domingo, 2 de junio de 2013

NATALIA CASTRO PICÓN [9963]


Natalia Castro Picón (1989), nació en Castellón pero ha pasado toda su vida saltando entre tres islas: Menorca, Buenos Aires y Madrid. Es de natural cobarde y tiende a trans, así que se esconde en la literatura y firma con pseudónimo de macho, robando el nombre a los personajes de los libros. Últimamente se la conoce como Jean Tarrou; anteriormente fue también Bill Gorton. Milita desde 2008 en la asociación de estudiantes Puño y Letra, aunque sus inclinaciones políticas siguen siendo un misterio lleno de incongruencias. "La intermitencia de los faros", Canalla Ediciones, 2013 es su primer poemario. 



Recomendaciones contra la madurez

Guarde en su mano el chasquido de una explosión
cosquillean en su sueño los bolsillos
¿Porque, hace cuánto que no juega, amor?
Ponga en los pies dos salamandras
Canturree cantarina y tatatá
Imagine un jardín abrupto y soleado
balbuceé un baboso trabalenguas
vuelva al bulbo
feliz de la infancia
Húrguese la nariz y señale el sol a modo de ofrenda.
Póstrese de rodillas ante el caramelo
oculto bajo el sofá
Niéguese a las palabras difíciles
por ejemplo: transcurrir
deje las cosas a medias
corra a otro lado.








Dínamo o metrónomo

Me niego a ser el joven en estricto cumplimiento de su rol y sus porqués,
soy, si cabe, el anciano que zarandea el sonajero revulsivo,
patea la pelota incongruente que es el hoy.
No soy el veinteañero de bandera roja, no soy, no.
Soy, si acaso, el contable al que nunca cerraron las cuentas,
y se hizo el ciego, a sabiendas de terminar digerido
por este mundo muerto y numeral.
No soy, no quiero ser, el tramo del trayecto de una vida que me lleve hasta la tumba,
soy, si eso, quien no ha nacido para ver cómo se va agotando el fuelle justo.
Cierra esa puta boca de adulto pasado de vueltas,
váyase usted allá lejos y a tomar por el culo.
Porque no es mi edad lo que está en tiempo de lucha.
¡Cierra tu jodida boca de cobarde!







La culpa

es un color estridente
en la paleta de los días raros
O mejor,
alimaña entregada a la rapiña
Tiene el nido en la sala
donde humedece mis libertades,
el óxido de su imbatible grillete







Mis pasos 

La libertad de una puerta abierta a los errores
es el orgullo del error bien cometido
La felicidad es saberse equivocada
y con qué saña abundo en cada fallo
con qué alegría tropiezo el sendero
hacia ninguna parte
 hacia mi misma







Llueve

Mi ventana da
a otra ventana
En medio hay árboles
borrachos
 bebiendo 



     (Natalia Castro Picón: "La intermitencia de los faros", Canalla Ediciones, 2013).




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