jueves, 4 de diciembre de 2014

NORBERTO ANTONIO [14.179] Poeta de Argentina


Norberto Antonio 

Nació en Rosario, Argentina el 15 de octubre de 1951. Platense por adopción, reside desde muy joven en City Bell. Publicó los siguientes libros de poesía: La misma voz y todo el vicio (1984); Agua que enturbia la pupila (1996); Desesperadamente agua (2000); Paladar negro (2003); Cerca no es encima (2008) y Parece pero es (edición bilingüe, castellano - portugués, 2009). 

“Para Norberto Antonio –señala Rafael Felipe Oteriño– la poesía es una réplica al orden establecido. O, mejor dicho, la voz de lo otro que no encuentra lugar en dicho orden. Pone en contraste la libertad, de la que se sabe portadora, con la vida convencional que, a su juicio, la rechaza y niega. De donde opera a modo de afrenta, renovando la vieja querella entre la aventura y el orden. El movimiento poético que la encuadra está del lado de las vanguardias, en cuanto muestras de lo nuevo, lo fresco y lo inesperado. Pero como también es resultado de lecturas, no cuesta adivinar el influjo de una tradición también rebelde: la romántica.”




Escépticos

Era delito ser joven y no rebelarse,
tener lengua que habla pero no dice,
contemplar el cadáver de nuestro enemigo
con la conciencia del alma.

Hoy se ve un camino humeante de escépticos:
donde hubo cielo
no queda siquiera un azul culposo.

Debe haber para nosotros algún perdón
por habernos traicionado honestamente.




Oscuridades

Vienen de los setenta
corazones oriundos de la pena,
un ramo de contradicciones marxistas,
un rumor a cadáver vivo en el fondo de los días.
Las dudas eran nuestras,
podíamos reconocerlas
por un indecible olor a sombra,
verdades tan frágiles,
oscuridades no tan luminosas.
Nadie busca hoy las causas del dolor
ni tampoco será noticia mañana
la certidumbre de aquellas respiraciones agitadas.
No llegará el día en el que esta suavidad espinosa
nos depare un reposo habitable.




Montevideanamente

Era un piazzolla...

(como enamorarse o vendarse los ojos, que es lo mismo,
o un damasco sublime,
un terreno aún no conquistado por la desazón,
como silbar en medio de la desolación de Hopper,
una pasividad escandalosa,
un ocre, por ejemplo,
un otoño profuso, irrepetible y profuso,
o este morir viviendo, así, por dentro)

...montevideanamente melancólico.




Afasia

Lo mal dicho y lo ocultado,
lo que no se puede escuchar,
lo que obliga a hacer equilibrio
entre lo oído y lo escuchado,
lo que triste-mente carece de palabra,
aquello que insta al sordo a ser más sordo,
una voz deshabitada, afasia balbuceante,
y lo irrevelable,
lo acallado casi escondido,
lo que no alumbra ninguna estrella,
lo que disimula el reposo,
lo que jamás será grito ni aullido,
la sumisión que aparece en la pupila,
esta imposibilidad de decir
esto que aturde hasta orinar sangre
este canto muerto
este viento sin sonido.





Contornos

Todavía veo, puedo distinguir los contornos,
diferenciar una lágrima de una nube,
una rispidez camuflada de seda
de una mancha con intención de sangre,
un lunar de una gota de sudor
(la que sobrevive al hielo del fracaso),  
y atollado aquí seguir, en esta glándula gozosa,
mirándome soñar,
prestándole un día de mi vida
a las mujeres ajenas que cantan sin abrir la boca,
hasta que parpadeo
y el mundo deja de ser mío.





Pesadumbre

Había sido yo dos labios tristes,
un baudelaire inocuo,
me dolía aceptar la muerte de la tarde.
Ese modo de callar
por donde se cuela el inconsciente,
esa pesadumbre
de los muchos hombres que no he sido,
me trajo fríos del tamaño de lo trémulo,
y aunque siguen raptándome ciertos frenesíes
el piano de jarreth hizo reconciliarme conmigo.
Estoy solazado y no quiero dejar de estarlo,
voy camino a verme estremecido,
feliz no, estremecido.




I

Pedimos dos cervezas y un blues,
nos despedimos de la mesura
como si fuéramos a perder la vida,
subimos al furor más exaltado de la inconsciencia
para tirarnos luego sobre lo que estaba por venir.
Éramos brisa, morábamos en el brillo,
nos habitaba la indócil manera
de emborracharse con el riesgo.
Los otros, que no pudimos ser,
necesitaban ser escuchados
aunque no tuvieran nada que decir.
Peligro corrimos de no recuperar
la música de la perplejidad
de tanto amar imperfecciones,
de tanto cerrar los ojos
para que las miserias del mundo desaparezcan
y aun así, vimos a la luz
morir degollada por la duda.



II

Una puesta de sol me emociona
y al mismo tiempo
me es angustia metafísica
como un chico que se muere de hambre
y no puedo llorar y lloro
con lágrimas que van a dar
al piso de parqué recién lustrado
por esa mujer con seis hijos
que entristecen fatales allá,
donde muerta la euforia de la belleza,
la emoción es una metafísica angustiante.




Norberto Antonio
De "Parece pero es" - Editorial Homoescriptum (2009)



(Tercera parte)


I


No carezco de disturbios mentales
ni de adicciones pródigas
en eso de desear más de lo que se debe.
Carezco del verbo hembrar
y de lo que tengo
porque los desbordes y el desamor
lo consumen todo.
En el intento por comprender
que cerca no es encima
descubro que el mundo sin mí
es trágicamente bello.



II


Quién es ese que usa mi ropa,
tiembla con mi cuerpo
y dice que necesita amor?
quién, que lleva un vidrio en una mano
con el que raya todas las puertas
y con la otra cuenta sus enemigos íntimos?
Quién es ese hombre que si nuevamente fuese joven
atravesaría los mismos errores,
subiría sin bajar de los delirios
y ablandaría una piedra diciéndole «huidobro»?
Quién es, por qué estimula
la rebeldía de las subjetividades,
exhibe un hombro para que lloren damas abatidas
(se posen pelícanos, cavilen victimarios),
enfada a los nihilistas dejándoles
una amapola en la ventana?





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