miércoles, 17 de junio de 2015

LÉONIE GARICOÏTS [16.284] Poeta de Uruguay


Léonie Sofía Garicoïts 

Nací en Montevideo (Uruguay) el 3 de Julio de 1962. En el año 1986 me recibí de Doctora en Derecho y Ciencias Sociales. Desde el año 1990 me desempeño como Fiscal Letrado Adjunta en el Ministerio Público y Fiscal.

Publiqué artículos doctrinarios en Revistas Jurídicas (Revista Uruguaya de Derecho Procesal y Tribuna del Abogado). 
http://www.leoniegaricoits.com/


Ha realizado las siguientes publicaciones:

*EL ADMIRADOR, cuento Rev. Letra Nueva Primavera/2004, añoIV Nº2, pp15
*Vuelta de Hoja, Poemario, Artefato 2006
*"Por Vivir", Poemario, AG Ediciones 2007
*Serie Frugal, Sol y Luna, año 10-Nº 109 Junio-Julio 2007
*Serie Odi et amo 2, Sol y Luna, año 10-Nº117 Enero 2008
*Poder, ed. Doble clic Editoras. Montevideo, Uruguay, 2008
*Tatuado en mí" Editoria Yaugurú, Montevideo, Uruguay, 2009
*Mar de las lluvias (poemario, Yaugurú, 2010)
*Amarga Misericordia, poemario, Yaugurú,  Montevideo, 2011
*Vírgenes y lobizonas (Microtextos, Yaugurú, 2012)

Sus poemas y microrrelatos se han aparecido en diversas publicaciones y antologías, entre los que se destacan Pequeñas grandezas. Antología de microrrelatos uruguayos del siglo XXI (compilado por Rafael Courtoisie, Edición Ministerio de Relaciones Exteriores y Consejo de Educación Técnico Profesional, 2011) y Escrivisiones a partir de Fotogravivas Zaragoza / Montevideo (Ed. Yaugurú/Libros del imperdible). 

Sus ensayos también se han publicado en diversos medios, como por ejemplo el titulado “La violencia doméstica desde los estrados” en el libro La Cultura de la Violencia (compilado por Anabella Loy y Daniel Vidart, Banda Oriental, 2011).


  
I

 …el tiempo se detiene
y yo sigo bailando aquí…
(Cuando los santos vienen marchando.
Louis Amstrong)


los santos vienen marchando
tiemblan los esqueletos
flamean la espada
hay un hecho sinuoso
hay un acto suspendido
en lo alto de la red
con su punta
marcan la frontera
los santos vienen marchando
tiemblan las almas
no se sabe si su marcha
abre puertas
o lleva a los abismos
seguro que sus mantos
no esconden pleitesías
los santos vienen marchando
tiemblan los cuerpos
señalan a los que están dentro
(aplausos)
marcan en la frente
los que están fuera
(cabezas bajas)
los santos vienen marchando
(no olvidemos
el que a hierro mata
a hierro muere).



II

comencemos
desde el principio
desde la llamada
los dibujos en círculos
(esos que en forma mecánica
hago mientras pienso)
y la invitación a cenar
o
desde la olla a presión
frenética las copas
vino platos ¿pan?
las velas y la música
explorando
sacudimos el mantel
(el de cuadros azules y blancos)
Juntos
lo doblamos
(nos encontramos
a mitad de camino)
cambiamos las puntas
y nos alejamos
uno de los dos
con el sueño trabado
entre servilletas
y migas.




VIII

un día más
respirá profundo
sentí el aire entrando
len ta men te
y dejalo salir
des pa cio
tomate tu tiempo
dejá que entre en cada voluta
de tus pulmones
(clase de yoga con meditación
tántrica)
ins pirar
es pirar
(pero no “pires” demasiado)
que el anís
perfume el espacio
al enterrar el olor
del cuerpo vuelto
muerte moho
encierro
un día más
sacudí las alfombras
pintá las paredes
(guardá la escoba
que tenés detrás
de la puerta)
dejá que la madera
reverbere
que tus pies acaricien cada veta
cada nudo viva
y te anticipe
abrí la ventana
que corra el viento
(una noche que llega
larga anónima secreta
se regodea).





De Amarga Misericordia:

XXI

payaso de medio tiempo
mortifico las palabras
para que hablen por mí
de mi iniquidad
como si fueran mariposas
arcoíris plantío de jazmines
volviendo dulce y empalagoso
lo que tengo de ruin y egoísta

y así me vuelvo
apenas un arlequín
que bajo su antifaz
de desliza por la vida
tornando juego su sinsentido

cuando en el armario
se esconde el cuerpo
sanguinario que no ceja
de atormentarme
recordando lo humano de mi ser

y siempre
tengo
el murmullo
atroz
de las 

palabras.




MINOTAURO

todo está oscuro totalmente oscuro sin sombras sin claroscuros el firmamento sin estrellas briznas de pasto bajo mi cuerpo briznas de tinta en mi boca mis ojos se acostumbran a la ausencia de la cruz del sur y en el verde distingo un muro de ligustros que como hojas de papel me circunda; el centro de un cuadrado de ligustros que como libros papiros secretos documentos se mueven y me acorralan me estremecen lo recorro con mis manos buscando la puerta velada camino en derredor prisionera de un hermético laberinto biblioteca de babilonia engendro humano que me absorbe que me ahoga; no hay salida mis manos se rasguñan tratando de lograr un escape ¿es que no puedo salir? mis manos doloridas estranguladas en plena noche al aire libre y sin respirar siento los latidos en mis sienes y caigo ante la luna débil línea menguante una tenue línea de luz mis manos laceradas cavan sólo hacer un pozo y salir; se lastiman mis uñas me duelen me destrozo el alma carpiendo tierra papel las piedras los libros mezclados y la arena y la goma están húmedas están frías hay raíces y hay lomos y hay cartones no hay sostenes no hay columpios solo con un trozo de lomo una rama lucho por un boquete entre las plantas entre las palabras y la tierra y todo lo escrito mi cuerpo se queja mi boca se seca mis mandíbulas se contraen; desperté al cerco a la muralla que vive y me alcanza me atrapa se hunde en mi alma… lloro y lloro el dolor y lloro los fracasos y lloro el desconsuelo.

Estiro la mano y apago el despertador, me duele todo el cuerpo y tengo la mandíbula trabada, despertó el día.




ANTÍGONA

un minuto de una caída sin fin un caos negro intimidante; desde el ombligo un vacío que crece que recorre cada milímetro de mi cuerpo que se refugia en mis latidos anida en mis oídos ajenos pendientes al propio eco; y el cuerpo todo encerrado en si mismo vuelto puño cerrado puño en el pecho; vacío que estalla y lágrimas en el silencio sin freno vacío de estar sin fuerzas de arrastrar el cuerpo; ya no lo siento estoy flotando por encima por afuera de todo solo soy percibo el silencio en mi alma de los recodos de mi alma de mi abandono de mí solo soy consciente de mí; un oasis muerto es mi boca sin saliva ni una gota de humedad un pozo vacío pozo de angustia que no habla que no grita pozo que solo siente sal de lágrimas; y este cerco negro, este desvelo, este remolino inútil, esta rebelión exhausta.

Sin pensarlo y a escondidas rebusco en el cajón la calma, la tranquilidad, el sosiego, esas pastillas que me van a abrir la puerta al descanso, esas que van a ayudarme dejar de sufrir, esas que son el orden en mi caos. Una copa de vino, juego con las pastillas en la mano, la mirada nublada, siento mi rostro consumido, surcado, el pecho que cruje, se queja y escucho apenas un silbido que deja escapar la tenaza que me agobia. No hay más. Con la segunda copa de vino trago todas las pastillas. Tercera copa y me acuesto, con el brazo izquierdo doblado debajo de la almohada en la que apoyo la cabeza, y en mi mano derecha la copa, casi vacía.




X APTO

golpeás una y otra vez con tu mano mancillada, olvidás que sos padre, que sos hombre, que tu vida ya no es tuya, que otros ojos te miran como ejemplo de sus vidas, que sos el héroe de sus esperanzas; con cada golpe los humillás, menoscabás sus sueños de familia feliz; con cada marca, con cada tajo, con cada quebradura, sus ojos se van alejando, pierden lo niño, se pierden traslúcidos, se vuelven ciegos, fríos, ajenos, y pierden el juego, y pierden los sueños mientras sus cuerpos tiemblan, con cada golpe, con cada copa, agrietás su inocencia, y tomás por asalto sus defensas, ogro insaciable que descuartiza almas en el festejo de una noche de inconciencia.




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