martes, 28 de agosto de 2012

7611.- CATY PALOMARES




Caty Palomares nace en Linares (Jaén) en 1976. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Jaén, profesora titular de Lengua y Literatura españolas en el IES Andrés de Vandelvira (Baeza). Ha sido galardonada con el VIII Premio Facultad de Poesía de la Universidad de Jaén (2004) con De lo que nunca te dije y me gustaría contarte, publicado por la misma universidad; el Premio Ciudad de Lucena de Poesía (2005), con Memoria entre ortigas; el Fernando Quiñones (2010) con Variaciones; y el IX Premio Leonor de Córdoba (2010) con La rosa de Waterhouse, publicado por la Asociación Cultural Andrómina. Ha participado en el Festival Cosmopoética 2011, y, como miembro de jurado, en el X Premio de Poesía Leonor de Córdoba. Asimismo ha quedado finalista en el XXX Premio de Poesía Leonor de Soria (2012) y en el XVI Premio de Poesía Ciudad de Torrevieja (2012) con Yo sé que existo porque tú me imaginas.


A mi padre.




Pero el Hombre, al ser interior por naturaleza,
Es lo más difícil de alcanzar,
Pues no hay nada en el mundo externo que pueda medirlo.

Rabindranath T. Tagore.




Utopía



Si fuera tan sencillo decir de pronto ¡basta!
de improviso surgiese el despliegue de la voz,
enseguida escuchase el vórtice de lo abstracto
hasta llegar con la seguridad del maestro
a la notable insumisión del ave sin vuelo,
a renacer de golpe en alas de palabras,
sería el scriptorium – la abadía de Melk –
la tentación de la vida ingrata, el atropello
del frustrante discurso de todo lo que queda
por hacer, por decir, por llorar con manos blancas
lo que imprimiese en el catálogo infatigable
de las tareas honestas, de la vida honesta.






El paseo es un mundo de ilusiones
caducadas, en el fervor humilde
de los hombres dispuestos a la vida,
a la vida y a la sombra que ellos hacen
sin siquiera saber que cada paso
que transitan semeja a un adiós
a los ojos del otro que los mira
alejarse de sí mismos, muchacho,
retrato del cincel adolescente,…viva
idea de la imagen que regresa.






Esta mañana es
la nuestra. Nos elige
entre todas las miradas posibles.
Nos sigue, nos condena
a ser nosotros mismos
ahora, esta mañana
sin simulacro la vida examina.





El tedio cotidiano,
la alegría virtual,
nuestros gestos de siempre,
quizá la soledad.
Esta mañana. Esta misma mañana.





Quizá despierte con olor café
mi piel, cansada de noticias fáciles,
dolida por el hombre,
hastiada de trabajo. Esta mañana.






Cuando no quiera ser esta mañana
el mismo yo que siempre me acompaña.
Podré decir entonces: tú me vences,
dominas suspicaz las estrategias
para ser obediente,
para huir del peligro
que a mí mismo me acecha.







Esta mañana es
como cualquier mañana pero expuesta
a mil vatios de luz, cuarenta veces
por minuto, desnuda,
temerosa de sí,
de ser consciente apenas
de los días, las razones, el sueño,…






El tiempo lentamente se sucede.
Rinde cuentas el vértigo a la vida,
la familiaridad con que jugamos
al amigo invisible,
látigo de silencio

de ruidos desde dentro.



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