jueves, 31 de mayo de 2012

6933.- ALFREDO LE PERA

 Carlos Gardel y Alfredo Le Pera




Alfredo Le Pera Sorrentino (São Paulo, Brasil, 7 de junio de 1900 - Medellín, Colombia, 24 de junio de 1935) fue un letrista, escritor y periodista brasileño, autor de la letra de los más conocidos tangos cantados por Carlos Gardel. Respecto a su nombre real y fecha de nacimiento, existe también la versión de su hermano, el Dr. José Le Pera, quien afirmó que se llamaba Alfredo Alfonso de Paula Le Pera y que había nacido el 6 de junio. Con todo, dicha información no concuerda con el acta de nacimiento,1 en la que consta "Alfredo" como único nombre, nacido el 7 de junio a las 22:30.
Cuando Carlos Gardel hubo de viajar a Francia contratado por la filmográfica Paramount sita en Joinville, se vio necesitado de reunir un núcleo de colaboradores, con la desventaja de que ya no se encontraban en París el experimentado Manuel Romero ni los artistas argentinos agrupados en la compañía de revistas del bonaerense Teatro Sarmiento. Gardel acudió a su amigo Edmundo Guibourg, quien le sugirió el nombre del letrista Alfredo Le Pera.

Alfredo Le Pera nació en São Paulo, Brasil, pero sus padres (de origen posiblemente calabrés) se trasladaron a Buenos Aires un par de meses después. Vivió en el barrio de San Cristóbal y cursó el bachillerato en el Colegio Nacional Bernardino Rivadavia, situado en la calle Chile, entre las calles Solís y Entre Ríos. Allí tuvo como profesor al crítico teatral español Vicente Martínez Cuitiño, quien influyó en su vocación como poeta. También estudió piano, lo que le permitiría tener nociones básicas del pentagrama. Impulsado por su familia, comenzó estudios de Medicina, los cuales abandona en cuarto año al prevalecer su afición al periodismo.
Más adelante escribirá alguna pieza teatral, así como algunas letras para tango. Antes de asociarse a Carlos Gardel obtiene cierto éxito con "El Carillón de la Merced", tema inspirado en una visita a la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, en Santiago de Chile.2 .3 El célebre Enrique Santos Discépolo pondría música al poema.

Escritor, poeta

En 1920 se inicia en la crítica de espectáculos para los periódicos El Plata, El Mundo, Última Hora, La Acción y El Telégrafo. Comienza también por entonces a escribir teatro, siendo su primera obra la revista La Sorpresa del Año (1927), escrita en colaboración con el empresario Humberto Cairo. Le siguieron luego Los modernos mandamientos, en co-autoría con Alberto Ballestero y D. Gainza; Gran circo político, con Julio Filiberti Escobar; Melodía de arrabal, ¡Qué quieren los brasileños!, Piernas locas, Rojas bocas, La vida se va en canciones, Está abierta la heladera, Ya están secando con Broadway y La plata de Bebé Torres, en colaboración con Pablo Suero y Manuel Sofovich y con la actuación de Pepe Arias; Opera en jazz, Piernas de seda y Un directo al corazón, realizadas en equipo con Antonio de Bassi, Antonio Botta y Carlos E. Osorio. Desde su posición como jefe de la sección “Teatros” de El Telégrafo entabló muy buenas relaciones con importantes hombres del espectáculo, como Augusto Álvarez, empresario del Teatro Porteño y luego del Broadway.
Por motivos profesionales realizó varios viajes a París. Al volver a Buenos Aires comenzó a trabajar en la traducción y confección de sub-títulos para películas silentes, realizando dicha tarea junto con Leopoldo Torres Ríos, quien más tarde sería relevante director del cine argentino (y padre del también eximio director Leopoldo Torre Nilsson).
Su oficio de traductor de películas le lleva de nuevo a París a fines de 1931, donde ingresa en la United Artists como traductor castellano de subtítulos para cine mudo. En ese tiempo conoció a distintas figuras de la cinematografía y redactó notas para Noticias Gráficas, en las que reflejó el impacto que le produjeran los destacados directores René Clair y Alfred Hitchcock.
Para Carlos Gardel escribió un buen número de letras de tango, entre las cuales puede mencionarse "Mi Buenos Aires querido", "Por una cabeza", "El día que me quieras", "Cuesta abajo", "Soledad" y "Sus ojos se cerraron". Asimismo, sería el guionista de las películas de Gardel, tanto en Francia como en Estados Unidos.

Fallecimiento

Accidente aéreo de Medellín del 24 de junio de 1935.
El 24 de junio de 1935 se hallaba en Medellín, Colombia, integrando la comitiva de Carlos Gardel, junto al guitarrista uruguayo José María Aguilar (el Indio Aguilar. Todos ellos fallecieron al chocar dos aeroplanos a punto de despegar, sobre la pista del aeropuerto Las Playas, luego llamado Enrique Olaya Herrera de dicha ciudad.







Soledad

[Tango, 1934]

Yo no quiero que nadie a mí me diga
que de tu dulce vida
vos ya me has arrancado.
Mi corazón una mentira pide
para esperar tu imposible llamado.
Yo no quiero que nadie se imagine
cómo es de amarga y honda mi eterna soledad,
en mi larga noche el minutero muele
la pesadilla de su lento tic-tac.

En la doliente sombra de mi cuarto, al esperar
sus pasos que quizás no volverán,
a veces me parece que ellos detienen su andar
sin atreverse luego a entrar.
Pero no hay nadie y ella no viene,
es un fantasma que crea mi ilusión.
Y que al desvanecerse va dejando su visión,
cenizas en mi corazón.

En la plateada esfera del reloj,
las horas que agonizan se niegan a pasar.
Hay un desfile de extrañas figuras
que me contemplan con burlón mirar.
Es una caravana interminable
que se hunde en el olvido con su mueca espectral,
se va con ella tu boca que era mía,
sólo me queda la angustia de mi mal.







Cuesta abajo

[Tango]

Si arrastré por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser.
Bajo el ala del sombrero
cuántas veces embozada
una lágrima asomada
yo no puede contener.
Si crucé por los caminos
como un paria que el destino
se empeñó en deshacer,
si fui flojo, si fui ciego
sólo quiero que hoy comprendan
el valor que representa
el coraje de querer.

(...)

Por seguir tras de su huella
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor,
pero nadie comprendía
que si todo yo lo daba
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón.
Ahora triste en la pendiente
solitario y ya vencido
yo me quiero confesar,
si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía,
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre más.







Arrabal amargo
Tango 1935

Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Arrabal amargo,
metido en mi vida,
como la condena
de una maldición.
Tus sombras torturan
mis horas sin sueño,
tu noche se encierra
en mi corazón.
Con ella a mi lado
no vi tus tristezas,
tu barro y miserias,
ella era mi luz.
Y ahora, vencido,
arrastro mi alma,
clavao a tus calles
igual que a una cruz.

Rinconcito arrabalero,
con el toldo de estrellas
de tu patio que quiero.
Todo, todo se ilumina,
cuando ella vuelve a verte
y mis viejas madreselvas
están en flor para quererte.

Como una nube que pasa
mis ensueños se van,
se van, no vuelven más.

No digas a nadie
que ya no me quieres.
Si a mí me preguntan
diré que vendrás.
Y así cuando vuelvas,
mi alma, te juro,
los ojos extraños
no se asombrarán.
Verás cómo todo
te esperaba ansioso:
mi blanca casita
y el viejo rosal...
Y cómo de nuevo
alivia sus penas
vestido de fiesta
mi viejo arrabal.






Lejana tierra mía
Canción

Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Lejana tierra mía
bajo tu cielo,
bajo tu cielo,
quiero morirme un día
con tu consuelo,
con tu consuelo.
Y oír el canto de oro
de tus campanas
que siempre añoro;
no sé si al contemplarte
al regresar
sabré reír o llorar...

Silencio de mi aldea
que sólo quiebra la serenata
de un ardiente Romeo
bajo una dulce luna de plata.
En un balcón florido
se oye el murmullo
de un juramento,
que la brisa llevó con el rumor
de otras cuitas de amor.

Siempre está
el balcón
con su flor
y su sol...
Tú no estás, faltas tú...
¡Oh! Mi amor...

Lejana tierra mía
de mis amores,
como te nombro
en mis noches de insomnio
con las pupilas
llenas de asombro...
Dime, estrellita mía,
que no son vanas mis esperanzas;
bien sabes tú... que pronto he de volver...
a mi viejo querer.







Recuerdo malevo
Tango 1933

Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Era mi pebeta una flora maleva
más linda que un día dorado de sol.
Trenzas renegridas, mirada que ruega,
boca palpitante de fuego y de amor.
Para conquistarla yo me jugué entero,
no valía la pena sin ella vivir,
peleando con taitas en un entrevero
pensé que era lindo por ella morir.

Tiempo viejo,
caravana
fugitiva
¿donde estás?

Florido tiempo que añoro
por tus caminos de olvido
viajan visiones que lloro,
sueño querido que te alejas.

Tiempo viejo,
caravana
fugitiva
¿donde estás?

Cinco años pasaron de la primer cita,
burlón el destino me obligó a volver.
Qué viejos los ojos de la muchachita,
que un día riendo me enseñó a querer.
Fuimos sin pensarlo como dos extraños,
su boca marchita y mi suspirar.
Habiendo cenizas de los desengaños
el recuerdo, amigo, es mejor borrar.






El Poeta Olvidado



Este Notable poeta del Tango injustamente no reconocido en toda su dimensión por los críticos del Tango; es uno de los más relevantes poetas de nuestra canción ciudadana,
 Año 1900 – Nace en San Pablo – Brasil el 7 de Junio.
Sus padres se llamaban José Le Pera, su madre Maria Sorrentino.
A los 6 meses sus padres deciden radicarse en Buenos Aires.
El motivo de su emigración fue causado por una epidemia de gripe que asolaba el Brasil.
El matrimonio Le Pera tiene en Argentina tres hijos mas, dos varones y una mujer.
Su padre, de origen italiano, era un  empresario aceitero, de buen pasar por lo que  no tuvo inconvenientes en insertarse rápidamente en el mercado argentino como comerciante.
Vivian los Le Pera en San Juan y Pichincha y sus hijos recibieron muy buena instrucción primaria en una tradicional escuela del Barrio.
El Bachillerato lo cursan en el colegio Rivadavia.
Brillantes, inteligentes los jóvenes Le Pera eran admirados y reconocidos por los profesores del Establecimiento Educacional.
Uno de los profesores, el conocido escritor y poeta Vicente Martínez Cuitiño refiriéndose al joven Alfredo , con motivo de evaluar una trabajo de Literatura  que había solicitado, se deslumbro por  el excelente trabajo de su alumno, reconoció su aguda inteligencia, y con el tiempo fue elegido como el mejor alumno de la clase.
Alfredo fue en su juventud un entusiasta alumno y observador de los movimientos culturales y sociales que se iban produciendo en el país donde desde un comienzo comenzó a admirar la prosa del poeta popular José González Castillo.
Cuando finaliza el bachillerato, y para satisfacer a sus padres, comienza a estudiar medicina, (contra su voluntad), el realmente sentía que su inclinación era hacia las letras, mas por no contradecir a sus padres, curso hasta cuarto año.
A través de su ex profesor del secundario, Martínez Cuitiño,  con quien cultivo la amistad después de sus estudios, accedió a los grupos literarios de Buenos Aires.
En ese ámbito poco a poco fue reconocido por su clara visión de la vida,  y uno de los integrantes del grupo, director de un prestigioso periodico de la época, lo invito a trabajar en el diario Ultima Hora.
Lo hizo acompañando a Julio Escobar quien estaba a cargo de la pagina de teatro.


Comienza a ser conocido

Año 1920 – Esta función lo obligaba a trabajar de noche, y codearse con los artistas que rápidamente fueron seducidos por su personalidad extrovertida.
A través de sus notas ácidas que salían publicadas, rápidamente tuvo un publico que seguía día tras día sus chismes del ambiente nocturno.
Un día, tuvo la infeliz idea de hacer una critica negativa, de un joven cantor que cantaba a dúo canciones camperas al final de las obras teatrales.
Al otro día, se presenta a la redacción el afectado para pedirle explicaciones, a lo que Le Pera accedió y con una verba magistral convenció al reclamante que no había habido una intención aviesa, sino mas bien se trataba de un  comentario constructivo.
 El joven que no era otro que Carlos Gardel, sintiéndose satisfecho le extendió la mano y se marcho, sin pensar que las vueltas de la vida los encontrarían 10 años mas tarde en Paris y sellarían una sociedad que se consideraría como el ensamble exacto entre un cantor y un poeta.
El prolifero Le Pera brillante en la tarea que desarrollaba en el periodismo
Fue invitado por otros diarios a trabajar, y así lo hizo primero en La Acción y después en el Telégrafo.
Llego a ser Jefe de la Sección Variedades del diario El Telégrafo y eso le permitió a entablar relaciones con los mas destacados empresarios de Buenos Aires.
A partir de allí se le presento la oportunidad de exhibir en plenitud toda su vocación literaria, colaborando en la construcción de libretos  para sainetes y revistas.
Por esos tiempos Enrique Santos Discepolo trabajaba en el teatro Sarmiento y comenzó una hermosa amistad con Le Pera quien le presento una obra que el genial Enrique acepto ponerla en escena, se trataba de ;
“ La Plata del Bebe Torres”, le siguieron “Piernas de Seda”; “Opera en Jazz”; “Gran Circo Político” etc...
Le Pera ya era un consagrado como autor de comedias, su nivel económico había crecido situación esta, que le permitiría vivir una vida sin apremios de dinero.



Su frustrado amor

Muy joven aun; se enamoro perdidamente de una de las artistas que trabajaban en el reparto de su comedia.
En su fantasía de iniciar una relación seria con miras al matrimonio; compro un departamento en la Calle Corrientes y Uruguay donde instalaría su nido de amor.
Lamentablemente en este sentido la suerte le fue esquiva...
La joven de nombre Aída Martínez, enfermo gravemente y Alfredo en su desesperación por salvarla, la llevo a Europa para su recuperación.
A pesar del cariño demostrado en esta actitud, su novia falleció para desconsuelo del poeta.
Para tratar de olvidar este trago amargo Le Pera juro no enamorarse mas, pero nunca rechazo estar en compañía de mujeres bonitas que le ofrecían  cariños pasajeros.
Se volvió parco y taciturno, el golpe había sido grande, no podía entender que teniendo todo, juventud, dinero, ser reconocido en un ambiente donde para perdurar hay que tener talento, tuviera que pasar por semejante prueba; pero la vida es así; nada es para siempre.
Si bien de su etapa por la Facultad de Medicina se había puesto de novio con una estudiante llamada Vicenta Rodolico, (que llego a recibirse de medica) cuando el abandona los estudios, tomo distancia de esta joven; que ahora al saber que la  compañera de Alfredo había fallecido, reapareció nuevamente en su vida.
Le Pera acepto reiniciar la relación de amistad;  mas no el noviazgo, sin embargo la mujer abrigaba algún tipo de esperanza, pero la perseverancia de la mujer se acabo cuando Le Pera fallece en 1935 trágicamente, y entonces ella decide casarse con un colega medico .


Su viaje a Europa

Año 1927 – Para ese entonces Le Pera estaba muy metido en el ambiente teatral a tal punto que con el empresario Mariano Hermoso viajan al Viejo Mundo, para adquirir nuevo vestuario y decorados para actualizar la escenografita de las obras que montaban.
Agudo observador del modernismo, comprobó en su estadía en Paris que   los integrantes de la sociedad Parisina en sus habituales paseos se exhibían con perros de raza,          mas precisamente, galgos rusos, el pensó que en  Buenos Aires sus clases pudientes , tendientes a imitar la moda Francesa, serian clientes seguros, deseosos de estar con el ultimo toque de la moda nacida en la ciudad Luz.


En consecuencia adquirió 30 perros galgos rusos , los embarco en el vapor que los traería de vuelta al país, y trataría de colocarlos a buen precio,  a las familias de clases altas.
Demás esta decir que el cambio de clima, el agotador viaje , hizo que la mitad de los canes murieran en el trayecto.


Su ingreso al cine

Año 1928 – Le Pera era una persona dotada de una visión aguda para encarar negocios, acorde con las transformaciones permanentes que se iban generando en el mundo.
En esa vorágine de adelantos típicos del progreso, los Estados Unidos capitalizaba la atención mundial con la naciente industria del Cine.
En sus comienzos el cine era mudo, y cuando el país del norte difunde en toda América Latina esta novedad , se toparon con el problema que tenían que hacer saber los diálogos de las distintas escenas, al nuevo mercado español.
Para subsanar esto, los norteamericanos crearon  un sistema pana traducir en los fotogramas los diálogos en castellano, a través de una pequeña maquina llamada “La Titra”.
A los distribuidores de Buenos Aires la Empresa Artistas Unidos ; les encargo armar una oficina con dos personas capacitadas para realizar esta tarea; y no dudaron;  surgió espontáneamente los nombres de Le Pera y de Leopoldo Torres Ríos, quien seria este  ultimo,  con los años uno de los mas famosos directores cinematográficos de Argentina.
Los consideraban las personas mas indicadas, dada su vocación, e inteligencia para asimilar el avance del progreso, y además por estar consustanciados con el ambiente artístico.
Cuando ambos aceptaron la propuesta, les habilitaron una oficina donde instalaron la maquina llamada “La Titra” que imprima sobre el celuloide los diálogos que desarrollaban los actores en las películas.

Año 1929 – Esta nueva actividad de Alfredo trascendió y fue rápidamente conocida por los directivos de la empresa Paramount quienes le proponen hacer la misma tarea en la filial de Paris donde la cantidad de trabajo era mucho mayor dado que el mercado hispano era mas amplio.
Le Pera que íntimamente soñaba vivir en Paris, acepto gustoso y marcho inmediatamente al viejo continente.
Cuando se hizo cargo de la tarea, comprobó que era mucho mas intensa dado que se abarcaba la difusión de películas en todos los países de habla hispana. filmadas en Francia , en los suburbios de Paris.


Su encuentro con Gardel


Año 1931 – Carlos Gardel quien ya se encontraba triunfando desde hacia tres años en Paris , recibió una propuesta de los directivos de la Paramount para filmar un par de películas.
Esto no era caprichoso, sino que obedecía al impactante éxito  que tenia entre el publico, nuestro Zorzal Criollo;  comparable al que tenia el cantante francés Maurice Chevallier.
Los estudios de la empresa cinematográfica estaban ubicados en los suburbios  de Paris en la localidad de Joinville, lugar donde Le Pera trabajaba.
Se dio que un día que Gardel concurre a hacer una prueba a los estudios, se le acerco el joven Le Pera para saludarlo, y le comenta que trabajaba allí desde hace un tiempo.
Carlos Gardel al conocerlo y comprobar que estaba ante un compatriota (por adopción), vital, inteligente, lleno de proyectos, quedo complacido con el.
A través de varios encuentros  posteriores que tuvieron se fue tejiendo una profunda amistad, que solamente se truncaría cuando fallecen ambos en Medellín.
Tenían algo en común, los dos eran inteligentes, sabían lo que querían, y no obstante que Gardel tenia 10 años mas que el, los unía un solo propósito; ser triunfadores cada uno en lo suyo.





La Sociedad Perfecta

Ellos no pensaron que sin proponérselo estaban iniciando una amalgama
que produciría un antes y un después en la vida de ambos, siendo la etapa de Gardel cuando conoce a Le Pera su trayectoria mas relevante.
En el caso de Le Pera, seria el despertar de su perfil poético dormido,  hecho  que quedaría demostrado a través de las letras de los tangos,  que canto Gardel en sus películas.
La condición de ídolo popular que esgrimía Gardel, sumado al talento natural del que estaba dotado Le Pera hizo que se produjera una sociedad perfecta,  que produciría un resultado notable;  a través de los guiones de los filmes que escribió el talentoso escritor como así las hermosas composiciones que elaboro para los nuevos éxitos del Zorzal Criollo.
Gardel filma su primera película ; “Luces de Buenos Aires” dirigida por el chileno Adelqui Millar.

Año 1932 – Filma su segunda película Melodía de Arrabal y su tercera “La Casa es Seria”, recordando que el talentoso Le Pera fue quien escribió sus guiones.
Alfredo Le Pera fue un gran poeta, un visionario, una persona que estando al lado de Gardel contribuyo a ordenarlo en sus quehaceres , una pluma profunda que contribuyo a sostener el éxito, y colaborar a construir el mito de Carlos Gardel.
Para avalar esta aseveración baste recordar que el es el autor de éxitos como Golondrinas, Volver, Soledad, Cuesta Abajo, Arrabal Amargo, Carillón de la Merced (este tema en colaboración con Discépolo.)
Alfredo Le Pera fue su amigo inseparable acompañándolo en su experiencia en Nueva York donde escribió los libros de las películas  “Cuesta Abajo” , “El Tango en Broadway” , “El día que me quieras”; y “Tango bar”.
 Fue el amigo fiel que estuvo siempre al lado de Gardel, esa fidelidad que lo llevo a tener el mismo final de su inseparable amigo.
El también fue una de las victimas de la tragedia de Medellín el 24 de Junio de 1935 cuando solamente contaba 35 años.
 Cuando los eruditos de la mejor música del mundo,  citan a los grandes poetas del tango, inexplicablemente  se olvidan,   nombrar a Le Pera, hecho lamentable dado que por todo lo expuesto, merecería ser considerado dentro de los diez mejores poetas que dio nuestra música popular.

                                                            Oscar Mármol
                                               

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