martes, 24 de noviembre de 2015

AL-ACMA AL-TUTILI [17.604]


Al-Tutili

Al-Acma al-Tutili o Abu l-Abbas Ahmad ibn Abd Allah ibn Hurayra al-Absi al-Acma al-Tutili (muerto en 1126) fue un poeta andalusí.

Al-A'ma' quiere decir 'el ciego' y 'Tutili' significa 'de Tudela', (Navarra). Al-Tutili nació en Tudela, pero creció en Sevilla y también vivió en Murcia. Murió a una edad joven y fue uno de los poetas y escritor de canciones (moaxaja y zéjel) más conocidos del período almorávide (1091-1145). Compitió con Avempace con composiciones ingeniosas en la corte de Ibn Tifilwit, el gobernador almorávide de Zaragoza. Escribió panegíricos dedicados tanto a los almorávides1 como a los Banu Qasi de Alpuente (Al-Sahla) alcanzando la fama con sus poemas de temática amorosa. Especialmente conocida es la elegía que escribió a la muerte de su esposa, a quien invoca con el nombre de Amina.


Moaxaja (fragmento) 

Lágrimas que se derraman y un pecho que arde: 
¡Agua y fuego! 
¡Cosas que nunca se unieron salvo por instantes! 
Por mi vida, es duro lo que ha dicho el censor, 
Pues la vida es breve, y las batallas del amor son largas. 
¡Oh, por los suspiros que traicionan al que ama! 
¡Y oh, por las lágrimas que corren como arroyos! 
El sueño está prohibido, lejos está cualquier milagro. 
¡No hay paz ni tranquilidad! 
¡Volaría, sin embargo no encuentro dónde volar! 
Oh, Ka’ba, hacia donde todos los corazones viajan 
Heridos de pasión que llama y respondiendo al amor, 
Llamaste a un pecador de regreso hacia ti; 
¡Aquí estoy! ¡No atiendo a las palabras del espía! 
Permíteme viajar y rezar allí dentro; 
¡No pongas excusas! 
Mi corazón es la ofrenda y mis lágrimas las piedras. 
Bienvenido sea él, aunque me exponga a la muerte; 
De cintura flexible y de ojos lánguidos. 
Oh, dureza del corazón que el amor ve suave, 
¡Me has enseñado que el pensamiento puede ser hostil! 
Desde que él se esfumó de aquellas noches que fueron cortas 
¡Mis lágrimas manan profusamente, 
Como si en mis párpados hubiera afiladas espadas! 
He elegido un señor que condena injustamente; 
A él aludo sin revelar su nombre 
¡Mi justicia se asombra a la vista de sus maldades! 
A él puedes preguntarle por el pacto y la negación. 
Él arrancó, de mi sincera pasión, toda mi obediencia. 
No puedo resistirme a él bajo ninguna condición: 
Un señor que acusa, trata duramente y se demora; 
Que me dejó en prenda a la angustia y la enfermedad, 
Y luego cantó con un aire entre el descaro y el amor: 
“Meu l-habib enfermo de mi amar. 
¿Que no ha d’estar? 
¿No ves a mibe que s’ha de no llegar?" * 

* "Mi amado está enfermo de amarme / ¿Cómo no lo ha de estar? / ¿No ves que le prohiben acercarse a mí?" 




Moaxaja I

Miradas de dulce embrujo
de amor me han llenado el alma,
más la grana de esa boca
que aun al censor es sagrada.

                    1

Si el corazón de esa cierva
se ablanda, posará el mío.
De su rebaño no cuida,
ni ve que el mío se ha huido.
Ella es todo para ella
y para mí, y la he perdido.
Estas son, ay mis censores,
de amor señas declaradas:
suspiros abrasadores,
aunque se aneguen en lágrimas.

                    2

Lo que ese talle de palma
carga sobre mí me abruma.
Que yo vele y ella duerma
me conduce a la locura.
No halla el corazón respiro
de tanto amor y amargura.
Deja de mi ser un poco
(ni creo que a quedar vaya),
y así verás a qué extremos
me conduce mi desgracia.

                    3

Mía, al lado de Hauzáni,
es la flecha ganadora.
¡Oh sable fino del Yemen
al que sus hazañas doran;
ángel con semblante humano
que la descripción desborda;
león de las espesuras;
muerte que plazos señala;
aurora que, cuando brilla,
el mundo entero engalana!

                    4

Abu Hafs, párate un punto.
Magias te recito: atiende.
De ti se gloria el imperio:
de un corazón bravo y fuerte.
El mío toma en albricias,
si a tu lado has de acogerme.
Para nutrir a los hombres
Dios te hizo a ti pura dádiva.
¡Tanta merced celebremos!
¡Subamos cimas tan altas!

                    5

A una de teñidos dedos,
que es de la belleza esencia,
doncella que todos miran
y que ilumina estas tierras,
fui a ver, entrando el verano,
y cantó por mí y por ella:
¡Albo día este día,
día de la Ansara en verdad!
Vestiré mi jubón brochado
y quebraremos la lanza.

Abu l-Abbas Ahmad ibn Abd Allah ibn Hurayra al-Absi al-Acma al-Tutili, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).









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