miércoles, 17 de diciembre de 2014

VERÓNICA FRANCO [14.241]


VERÓNICA FRANCO

(Venecia, Italia   1546 – Venecia, 1591)

Una de las cortesanas más noble y célebre del Renacimiento italiano, la época más esplendida para esta profesión, tuvo un lugar destacado como poetisa, benefactora y defensora de los derechos de la mujer. Estudió y buscó sus propios mecenas entre los hombres cultos de una ciudad próspera y cosmopolita siendo capaz de expresar sus opiniones y sus intereses culturales dentro de la sociedad en la que vivía y en la que ejercía su profesión, la que nunca escondió ni negó practicar.

"Cuando nosotras también estamos armadas y entrenadas, podemos convencer a los hombres que tenemos las manos, los pies, y un corazón como el suyo, y aunque podemos ser delicadas y suaves, algunos hombres que son delicados también son fuertes, y otros, gruesos y duros, son cobardes… ". - Verónica Franco


Nace en Venecia en el año 1546. Su padre, Francesco Franco, pertenecía a una familia de la clase de los “cittadini originari” (una especie de clase social entre la aristocracia y la plebe) y su madre, Paola Fracassa, también ella cortesana famosa. La pareja tuvo otros dos hijos a quienes procuraron una educación correcta a través de tutores, lecciones a las cuales asistió también la pequeña, abriéndose para ella un mundo de posibilidades ilimitadas, ya que se trataba de una chiquilla curiosa y de brillante inteligencia. Paola decidió casarla a la edad de 16 años con un médico llamado Paolo Panizza, quien mostraba gran brutalidad, por lo que el matrimonio de la jovencita fue para ella un verdadero infierno. Con un carácter decidido y combativo, la muchacha decidió separarse de su marido, pidiéndole a su madre que reclamase su dote. En esta época, cuando ya habían pasado dos años desde los esponsales, Veronica estaba embarazada - y una vez que nació el bebé, optó por entregarlo a un tutor, Jacomo de Baballi - declarando ella en un testamento, antes del parto, la nula relación del futuro hijo con su marido.

Desaparecidos Francesco María y Paolo, Paola y Verónica se vieron en la necesidad de buscar una forma de ganarse el sustento por lo que la madre retornó a su antiguo oficio iniciando a su hija a su misma profesión. A los diecinueve años aparecen nombradas las dos en el clandestino Catalogo de tutte le principal et piú onorate cortigiane di Venetia, publicado probablemente en el año 1565, donde se indican el nombre, la dirección y la tarifa: “Veronica Franco, a Santa Maria Formosa, pieza so mare, scudi 2” y “Paula Franco, a Santa Maria Formosa, pieza lei medema, scudi 2”.

Su belleza e inteligencia le hacen ganar fama y amistades poderosas de inmediato, entre sus conquistas se cuentan pintores - Tintoretto, quien fue tal vez uno de sus amantes -, poetas, diversos artistas de la época.




Existen dudas sobre la identidad de la dama retratada aquí. Lo más probable es que fuera, quizá Verónica Franco.  Tintoretto.

Gracias a estos contactos y su sagacidad logró publicar sus primeros tomos de poesía, hermosos párrafos que trataban de la desigualdad de géneros, amores perdidos, y, por supuesto, de erotismo puro y sexo en su máxima expresión.




    Desde que el destino me obligó a abandonarte, oh [Venecia].
    En mi memoria regreso a ti constantemente,
    oh amigable y leal refugio patrio […]
    Ninguna dulzura puede aliviar mi amargura
    por el dolor que me causó dejarte atrás,
    oh, tierra nativa tan amada. […]
    Abandoné a Venecia, patria sin par,
    abandoné las doradas mansiones y tallas de mármol,
    tan altas sobre las aguas que el mar sereno
    de ellas se aleja para contemplar su belleza;
    que las olas, aliviando su furia
    fluyen hasta aquí para bañar la sagrada ciudad,
    reina del mar, engastada en el mar.
    Y el agua humildemente retrocede a sus pies,
    y tomando los variados y sinuosos canales
    va encontrando su ruta por incontables caminos. […]




La poetisa supo consolidar muy pronto su fama de “cortesana honesta”, de mujer bella, fascinante y capaz de expresar sus opiniones y sus intereses culturales dentro de la sociedad en la que vivía y en la que ejercía su profesión, la que nunca escondió ni negó practicar. A lo largo de su vida cultivó grandes amistades que le proporcionaron riqueza y protección. Una de las amistades más importantes y determinantes en la vida de la poetisa fue la que mantuvo durante años con Domenico Venier, famoso petrarquista que fue su protector y gracias al cual sus Rime vieron la luz contribuyendo de forma decisiva a la fama literaria de Veronica. Uno de los sobrinos de éste, Marco Venier, poeta y hombre político influyente en Venecia, fue, entre otras cosas, su amante preferido, y otro sobrino del mismo, Maffio Venier, fue su mayor enemigo.

La fama de Veronica como cortesana y como mujer de gran cultura, llega también al extranjero y el momento más importante es en Julio de 1574, cuando el joven Enrique III de Valois visita Venecia y pide pasar una noche de amor con ella. Su casa, en S. Maria Formosa, empezó a ser un punto de encuentro de músicos, pintores y nobles, a menudo se hacían conciertos de música, debates de filosofía y lecturas de poesías.

Veronica estudió y buscó sus propios mecenas entre los hombres cultos de una ciudad próspera y cosmopolita. A partir del 1570 entró a formar parte de uno de los círculos literarios más famosos de la ciudad, participando en los debates y subvencionando la publicación de antologías poéticas. En 1575 escribe su primer volumen de poesía, Terze rime, compuesto por 18 capítulos redactados de su puño y letra y 7 cartas en honor de la poetisa escritas por literatos de prestigio. En sus versos muestra un sentimiento sexual y jocoso de la vida y no duda en recordar a sus amantes los calurosos abrazos y los tiernos momentos vividos juntos, con palabras de estilo clásico, humanístico o elegíaco. Se puede destacar la originalidad expresiva con la que la poetisa se aleja del petrarquismo para acercarse a los tercetos dantescos. Un experimento interesante realizado en la poesía lírica.

Franco, que era una mujer fuerte, inteligente, muy bien preparada y, desde luego, atrevida, estuvo en el centro de diversas polémicas y a menudo fue atacada con virulencia. Uno de sus enemigos, Maffeo Vernier, a quien ella rechazó, humillado le dedicó ciertos escritos ofensivos que hizo publicar y circular por toda Venecia: Veronica, ver unica puttana. Pero Veronica respondió con el capítulo D’ardito cavalier non è prodezza no dejando de plantar cara a sus perseguidores y supo defenderse a través de sus propios poemas, defendiendo a la vez a todas las mujeres: "¡Pobre sexo de tan mala fortuna,/ siempre en peligro pues siempre está/ sometido y carente de libertad!".

En 1575, durante la epidemia de peste que asoló a la ciudad, Verónica Franco se vio obligada a salir de Venecia y los saqueadores expolian su casa llevándose gran parte de sus riquezas. A su regreso en 1577 fue acusada por Ridolfo Vannitelli y obligada a presentarse ante el Tribunal de la Santa Inquisición con una acusación de brujería. Vannitelli sostenía que Verónica realizaba hechizos de magia para atraer hacia ella a sus clientes y enamorarlos, así como de permitir que en su casa se jugasen fuertes sumas de dinero, descuidar los sacramentos, comer carne en días prohibidos y hasta pactar con el demonio para lograr que ciertos hombres se enamorasen de ella, acusaciones extensas y variadas que respondían a los prototipos de denuncias ante el Santo Oficio. El 8 de octubre de 1580 se celebra el juicio, pero gracias al testimonio de la nobleza veneciana y a su propia defensa desempeñada con gran brillantez, Verónica sale absuelta. En ese mismo año, propone al Consejo Municipal la edificación de una casa de acogida para mujeres indigentes, que no resulta aprobada.

A la producción literaria de Veronica Franco hay que añadir el epistolario; cincuenta Lettere familiari a diversi della S. Veronica franca all’Illustrissimo e Reverendissimo Mons. Luigi d'Este Cardinale. De la dedicatoria, fechada el 2 de agosto de 1580, se deduce el año de la edición. En ninguna de las cartas encontramos la fecha a excepción de la carta a Enrique III y la carta a Tintoretto. Son epístolas con un tono de enseñanza y/o de consejo, las más apreciadas, sin duda, parecen aquellas en las que Veronica se muestra sincera, reflexionando sobre ella misma y sobre su propio mundo interior. Demuestra haber intuido que el género epistolar le habría permitido, por sólidas convenciones literarias, ejercer la función de sabia distribuidora de consejos y de advertencias.

Con su epistolario la poetisa es consciente de hacer suyo un género casi exclusivamente masculino, para ganarse un espacio de emancipación, y aspira sobre todo a crear con los instrumentos de la retórica un autorretrato que sepa oportunamente valorar aquello que ya había propuesto en las Terze Rime, es decir, construir un modelo de mujer virtuosa que no puede y no quiere renunciar a los valores de la sabiduría, de la lealtad, de la cultura.

El libro es bien recibido por los venecianos y con los beneficios de su venta, funda una institución caritativa a favor de las cortesanas y sus hijos. A partir de este año, Verónica Franco abandona la poesía y se retira a vivir sus últimos años cuidando de sus nietos huérfanos por la peste.  En los últimos años de su vida, es posible que hubiera trabajado en un poema épico, aunque de él no se encuentra ningún documento, y que hubiera escrito un soneto, publicado póstumo, elogiando la tragedia de Semiramis de Muzio Manfredi.

Fue madre de seis hijos, de los cuales sólo se conoce la paternidad de dos de ellos. El 22 de Julio de 1591, a la edad de cuarenta y cinco años, después de veinte días de intensa fiebre, Verónica muere en Venecia.

La naturaleza política y seductora de sus poesías, escritas en verso con un lenguaje altamente erótico, deja traslucir una fuerte preocupación por las mujeres desvalidas en una sociedad donde reina la desigualdad entre hombres y mujeres. La vida de Verónica Franco ha sido novelada por la autora norteamericana Margaret F. Rosenthal en “The Honest Courtesan”, publicada en 1992. En 1998 se estrena la película “Dangerous Beauty” dirigida por Marshall Herskovitz, inspirada en la novela citada.


Corría el Cinquecento veneciano y, a pesar de los muchos avances intelectuales y culturales que trajo el renacimiento, las mujeres seguían en segundo plano y el mundo carecía de heroínas, la educación seguía siendo un privilegio casi exclusivamente masculino y aquellas que deseaban sobresalir en el mundo de las artes y las letras no les quedaba otra opción que la resignación o aventurarse a publicar bajo un seudónimo masculino. Las bellas e intelectuales se convertían en musas quedando plasmadas en hermosos poemas y sublimes cuadros, sin embargo en aquellas épocas daba inicio el verdadero primer movimiento feminista renacentista, las mujeres eran conscientes de lo que podían lograr y no iban a escatimar en recursos ni acogerse a falsas moralidades para lograr su cometido, nacía así, pues, la esencia de lo que luego se convertiría en la frase más famosa de Maquiavelo: El fin justifica los medios.




RISPOSTA DINCERTO AUTORE PER LE RIME

Contrari son tra lor ragion e amore,
e chi n amor aspetta antivedere,
di senso è privo e di ragion è fuore.
Tanto piú in prezzo è da doversi avere
vostro discorso, in cui avete eletto
voler in stima la virtú tenere;
e benchio di lei sia privo in effetto,
con voi di possederla il desio vale,
sí che del buon voler premio naspetto:
e se l timor de lesser mio massale,
poi mi fa contra i merti miei sperare,
ché selegge per ben un minor male.
Io non mi vanto per virtú dandare
a segno che, lamor vostro acquistando,
mi possa in tanto grado collocare;
ma so chunalma valorosa, quando
trova uom che l falso aborre e segue il vero,
a lui si va con diletto accostando:
e tanto piú se dentro a un cor sincero
dalta fé trova affezzion ripiena,
come nel mio, chun dí mostrarvi spero,
se l non poter le voglie non maffrena.

Aquellas que no se conformaban simplemente con ser musas o esperar a que un pudiente príncipe, rey o mercader pida su mano en matrimonio, optaban por la vida de cortesanas, por supuesto muchas otras también lo hacían por necesidad, así las cortesanas fueron finalmente divididas en cortesanas onestas (honestas), que serían equivalentes a prostitutas de ‘lujo’, y las cortesanas di lume (de luz, de fuego) que eran las prostitutas comunes y silvestres. Ahora bien, vamos a entrar en el mundo de las cortesanas honestas, de las cortesanas que, aparte de ser extremadamente hermosas y educadas, debían ser cultas e intelectuales, aquellas que inspiren no solo lascivia ni un bonito cumplido, sino que te inspire casarte con ella y toda una epopeya. Estas cortesanas servían de compañía para los grandes artistas de la primera era del renacimiento, muchos quedaban atrapados y destrozados por éstas. Pero entre todas las cortesanas de Il Catalogo di tutte le principale e più honorate cortigiane di Venezia (Catálogo de todas las principales y más honradas cortesanas de Venecia) existió una que se destacó entre todas, una que luchó por sus ideales sacudiendo su época y pasando a la historia: Verónica Franco.



Poi ch’io non creedero d’essere

Poi ch’io non crederò d’essere amata,
nè ‘l debbo creder, né
ricompensarvi
per l’arra, che fin qui m’avete data,

dagli effetti, sinor, fate stimarvi:
con questi in prova venite,
s’anch’io
il mio amor con effetti ho da mostrarvi;

ma, s’avete di favole desio,
mentre anderete voi favoleggiando,
favoloso sarà l’accento mio:

e, di favole stanco e sazio, quando
l’amor mi mostrerete con
effetto,
non men del mio v’andrò certificando.

Aperto il cor vi mostrerò nel petto,
allor che ‘l vostro non mi
celerete,
e sarà di piacervi il mio diletto;

e s’a Febo si grata mi tenete
per lo compor, ne l’opere amorose
grata a Venere più mi troverete.

Certe proprietati in me nascoste
vi scovrirò d’infinita dolcezza,
che prosa o verso altrui mai non espose,

con questo, che mi diate la certezza
del vostro amor con altro che
con lodi,
ch’esser da tai delusa io sono avezza.








No hay comentarios:

Publicar un comentario