miércoles, 18 de julio de 2012

7277.- STEPHANIE ALCANTAR



Stephanie Alcantar (Illinois, EUA/ Durango, México/ 1990) es Poeta, practicante también de la narrativa y el ensayo. Estudiante de la Lic. Matemáticas Aplicadas de la UJED. Becaria del PECDA en el área de poesía. Docente de la materia de Literatura en la Escuela Primaria Humanista “Carl Rogers”.  Autora de los libros: Los lirios contarán cuentos de hadas (2008-2009) y La incertidumbre también tuvo infancia (2009; Premio Estatal de Poesía Olga Arias 2008, obra traducida al polaco). Acreedora al Premio Estatal de la Juventud 2009 en la Categoría de Arte y Cultura. Segundo lugar en el Concurso Internacional Caminos de la Libertad, con el poema “Si libertad fuera una palabra”. Su obra ha sido incluida en diversas antologías y revistas nacionales e internacionales.

A continuación presentamos una mirada al trabajo de Stephanie Alcántar (Illinois, USA., 1990). Escribe poesía, narrativa y ensayo. Es Becaria del PECDA en el área de poesía. Premio Estatal de Poesía Olga Arias 2008 (Durango). Algunos de sus poemas han sido traducidos al polaco. Acreedora al Premio Estatal de la Juventud 2009 en la Categoría de Arte y Cultura.



Isla

Tenías en los ojos una isla
una isla profunda que avizoraba fantasmas.
Mirabas igual que un barco a la deriva
como las velas cuando elevan los pulmones contra el infinito.
Sabía que tenías una gotera en el corazón.

Tú nombrabas las olas para que vinieran
y extendías la arena como un lenguaje póstumo.
Mar de los abismos empedrados
mar de la pirámide convexa
de los caminos anclados.

Los motivos para zarpar contra la hoguera
fueron fósiles/ anémonas azules.

Tenías en los ojos una isla
y en la isla había una barca destrozada
contra el último espacio donde revientan las olas
donde se queda el sonido
en forma de humedad sobre la arena.

Si hubiéramos llorado suficiente
habríamos  reunido un mar en nuestra casa
la cama sería el barco a la deriva
poblando la isla
que habita tu pupila.






Quise nombrarte abismo
disyuntiva de los versos vegetales
remanso de los órganos convexos
ceniza de los limites ya devorados

Pensaba acostumbrarme a tu memoria
al espacio de tu ausencia simultánea
gélido proceso de la orca
que no magulla los espasmos

Esperaba  coincidir en tu caída
o en el péndulo invisible de tu sombra
en el crudo movimiento de la sangre
esperaba coincidir con tu ceguera
para vernos como dos desconocidos
tapándole los ojos a la ausencia.






Con el sufragio vespertino de mis soledades
consigo dislocarme la memoria
hundir en el concierto de gaviotas
el efímero fastidio de las células

La comarca de palabras que no habito
es un viernes sumergido en la placenta
epistolario de las grietas amarillas
que ahorca los disturbios con grafemas

Por eso cuando intento levantarme
sobre un tiempo que no puede sostenerme
se yerguen primero las palabras
como si mi sombra se inventara otro cuerpo.




Un jardín en la memoria.

Tenía un jardín en la memoria
crucigrama de palíndromos
orugas archivadas
los pensamientos le crecían en forma de tulipanes
y el olvido era un árbol grande
que atoraba papalotes.

Tenía un jardín en la memoria
y una hilera de soles tatuada en los parpados,
era el cielo como sus ojos.

Tenían un jardín en la memoria
y una enredadera como el amor
apoyada en el aire.





Nómbrame

Escribe mi nombre para salvarme
con la sal que se adhiere a los barcos
con el murmullo de fantasmas que no has visto.
Sostenme con la forma de la espera
con un clavo vencido que haya sujetado una sombra
detén mi nombre contra la puerta
para no salir
            en forma de poema

                        como el vuelo de la gaviota.




Soledades

Te digo soledades que pueblan los paladares y las llagas
que forman epígrafes con el celo de los pies en baile.
Te cuento soledades con los dedos de la mano
con la maraña de canciones que rellenan
los rincones azules donde no cabe el llanto.
Te digo soledades al azar
para que no sities la mía.





Lágrimas bengala.

Las posibilidades inauguran la fuerza de los momentos huérfanos
de la gélida soledad de los augurios.
Soñé un lagarto debajo de la sombra de mis heridas
y lloré bengalas
cuando supe que había muerto
el escándalo de la hoja en blanco.







No hay comentarios:

Publicar un comentario