lunes, 17 de noviembre de 2014

ALLAN BARRERA [14.037]



Allan Barrera 

El Salvador. Licenciado en letras por la Universidad de El Salvador y actual estudiante de la Maestría en Estudios Culturales Centroamericanos de la UES. También fue editor y compilador de la antología titulada Piedra y siglo: la persistencia del compromiso (2013) que el FMLN publicó en homenaje al histórico grupo literario Piedra y siglo.





NADA QUE PERDER

Poeta:

San Salvador es un destino terrible

Incluso para los muertos que habitan el silencio de nuestros sueños.

Incluso para vos o para mí
que ya no tenemos nada que perder
ni siquiera la angustia

nada.





FRENTE AL POEMA

Ahí estoy yo
mirándome de frente en el poema que escribí hace siglos
desde antes de nacer,
parado en el centro de la desgarradura
desde donde inventé mi voz para llamarme del otro lado del fuego
sin que nadie me encuentre, sin que nadie me mire.
Ahí estoy, en la altura de mi mano,
cayendo en el poema desde mi ser más profundo, más antiguo
como la noche en la que se inventó la sed y el frío de los muertos
como la mañana que se quebró en mi rostro frente al espejo,
buscando una razón que justifique
la temperatura de mi muerte y el líquido de mis ojos.
Ahí estoy al principio de mi voz
entre mil imágenes labradas por el silencio
buscando una palabra desde la cual partir hacia el lugar del canto
sin verdugos o testigos para la noche de este verso
heredero invisible de un fuego increíble, milenario
soy mi único sueño
y también mi único llanto.




DIALOGANDO CON LA FOTOGRAFÍA DE RIMBAUD

Tu fotografía de niño se hizo carne entre nosotros.
No vuelvas te lo pido del África adulto
sin una ráfaga de pólvora quemada entre los dientes
sin ningún trozo de penumbra en la mirada inmaculada de tu rostro.
Te queremos ver joven
hermoso, disoluto y vagabundo,
lleno de flores y de antorchas en el corazón helado
fuera de los contornos del cristianismo
y la racionalización de los espejos de este siglo
y de todos los silencios venideros.
Te queremos embriagado en ajenjo y hachís
para que vengas a nosotros
y a nuestra biografía de podredumbre
con un cartel en el pecho de “muera Dios” en las calles
de Charleville, San Salvador o Antigua Guatemala.
Quédate por favor entre nosotros reunido
¡querida gran alma terrible! quédate en la noche
como la aurora negra que se derrama en el fuego
o en el vértigo más alto del corazón,
o como la poesía que brota de las veredas del apocalipsis
más allá de la muerte y del humos de nuestros cráneos sinceros.







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