martes, 30 de junio de 2015

IOSEF PAPIÉRNIKOV [16.415]

Papiérnikov (primero a la der.) y dos escritores. Tel Aviv, 1937



Iosef Papiérnikov

Iosef Papiérnikov nació en 1899 en Varsovia, Polonia. A los 16 años comenzó a escribir poesías en idish que fueron publicadas en un periódico idish de Varsovia. Desde muy joven se inclinó por el sionismo socialista y en los primero años de la década del ´20 se integró al partido “Poalei Tsion” que veía en la literatura idish moderna un elemento fundamental de la identidad judía. Viajó a Eretz Israel en 1924 en donde trabajó en la construcción de caminos y en las primeras construcciones de Rishón Letzion y Tel Aviv. En 1933 se instaló definitivamente en Tel Aviv. Su familia fue asesinada en la Shoá.

Papiérnikov escribió decenas de libros de poemas, cuentos, artículos de crítica literaria, canciones y fue uno de los más populares y prolíficos escritores en idish que vivieron en Israel. Falleció en 1993 en Tel Aviv.




Antología de la poesía
ídish del siglo XX
Selección y versión de
ELIAHU TOKER 




Bosque monte arriba

Como un enorme ejército desplegado
batallones de árboles se lanzaron
a conquistar un monte en el camino,
tomarlo por asalto
entre tu boscoso silencio secreto.
Andan y trepan, empecinados, monte arriba;
un árbol quiere superar al otro,
adelantarse al otro,
cada cual quiere poner primero
el pie sobre la cima.

Recién arriba, ya en las alturas,
desde la montaña duramente conquistada,
se ve a los verdes batallones
echarse nuevamente abajo
como manadas de ciervos
que con enramadas cabezas de árboles
se lanzaran desordenadamente monte abajo.




El mar ante mi ventana

Parecería poca cosa, apenas unas pocas pequeñeces,
una camisita lavada, un par de pañales,
calzoncillos, una sabana
tendidos ante mi ventana por una vecina,
y me ocultan el mar, todo el mar;
fuera con él, ¡desapareció!
¡Y dicen que el mar es enorme,
inmensamente grande! 




Los últimos

Es cierto, es cierto hermanos,
nosotros somos ya el ocaso,
eso esta claro;
somos ya las últimas filas,
como soldados que abandonan las trincheras
de la noche,
y preparan la última batalla
para el ascenso de una generación
que no ha de hacerse vieja
ni tener cabellos canos,
como nosotros,
a los veinticinco años. 







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