martes, 4 de agosto de 2015

GIOVANNI BAYAS [16.686] Poeta de Ecuador


Giovanni Salvatore Bayas Aguiar 

(Guayaquil, Ecuador, 1990)
Lcdo. en Comunicación Social y publicista. 1er lugar del VI festival nacional de poesía Ileana Espinel Cedeño organizado por la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas. Ganador en el II Festival de Micronarrativa Ciudad Mínima, organizado por Palabra Lab, 2013. Exintegrante del Taller literario El Quirófano.



SABORIZANTES PERMITIDOS

Compremos un caramelo. Lo imaginamos brillante y tornasol en la estantería,
meneando sus caderas, ofreciéndose a cambio de pan.

Elegimos a ése. Sí, el rojo por favor.

Solo cuando su cubierta azucarada recibe el primer contacto con la lengua,
en un fulminante segundo notamos que el caramelo contiene en su interior
todos los sabores del mundo.

Todos.

Desde el aguacate hasta el romero. Al sexo de las rubias, y a las flores sobre
Holanda. Al sudor de las 3:45 y al ajenjo. Ajonjolí, y al suspiro de los muertos.
A la resaca de los desempleados. A tinta seca, y las uñas de los amantes.
A metal oxidado. A carne de guerra. Al cáncer de los lunares. A la sangre de
Cristo, y a canela.

-¿Ingredientes?

-Azúcar, jarabe de maíz, colorante artificial rojo número 5 y arsénico





LA PIEDRA ROJA

Dedicado a Nicanor Parra

¿Qué esconde una piedra de un color inaudito?

¿Qué podrá ser del futuro de una piedra imposible,
para beneficio del país?

¿Qué hay en el centro de una piedra marginada
si no es una lágrima
desfragmentada por los años?

El mundo de la política, arte y ciencia tratan de encasillarla según su función:

Para un poeta laureado:
¿Un milenario motor oxidado
en estado de espera?

Para el dictador de la nación:
Contiene en su epicentro,
el manifiesto comunista escrito a mano.

Para los academicistas:
El David de Miguel Ángel,
previo a su pulida.

Para los artistas conceptuales:
La última obra del Hiperrealismo.

Para las gaviotas:
Una ola que nunca
llega a la orilla de la arena.

Para Virginia Woolf:
Una sentencia de muerte en los bolsillos.

Para los amantes:
Un huésped desalojado a medianoche.

Para los gringos:
Una máquina de hacer dinero.

Para la generación decapitada:
Una tumba de concreto rosáceo.

Para los indios de mi tierra:
El compendio escrito
de su historia precolombina.

Para H.P. Lovecraft:
Un color caído desde el cielo.

Para el contralor general del estado:
Un déficit insostenible
para la nación.

En el epicentro de una piedra roja,
se yergue una montaña que aún no ha sido descubierta por el hombre.





UNA PLUMA HA MUERTO

Cayó desde el 7mo piso de la torre del reloj, resquebrajando su cuerpo. La pluma yace en el suelo pidiendo auxilio. El piso está frío y la tinta juguetea entre el asfalto.

Aguarda paciente, como las aves en la noche aguardan al gusano. La pluma no encuentra paz, no contará jamás con una cristiana sepultura.

¿Con qué se negarán los préstamos en los bancos y cuántos libros dejarán de existir en su agonía?

El piso sigue frío. El alcalde deja de firmar presupuestos, los periódicos cierran sus tirajes y se corre la tinta de las letanías escolares.

¿Con qué sentido se emborracharán los poetas?

La madrugada avanza y el piso es gélido como el pasto en Groenlandia. La pluma muere de hipotermia, pero también, muere de hastío.

Cayó desde el séptimo piso de la torre del reloj, buscando el suicidio.


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