martes, 5 de mayo de 2015

MARÍA HELENA DEL PINO [15.853]


Maria Helena Del Pino

(Nace en 1994 en Santa Cruz de Tenerife)
Se traslada a Madrid a los 18 años para cursar estudios universitarios y se encuentra de lleno con las letras. Ha publicado Poemario Mínimo, su primer libro de poemas autoeditado y es la coordinadora de las jam sessions de poesía en el bar Diablos Azules.
http://lasputas-novanalcielo.blogspot.com.es/




Se me derriten las paredes de mi destino.
Alguna vez fui Dios
y os creé a todos
a mi imagen y semejanza,
y todos reíais
y caminabais
así como yo camino.

Y luego me destruí
pensando que también
os destruiría a vosotros.
Pero crecisteis,
y os reprodujisteis...

No tengo fuerzas para rendirme
hoy
no tengo ánimos para escalar
la mirada prejuiciosa de vuestras manos.
¿Cómo detener mi eco,
hoy?
¿Cómo suplicar
y sobre todo a quién
si soy yo la del pico y pala?
¿Alguien sabe la respuesta,
hoy?






El baile no es más que una excusa

"El baile no es más que una excusa
para rozarse los cuerpos"  
A. Pizarnik


Hay tierra fresca en mi estómago
y fango en mis ojos.
La muerte me acecha
desde el abismo de tus grietas.

Estoy engañando a una María Helena
con otra María Helena.
Me salen pétalos de rosa
por la boca,
mis dedos arrastran mentiras
de amor eterno
y la única excusa para bailar
será el roce de los cuerpos.

No somos exclusivos,
el poema de amor definitivo no existe.






No la besé
porque llevaba una camisa
de flores secas.
Supuse que cada flor
era un corazón 
y que haría lo mismo con el mío.
¡Qué vulgar mediocridad!
Yo me merecía algo mucho mejor
que la muerte.

Fue la primera vez 
que la miré a la cara 
y sus manos 
no eran diferentes. 
Y no me dolió.

Y creo que me enamoré 
de su manera de moverse 
o de ese misterio que la envuelve 
y que nadie ansia 
resolver.

No entiendo cómo le tienen tanto miedo
si sus ojos también tiemblan
y luchan,
desesperadamente,
por esconderse.

No vuelvas a por mí,
¡confía en ti! - me decía.

Y me rozó los labios.
Se me encogió el pecho
tan sólo un instante
como cuando oyes el timbre
y no esperas a nadie.
¡Pero no es miedo!

Shostakovich me descubrió
el secreto de la inmortalidad.
Pon el coche a 180
y el volumen a 60
y tendrás lo que quieras. - me decía.

Y todavía las inconscientes azafatas
te siguen explicando
cómo introducirte
el chaleco salvavidas.
Como sí alguien fuera acordarse
de salvarse
teniéndola a ella delante.

Y sospecho que a pesar
de la vida
siempre la querré
pero que si por mi fuera
le regalaría el corazón
a tu camisa de flores
frescas.







No quiero mirarte
tras los barrotes
de nuestras celdas.
La pasarela de fuego
cada vez que voy a buscarte,
ser la héroe del poema
y quedarme sola en el poema.
Mi camino no va hacia ti,
eres tú el camino,
y al decirte
sigo
tú me digas:
no encontrarás flores de alfeizar en mis veredas,
pero toma este saco de semillas







El mundo es un sitio peligroso
al que no le tengo miedo.
Los domingos son los días tristes porque llevan
el nombre de mi padre escrito.
Las personas saben matar
mejor que las armas
y cada día hay un ejército
y en mi pecho un campo
y mi hermano soldado.
La guerra siempre contra mí.

No me asusta el muro
porque aprendí a volar,
pero y qué.
No siempre te quiero
pero a mí sí,
porque si no quién.

Las niñas repetían una y otra vez
que no merecía trenzas
tampoco las quería,
me contaban secretos
y no los quería.
Me decían que niño.
Los niños me decían
que para mí el boliche rosa
la pelota rosa, el coche rosa
y yo siempre respondía que los libros.

Sé que yo estoy a salvo.
Pero no quiero hijos
si nacen aquí.






No todo está perdido, me dicen.

No tenéis ni idea
de lo que cuesta
entrar desnuda
en las conversaciones.

Competimos por ser
EL escritor,
EL poeta,
EL salvador
del mundo.

¡Alabados sean todos los gilipolllas
que llevo incrustados en mis grietas!
¡Alabadas las mujeres que llevo
ancladas a mis ingles!

Vamos a lavar
nuestras consciencias
en alcohol.

Me encantaría creer
que no todo está perdido.

Suelo enamorarme de casi todas
las personas que conozco.
El sol no me hace daño cuando sale.
La gente me come la energía.
La polea del pozo que extrae el petróleo que se agota.
Baila conmigo hasta agotarme.
Al final de la noche ya no nos queda nada.

Hoy hace un día perfecto
para salir juntos
a ver árboles sin hojas.
¡Ni las baldosas
me devuelven ya
la mirada!

Quizás deberíamos asumir
de una puta vez que sí,
todo está perdido,
bombardeemos el presente.

Volvamos a empezar de nuevo.






Al cerebro no le interesa la verdad.
La realidad siempre llega 1 segundo más tarde.
El cuerpo calloso se revela.

Una persona sin alegría deja de ser persona,
sin tristeza deja de ser persona.
Hay gente que siembra existencia aquí dentro.

La felicidad es la utopía en la que todos nos refugiamos
reservándonos el derecho de sentirla,
como si existiera.
Y perdemos horas en busca de horizontes predestinados
y no dormimos tranquilos sin saber
qué vamos a estar haciendo dentro de 5 años,
a quién vamos a estar amando dentro de 5 años.

El amor es la antesala a una sala de espera.
Yo sigo sin encontrarme
entre las cortinas.
Es la mercancía del ser humano
la moneda de cambio, la moneda de vuelta.
Yo no voy a venderme.
El amor me deja la boca seca.
Yo no voy a pagar.

Se esperan demasiadas cosas de mi
que sé
no voy
a ser
capaz
de cumplir
y da igual cuánto advierta,
cuánto demuestre,
cuánto insista
que me siguen mirando
con ojos de "haz un esfuerzo, por Dios",
aún me siguen poniendo precio.

Al cerebro no le interesa la verdad.
La realidad siempre llega 1 segundo más tarde.






Cuando esto estalle va a salpicarlo todo.
A veces se me taponan los oídos y me oigo a mí misma
gritándole la culpa a ese hombre,
gritándole la culpa a esa mujer.
Siento sobre mis hombros el peso mudo
de toda una generación indeleble.

Yo no soy todo eso que sembraron
yo no soy vajilla, yo no soy  mantel.

Queréis que sea yo misma
poniéndome una soga en el cuello
y haciendo como que salto.
Porque yo no saltaría...

Y no queréis ver que yo soy
quien se tira detrás de otro cualquiera
por un barranco
cualquiera.

Cuando esto estalle voy a inundarlo todo
de sangre y de tinta.
Quedarme sola
conmigo misma
es una ficción.
Nada más llegar a casa
me desabrocho el sostén
con la esperanza
de mitigar
la presión,
pero
continúa.

Espero con anhelo
tu bala
en el filo
de mi sien.





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