lunes, 27 de abril de 2015

XAIME MARTÍNEZ [15.774]


Xaime Martínez 

Nació en Oviedo en 1993. Estudia el grado en Lengua Española y sus Literaturas en la misma ciudad. Formó parte del colectivo poético «Mil Novecientos Violeta». Ha colaborado, tanto en castellano como en asturiano, con publicaciones como Ex libris, Anáfora, Formientu o Clarín: revista de nueva literatura. Sus versos se incluyen en la antología Mecánica celeste (Círculo Cultural de Valdediós, 2012). Ha publicado un poemario, El tango de Penélope (Oviedo, 2012) y un libro de relatos escrito conjuntamente con Diego Álvarez Miguel, Los tres mil cuentos de Marcelino Tongo, ambos de resultas del II Premio Literario de la Universidad de Oviedo. Así mismo, es músico y letrista, y ha lanzado junto con «La bande du Poulet Fou» en 2012 el EP Las naves espaciales no tienen marcha atrás.

El Jurado del XVII Premio de Poesía Joven «Antonio Carvajal» escogió por unanimidad Fuego cruzado como el mejor de los libros presentados al certamen. Su autor tiene veinte años.


FUERA DE TEMPORADA

Tu beso, como un gajo
de sol en pleno invierno:
la excepción que confirma la tristeza.




CALIPSO Y EL CLUB OGIGIA

La chica me mostraba el tugurio
los lirios tatuados en su espalda,
Los lobos, que sabían el augurio,
aullaban a las puertas de su falda.

El pudor era un tímido adversario
y aquel bar un ardiente coliseo
una vez que, subida al escenario,
se arrancaba la ropa con deseo.

"Tu cuerpo es un escalofrío lento,
tu tacto, una manada de medusas"
me decía, feroz, desde la cama.

Yo rezaba, llorando, por que el viento
no llevara a Penélope difusas
y sombrías noticias de mi fama.

(El tango de Penélope, Ediuno, 2012. II Premio de Poesía Universidad de Oviedo).






Fuego cruzado
XVII PREMIO DE POESÍA JOVEN «ANTONIO CARVAJAL»


PREDICCIONES

A E. G.

Vendrán, lo sé, unos años en que el mundo
parecerá gastado y viejo. Entonces
los días que arden hoy como una rosa
de júbilo en tus manos (una rosa
que solo sabe arder o marchitarse)
estos días, decía, serán solo
recuerdos deformados, vagos símbolos
que la mano cansada de un poeta
trazará en su labor de polvo y sombra.

Y no sabré, amor, si te pareces
tantísimo a esa Ofelia de John Waterhouse
como me gustará decir entonces
ni si es verdad que andabas este invierno
por Dublín como Leia por la gélida
base rebelde del planeta Hoth
ni si aquí comprendí que nuestra hora
es una flor que se abre muy despacio.

No sabré distinguir la vida de
la sutil construcción de la memoria.

(Pero si sigue vivo este poema
va a pasarlas canutas el olvido
porque hoy, que es diecisiete de diciembre
de 2013, envío este mensaje 
a ese poeta ignoto del futuro:

más allá de los símbolos, del molde
antiguo de los versos, más allá
del oficio fatal de ser poeta
no dudes de estos días, pues no hay
lugar para la duda: 
                               fueron buenos).


Poema de Fuego cruzado, publicado por Hiperión en 2014.  







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