jueves, 4 de septiembre de 2014

LUIS DANIEL PULIDO [13.174]


Luis Daniel Pulido 

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. México 1970): Fue becario del Pecda por su libro de ensayos: Qué triste no ser el Hombre Araña. 

Es autor de: Intencionalmente náufrago (Editorial Carámbura),  Pollito Card (Unicach), Prohibido degollar patos, (Editorial Almada Broders), El apetito de los ciegos ( Public Pervert), También de dolor se derrotan a zombies mutantes (Cohuiná Cartonera)  y Bruce Wayne y  La generación X, 2014.

Sus poemas han sido publicados en revistas como: Tierra Adentro, México DF, y  Hache de poesía, Murcia, España. Es parte de la antología del libro Infracuentos, en Guadalajara, Jal.

El trabajo de este poeta puede apreciarse en su página de internet: http://popotito22-pulido.blogspot.mx/






BARQUITO

Extraño a Julissa. El desorden en la sala
es más que una prueba: hay facturas pendientes,
folletos de casas de préstamos,
restos de café en el lavabo,
un vagón que se herrumbra, un grano de sal en la arena

Y esto me obliga a hacer barquitos

Zarpar antes de tocar el suelo

Ir a cualquier parte

De su libro: “El apetito de los ciegos”






Mi novia es una zombie que ya no come Nutella

Y te vas, desapareces, te urge tu oficina,
atender a los comisarios culturales
de tu pueblo miserable

Te vistes, y tan guapa como siempre,
me dejas notitas sobre tu fe, tu dios,
la dieta del perro y que contribuya
a la salud del teatro y no olvide
caminar con precaución los círculos
bautismales de tu fe sin zapatos
y de blanco

Que no olvide lo buena persona que eres,
la sazón de tu pecho cuando llego triste
a casa, la corona de espinas y los cohetones
y la tambora y los orgasmos que evitan
el escarnio de los que ven tropezar a los ciegos
con la violencia exacerbada de los movimientos
obreros, de las llamadas no contestadas,
de los simulacros antiterroristas,
de los festivales de rock cerveceros 

No sé si es necesario que te vistas
de prócer campesina, de turista
de “Mixquic por una noche”,
si donde vives –y desde 1937–
las revoluciones son los juegos florales,
los cielos abiertos donde las moscas
son ultraterrenas y dan votos a la historia
de las mentiras verdaderas.

(2011) 





EN TERRENO DE NADIE

Enamorarse es como detener
el automóvil en un lugar prohibido,
no es imaginar que abriremos con un poema
las puertas doradas del Hagia Sophia;
es arrojar los dados y poner miel a tus piernas,
morder y morir por la boca como el pez que jalas
del anzuelo hasta tu pecho;
es el Cessna que rompe mis costillas,
no la rayuela de barcos negros que brincas
en Santa Mónica; es el fuego cruzado
de un programa común que incluye la banda sonora
de avenidas amplias donde dos niños se declaran
la guerra






REVELACIONES*

Las minas no dan posibilidades de redención,
uno las pisa y la muerte pierde el paso en el tiempo
–me refiero a las partes cronometradas de nuestra
profunda tristeza– como la de ver una estación
de camiones vacía, el documental de niños
mutilados en la historia reciente:
De ver cómo nuestros ojos
–fríos como el agua de la Antártida–
mantienen una mínima distancia
con la lista de madres muertas
que tomaron el lugar de nosotros
sin decirnos nada

*Título de mi canción favorita de Iron Maiden






OSAKA CERCA DEL CIELO

A Dani Bos

No, Daniela, no eres la musa,
acaso el blanco móvil al que disparo,
el rostro bonito con su propia sucursal de mails,
el postre –flan con caramelo ¿te parece?– en los comerciales,
las ganas de verte en la tele y sentir cómo se desliza hacia mí
el relámpago silencioso de lo que fue tu grito en Osaka
y envuelve la noche

Eres la mermelada en los dedos,
el take me down to the paradise city
where the grass is green an the girls are pretty

Eres el pentagrama en el Sagrado Corazón de Jesús

Mi familia cuando estoy triste y apago las luces
y todo adquiere la magia de las historias discretas







MORIR EN CINÉPOLIS

Mis compañeros de camino se reservan palabras,
se olvidaron de que algún día fueron tártaros salvajes
que chutaban a gol contra las puertas en busca de calentar
la cama con un balcón lleno de mujeres

Hoy son piedras de todos los edificios
y matan dos pájaros de un solo impuesto contable,
prueba de ello es que ya no crean belleza
sino ciudades

Me han invitado a algunas donde carteles,
hoteles y departamentos no se niegan a revistas de moda,
a horarios con sobresaltos que nos llevan a restregarnos
los ojos frente al espejo del lavabo y escuchar cómo camina
la muerte en el sartén lleno de aceite

Nada tengo en Chiapas –ni me preocupa tener–,
prefiero los pequeños circuitos donde sufren esguinces
los autos de carrera, cada fractura de huesos por los golpes en el emparrillado,
la Atlántida de firmas de nuestros héroes hundiéndose en la pantalla
del cine que fue demolido y sin embargo nunca abandonamos la sala

Es el cine donde me encuentro a Liz bajo la lluvia
acompañada de Stendhal, Rosellini y Barbarella;
y yo, tranquilo, como Polanski, me llevo el terror a otra parte

No lo olviden: sólo salvan los ojos infantiles de la belleza,
las casas con muebles provisionales,
los poemas que no dicen y esperan nada






BOLERO

Es tan fácil olvidar a una mujer,
desplegar otros puntos de encuentro:
un bar, sillitas de madera, aeropuertos;
rayar paredes con números y palabras:
un sinsentido.

Bah, iba a decir “leer a los clásicos”;
nada más tonto: Se necesita ir a ver a otras mujeres,
mentirles sobre el alto valor agregado del amor verdadero,
firmarles en una de sus nalgas –o en ambas– dedicatorias
como las que escribo en mis libros, y luego volver a soñar
que se tiene un ejército de dragones o simplemente que sí,
es triste no ser el Hombre Araña.

Es tan fácil olvidarte: un par de palabras, cartas sin abrir,
tragamonedas donde jugar el día entero.

Lo demás, es lo de menos –dicen los que saben.
Yo sólo sé que me dejaste frías las orejas,
los ojos rojos, un pequeño dolor de espalda.

Si tan sólo tuviera pomadita de la vaca,
Voltarén, tus dedos martillando la zona contracturada,
pero no. Un hombre como yo aguanta eso y más y se va al cine
como si nada.






¿DE QUÉ SIRVEN LOS BUENOS HIJOS, LOS PADRES LLORONES?

Ayer fui a un evento, a la exacerbada gala
del artista que presenta su obra y no tiene
causas complicadas, la encomienda del genio
que desempolve carpetazos de speedballs
o escriba a mano cuadernos de arsénico
que se le atraganten en el alma

Estaba, pues, en el mundo feliz de los hombrecitos
que se apapachan en los carretes fotográficos
de los años escolares, con los padres que lloran
el pequeño cirquito romano

Estuve, hipócrita, viendo la carroña y el pillaje
de los buenos corazones, la flor que se desangra
en las crayolas ponzoñosas que al paso de los años
aún conservan los dientes filosos

La felicidad en el éxito es descarado, de lo contrario
para qué sirve tener tanta familia que celebre dibujitos,
cancioncitas, poemarios, a los cerdos de la abogacía:
los coyotes cobrizos de los títulos universitarios

Si no fuera por el particular montaje de la vida en rosa,
el cruce de voluntades, la sangre vital de la mujer
orgullosa de ser “chica balún” y del incalculable
valor de su móvil LG Optimus black en 3D,
pensaría que la vida no vale nada sin un padre o una madre
(el orden no importa, créemelo)

La verdad: no es para tanto. Mañana estaré totalmente ciego
y extrañaré tus nalgas con las que demolería los malos pensamientos







VANCOUVER

Hay días que me siento triste.
Triste como el jugador de hockey
que tras la derrota no crea fuentes
de empleos, ni aporta evidencias
científicas que contribuyan a la libertad
más extrema: a bombardear –sin remordimiento–
Vancouver o Godzillas

Triste, con el corazón en un referéndum
por el gol invalidado: en el reflejo del sol
en los espejos, en la expansión del universo,
en los músculos amoratados de lo táctico

Hay días que me siento triste,
como el documento de 120 páginas
que dictamina nuestro arresto,
la descripción detallada de los golpes
que nos llevan al piso para volvernos
profetas, el hilo y la aguja de las puertas
giratorias, la carne lacerada de la historia




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