miércoles, 20 de enero de 2016

ESTEFANÍA ALMONACID [17.962]


ESTEFANIA ALMONACID

1 de agosto de 1991. Bogotá - Colombia.
        
Estudiante de Comunicación social y periodismo de la universidad Minuto de Dios.     Amante de la fotografía, la literatura, la danza y las historias urbanas.
        
Le gusta el periodismo cultural y la investigación en comunicación social.
        
Ha publicado sus poemas en el libro  "Piedras en el trópico", en memorias de encuentros literarios de Universidades del norte y en la antología del  XVI Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, México. Ha publicado crónicas en el periódico "Nuevo Milenio" y reseñas en la comunidad de escritores y lectores de bibliotecas públicas . En el 2012 participó con su obra poética en el XVI Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, México. 

La literatura para ella es la exploración de los cinco sentidos en busca de los sentimientos más extraños del ser humano. Cree en el arte porque son las venas de la vida, en la naturaleza como la espina dorsal del mundo y  en las melancólicas tardes Bogotanas.
        
Sus personajes de inspiración son: Frida Kahlo, Oscar Wilde, Carlos Fuentes, Fernando Pessoa, Luis Vidales, Rogelio Echeverría y Héctor Lavoe.
                            


Riachuelo

Por la mañana,
El rayito de luz sobre mis escamas
Calentará mi baño,
Para 
quitarme ese olor a pescado
Que tanto odia
Mi compañera la trucha.
Pronto comeré un guiso de gusano
Y rápido me iré a
Cultivar las algas.

En la tarde,
Me recostaré en la roca
Para aconsejarle a mi compadre
El pez globo que no sé deprima
Cuando recuerde
La aleta desnuda de su amante
La mojarra.

Al anochecer,
Medusa
Será la cómplice
De mi borrachera.
Trucha no me besará,
Así que me iré
Ahogado con mi melancolía
A pasar mi pena.

Porque aun pez como yo
Le toca vivir con el agua hasta el cuello.
De malas como la piraña mueca.





EL GRITO DEL VIENTO

¿Cuántas veces
nos engañamos
con el cariño de los escombros?

Dime

¿A qué edad nos hicimos valientes
y rasgamos la última oportunidad?

Dime

¿En dónde vengamos
los recuerdos que repudiaron la esperanza?

Si quieres callar
comprendo.

En nuestras bocas hay sapos rojos,
dormimos en camas de piedras,
amamos con los sentidos usados.

Las paredes se están matando,
bastones que se quiebran,
se miran fijo.
Nos esfumamos para siempre.



BESOS TEJIDOS
                                                                   
                    A Diego Ortiz

Las Calles se envejecían
dentro de las lámparas de los siglos.
Era una mujer de charlestón en seda
la depresión cantaba blues
con los zapatos empolvados
 y una sonrisa por dólar.
Andabas por el aire entre periódicos
que empapelaban la fabrica,
te vi  por la terraza
encendí la lluvia para que bajaras
en una pirueta  de naranja,
       y desde allí sonara el tocadiscos
que recuerdan
a los besos tejidos
la calma en tiempos de guerra.





OLOR A LUNA

Dicen
que en la luna
habita una mujer
que renuncio a los placeres
de la tierra:
Odiar, ambicionar,
temer  y envidiar.

Ahora cultiva en cada cráter
su femineidad olor a canela,
sándalo, miel y frutas silvestres.

Dicen
los viajeros
que una mirada de ella
es sabiduría cautiva,
explotando en el alma
de cada uno de ellos.
Haciéndoles volver
a la tierra y regresar a la luna
para ofrecerles
las maravillas del arte.

Dicen
los meteoritos
que cuando duerme,
las luciérnagas
se posan en ella
le acarician los sueños
 se van deseando volver.

Dicen
que es una sinfonía escondida,
una palabra exiliada,
una pintura admirada,
dicen también,
que es arte
en forma de mujer.





INSTANTES DE OLVIDOS

Cuando la tristeza
corrompe mi sueño
le doy unos cuantos
golpes al corazón,
no sigue asesinando.
Pero al final
nos enfrentamos
y mi sueño  se trasforma
en sentencia a muerte.

Dándole la espalda
a ese espacio frio de la cama,
me reclaman los anhelos
por estar orbitando
en los pliegues de tu cuerpo,
en la sabiduría
de tus versos,
en los que callas al mirar.

Las paredes
son las que sufren
por mi discapacitado sentimiento,
humedecidas
empiezan a lastimarse:
Las voces con el eco de
nuestras promesas
me condenan a una eternidad
de instantes olvidados.

Pero aun así,
no iré por ti
porque soñarte
fue dividirme en tiempos perdidos.



SOLEDAD

En la intimidad no estoy sola
tengo miles de demonios en mi cabeza
que susurran la resistencia del enemigo:
El amor.

No estoy sola,
tengo unos cuantos rebeldes
que desean lanzarse a mi abismo despiadado.
Ellos son los solos,
acompañantes
de una musa vagabunda y fiel noctámbula
de las caricias rebuscadas en una juventud carnívora.

Falta de alas ausencia de viento,
asfixiada naturaleza del placer,
se lo dejaré todo a los ecologistas,
ellos harán con mi piel materia prima
entre tus hojas y mi sabia.




PARQUE

A mis padres

Fue un domingo en un parque oxidado,
lleno de lugares comunes,
aletargado con niños ausentes
queriendo besar a sus novias
en los sueños eróticos
que nunca les enseñaron.

Fue debajo de un árbol
donde aquel muchacho triste
tocó la corteza de su soñadora,
mientras ella danzaba con las hojas
pintándolas con la punta de la lengua.

Fue cerca a un culombio llorón
cuando se dijeron las promesas
que juraron nunca cumplir,
desapareciendo en la bruma
que les rogaba no seguir
el juego de sudar al sol mientras
la luna se  mordía los labios.

Fue en una tarde gris
donde despeinaron los cabellos de tiempo
atraparon pájaros  y lombrices
como el olvido al recuerdo
quedándose dormidos eternamente
en aquel parque otoñal.



EL PASADO

¿Por qué no me avisaste que venías?
No me mires padre, dame la espalda y vete con mi retrato de niñ
Ahora eres tú quien tiene miedo,
ahora me quieres salvar con tu escandaloso llanto,
ahora te ves envejecido con las arrugas del pasado.
No te sorprendas, no.
Ando sola  y moribunda  por velarme en el bolero de un suicida,
uso labial en las mañanas para borrar el nocturno beso podrido,
leo el cadáver de los libros de tu juventud
esos intrusos  que dividieron mi cara como una escultura de tu imagen.
Camino confundida y sedienta
llegando al mismo parque que te vio besar adolescentes
entre lienzos, fotografías y cigarrillos.
Allí seguiré,
las palomas rasguñarán mi espalda
y un abandonado intentará salvarme.
Miento,
no vendrá nadie, por eso estás tú aquí.
Por eso guarda los negativos en tu bolsillos, vete,
no reveles nunca mi nombre.

 





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