domingo, 18 de noviembre de 2012

JÁN ONDRUŠ [8440]





JÁN ONDRUŠ

(ESLOVENIA.  Seudónimo: Ján Bábik. Nació el 11 Marzo 1932 en Nová Vieska – Murió el 7 Noviembre  2000 en Stupava), poeta y traductor. Se dio a conocer ya como poeta maduro con diez poemas publicados en la revista Creación Joven (Mladá tvorba). Desde el principio su poesía es una respuesta a las fuerzas destructivas que aniquilan al hombre en el mundo. Es característica y está siempre presente en su obra la resistencia a cualquier tipo de anquilosamiento o de sometimiento. Es gracias a ello que destaca por su singularidad. Ondruš no presenta la realidad bajo una luz extraña ni tampoco la interpreta, sino que, consciente de la vulnerabilidad y el poder destructivo del hombre y la sociedad, define los estados humanos fundamentales. Su primer libro de poemas El huevo (Vajíčko,1958) no se publicó por culpa de la censura. Con su segundo libro Luna loca (Šialený mesiac,1965) el autor se integró entre los “poetas concretistas” del llamado Grupo de Trnava. En el libro Ademán con la flor (Posunok s kvetom,1968) entronca con los postulados fundamentales de la poética surrealista y deliberadamente lleva la poesía a un plano de destrucción lingüístico-estilística que dificulta su percepción. Cada vez más contrapone el alejamiento de la belleza con la armonía de los números. En los libros En estado de hiel (V stave žlče,1968) y Genuflexión (Kľak,1970) los personajes se descomponen en fragmentos. Se mueven en dirección a la fusión, pero esta armonía es rota por la disgregación. Condimentos masculinos( Mužské korenie,1972) es un libro en el cual el sujeto se estiliza de diversas maneras, entre ellas como equilibrista. En 1996, tras una profunda revisión que lo llevó a desechar muchos poemas y a modificar la forma final de otros, Ondruš publicó toda su obra anterior en una nueva edición autorizada con el título Tragarse un pelo (Prehĺtanie vlasu). En su último libro, Cordero con piel de lobo (Ovca vo vlčej koži,1997), Ondruš, al modo de Morgenstern, desarrolla un tipo de poesía paródica construida sobre el principio del juego lingüístico. A decir del crítico Milan Hamada, Ján Ondruš es el único poeta eslovaco posterior a la Segunda Guerra Mundial que merece el atributo de poeta absoluto: fue el único que resistió consecuentemente la presión de las ideologías deformantes, y sus textos son la respuesta de un gran poeta existencialista a la situación personal y social de la humanidad de la posguerra. Su poesía es la continuación de una lucha vital en la que no es posible vencer, pero sí aguantar.




El gallo

1

Cada mañana había una sola ventana desnuda,
había un perro corriendo delante
y siempre la inmensa oportunidad
de decidirse con todo el cuerpo como sobre una piscina.
Subía el sol paso a paso.
Pisar con toda la planta.
Cerrar los ojos, ir de memoria,
elegir a cada paso un pie diferente,
siempre el otro, uno para el escalón, otro
para la flor invisible,
esquivar la papelera y la jarra puesta en medio,
la curva, la piedra, el cardo,
pararme y ver dónde estoy.
Estar siempre bajo el sol.
Pisar con toda la planta.
Tumbarme, morder la rebanada
e inclinarme de rodillas
sobre el agua que engaña
elevando el fondo negro y el pez inmóvil.


2

Pondré en la mesa la caña de pescar
y tú me dirás: entonces.
Dibujaré un muchacho
subiendo aprisa por el tronco de un árbol delgado
y tú me dirás: entonces.
Sólo entonces.
Estar otra vez bajo el sol.
Sentir con toda la planta.
El lugar central lo ocupaba la rueda
de molino del cielo, a la que se unían
en sentido contrario el sol, la luna, la tierra,
las manecillas del reloj, cambiadas cinco minutos,
y abajo las dos
ruedecillas dentadas.
Entre ellas metes el dedo.
Y la voz salió volando, y tu madre te cogió en brazos,
te consoló con sus labios, y en ellos
una pestaña caída se movía a un lado y otro
como la patita arrancada de una araña.


3

Había entonces un arado espejado.
Había una luna como un ramo.
Había un patio.
Había un árbol curtido y ruidoso, un nogal;
lo llevo en la memoria, donde hoy
golpeo con la larga vara del recuerdo.
Estar siempre ahí.
Estar siempre bajo el sol.
Ahí se erguía el maíz verde en su pata de azor,
se enganchaba y bebía
los mejores jugos de la tierra, que supuran
del costado, cuajan bajo la venda,
cristalizan en granos.
Estar siempre ahí.
Estar siempre bajo el sol, descoyuntar,
desmenuzar las mazorcas, descubrir sus encías
y hacer sonar el grano,
pisar con toda la planta.
El gallo se acercó. Descubriendo
todo y para todos.








El fuego de Auschwitz

La llama se puso en pie, vaciló,
dio dos o tres pasos.
Con cuántas lenguas se puso a pedir.
Con cuántas manos gesticuló.
Con cuántos pies caminó en el sitio.
Quizá era posible mirar por la ventana.
La ventana ardiente.
O golpear la puerta.
La puerta ardiente.
O sentarse a la mesa.
La mesa ardiente.
Era tan exaltado, tan vivo, tan humano,
tenía hondura y lecho igual que un pozo;
puedes alcanzarlo con la mano,
echarle un barquito de papel que dance en la ola,
cortarlo con un cuchillo, y se volverá a cerrar.
Lo miraron como a ojos transparentes,
vieron el otro lado,
había allí raíces, maduraba
y dejaba arrancarse una a una las llamas
y arrojarlas a un platillo que
bajo el peso de la llama no descendía.








El baile

1

El toro mira hacia arriba
y ridículamente se lamenta.
Mientras tu mirada llega a la estrella
te das la vuelta,


2

en la oscuridad
hablad con campana de paja, abrid la manzana,
arrastrad sus semillas como erres,
bajad la voz, tenéis las encías blandas,
susurrad, frotad una hoja con otra,


3

muerdes la rebanada, te pierdes dentro
en el pan oscuro, en su laberinto,


4

buscas, a quién es que buscas en él,


5

nunca os encontraréis,
váis por pasillos distintos,


6

os amáis de espaldas,


7

os amáis por encima del hombro,
a través del biombo, a golpecitos y a golpetazos,
a través de la puerta cerrada, a través de la hoja de higuera,
con el anillo, con la esfera del reloj, con la letra y con el mango.


8

Cuando bailas, el toro
ridículamente se lamenta,
mas cuando mira dos veces
atrapa su propia mirada,


9

y su hosca sabiduría será iluminada
como un huevo por dentro,


10

y se pondrá a hablar usando la pantufla, la ranita,
la sinlengua; la abre del todo, sueña
como después de tomar polvos de ala de mariposa
color pimentón.


11

En ese momento alargará la boca, con la que sabe coger
del árbol, de la ubre,
en ella te llevará,
te pondrá junto a sí
y se atragantará, y la saliva que trague
será la tuya.


Traducción de Alejandro Hermida









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