¡Ella llega diligente!...
¡La contemplo de rodillas!
En una bien dulce espera

¡He observado a mi bella amante!

Traducido: © Ariel Pérez



Tempestad y calma

La sombra
sigue
sombría
noche;
una
luna
clara
destella.
Tranquila
el aire puro
destila
el azul celeste;
el sabio
alquila
viaje
¡Por supuesto!
La atmósfera
de la flor
regenera
el olor,
se incorpora,
evapora
para la aurora
su olor.
En ocasiones la brisa
De los verdes olmos
Pasa y se estrella
En las dulces ramas
En el fondo del alma
Que la reclama
¡Es un remedio
Para todos los males!

Un punto se declara
Lejos de la casa
Se convierte en una vara;
Es una confusión;
Larga, negra, rápida
Nada más la doma
Ella se agranda, sube,
Cubre el horizonte.

La oscuridad avanza
Y dobla su negrura;
¡Su funesta apariencia
Toma y sobrecoge el corazón!
Y temblando presagia
Que esa oscura nube
Encierra una gran tormenta
En su enorme horror.

En el cielo, no hay más estrellas
La nube cubre todo
Con sus glaciales velas
Esta allí, solo y de pie.
El viento lo empuja, lo excita,
Su inmensidad se irrita;
¡Al ver su flanco que se agita,
Se comprende que esta en el límite!

Se repliega y se agrupa,
Aprieta sus vastos harapos;
Apenas contiene los centelleos
Que le vienen de sus vientos norteños;
La nube en fin se dilata,
Se entreabre, se rasga, explota,
Como un matiz escarlata
Las corrientes de sus negros torbellinos.

El relámpago resplandece; luz brillante
Que os ciega y os quema los ojos,
No se desvanece, la tormenta silbante
Lo hace brillar, encenderse mucho mejor;
Vuela; en su curso mudo y rápido
El horrible viento lo conduce y lo aviva;
El rápido relámpago, en su fugitiva marcha
Por sus zigzags une la Tierra a los Cielos.

El rayo parte instantáneamente; tempestea, truena
Y el aire se llena de sus largo ruido;
En el fondo de los ecos, el inmenso ruido zumba,
Envuelve, presiona todos de sus resquebrajados crujidos.
Triplica sus esfuerzos; el relámpago como la bomba,
Se lanza y rebota sobre el tejado que sucumbe,
Y el trueno estalla, y se repite, y cae,
Prolonga hasta los Cielos sus aterramientos.

Un poco más lejos, pero tembloroso todavía
En el negro cielo la tormenta continúa,
Y de sus fuegos ensombrece y colorea
La oscuridad de la silbante noche.
Entonces por instantes los vientos del norte la mueven
Se calma un poco, el trueno se esparce,
Y después se acalla, y en la lejanía rueda
Como un eco solamente que fue.

El relámpago también es cada vez más raro
De vez en cuando muestra sus fuegos
No es más la cruenta lucha
Donde los vientos combatían entre ellos;
Llevando a otras partes su sombría cabeza,
El horror, el estampido de la tempestad
Un poco más tarde, se detiene,
Finalmente huyen sus bulliciosos juegos.

En el cielo la última nube
Es barrida por el viento;
En el horizonte esa gran tempestad
Ha cambiado muy rápidamente;
No se ve a lo lejos en la sombra
Más que una espesura larga, sombría,
Que se va, se tiñe de negro, oscuridad
Toda en su desplazamiento.

La naturaleza está tranquila,
Ha perdido su miedo;
Es dulce y dócil
Y se regocija el corazón;
Si el trueno ruge
Y con su profunda voz
Allá preocupa al mundo,
Aquí no se le teme más.

En el cielo la estrella
Con un luz más pura
Brilla y se devela
En el seno del azul celeste;
La noche en la tregua,
Que toma y sueña,
Y que se levanta,
No tiene más oscuridad.

El agradable aliento
Del dulce hálito
Que camina
Como un suspiro,
silenciosamente,
la hoja inclina,
la zalamería,
y provoca placer.

La naturaleza
es aún
mucho más pura,
y se duerme;
en la embriaguez
la señora,
así junta
una cama de oro.

Toda alegre,
La flor
Se calma;
Su corazón
Tranquilo
Destila
El útil
Olor.

Ella
Huye,
Bella
Noche;
Una
Luna
Clara
Destella.

Traducido: © Ariel Pérez





Condena

¿Condena?,
a mi pesar ruego que escuchen
las palabras eternas,
que perdonan mi osadía;
me basta la sonrisa ajena,
la destreza
y la monotonía,
con lo que nombrar 
“el arte de robar”.
Si hay daño entremedias,
la propia mía conciencia,
ordenara de traje
lo acontecido,
visto un puzzle
en esta vida
clamo al hecho futuro,
haciendo perpleja la ausencia,
de lo bueno de esta escritura.




Amo esos dulces pájaros

Amo esos dulces pájaros, que se pasean en el aire
Su vida y su amor, y más rápidos que el relampago
¡Que vuelan todos juntos!
Amo la flor de los campos, que se recoge en la mañana,
Y que en la tarde, en el baile, se posa sobre su seno
¡Que de embriaguez se estremece!
Amo los torbellinos de los bailes, de los placeres,
Las fiestas, el atavío, y los tiernos deseos
¡Que se despiertan en el alma!
Amo al angel guardián que dirige mis pasos,
Que me aprieta la mano, y me da en voz baja
¡Para las dolores un dictamen!
Amo al triste sauce, en la muda tarde del día,
La cabeza aún caliente, llena de sombra y de amor,
¡Que se inclina y que piensa!
Amo la mano de Dios, puesta sobre nuestro corazón
Dejar caer sonriendo esa amorosa flor
¡Que se nombra esperanza!
Amo la dulce orquesta, en lágrimas, lamentándose
Que vierte sobre mi alma un lánguido acento,
¡Una triste armonía!
Amo sólo escuchar el lenguaje de los Cielos
Que hablan a la Tierra, y la llenan de fuegos
De Sol y de vida.
Amo a las orillas del mar, contemplar el cielo azul
Que encierra en su seno el poder de Dios,
¡Sentarme pensativamente!
Amo seguir en ocasiones en los sueños dorados
Mi alma que va a perderse en las corrientes azules
¡Su pensamiento inactivo!
Amo el secreto esfuerzo del corazón, que dulcemente
Se agita, el pensamiento de dulce principio
¡Que se siente en sí mismo!
Mejor que el árbol, el pájaro, la flor que complace a los ojos,
El sauce envuelto en lágrimas, la esperanza de los Cielos...
Amo lo que me ame.

Traducido: © Ariel Pérez







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