viernes, 5 de noviembre de 2010

1745.- FRANCISCO SERRADILLA


Nació en Sevilla en 1965, donde residió hasta los 19 años. A esta edad se trasladó a Madrid para realizar estudios de Informática, ciudad en la que reside en la actualidad, aunque sigue estando fuertemente vinculado con su ciudad natal. En 1987 obtuvo el Premio Adonais de Poesía con su libro El Bosque Insobornable (Colección Adonais, Rialp, 1988), y poco después el Premio Florián de Ocampo de la Diputación de Zamora, con el libro Escrito en una Roca (Instituto de Estudios Zamoranos de la Diputación de Zamora, 1990). Posteriormente ha publicado Las Abstracciones de un Gato Albino (Colección Devenir de Poesía, 1993) y Tratado Inusual del Universo(Colección Poesía en Madrid, 2000). Publica colaboraciones mensuales en la revista electrónica Libro de Notas (www.librodenotas.com).

-POESÍA:
El Bosque Insobornable (1988).
Escrito en una Roca (1990).
Las Abstracciones de un Gato Albino (1993).
Tratado Inusual del Universo (2000).

-ENSAYO:
"Computación creativa y otros sueños".

Columna mensual en la Revista Libro de Notas. Años 2001-2007. (www.librodenotas.com).






APOSTILLA I A RECURSIVIDAD
(DE AFUERA HACIA ADENTRO)

Pensad un universo.
Dentro del universo en un planeta
y dentro del planeta en un país.

Elegid del país una ciudad;
dentro de la ciudad hay una calle
y en la calle una casa.

En una habitación de aquella casa
un hombre está leyendo este poema:

espejos enfrentados, infinito

"Tratado Inusual del Universo"
Colección Poesía en Madrid, 2000).








Sin título

Que desesperación
hay cuando la intuición no toma forma,
y queda como piedra en el fondo de un pozo,
o peor, como sonido de esa piedra
que acaba de estrellarse contra el fondo
y es sonido de agua, ni siquiera
de piedra.

(De Las Abstracciones de un Gato Albino,
Colección Devenir de Poesía, 1993).









Sobre las alternativas desechadas

El miedo es un desfiladero abierto entre las sábanas,
una pérdida blanca de lucidez, una conciencia
rodando calle abajo.

El miedo es una sombra del amor,
la distancia infinita, lo imposible
de un hombre polifónico, la elección de una vida
entre todas las muertes, a veces, el fracaso.

Es ángel del temor el que va herido
con vínculos extraños, es su luz
la sombra que me cubre, son sus alas
como amapolas rotas en mi nombre
mientras caigo, confuso, entre sábanas blancas, al vacío.

( De El Bosque Insobornable, Colección Adonais, Rialp, 1988).







Isla minimalista.


Inspirado en un comentario de José Luis Téllez
a la obra Octeto de Steve Reich:
”…es una música constantemente móvil y al mismo tiempo
constantemente inmóvil, quieta y, como las olas del mar,
en constante agitación.“

En la definitiva isla,
bajo una cúpula de extraña geometría,
junto al sonido de un sobre que se cierra,
en la isla definitiva, en la paz
definitiva,
sobre la luciérnaga —ya olvidada— del vértigo,
a salvo no del espanto sino
de esa mala tristeza que no es melancolía.

En esa definitiva isla sola, a salvo
de la mala tristeza,
que fuera trazo mismo de la desesperanza
al pasar,
una vez visto el hombre y sus constructos,
una vez olvidada la utopía.

En una isla, tal vez definitiva,
sobre aquella luciérnaga del vértigo – olvidada quizá -,
y dentro del sonido de un sobre que se cierra,
en la desesperanza de los cielos ya rotos,
de la tristeza mala una vez visto el hombre,

en esa isla,
una sola memoria,
debajo de una cúpula con la geometría extraña
de un mundo en el que, nunca,
nada de lo que vemos se repite,
nadie de los que vemos se repite.

de Tratado insual del universo. (Comunidad de Madrid
y Fundación Gerardo Diego, 2000)






REVERSIBLE Y ACRÓSTICO SOBRE
LOS NÚMEROS IRRACIONALES)

Silenciosamente levanto la lluvia,
elevo el recuerdo de las filmotecas,
recibo el sonido, llave de la esencia,
en barcos de nieve,
sonatas de Bach.
Odio sin odiar, como las hermosas
incluyen un magma de destilerías,
dunas de café
y cartas anónimas,
orilla del tiempo, extensión brutal
sobre los planetas.
Oigo y no razono,
y en mis viejos libros
anoto en la lengua de las sensaciones
la imagen azul del mundo dormido.


Anoto en el idioma de los irracionales,
y con exactitud de ilimitadas cifras
os debo una verdad que es mi memoria:
soy la bruma solar incontestable,
os debo una mentira: sin azar
yo soy Dios y vosotros sois madera de balsa;
Dios detrás de la puerta,
ionización total de la materia,
orden en que las cosas constituyen
secuencias como acrósticos que han de ser descifrados
encuentros simultáneos,
redes de agua salada, reteniendo
el infinito donde se encapsula lo exacto.
Soy Dios que no te hablo: Dios detrás de la puerta.






ANILLOS DE SATURNO

Que el tiempo no transcurre como giran los astros,
suavemente, dejando
un rastro azul de octavas y becuadros,
un teorema perfecto en la mano de Newton,
sino que, brutalmente,
como arpón que quisiera extraerse al recordar,
desgarra los violines, triza los monumentos,
nos abate.







ALQUIMISTA

En un laboratorio polvoriento de infancia
sintetizó la esencia de las cosas.
Tomó la forma fría recubierta de esporas
y bajó la escalera, bordeó el patio
hasta una calle agnóstica, solapada en su inercia.

Entre las multitudes parecía
un ciudadano más, una plantilla
para dibujar hombres.
Pero iba lentamente trastocando
la materia en dilemas,
la substancia en cancelas y cipreses,
la tinta del destino en azulejos.

En un laboratorio polvoriento de infancia
sintetizó el fluir de las esferas
y pudo verse, ajeno, amalgamado,
más allá de relés y capas blancas,
recluido en la madera del anciano pupitre.







EN UNA HABITACIÓN

En una habitación
hay una pobre vela,
¿no hay electricidad?
Una llamita roja, amarilla, violeta,
agiganta las sombras.
Al fondo suena un timbre como de bicicleta:
no abras, nunca
abras.
La luz se debilita con la tristeza recta.
Al fondo del pasillo parece hablar el aire:
no te consumas nunca, nunca duermas.






LA ARJÉ ES EL AZAR PUEDE SER
EL TÍTULO DE UN LIBRO

Para ti el rayo verde que no espera,
el inconsciente sol de un día de reyes
un poco diferente, en el recuerdo
la solitaria luz de un sofá rojo
y modestos juguetes para todos.


Estaba bien así.


Pero nada es estable pantha rei
así que aquí te tengo, una mañana
de nuevo día de reyes, suspirando y dormido.


Sí, se fueron algunos, pero llegaste tú
para restablecer el viejo cautiverio.


Y ahora está bien así.


Llegarán otros tiempos demoliendo este día,
madurarán los frutos que transportan al gen
y cambiarás de casa, de memoria y de aldea
y un día recordarás a tus abuelos
y serás recordado por tus nietos
(y aún estos por los suyos).


Y estará bien así.



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