miércoles, 13 de mayo de 2015

CARMEN LUCÍA ALVARADO [15.940] Poeta de Guatemala


CARMEN LUCÍA ALVARADO

Quetzaltenango, Guatemala 1985
Poeta y editora. Fue miembro de los grupo Ritual y Metáfora con quiénes fue parte de la organización del Festival internacional de poesía de Quetzaltenango. Coordinó los espacios de discusión y diálogo Poesía para armar y Desarmable en el Centro Cultural de España en Guatemala. Fue subdirectora de la revista electrónica Luna Park y actualmente dirige el proyecto Catafixia Editorial. Coordinadora de la antología crítica El futuro empezó ayer, apuesta por las nuevas escrituras de Guatemala (Unesco-Catafixia Editorial). 

Publicó los libros de poesía Imagen y semejanza (2010) y Poetas astronautas (2012).


Estos fragmentos pertenecen al libro inédito Pangea Muerte.


Pangea Muerte
(fragmentos en construcción)

La esfera se ve a lo lejos
Yo, recién arrancado de mi silencio
Yo, ser que recién conoce la conciencia
Yo, que recién inicio mi trayecto espeluznante
veo a la esfera extraña envuelta en tiempo
tiempo engendro extraño
tiempo curvilíneo
tiempo mentira
tiempo castigo

Yo, criatura que desciende del silencio
no sé decir tiempo
no sé nombrar
no sé sentir
aún soy el punto traslúcido que se desprende
de la Pangea Muerte.






MIRA tu rostro
pequeño miedoso
no te voltees
¿Ya no me recuerdas?
Acabas de flotar en mí
Yo quise que lloraras
Yo quise que tu cuerpo fuera una escultura más
que guarda al centro algo de mi silencio

Quiero que me dibujes el rostro
Quiero que hables de mí
Quiero que mantengas la mirada inerte ante tu rostro
Yo estoy acá peinando tu miedo
Yo estoy acá cantándote silencios
Yo estoy acá
susurrándote
un paso antes del vacío.




CUÁNTOS somos
se pregunta el cuerpo sin esperar respuesta
Pero alguien le responde
—Somos tantos como te quepan en la mente
Ve y deslúmbrate con el ser traslúcido que viene de travesías nocturnas
que se alimenta de sueños
que toma impulso en las azoteas de los edificios
Ve y petrifícate con el ser rígido que se enraizó en tu sala de estar
que gime a través de sus frutos
que nacen de una órbita mayor
como señuelos
frutos planetarios que alimentan el grito de lo que alguna vez fue cuerpo
Escúchame a mí
témeme
siente cómo voy cobrando peso sobre tu cuerpo
envidia mis maneras de atravesar los muros traslúcidos de la realidad
Escucha mis sermones infinitos
sin principios ni finales
escucha el susurro de lo que no recordarás con los ojos abiertos
imagina
tan sólo
mi paso entre las cuerdas de un lugar sin tiempo.





EL VACÍO se conjuga entre tus manos
siéntelo
deja de ser nada para convertirse en piedra
golpea al vacío contra tu cráneo
golpéalo una y otra vez

retira los huesos rotos
introduce tu mano entre el agujero de tu cráneo
siente la humedad de tu razón adherirse a tus dedos

saca tu cerebro gris y húmedo
trozo de materia cruda y muerta
con algo de molusco y mucho de misterio
contempla la belleza
atrapada entre sus ranuras
tómalo entre tus brazos
como a un hijo nonato
apriétalo contra tu pecho
arrúllalo
lávalo con el llanto empozado entre el que caminas
cántale
cántale la belleza que quisiste nombrar a través de él
cuéntale de los futuros improbables de lo sublime
de los abismos infinitos y misterios del silencio
de los poemas que esbozan los sueños de los dioses dormidos

De rodillas el poeta astronauta inventa mitologías
para dormir con su cerebro muerto entre los brazos




Los poetas astronautas
caen de espaldas sobre su sombra
inician su viaje astral
por la profunda obscuridad de su figura

Sin luz hay profundidades
agujeros de gusano
que tienen la forma de su cuerpo
agujeros de gusano
que esperan con la boca abierta
para tragarse a los poetas astronautas
para que viajen dentro de su vacío
sostenidos por los miles de hilos invisibles
que los regresarán a la superficie
miles de hilos invisibles que surgen de lugares
que desconocen

los poetas astronautas están suspendidos en
el infinito
tragándose con los ojos inmensamente
abiertos
las partes más brillantes de sus paisajes
estelares

[...]


Un grito hiere la noche
el poeta astronauta tiembla
recoge las pocas palabras
que quedaron adheridas a su cuerpo
las sostiene entre sus manos
las ve frágiles
casi inexistentes
las aprieta contra su pecho
se aferra a ellas

con ternura y miedo
las coloca frente a él y empieza

de nuevo

a formar un mapa estelar
una maqueta del misterio
un reflejo del sueño
un poema


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