martes, 16 de junio de 2015

MANUEL JOSÉ PÉREZ [16.281] Poeta de Panamá


Manuel José Pérez

(1837-1895)
Nació el 13 de diciembre de 1837, en la ciudad de Panamá. Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, fue abogado de profesión y tuvo una destacada carrera judicial. Vivió largas temporadas en la población de Chepo, donde tenía valiosas propiedades, e hizo frecuentes viajes al Sur. (Varios hermanos suyos, entre ellos Ramón, reputado filólogo, se habían radicado en Guayaquil.) Murió siendo Vicepresidente del Tribunal Superior del Departamento de Panamá, el 28 de septiembre de 1895.

Según Rodrigo Miró: “Entre nuestros románticos, Pérez se revela como el de más ancha ambición. Hombre de preocupaciones varias, espiga en muchos campos. Teoriza sobre política y sobre filosofía moral, al par que hace literatura. Como poeta, a juzgar por la cronología de su obra, es un caso de expresión tardía. Por lo mismo -ocurre con los que llegan tarde-, una entusiasta. Musset, Lamartine, Byron son parte de sus cariños poéticos. Y Espronceda y Núñez de Arce lo influyen claramente. Escribe poemas de intención filosófica y fáciles adocenados versos de album, o bien composiciones delirantes, hijas de una fértil fantasía. Es poeta impulsivo -lo confiesa-, no dado a corregir. Sin embargo, se mantiene dentro de un decoroso nivel, y alcanza a ratos calidad.”

El Doctor Pérez tenía dotes especiales de orador; y varias veces se le oyó en la tribuna expresando con elocuencia sus brillantes opiniones. Era colaborador obligado de todos los periódicos de la capital, pues conocidos como eran su genio poético y aptitudes para el periodismo, su colaboración era solicitada por doquier.

Rodolfo Aguilera, nos cuenta en su obra, que cuando murió el Doctor Pérez, el sepelio fue suntuoso y popular. El pueblo siempre noble, generoso siempre, concurrió hasta el cementerio; no ha despedir quizás al adversario político; sino al escritor connotado y al amigo verdadero.

Obras de Manuel José Pérez

Ensayos morales, políticos y literarios. Tipografía de M. R. de la Torre e Hijos, Panamá. 1888
El último delirio de Lord Byron. Poema en prosa. 1889
Las teorías. Imprenta y Encuadernación de Aquilino Aguirre, Panamá. 1890
Sin nombre. Imprenta Florentino Mora, Panamá.




Deseo Sin Nombre

Yo busco entre las sombras de la noche,
un algo, un no sé qué;
de la flor el aroma en casto broche
buscándolo aspiré.

He libado la miel de los panales
tan dulce y perfumada,
y en lagos de purísimos cristales
mi sed quedó saciada.

Y en la mañana, al descorrer la aurora
sus puertas de zafiro,
he buscado en su luz arrobadora,
aquello en que delirio.

Mas ni la sombra, ni la flor, ni el día,
satisfacen mi ardor;
ni la miel de panales mi agonía,
ni el llanto mi dolor.

Falta a mi ser un algo, un no sé qué,
vida a mi corazón;
sueño que vivo y sueño que soñé,
y el sueño es ilusión.

¿Dónde, cómo llenar este vacío,
que siento dentro en mí?
Cálmate, corazón, para el hastío,
¡ay! , la tumba está allí...

Del libro: Ensayos morales, políticos y literarios



El Corazón

(Fragmento)

A mi amigo, Don Manuel Gamboa.

Viajaba yo por procelosos mares,
con vario viento y con fortuna varia,
unas veces alzando una plegaria,
otras, lanzando horrible maldición.

Buscaba lo imposible; era mi tema,
palpar la realidad de lo impalpable,
y escudriñar la víscera variable
en su modo de ser: —el corazón.
Yo quise examinar fibra por fibra
y latido a latido lo que encierra, 
esa ánfora divina, aunque es de tierra,
ora de vicio asiento ó de virtud;
Y audaz, cuál pocos, con mirada atenta,
el alma concretada en su ardimiento;
el vuelo desplegando al pensamiento,
la niñez estudié y la senectud.

Y osado pretendí de sus misterios
el secreto alcanzar que lo domina,
qué estrella lo dirige y lo encamina,
y á qué ley obedece el corazón.

¡Querer y no querer a un tiempo mismo,
amar hoy y aborrecer mañana,
asiento de grandeza soberana,
o esclavo de una mísera pasión!

Siempre es el centro a do converge todo,
fuente de todo bien, del mal sentina,
unas veces al cielo se encamina,
y del infierno esclavo en otras es;

Y henchido de soberbia, en ansia loca,
por el inmenso espacio tiende el vuelo,
o humillado se arrastra por el suelo
olvidando su orgullo y su altivez.

Y trémulo, jadeante, estremecido,
el velo levanté que lo cubría,
y la frente bajé triste y sombría
asustado ante tanta lobreguez

Y mi mano extendí por si pulsaba
palpando la materia, sus latidos;
pero salté de horror sobrecogido,
y en el llanto del alma me anegué.

¿Es esto el corazón? ¿aquí se anidan
el amor, la virtud, el bien o el mal?
este, el sitio será de la inmortal
aspiración eterna de la vida?

¿Es la materia vil arca divina,
y el bien y el mal la misma flor encierra?
y la hiel y el almíbar de la tierra
en mística redoma están reunidas?

....................................................................
....................................................................

Ya sobre el horizonte el sol asoma,
y de carmín y gualda y plata y oro,
ofrécenos espléndido un tesoro,
inmenso como es todo lo inmortal.

Veremos desplegar radiante el manto
al astro rey; su luz que reverbera
sobre la humanidad, que en esta esfera
sufre llorando con dolor fatal,

No penetra en el fondo de las almas,
no puede averiguar si hay un misterio
en cada corazón: allí su imperio
se estrella ante la horrenda oscuridad...

1881
Del libro: Ensayos morales, políticos y literarios



Fantasmagoría

(Inédita)

Vago ansioso por tu orilla
pintoresco “Mamoní”,
mirando el cristal de tu onda
y tu arena tan sutil.

Llego y trepo a la colina,
y distingo desde allí
cual tus aguas culebrean
pintoresco “Mamoní”.

Voy buscando en tus orillas
los amores que perdí,
y pregunto a la corriente
que murmura dulcemente
si mi Filis está allí;

Y los ecos me responden,
pintoresco “Mamoní”,
en tus ondas y torrentes,
y en la voz de tus corrientes:
“Ya tu Filis no está aquí”.

Del libro: Ensayos morales, políticos y literarios




Martirio

Canción
(Inédita)

Mi labio no murmura una palabra,
ni mis ojos te expresan mi dolor;
en el aire se pierden mis suspiros,
muda es la queja de mi ardiente amor.

Mi ardiente amor ¡Mi loco desvarío!
la esperanza se apaga ante el desdén;
tu alma de fuego para mí está helada,
ni tus ojos me quieren comprender.

Cúmplase, pues, de mi fatal estrella,
el signo maldecido, y sufra yo;
no eres tú la culpable si no logro
que tu alma vibre a impulso de mi amor.

Que sufra yo las penas del infierno
cuando el Cielo contemplo faz a faz!
y aunque desdeñes el amor de mi alma,
jamás te olvidaré, jamás, jamás.

Del libro: Ensayos morales, políticos y literarios





El Eco

Mis ojos con sus ojos se encontraron
y al suelo los bajamos todos dos,
nuestros labios acaso murmuraron
un voto, una plegaria, una oración.

Tímidas, nuestras manos se enlazaron,
mas, no miré su rostro encantador,
que a mis ojos las lágrimas velaron,
y romperse sentí mi corazón.

Y trémulos, sin voz permanecimos,
y el silencio tan sólo fue el que habló;
y así, un poema de amor nos repetimos,
desde el “te amo, mi bien”, hasta el “adiós”.

Y entonces nuestros ojos se encontraron,
y al imán de su aliento abrasador,
mis labios con sus labios se juntaron,
y a su seno, mi seno comprimido . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Del éxtasis aquel, cuando volvimos,
el silencio rompióse entre los dos;
“Nos amaremos siempre”, nos dijimos;
y un eco, “siempre, siempre”, repitió!

De su ser los efluvios me embriagaron,
mi mente en ilusiones se recreó;
el néctar que mis labios saborearon
en sus labios de miel, me enloqueció.

Delirios inefables que pasaron,
que envidiaran los ángeles de Dios;
promesas que los vientos se llevaron,
juramentos que el viento arrebató . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

La vi después; sus ojos se inclinaron
como otra vez, al suelo, con rubor;
y mis labios entonces balbucearon
espantosa, tremenda maldición;

Nuestras manos entonces no enlazamos,
entonces su mirada no se alzó;
un “adiós” suspirando murmuramos,
y el eco repitió, “por siempre, adiós”.

Panamá, 1883
Del libro: Ensayos morales, políticos y literarios


Dos Sonetos: A Bolívar 
y Por Bolívar

___

A Bolívar
___
Por pedestal, los Andes: por diadema,
en fondo azul espléndido brillante:
“Su voz, el trueno”: llama rutilante,
de su mirada ignífera es emblema.

La América es su altar: pira sagrada
la gratitud le guarda inextinguible;
avívala y protéjela invisible,
de Colombia la gloria inmaculada.

Su nombre es talismán. Cinco Naciones
al pronunciarlo doblan la rodilla
que no inclinan jamás ante legiones;

Que es Bolívar..! el héroe sin mancilla
a quien colman de ardientes bendiciones,
y el mundo de Colón ante él se humilla.


___

Por Bolívar
___
Al que dio libertad a un Continente
y de seres abyectos hizo hermanos:
al que humillo el poder de los tiranos,
con Dios, y con su espada prepotente;

A Bolívar, en fin, dios de la guerra,
héroe en la lucha y en la paz un sabio;
al que no puede pronunciar el labio
sin bendecir su nombre acá en la tierra;

Al que fue de virtud y honra modelo,
una pluma mordaz y corrompida,
por escalar de la fortuna el cielo,

calumnia audaz, su fama esclarecida.
Mas, vil gusano que rastrea en el suelo,
¿Podrá alcanzar a la columna erguida?

1878
Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios

NOTA: Estos sonetos han sido escritos en desagravio
a la memoria del Libertador, atrozmente calumniada 
por el literato peruano don Ricardo Palma.




Resignación

Corazón, corazón!__ ¿Por qué palpitas
cual si quisieras reventarme el pecho?
¿Por qué en violenta convulsión te agitas?
¿En tu recinto, acaso estás estrecho?

¿Quieres la libertad para que acalle
de la ambición el ímpetu furioso,
y que en pedazos destrozado estalle
el seno que te abriga generoso?

¿Quieres amor y gloria y poderío,
y un débil muro opónese a tu anhelo?
ah! te engaña tu loco desvarío,
la dicha, corazón, está en el cielo.

Todo es fugaz y transitorio: __incierto,
es todo cuanto vemos y aún palpamos;
hasta arribar al suspirado puerto,
resignados callemos y suframos.

Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios




Adiós

Se vá mi sombra, pero yo me quedo.
Carolina Coronado.

Si en la mañana, al despuntar el día,
vieres mi sombra contemplarte leda,
acéptale su abrazo misterioso,
porque se vá mi sombra y mi alma queda.

Si en noche tempestuosa, entre sollozos,
de mí voz escuchares el remedo,
no temas acogerla con cariño,
te dirá adiós mi sombra y yo me quedo.

Y si del mar embravecido, la ola
a playa ignota mi cadáver lanza,
mi súplica postrera es que no olvides
que he cifrado en la muerte mi esperanza.

Si acaso entonce, en medio de tus triunfos,
vuelve mi sombra a contemplarte leda,
acéptale su abrazo misterioso,
que el cuerpo ha muerto, pero mi alma queda.

Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios




A Miguel Grau
__

Contra – Almirante de la Escuadra Peruana y
Comandante del "Huáscar".
__

SONETO

Surcas el mar en busca de enemigos:
Cual David a Goliat, audaz provocas;
Patria y Honor en el conflicto invocas,
que del duelo inmortal son tus testigos.

Dios es el juez; por premio, la Victoria:
Del combate, las olas son la arena,
y en tu frente gentil, noble y serena
luce el fulgor de inmarcesible gloria.

Caballero y cristiano, tú al vencido
le tiendes, digno, generosa mano,
y lloras junto al muerto y al herido;

Que bajo el noble pabellón peruano,
otra patria reclámate al olvido,
pues del Perú eres hijo; y _ _ _colombiano.

1879
Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios




Acróstico

[INÉDITA].

__

A GERÓNIMO DE LA OSSA.
__

Alma del alma mía, luz de mis ojos,
Numen divino, inspiración del bien,
Generosa criatura, a quien rendido
Estremécese y póstrase mi ser;
Luzca ya para mí una nueva aurora,
I al dulcísimo acento de tu voz,
Ciña mi mano con azahar tu frente
Ante el altar purísimo de Dios.

1878
Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios




28 de Noviembre de 1821

A LA AUGUSTA MEMORIA DE LOS PRÓCERES
DE LA INDEPENDENCIA.
__

Cayó el poder decrépito de España
antes el valor del rudo Americano;
para impedirlo, su furor y saña,
su riqueza y poder, fueron en vano.

Dióle Dios a la España el poderío,
de un Nuevo Mundo haciéndola Señora
y al través del inmenso mar bravío
de la América fue la protectora.

Y fue feliz, y en su extensión inmensa,
no vio noche total, siempre hubo día,
que al derramar el Sol su luz intensa,
sobre España por siempre relucía.

Mas, el Poder da vértigos: la Historia
ha consignado en páginas eternas;
los fulgores del astro de la gloria,
y el castigo también de su soberbia.

Abusó de la fuerza, y fue vencida,
y sus huestes, do quiera derrotadas,
no hallaron compasión en su caída:
Quien oprime al más débil, se degrada.

¿En dónde está, oh! España, esa pujanza,
dueña y señora tú, del Orbe un día,
cuando todo, implacable en tu venganza,
a tu orgullosa voluntad cedía?

¿Qué se hicieron, España, tus legiones
de Héroes, dignos del tiempo de Pelayo?
destrozadas las vistes por campeones,
como el sin par Bolívar; Páez, el rayo;

Y el que en Berruecos fue víctima santa
de la ambición que creara el coloniaje,
fatal origen de miseria tanta,
fruto del español, no del salvaje;

Y Santander, el hombre de las leyes;
y el sabio Cáldas, y Nariño, y Zea,
y mil otros y mil, que de los reyes
el cetro quebrantaron con la idea!_ _ _

Que por do quier la sangre generosa
fecundaba el terreno americano,
y víctima tras víctima, preciosas,
maldiciones lanzaban al hispano.

Sangre, que derramada hasta a torrentes,
ahogó, en justicia, al déspota español;
y en sus dominios vastos y potentes,
dejó de verse eternamente el sol.

Pues cada nueva frente que caía
al golpe del verdugo sacudida,
era una nueva estrella que ceñía
la diosa Libertad, enternecida,

E indignada también. __Ah! Cuánto luto,
sembraba el español do quier pisaba!
de lágrimas y sangre era el tributo
que la España a la América arrancaba.

Pueblo infeliz!__ la sangre de tus venas
savia de libertad por siempre fue;
y al romper del esclavo las cadenas
el mundo entero te admiró, de pié- - - -

Mas, ¿eres libre ya tras cruenta lucha,
tras el cadalso por la Patria alzado,
cuando aún la voz de mártires se escucha,
por hacerte feliz, sacrificados?

¿Gozas, pueblo infeliz, de los derechos
que conquistó el patriota denodado,
cuando los grillos en pedazos hechos,
al déspota le fueron arrojados?

¿Qué es hoy la libertad? __"Cuánto en su nombre,
se comete de crímenes horrendos!"
mírase al hombre víctima del hombre,
y al son de libertad, sangre vertiendo!

Ya no es uno el tirano que te oprime,
pues de tu seno surgen por do quiera;
la libertad augusta otra vez gime,
rota en girones su triunfal bandera.

Se derramó tu sangre, y Dios lo quiso,
para regar el germen de una idea;
mas, la ambición corrompe lo que El hizo,
y huye la luz porque la noche sea.

Porque, ay! del suelo fecundado brotan
tiranuelos más crueles que el hispano,
que mienten libertad, y que la invocan
para mengua del pueblo colombiano!

Oh! Libertad! __Levántate hoy erguida
pura y radiante como el almo Sol;
y a Colombia, que amparas con tu egida,
recuérdale tu credo bienhechor:

“Yo soy la Libertad,” di, estremecida;
“Yo del esclavo el hierro destrocé;
“Mis legiones no pueden ser vencidas,
“Si se inspiran en mí, si tienen fe.

“Yo soy la fuente de perenne gloria
“Que dignifica el corazón humano;
“No la licencia, despreciable escoria,
“Que hace surgir do quiera los tiranos.

“Y el ángel soy, que vengador, terrible,
Del pueblo imprimo en la feliz memoria,
Que es castigo del déspota temible,
El hierro enrojecido de la Historia,

“Y también, y también, ardiente inspiro
“Aliento de venganza al pueblo inerme,
“Y en furores convierto los suspiros
“Con que, infeliz! en su dolor se aduerme.

“Pueblo! __Escucha mi voz no desmentida:
“Licencia y Libertad truecan en vano,
“Que no arraiga en los crímenes la vida,
“Ni entre las olas fructifica el grano....

1881.
Los versos en bastardilla, son de NUÑEZ DE ARCE.

Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios





En un Álbum

(IMPROMPTU)

Has querido que cante, que aquí deje
un recuerdo y mi nombre; y aquí están:
el recuerdo será como una sombra;
y mi nombre….¿quién en él pensará?

Un recuerdo! __Las nubes purpurinas
que en alas del turbión se ven pasar,
las ondas que gimiendo se suceden,
y su espuma en la playa al espirar;

La titilante luz de las estrellas,
el susurro del agua en el gramal,
el arrugo de tórtola, doliente,
la duda y el dolor, el bien y el mal;

El suspiro y la queja, la inefable
dulzura del primer beso de amor;
el canto de las aves, el perfume
de la mujer amada o de una flor;

Y la lucha, el esfuerzo, la victoria,
y la derrota y término; la Cruz
que la Fé simboliza; y la Esperanza,
maga que nos engaña hasta el ataúd:

Todo es recuerdo; luz que ya se apaga,
brisa que pasa murmurando leda;
y aún del dolor en la enconada herida
fugitivo recuerdo en cuanto queda.

Todo es recuerdo; el Sol que amarillenta
las lejanas colinas cuando espira,
y el mismo Sol que entre arreboles nace,
y el aura que se queja y que suspira;

Y todo pasa; la onda silenciosa
bruñe el cristal rizado por la brisa:
Hoy el volcán vomita ardiente lava,
y mañana en su cráter hay ceniza.

Y mi nombre!. . .¿qué importa, qué es un nombre!
ruido que se alaga, acento que se pierde
del mundo egoísta en la infernal batahola;
pasará sin que nadie lo recuerde.

Será un eco perdido en un desierto;
un punto, en un espacio sin medida,
y ni un punto quizá marque mi estela,
que la estela se borra con la vida.

Y al referir su historia, ¿quién diría
que fue ayer más feliz que hoy desgraciado?
¿Quién, con mirada fría, alzando el velo,
va desangrar su corazón llagado,

Cuando el amor en él dejó su huella,
y la ambición sus garras hincó en él;
cuando la Gloria le infiltro un veneno,
y la Esperanza lo burló también?

¿Y quién entona melodiosos trinos,
y quién alienta cánticos de amores,
cuando todo es recuerdo en su alma triste,
si en el erial de su alma ya no hay flores?

Es el nombre la historia de una vida,
y es triste, al terminarse la jornada,
pasar como las ondas y las nubes;
nada en las aguas, y en el éter, nada.

Del libro: Ensayos Morales, Políticos y Literarios


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