lunes, 11 de agosto de 2014

MAGDIEL MIDENCE [12.810]


Magdiel Midence

Magdiel Midence, nació en Tegucigalpa, Honduras, el 26 de enero de 1984. Traductor, escritor y editor. Participó en el taller de literatura “Edilberto Cardona Bulnes”, coordinado por el poeta Fausto Maradiaga. Ha sido invitado a diversos encuentros de escritores tanto en su país como en el extranjero. Sus poemas aparecen en revistas y antologías literarias. Entre sus libros figuran: Autorretrato de un payaso adolescente (2010), Duermevela backstage (2012) y Enjambre en mi cabeza (2013).



Lo que sigue…

No espero ni pido que nadie crea el extraño aunque simple relato que voy a escribir. Estaría completamente loco si lo esperase, pues mis sentidos rechazan su evidencia. Pero no estoy loco…
Edgar Allan Poe

Sé de veras, noche tras noche;
quizá tu nombre baile con otro nombre,
mientras, me envuelve en deseo a cada palabra
de este pobre discurso
y mi  ausencia grita desesperada en cada letra/
con un tal vez como adjetivo,
o simplemente redunde en vos
mi anhelo gota a gota,
la amarga delicadeza de tus pies,
que sube incoherente
a voz de piel por tus muslos,
mientras soy un demonio ahogado
en el delirio de tu saliva,
que me arrastra por lugares nunca concebidos
por los labios de los hombres,
veneno, furia y metal
son tus manos, tu rostro
y estas ganas de arrepentirme
que no son suficientes,
huyen acongojadas,
me dejan solo con mi lascivia
y tu cuerpo idealmente desnudo
que me lleva a otros lugares,
otros vahos alguna vez mancillados
por esta sangre,
entonces regreso y estás ahí,
tras la puerta.






Sonidos de redención

Estas son mis tijeras y el efecto de la rosa náutica en el cerebro, una señorita presume entre sus piernas el recuerdo de Hiroshima/Después que estalló mi lengua.
Muerta la obra de aquellos en la insistencia de caminar poseídos,
esos mismos, de agua y sol, de agua y sol, de agua…
el poeta mitológico, el otro que fue del pueblo; uno más, el general de la noche. Hoy juegan a Caín y Abel, a Pedro y Magdalena/
A Gomorra y Calcuta
Pinochet juega muñecas en su tanqueta de sacrificios,
Roberto Suazo es la Chilindrina que jugó a los G-I Joe con los otros.
América es su castillo de Rapunzel.
Argentina, Perú, Guatemala, pulgarcito,
la bella Colombia y sus colombianas
y Quincho Barrilete grita de ira por el tal Daniel.
El águila de la muerte y sus marionetas;
Instituciones todas, señoras de la castidad,
la doble moral no es su característica (dicen),
mientras la explotan a cielo abierto.
Esta es mi selva y es mi delirio,
Acá uno es:
Como es, aunque se sienta triste después de practicar el amor
Y desgarrarse entre el líquido de las flores.







5. (… La vida es como es…)

Allí la vida es como es,
un día nacen árboles
y al otro sólo hay cristales embarrados en la carne
de los que un día fueron o serán,
la nota es sórdida,
él la escribió, seguro decidió morir
en un verso
y terminó riéndose de los que un día creyeron
en dioses de ficción,
como animales alborotados por la brama,
después de dedicar varios títulos
debió explicar que un día nacen árboles
y al otro no sabemos lo que habrá,
porque allí, la vida es como es.






Sobre todo

…obrad…
Pudimos haber creado
-era necesario-
El cielo y los mares,
-Sin biblias y sin la guerra-
la noche, el día, los animales,
pero eso sí;
ni una sombra,
-no, ni una-
porque  el pánico de caer en el error,
hubiera sido el mayor de los fracasos,
-como sucedió-
no habríamos creado al hombre y la mujer,
Sino a Dios,
-a nuestra imagen y semejanza-,
Entonces todo sería verdad,
-todo sería distinto-
y  no perfección del error.





II

Cuando te morís de sed
y nadie te espera
ella se esconde 
tras las drogas más duras

La odisea
no escatima el beso triste
de estar en la mierda
¡Aleluya! (Grita un loco)
Aleluya…

Y las otras
No alcanzan la estatura
de un nuevo amanecer

Pero ella 
única rosa
entre todas la rosas
te invita al ocaso

En ese momento
es necesario
el beso ardido de la serpiente
y dedicarse a morir.






III

No hay respuesta del cielo
Y entre las páginas
de un corazón enfermo de ceniza
se oye la voz de Alicia
como un martillo sobre piedras

Las heridas 
sangran un bello recuerdo
que agoniza en sus manos

Termina por destriparlo en tu espalda
como un estigma de algo que pudo ser

It’s over
repite…

En el Gólgota hay dos mesías.






Underwear Blues

(Melissa)

Sus ojos me avisaban sobre el demonio
la camisa verde en el suelo y el aliento a vino tinto y cerveza
la madrugada despedazó el miedo a morir
El tren llegaba a Chernóbil
y mi boca se ahogaba en el océano más dulce 
y ¡boom! el látex se desgarraba
Era una ciudad descubierta
cuatrocientos besos en el mismo punto

Underwear Blues
la miel se deslizaba delgada entre la blancura del poema
y la estrella del poniente
Sus ojos me amenazaban
y Pizarnik me defendía
-Emerson Like & Palmer
era una gota que caía en la nuca de los que atrás quedaban
y Brahma entre ellos ejercitaba su juicio
(eso fue un flashback)-

Underwear Blues
era un ocaso ya
y las almas estaban desnudas
más allá de donde existe la carne
cuatrocientos besos al litoral de su locura
y una legión de trastornos arrodillados ante la belleza
pude sentir el ardor de los clavos en la piel de la oscuridad

Underwear Blues
era un recuerdo
las manos estaban juntas
y desnudas hablando de cosas que se vislumbraban
la jodida canción se había consumado
las caricias tenían otra carga semántica.






Punto de Vista

Una madrugada con Ferlinghetti bajo los pies de una estrella que no quiere estar en su punto cardinal, es igual o mejor que tener una orgía borracha de sonrisas; clavada en el cerebro, como una aguja intravenosa infectada de heroína. Incluso es más placentera que darse por aludido cuando hablás con conciencia de la amistad que a veces no es tan buena y se jode a tu mujer como un perro enfermo de lunas... Leer a Ferlinghetti con Ginsberg entre los recuerdos, es tan bueno que te cura de los hospitales y los psiquiatras trastornados por la misantropía...







Lectura Sobrevuelo de un Joven Capitalino
(visión Cósmica de un Payaso)

Noches de auténtico canibalismo y baba
hierve bajo el pubis de Suyapa,
quien trastorna hambre, muerte y políticos
atormentados.
nueve horas bastan para dragarse de
monotonía y sublevación.

Los alfileres sacuden legiones de cerebros
ensordecidos por el alcohol y la cocaína, la
marihuana es un salvador mítico para los
nuevos bipolares, los rabiosos, los que
sufren enfermedades venéreas en el
pensamiento, los de cutículas amarillentas,
los desvencijados
por la voracidad de Suyapa.

Los histriónicos adoradores de Xenos, los
que darían sus vísceras por tener saliva
europea entre las nalgas.
Suyapa, es un virus perpetuo bajo el
instinto de supervivencia de usted, si
usted...

Suyapa, es Río Grande; una anomalía en los
bulevares donde el fuego y los tacones son la
imagen de Dios.
fastfood y estupidez son el agradecimiento de
padres a hijos y viceversa.

Suyapa es el Cerro de Plata con legiones de
miserables.
Suyapa, es aquella hermosa niña que ahora
vende orgasmos y se traga a tus hijos.
Suyapa Tan chiquita y milagrosa.







A los Indolentes

Qué habría quedado de aquellos dos locos de frente rayada por la decadencia, entre iluminaciones y rostros de galantes enfermos invadidos de absenta, qué habrá quedado de los barcos que navegaban entre las ausencias de cada uno. Qué muerte más horrible la de los enamorados, qué delicias habrán encontrado en aquel vaivén de Jesucristos de sanatorio y Bandoleros con un manicomio por carabina. Oh tristes poetas nacidos frente a una revolución devoradora de anarquistas. Oh irascible poesía de huesos rotos y disparos infernales de los amantes asesinos, qué andará buscando el Olimpo en sus fauces de profetas y de mendigos en manos de un triste silencio. 






Cuando Todo Haya Acabado

“¡Escuchen la vos del bardo!
El que contempla presente, pasado y futuro…”
-William Blake-

A la hora en punto sonaré mi flauta bajo un árbol,
los niños correrán a mi alrededor,
me preguntarán por la ratas,
yo, hablaré del cordero; solamente.
Dirán: 
Toca un canto que nos dibuje a tu flor,
y al verla entre mis notas soltarán el llanto,
recordaré al instante que no son sus lágrimas
sino las mías.
El amor –diré-
me ha reducido a la condición más baja del hombre
Entonces y sólo entonces
Se irán
Y el árbol llorará.






Cosas Irregulares

Todas aquellas cosas hoy mudas
serán las que nunca mencionaremos en los congresos
ni en estos burdos caminos que hemos trazado

Nuestros ojos hoy ciegos
vienen y van desde adentro
dirían que estoy loco si se abrieran

Qué tanto vale una verdad
luego de que nada vale un centavo
y más si es una verdad que sólo existe en la percepción

Y aquellas sonrisas
y aquellas historias
y tantas canciones que un día valían mucho
Hoy ya nadie las recuerda

Ni los viajes planificados
únicamente en la fantasía de quienes los vieron
y tuvieron el valor de decir que sí
y no saber el significado







Oh, what did you see,
my blue-eyed son?
Oh, what did you see,
my darling young one?.
-Bob Dylan-

Vi jóvenes que herían sus corazones para no sentir el desprecio, padres que olvidaban sus hijos y los obligaban a crecer, lágrimas que corrían desde un océano extraño, hijos que desmoronaban la cara de su madre con sólo nacer.

Sentí que el cielo era un derrumbe de sueños, un adiós, un entierro de besos lejanos, la columna de una generación famélica y desquiciada por el abandono. El amor era un espacio infinito de huesos quebrados bajo el espanto.

Escuché los pasos enfermos de la guerra y que el hombre había muerto, me sacudió el sollozo de una  niña infeliz y escuché que no había fruto en el huerto, 
y el hambre azotaba.

Quise correr lejos de ahí, pero mi alma compungida se quedaba y no hacía caso y no iba conmigo. Quise correr lejos de ahí, pero los ojos de los niños me hacían llorar y me quedaba sufriendo el mismo dolor y me quedaba con ellos. Quise correr lejos de ahí, pero fui débil y dibujé una canción bordada con jardines.






Lamento de Caín

quiero huir de aquí
tomar a Dios de la mano
y enseñarle porque duelen tanto estos ojos
que calan en mi pecho
y estas lágrimas que se derraman
cómo hieren hasta lo más profundo de mis recuerdos

quiero huir de aquí
y ver como se alejan de mí las ciudades
y correr y correr y correr
hasta saber que no hay más que silencio frente a mí

quiero huir de aquí
hasta sentir como palpita la nada en mis manos
quiero destruir esta carne y estos huesos
y gritar y gritar y gritar y gritar
hasta olvidar que la existencia es un hecho

quiero huir de aquí
hasta sentir que la soledad asfixie todo vaho de humanidad
quiero sentir en mi boca la luz
quiero obligar a ese dios
a darme una carta de libertad

quiero huir de aquí
hasta no sentir el viento
y olvidar lo que vi en las plazas
y reír y reír y reír y reír
porque no quiero enterrar mis muertos
porque no quiero despedirlos
porque no quiero que sean míos

quiero huir de aquí
hasta olvidar incluso el amor de mi madre
y que me olvide
y no sienta que todo está perdido.

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