viernes, 31 de agosto de 2012

MIGUEL ÁNGEL SABATINI [7.650]






MIGUEL ÁNGEL SABATINI

Plaza Huincul, Neuquén, ARGENTINA 1944
Poeta, plástico, profesor de Pintura y Músico. Dirigió el Centro de Iniciación Artística Nº 1 de Cutral-Co. Vivió en Buenos Aires, donde recibió sus primeras influencias como poeta. En la zona a la que regresó hacia los veinte años, entre otros, integró el grupo de poetas Celebriedades, con el que recorrió la Patagonia y el sur de Chile presentando el espectáculo de poesía y música que lo caracterizara. Escribió: Poemas rectangulares, Breve historia de amor, Los libros de Osiris 1 y 2, De clase media, El poema de amor de Nino, ExistOencia, Las palabras, Las escaleras, Acoso textual, Diferentes caminos, El hartazgo y La mujer rubia de la playa. La mayor parte de su obra permanece inédita.





Nocturno

La noche es la belleza del sentido,
la noche de los ojos, la noche del tacto,
la noche que volvemos felices de algo
iluso, ella aceptó un corto viaje en coche,
bah, las feromonas que parecen eternas
y son un corto aplauso, un hormigueo
de extremidades dormidas. La noche que
nos hizo pensar en la unión de Paris y
Helena , Tristán etc. Un cuadro recién pintado,
una horma de queso, cuatro whiskys,
un cigarrillo. Pero el secreto de la noche
es la belleza, la luz rodeada del espanto,
lo desconocido, las estrellas y todo lo demás,
la digestión en la cama, un sueño
con mujeres desconocidas
que algunos llegarán a conocer, dicen.
La noche tiene la belleza de la valentía,
del escepticismo, del alcohol terminado,
es la belleza que puede traicionar,
el tropiezo, el muro obscuro, el ladrón,
la ladrona seductoramente armada.
La noche te apura los pies, quizás falte poco,
ojala me muera de noche.

Del libro “El hartazgo”








El colmillo de Cormillot

Hay una suerte de sobrepeso en esta tarde
que es intermediaria entre el frío y el calor,
el invierno quedó atrás,
las dudas que promueven los días calientes
tienen la fuerza que no aguanta el cuerpo,
el agobio de pintar entre los vapores de la materia
sintética, el agobio de pensar qué hacer:
fumar más, beber más, transigir con las
infusiones estimulantes, no comer sin hambre,
el cuerpo se arruga liberando los huesos,
los movimientos se hacen lentos y torpes,
ven amante mía para encerrarte entre
las paredes del amor extenuante en el calor,
cierro los ojos y los gordos desfilan ante mí
vestidos de deporte transpirado, yo aprovecho
a dimitir de Cormillot porque bajé diez kilos;
no los voy a recuperar, creo que los años no me van a dejar,
el verano me trae un agobio agónico
porque no voy a estar sobre ninguna playa,
cierro los ojos y las olas golpean los cuerpos
de los gordos de Botero, Cormillot 
es Drácula clavándoles su colmillo.
Fumo los cigarrillos sin terminarlos, pinto
un pedazo de cuadro, escribo un poema por
partes, escribo por costumbre, me entreno en la
escritura y soy un deportista que nunca 
va a correr una prueba, los libros que
van quedando en las páginas del invierno y
del verano son una edición maratónica de 
gordo que no llega al final de su dieta Cormillot,
efectúo esa acción harto vanidosa de crear,
quisiera tener la enfermedad completa de crear,
pero soy medido y el calor me retiene,
tengo muchos motivos, la vida es corta
y duele mucho y yo trato de atenuar ese dolor.

                                  Del libro “El Hartazgo”







  
La Mujer Rubia de la Playa


2

La mujer rubia más hermosa
que pisó la playa se pierde
entre los cuerpos semidesnudos,
ella lleva una malla negra,
ella llena una malla negra, negra y
candente entre la vestimenta colorida
del vulgo, esa malla negra
tiene el propósito de que notemos
el contraste con su cabello,
con su piel, con sus formas.
Estoy tendido en la playa
entre la gente, la mujer rubia
salta sobre mí sin levantar arena,
me arroja su viento marino,
me corta el sol como un pájaro,
deja tras de sí pasos sin sonido,
la orilla del mar tiembla
y la rubia más hermosa de la playa
se mezcla entre la muchedumbre,
yo la sigo, voy tras sus huellas suaves,
tras los reflejos de sol en su cabeza
pero pierdo su olor de sal y arena,
pierdo los hijos rubios que me dará
la mujer rubia más hermosa de la playa.

Del libro “La Mujer Rubia de la Playa”






La basura puede esperar

Quien vive acá
qué se cree, la basura es vida,
todo desperdicio que huele a carroña,
todo encer que huele a lavandina,
todo lo es aquí utilizable
digamos reutilizable
cartón, botellas, diarios, calzados,
culos de botella con vino, gaseosa,
vinagre, aceite, agua mineral.
Todo es vendible también,
El arte de vender y comprar es posible aquí,
hasta se puede hacer arte con chatarra
y venderlo, qué más, hacer una Expo.
Quien vive acá que se cree,
tiene un mundo interior intelectual y anticuerpista,
tiene un mundo exterior con detritos y otros efluvios,
emanaciones, canciones, adornos,
deco, ratas, falta de energía, leña,
punteros, pelotas, despelotes, aguaceros,
fríos, heladas, insolación del desperdicio, gas butano.
Comer basura es fácil,
pruebe a abrir su propio tacho de desperdicios
y saque ese hueso de pollo carcomido
y másquele la poca carne que le queda.
¿Qué tiene de fantástico
este acto puro y ordinario?
¿Se cree que las bacterias
están esperando ese momento?
Si tiene miedo no lo haga,
usted es un cobarde.








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