lunes, 13 de abril de 2015

VÍCTOR PALOMO [15.568]


Víctor Palomo

Saltillo, Coahuila, México, 1969

Editor. Ha colaborado en distintas revistas y suplementos culturales del país. Tiene el libro de poemas Cartas de amor a la señorita Frankenstein (1999). Director editorial de la revista La Linterna Mágica.


Abre Drácula

Cuando el amor clave tu corazón a tierra con una estaca.
Cuando la noche toque puerto y no quede a bordo
uno solo de tu tripulación.
Cuando la ciudad arda y su aire caliente dé contigo.
Cuando ese aire te proscriba,
cuando te proscriba esa ciudad.
Cuando tu país te proscriba
y sea arrancada de tu lado la bandera de la victoria.
Cuando te proscriban los cielos y los mares.
Cuando todo te proscriba.
Abre Drácula.

Abre Drácula.
Cuando la muerte llame insistente a tu puerta,
vestida de ropas de amores brillantes
y abogados tomen tu vestíbulo llenándolo
de requerimientos y actas de divorcio;
cuando te sangren las encías;
cuando enrojezca y se evapore en tus ojos
la verdadera razón del sueño
y a tus insomnios acudan las imágenes vivas
del mal y la locura.
Cuando no haya paz en tu corazón
y la ira de Dios doble la techumbre de tu casa.

Abre Drácula.
Come de Dráula su corazón en un plato.
Escucha la sabiduría inmortal de los condenados
y pregunta:.
¿De qué está hecho el amor?
¿De qué está hecha la vida?

Abre Drácula.
Cuando la vida eterna quiera llevarte.
Cuando la Virgen de los Asesinos no escuche tus plegarias.
Cuando veas reducido a cenizas tu plato de lentejas.
Abre Drácula y lee en él la reconciliación del hijo con el padre;
            —busca el camino de la sangre.
Cuando los débiles se levanten.
Cuando sean derrotados los fuertes
            y queden libres de aflicción los perseguidos.
Cuando la vaga idea del más allá venga a ti.
Cuando venga a ti la idea oscura de la salvación.
Cuando la idea de la resurrección venga a ti.
Cuando venga a ti la idea de la reencarnación.
Cuando Lázaro vuelva a levantarse.

Abre Drácula.

Cuando ya no puedas más:
abre Drácula y recapitula,
abre Drácula y recuerda,
abre Drácula y resucita.

Cuando todo te falte
echa el cerrojo a tu puerta…
y vuelve a Drácula.




Poemas de la ciudad al amor


Las ciudades

A  Juanjo González


En cada ciudad hay una sirena enferma,
viviendo de cruces blancas
y anaranjadas,
bajo la luz negra de los quirófanos.

Cada ciudad tiene sus propias capillas funerarias,
una fábrica de ataúdes;
flores    pétalos de amor y de plástico,
pendencias y destierros,
patíbulos          comisarías de circo,
poetas políticamente correctos,
una casa abandonada,
pequeños mundos de farándula.

Cada ciudad es un arco tensado:
la flecha que, envenenada,
vendrá a caer   en la pálida batalla
sobre nosotros.
Cada una tiene su propio templo,
—mujeres que van del confesionario
a la mancebía,
hombres siniestros,
niños locos,
madres enfermas,
trabajadores del Estado.
Todas.

Sobre su propia arca de la alianza ríen
y celebran los mendigos:
la cáscara del herpes sobre unos labios rotos.
Una jeringa en el lavabo.

Todas las ciudades tienen un algo de gitana desgreñada
—esa que no amaremos jamás como ella quisiera;
como nadie hubiera querido querer jamás—
que grita por las calles enloquecidas.

Todas las ciudades son iguales.
En cada una alguien acaba de llegar;
            otro que acaba de marcharse.
En todas alguien arde y se consume en silencio.
Todas tienen un loco, un pordiosero y una puta
            viviendo en el traspatio de la azotea vecina.
—alguno matará a otro una noche de naipes...
Sin necesidad de orden ni factores,
el tercero dejará de esa ciudad
pensando: “Siempre es igual”
“Siempre es lo mismo”.

  Cada una tiene su propio laberinto
un toro blanco              una muchacha ciega
un traidor y su asesino.

Cada ciudad es Petra, Somma, Bagdad, Nisapur,
el estanque florido desde cuyo fondo canta y nos alumbra
una tumba silvestre de callejones y avenidas,
semáforos en ámbar.

Cada ciudad es la misma          —la otra
—la que no seremos nunca,
su propio y amoroso fantasma;
la única
y primera piedra
—púber y sangrienta
arrojada contra los locos.



Canción del amor que no se acaba nunca

Este es el amor que no se acaba nunca
fría es su sangre
roja su recámara
su lengua amarga.

Este es el amor que al fuego se guarda
que mora
que vela
no reposa ni espera
vigila
enciende un cirio
y el cirio llamea
evocando una canción
sencilla y lejana:

dogma es estigma
ley no es justicia
mujeres por dinero
en tardes de canícula

Este es el amor que canta
y se dispara en la boca.
Una cortapluma traza su cara
un espejo humea su sombra
una brasa los ojos
los brazos un ancla
cerrado el corazón como una roca
este es el amor que no tiene nada
que nada pide
no solicita ni aboga
amor que calla y no otorga
nada espera ni obsequia
va con el cabello lleno de pájaros
y la garganta de hojas
no tiene patria
no va a ninguna parte:

este es el amor que no se acaba nunca.



Si dos se aman

Si dos se aman
dicha y espanto en una sola gota de mercurio.

Si dos se aman
el amor es una lámpara en la boca
el aire humo de un disparo de plata
el mar se huella en los ojos
y está cada vez más cerca
no tiene corrientes:
            una tormenta será la revelación de ese mar sin orillas
           la señal para que los ojos de uno
se abran como un faro que ilumina el cuerpo del otro
que será por amor una barca
una muralla levantada sobre el mundo.

Si dos se aman
            al centro de la mesa en que comiesen
            gravitará una manzana giratoria
            parecerá que se ha perdido todo
            y no tendrá importancia
            porque se pierde todo
            y no importa.

El que ama gana y está perdido
el que ama pierde y no importa:
            hollado sobre la tierra
atravesará los campos los desiertos    
abriéndolos
una llaga.

Si dos se aman
uno muere y es devorado por el otro
            uno mata y el otro se deja matar
            y el que mata mata también por el otro:

            un cuerpo hollado es el santuario de quien ama
            un cuerpo hollado es la caja de cenizas
                        de quien ha amado.




Bill Gates: love song

Demasiados dólares para un solo michael jordan
demasiado humo tabaco marcas de ropa boutiques de moda
creadores de modé aspirantes alcantarillas genocidas
demasiados culpables para un solo crimen
demasiados inocentes para tanta mierda
demasiadas pocas caricias demasiadas pocas demasiadas pocas
para tanta gente
demasiado es poco decir
cuando se habla de la máscara del dinero
que colgó a judas de un árbol
que arde en silencio
demasiado silencio oficinas cárceles parques congresos contra el sida
revoluciones por la paz sitios en la red
demasiada gente monedas adorno
hospitales carreteras fin de siglo metáforas calles semáforos
esquinas donde el pan y la sangre trafican con el culo del mundo
sangre sangre sangre demasiada sangre
y plástico de películas
plástico de botellas
plástico de senos y caderas
palabrería de amor sin fruto de plástico
demasiada...

Un buen día,
todo esto,
acabará con todo.

  








No hay comentarios:

Publicar un comentario