martes, 21 de abril de 2015

MARCELA PERNÍA [15.700]





Marcela Pernía 

Buenos Aires, Argentina 
(22 - XI-1965 /17 -XI -2009 ) 






La máscara y el poema, XXX

Tenía la piel casi transparente como si
hubiese salido de uno de sus versos

Chantal Maillard




XLIII


colmada/ verdecida tierra
fértil mis íntimas paredes/ ansia

gozosa de correr por senderos apenas
presentidos/ hasta tu desnuda cima

lasitud de ciego mecanismo
despeñando ecos/

noches de sueño incierto/

cielo del invierno que pare
lluvia en el horizonte más puro/

verso callejero/ asfalto
sorprendido de tu carne

amorosa posesión





XXXVII


Bebo el agua de lo cotidiano:
sus arcanos, sus secretos.



Tacto ha de ser
tiempo que madura hasta volverse
tan sólo un instante eterno

Hacer el amor o el morir

Jadeo de la vida que nace
en el breve diálogo
entre dos silencios





XLI

En el latido que quiebra
la frágil envoltura de las apariencias
en el reverso de la palabra
y su conjuro
en la mirada y su distracción
del infinito
en el cuerpo acariciado
como tibio talismán contra la muerte
en la piel de la locura
más callada
en el fruto de las bocas colmando
el lenguaje del delirio
en la mímica del agua
como simiente de la urgencia de las manos
en el tibio despertar de las ofrendas
de este cuerpo mío
en la fidelidad de la ausencia
cual urdimbre de sutiles matices
en el reinventarme en corazón ajeno
bajo ecos de lejanas melodías
en el son del viento que despide
en suave aleteo
en libre paneo suspendido
la eternidad de lo efímero
Amor
para que sobrevivas
[yo no diré mi poema y he decirlo]
con su agua y su fuego
con su mar en las venas
palabra por palabra hasta echar andar al mundo
como acuerdo de dioses primigenios
palabra que se piensa hacia adentro
corazón espejo para mirarnos lo que somos
poema de agua para nadie
infinito en su humedad estremecido y frágil
como lluvia que confunde las palabras con agujeros o pájaros
como puntas de estrellas clavándose en la luna





…Zambullida en el medio de las cosas,
con las manos sucias, de rodillas
para después alcanzar las estrellas.



Busco un aroma que evoque una imagen
al otro lado del espejo.
Tengo acuarelas que dividen el sol en haces amarillos.
La poesía desea decir.
Goza con la muerte del lenguaje.
Lo astilla, lo subvierte; es su esclava.
Y goza de lo que él no dice.
Las palabras que me rondan no son las mismas
que rondan el sonido.
Son mares. Son tormentas.
Los huecos son rojos. La noche es roja.
Necesito de mi deseo para no perderme.
¿Esa mano que escribe de mí, quién es? ¿Qué es?
Busco profanar sentidos. Respirar
palabras sacrificadas en el altar de la comunicación.
Soy mi propia Babel. Quiebro la correspondencia
entre las palabras y las cosas.
Escribo. Voy hacia el abismo.







Introspectivas

Yo aspiro a las rutas del sueño
Robert Rius


Ser
en el eco del silencio que me habita
Barro tímido vertido
como espejismo del deseo

Las palabras despuntan
lunas hambrientas de presagio
Bordes abismales en el teatro lúdico
de la desmesura del decir

Lenguaje húmedo en boca
de libido mar
Placer aniquilado o parido
como el amor de un joven fauno

Ciega certidumbre

La máscara y el poema, XXVI
Mayo 30, 2009






Nocturno

Con letanía de aurora
busco a tientas la otra faz
de los espejos.

Surco de la palabra
entreabriendo
la espera falaz de la memoria.

Morada sin límite ni lugar.

Extensión en la medianoche
que anuda cuerdas en el rojo
de un para siempre postergado.

Fulgor la fiebre, impuro el diálogo.

La máscara y el poema, XLII
Buenos Aires, junio 2009









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