miércoles, 24 de abril de 2013

GEORGE SANTAYANA [9685]



George Santayana
Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana (Madrid, 16 de diciembre de 1863 – Roma, 26 de septiembre de 1952), fue un filósofo, ensayista, poeta y novelista hispano-estadounidense.
A pesar de ser ciudadano español, Santayana creció y se formó en Estados Unidos. A los 48 años dejó de enseñar en la universidad de Harvard y nunca más volvió a los Estados Unidos. Escribió sus obras en inglés, y es considerado un hombre de letras estadounidense. Su último deseo fue ser enterrado en el panteón español en Roma. Probablemente su cita más conocida sea «Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo», de La razón en el sentido común, el primero de los cinco volúmenes de su obra La vida de la razón o fases del progreso humano.

Jorge Santayana pasó su infancia en Ávila, España. Su padre, Agustín Ruiz de Santayana, era diplomático, intelectual y pintor. Su madre, Josefina Borrás, era hija de un oficial español en las Islas Filipinas, José Borrás y Bofarull. Jorge fue el único hijo del segundo matrimonio de su madre. Josefina era la viuda de George Sturgis, un comerciante de Boston con quien había tenido cinco hijos, dos de los cuales murieron en la infancia. Ella continuó viviendo en Boston tras la muerte de su marido en 1857, pero en 1861 fue a vivir con sus hijos supervivientes a Madrid. Allí se encontró de nuevo con Agustín, un viejo amigo de sus años en las Filipinas, y se casó con él en 1862.
La familia vivió en Madrid y en Ávila hasta 1869, cuando la madre de Santayana volvió a Boston junto con los hijos de su anterior matrimonio, dejando a Jorge, que entonces tenía cinco años, con su padre en España. Jorge y su padre la siguieron en 1872, pero no encontrando Boston de su agrado, su padre pronto regresó solo a España, donde permaneció el resto de su vida. Jorge no volvió a ver a su padre hasta las vacaciones de verano durante su periodo de estudiante en Harvard, así que los padres de Jorge vivieron separados desde que tenía cinco años. En algún momento a lo largo de este periodo, Jorge americanizó su nombre a George, su equivalente en inglés.

Santayana, asistió al Boston Latin School, una escuela pública de latín en Boston, Massachusetts y a la Universidad Harvard, bajo la tutela de William James y Josiah Royce. Este último sería también su director de tesis. Después de graduarse en Harvard en 1886, estudió dos años en Berlín, Alemania y regresó de nuevo a Harvard, para escribir una tesis sobre Rudolf Hermann Lotze y enseñar filosofía, llegando de esta manera a formar parte de la Edad de oro de Harvard, sobre la filosofía.
Algunos de sus estudiantes en Harvard llegaron a ser famosos por méritos propios, tales como T. S. Eliot, Gertrude Stein, Wallace Stevens, Walter Lippmann, y Harry Austryn Wolfson. En 1912, una herencia de su madre le permitió retirarse de Harvard y pasar el resto de su vida en Europa. Después de residir algunos años en París y Oxford, estableció su residencia en Roma, alrededor de 1920. Finalmente moriría allí, en 1952.
Durante sus 40 años en Europa escribió 19 libros y rechazó importantes posiciones académicas. La mayoría de sus amigos y corresponsales fueron estadounidenses, incluyendo su asistente y eventual productor literario, Daniel Cory. Ya anciano, Santayana estaba a gusto, en parte porque sus memorias convertidas en novela, The Last Puritan en 1935 había sido muy bien acogidas, generando muy buenas ventas, de esta manera, apoyó a otros filósofos como Bertrand Russell, aunque no estaba de acuerdo con él, ni en el terreno filosófico, ni en el político. Santayana nunca se casó.

Filosofía

Las obras filosóficas principales de Santayana son: The Sense of Beauty (1896), su primer libro y tal vez su mejor obra, sobre la estética, escrita en los Estados Unidos, The Life of Reason (5 vols., 1905–1906), el punto más alto de su carrera en Harvard, y The Realms of Being (4 vols., 1927–1940).
Aunque Santayana no fue un pragmático a la manera de William James, Charles Peirce, Josiah Royce, o John Dewey, The Life of Reason presumiblemente es la primera obra más extendida sobre el pragmatismo. Santayana también poseía amplios conocimientos sobre la Teoría de la Evolución. Fue un comprometido naturalista metafísico, en el cual la Cognición, las prácticas culturales, y las instituciones evolucionaban hasta armonizar con su ambiente, cuyo valor se extiende hasta facilitar la felicidad en el ser humano.
Él fue uno de los pioneros en adherirse al epifenomenalismo, pero también admiró las obras clásicas del materialismo de Demócrito y Lucrecio. Santayana también mantuvo el pensamiento de Baruc Espinosa en muy alta estima, aunque sin apegarse demasiado al racionalismo o panteísmo característicos de Spinoza.
Aunque agnóstico, Santayana se consideraba a sí mismo un «católico estético», y pasó los últimos 10 años de su vida en una residencia romana bajo el cuidado de unas monjas católicas.

Literatura

The Last Puritan (El último puritano), es tal vez el más grande Bildungsroman en la literatura estadounidense. De entre las autobiografías estadounidenses, su trabajo Persons and Places (Personas y lugares) merecería quizá ser colocado a la altura de The Education of Henry Adams, la autobiografía de este famoso autor.
Las obras de Santayana contienen opiniones personales y bon mots ('buenas palabras'). Sus ensayos y libros tratan sobre una gran variedad de temas, incluyendo filosofía, crítica literaria, política, historia de las ideas, estudios sobre la naturaleza humana, la moral y una alusión a la influencia de la religión sobre la cultura y la sociabilidad de la psicología, todo escrito con ingenio y humor, dándole a la lengua inglesa un matiz distinto del habitual.
Mientras que algunos de sus libros específicamente filosóficos pueden parecer difíciles, la mayoría de sus escritos son más legibles para el público en general. Santayana escribió algunos poemas y piezas teatrales. A su muerte dejó una gran cantidad de correspondencia, la cual sólo a partir del año 2000 fue publicada.
Santayana fue un aristócrata y elitista que no estaba exento de prejuicios. Se podría describir a Santayana como un conservador mediterráneo al estilo de Paul Valéry, manteniendo una «distancia olímpica», con un objetivismo irónico e imparcial.
Buenos Aires: Losada.


El sentido de la belleza (fragmento)

" El sexo dota al individuo de un instinto mudo y poderoso que arrastra su cuerpo y su alma constantemente hacia otro; por él, una de las dedicaciones más preciadas de la vida es elegir un compañero y seguirlo; y el sexo une la posesión con el placer más intenso, la rivalidad con la rabia más feroz y la soledad con una eterna melancolía. ¿Qué más podría precisarse para infundir en el mundo el sentido y la belleza más profundos?. "






LA POESÍA DE GEORGE SANTAYANA


"Desde luego, si no sentimos la poesía de las cosas, no podremos vislumbrarla en algún reflejo verbal de ella captado por un poeta; pero yo soy un verdadero poeta al sentir esa poesía, y los críticos no son buenos críticos si les pasa por alto esta circunstancia". Esto lo decía George Santayana, o lo que es lo mismo, Jorge Ruiz de Santayana, aquel "místico castellano", como lo llamara Antonio Marichalar en Revista de Occidente (1924), nacido en 1863 en Madrid. Lo decía en las páginas de su escrito Apologia pro mente sua (1940), como respuesta a unas críticas a sus poemas por parte de los profesores Rice y Hogwate.

El filósofo Santayana admitía que había abandonado, por entonces, la poesía: "¿Por qué lo dejé? Yo diría que tuve la impresión -como la han tenido tantos otros poetas recientes- de que lo que yo tenía que decir, podía decirse mejor sin la forma poética tradicional, esto es, en prosa, pues no se me ocurrió la invencón de recursos tipográficos para convertir la prosa en poesía".

La versificación tradicional se le mostraba insuficiente o poco adecuada como forma donde abocar sus intuiciones, sus ideas. Como muy bien dice Santayana, el trato de la prosa como poesía o esa difuminación de sus límites precisos, fue algo que fecuentaron muchos poetas: "En realidad, salvo cuando el metro sigue siendo una cosa instintiva como los buenos modales, una nueva frase gráfica, una metáfora original profunda, se deslizan de un modo más fácil y libre en la prosa líqudida que a través de la malla del verso". Prosa líquida, bella imagen que expresa a las claras el género de algunas de sus páginas.

Pero, pese a lo dicho en este escrito de 1940, Santayana no dejó de regresar a los poemas, como demuestran los poemas inéditos que recogió William G. Holzberger en su edición de The Complete Poems of George Santayana (1979). La poesía y no sólo la imaginación poética o su intuición, lo que podríamos llamar "poeticidad", que vemos aparecer en sus escritos, en sus ensayos, fue una constante en su vida. Precisamente su primer libro fue Sonnets and Other Verses (1894), a los que seguirían otras ediciones, así como nuevos libros y antologías, hasta su último libro, ya editado póstumemente, The Poet´s Testament: Poems and Two Plays (1953).

El soneto III de su primer poemario fue el primer poema que escribió, con dieciocho años, y, según comentó en una entrevista en Roma, antes de morir, lo realizó a partir de un pasaje de Las Bacantes de Eurípides. Dice su primer terceto:


"Nuestro saber es una tea humeante de pino
que alumbra el camino sólo un paso adelante
a través de un vacío de misterio y horror"


Esta traducción es la que realiza el profesor de la Universidad de Valladolid, Cayetano Estébanez, en su edición de una antología de los poemas de Santayana, que editó el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MUVIM), dentro del homenaje que esta entidad, con Román de la Calle al cargo del mismo, le tributó con un Congreso Internacional, a finales de 2009.

Hasta ahora contábamos con la traducción de diecisiete poemas por Ceferino Santos, editada en la revista Humanidades (1964), y la más extensa de José María Alonso Gamo, Un español en el mundo. Santayana, poesía y poética (1964). A estas dos, pues, hemos de celebrar la que ahora nos brinda la antología de Cayetano Estébanez, George Santayana. Materiales para una utopía. Antología de poeas y dos textos de poesía (2009).



Selecciono dos poemas que me parecen una buena muestra de su quehacer poético:


CABO COD

La baja y arenosa playa, el matorral y el pino,
la bahía y la larga línea del cielo, -
¡Oh, qué lejos estoy de casa!

La sal, olor a sal del aire espeso del mar,
y las piedras redondas que desgastan las mareas, -
¿Cuándo vendrá el buen barco?

Los míseros tocones, quemados y negruzcos,
y la blanda rodera del giro de una carreta, -
¿Por qué es el mundo tan viejo?

El rumor de la ola y el cielo, ancho y gris,
donde vuelan los grajos y la lenta gaviota, -
¿Dónde están los muertos incontables?

Los sauces inclinados junto a la ciénaga,
el gran casco varado y el tronco flotando
¡Con la vida comenzó el dolor!

Y entre los oscuros pinos y la orilla plana, -
¡Oh, el viento, y el viento, para siempre!
¿Qué será del hombre?




EL TESTAMENTO DEL POETA

Le devuelvo a la tierra lo que la tierra me dio,
todo va para el surco, nada para la tumba.
Se ha consumido el pábilo y la vela del espíritu;
la vista no podrá ir adonde fue la visión.

Sólo dejo el sonido de muchas palabras
oídas al azar con ecos burlones.
Canté al cielo. El exilio me hizo libre,
llevándome de mundo en mundo, desde todos los mundos.

Librado por las furias y los amables hados,
pisé los firmes claustros de la mente.
Todo tiempo, mi presente, todo espacio, mi lugar,
ni miedo ni esperanza ni envidia vio mi rostro.


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GEORGE SANTAYANA Y JORGE GUILLÉN

Hacia 1947 George Santayana acometió la tarea de traducir una décima de Jorge Guillén, perteneciente al poemario Cántico. Realizó de ella varias versiones hasta que finalmente le envió la definitiva al autor vallisoletano en julio de 1950, al Wesley College de Massachusetts, donde entonces aquel impartía la docencia. Esta versión será la que recoja el volumen manuscrito Posthumous Poems y que se publicará en el volumen póstumo The Poet´s Testament (1953)

He aquí el poema de Guillén, seguido de la traducción de George Santayana:


ESTATUA ECUESTRE

Permanece el trote aquí,
Entre su arranque y mi mano.
Bien ceñida queda así
Su intención de ser lejano.
Porque voy en un corcel
A la maravilla fiel:
Inmóvil con todo brío.
¡Y a fuerza de cuánta calma
Tengo en bronce toda el alma,
Clara en el cielo del frío!


EQUESTRIAN STATUE

Motion stays suspended here
Twixt its starting and my hand.
Tightly braced the paces stand
Well planned for a far career.
For I ride a courser bent
On a marvelous intent:
Never moving, ever bold.
Ah, by whatcalm strenght of will
Lives in bronze my whole soul still
Clearer in the ethereal cold!


En 1951 Jorge Guillén visitará a George Santayana en Roma, por entonces recluido -desde finales de 1941-en una habitación de la Clinica della Piccola Compagna di Maria, cuidado por las Hermanas Azules irlandesas (Blue Nuns). De este encuentro se tiene noticia por una carta enviada a Pedro Salinas y por las declaraciones que hizo a Juan Guerrero y que esté plasmó en un artículo publicado en la revista Ínsula, en el año 1952.

En esta visita, Guillén le agradece su traducción del poema al inglés y le expresa su deseo de traducir él alguno de los suyos al castellano. Aunque no se decide por ninguno en particular, será, finalmente, el "Soneto L", de 1895, recogido en Poems (1923), el que elija Guillén, publicado junto al poema traducido por Santayana en The Journal of Philosophy, en 1964, en conmemoración del primer centenario del nacimiento del "Old Philosopher", como lo llamara su amigo Wallace Stevens en un célebre poema.

He aquí el soneto de Santayana y la traducción que de él hizo Jorge Guillén:


SONNET L

Though utter death should swallow up my hope
And choke whith dust the mouth of my desire.
Though no dawn burst, and no aurorean choir
Sing GLORIA DEO when the heavens ope.

Yet have I light of love, nor need to grope
Lost, wholly lost, without and inward fire;
The flame that quickeneth the world entire
Leaps in my breast, with cruel death to cope.

Hath not the night-environed earth her flowers?
Hath not my grief the blessed joy of thee?
Is not tne comfort of these singing hours.

Full of thy perfectnees, enough for me?
They are not evil, then, those hidden powers:
One love sufficeth an eternity




SONETO L

A la memoria de Jorge Ruiz de Santayana.

Aunque muerte absoluta se trague mi esperanza
Y con polvo sofoque la boca a mi deseo,
Aunque ninguna aurora despunte y ningún coro
Entone GLORIA DEO cuando el cielo se abre

Tengo una luz de amor, no voy perdido a tientas,
Del todo ya perdido, sin un fuego por dentro.
La llama que animó todo el espacio humano
Cubre a saltos mi pecho, se encara con la muerte.

¿No posee la noche de la tierra sus flores?
¿Mi aflicción no posee contigo la alegría?
¿No será suficiente para mí el gran consuelo

De estas horas que así, por ti perfectas, cantan?
No son malos entonces los ocultos poderes,
Que basta un solo amor para una eternidad.

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