martes, 24 de noviembre de 2015

CARLOS ORTEGA [17.601]


Carlos Ortega 

Nació en Valladolid, en 1957. Es poeta y ensayista. Licenciado en filología francesa y alemana. Fue director de la Biblioteca Nacional de España y director de la Editorial Losada. Actualmente dirige el Instituto Cervantes de Viena. 

Su labor como traductor abarca desde las narraciones de Julio Verne hasta la poesía de Robert Walser, pasando por los textos clásicos de Rousseau, Molière o Hugo von Hofmannsthal. 

Es autor de cuatro libros de poemas: La perfecta alegría (2008), La lengua blanda (1995), Recuentos (1992) y Cruciare semetipsum (1986). 


De "La perfecta alegría". Pre-textos. 

LA DICHA DE ADORAR

El mal que te hace pensativo
va con el cuerpo,
sin riego, sin savia,
como el árbol que crece en seco,
desgarra cuando brota, arranca un grito.
Delante aumenta muda
la oscuridad,
esa amenaza de no ver la vida
más minúscula,
el destino de los insectos,
su esclavo combate con los pájaros,
el hormiguero,
el temblor de la especie vegetal,
la irisación del aire.
Cuesta hacer fuertes los ojos, si todo
está dictado en otra parte.
Alguien cuida de que regrese ileso
en esta oscuridad,
el cuerpo dominado por lunares
de amargura, o rendido por la noche.
Alerta en la ventana,
sólo respira si yo llego,
ocupo toda su cabeza,
soy esperado.
Nadie anda y todo avanza
en las mil facetas mudables
de lo quieto, bullicio inmóvil.
Amor se dice una vez sólo
y de una vez por todas.
Las palabras se estrenan
en un único brote irrepetible,
con un único timbre,
que no se vuelve a usar.
La oración es siempre nueva,
y paga en lo más caro el despilfarro,
un rezo sin sentido,
el gesto que persuade y doma el cuerpo,
el cuerpo que lleva el pensamiento.
Lleno de adoración,
sobre las hojas pateadas,
sigo la historia con el dedo,
saltándome las condiciones
que han hecho que cambiaran tantos planes,
que pareciéramos lluvia y agua del arroyo.




KARLSPLATZ

+ Doris Winkler
Selbstmord durch Sprung
vor U-Bahn. RIP[1]

Pintada en el Metro línea 4, Karlsplatz, Viena

1

Vida fue un mandato del corazón,
pulso que se desangra
en la vida.

Y en el salto de Doris se disgregan
los sonidos del parque,
sonidos elocuentes como un stradivarius
que tocan sin prejuicios
en el corazón de la música.
Nada cambia el curso de la historia,
golpe seco, pulso
que se desangra en la vida.

Rapsodias hunden sus notas
en el corazón de Doris
que bombea
sol en la plaza, sol como agua,
curso de los astros,
y el tiempo te ha elegido,
el momento te escoge
entre todas las horas,
te señala el momento de la sangre,
todo a su tiempo, con su ritmo.

A Doris, que amaba las caminatas,
tirar piedras a las sílabas,
a-diós, a-mor,
le cuesta la pena capital,
golpe seco, amor
que se desangra en la idea.

De un lado mandato,
del otro, obediencia,
así saltamos,
para ganarle un minuto a la vida.

En Viena la música se rompe,
se agarra el sol
al reflejo de su cara en las casas
de cristal,
brillo que descompone
en hilos la gran bruma.

Baila Doris, baila
el ritmo roto de Viena,
baila con tu dolor suicida,
muévete sobre tu lengua azul,
oh, quienes te desprecian
te llorarán, Doris,
tu recuerdo perturbará sus noches
como brillo de puñal,
golpe seco, brillo
que descompone en hilos la gran bruma.

Para qué domar tu pasión,
salta al camino
de los pasos sin rastro,
estás donde estás,
ni más lejos ni más cerca,
las cosas son como son,
irreparables,
no pueden ceder:
salta, pues, cuerpo triste.


2

De algo vale la magia de los tilos,
cuántas veces pasaste
debajo de sus copas
para abrazar con sangre
las sílabas: a-mor, do-lor, a-mor.
Su verdad no está a la altura
de tus errores,
que juegan siempre con lo probable,
sin aire al largo fleco de lo incierto.

Deseo mueve el tren y mueve el beso,
deseo hace el milagro,
mientras las hojas vuelan,
encubren agua, encubren sal,
y el dado cae
sobre la cara indeseada.

No hay cálculo que no se ría
de su calculador,
resultado que no engañe
al alma del que juega:
todas las trampas en manos de la vida.

Gana tu suerte, Doris,
con cada paso por el brillo del riel,
gana contra el túnel, contra la ciencia,
contra el espectro gana de Viena.

Notas:
[1] Doris Winkler. Se suicidó tirándose a las vías del Metro. RIP.








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